Para Monsi/Guadalupe Loaeza
Reforma, 20 abril 2010
Querido Carlos:
"Ya está consciente", me dijo ayer a las 2:35 p.m., tu buen amigo Jesús Ramírez al preguntarle por tu estado. "¡Ahora sí, voy a poder escribirle una carta!", pensé feliz de la vida. Una carta que tenía pensado enviarte desde que te internaron en Nutrición, es decir, desde hace dos semanas, debido a una fibrosis pulmonar, la cual, desafortunadamente, se convirtió en una neumonía. Tú, el más consciente de los conscientes del planeta tierra, conciencia imprescindible del país, ya estás otra vez consciente. ¡Viva la conciencia de Monsiváis! Entonces ya te puedo contar muchos chismes, como esos que te gustan; te puedo contar, por ejemplo, que antes de escribirte, se me ocurrió telefonearle a Viviana Corcuera a su celular, para preguntarle los últimos gossips de la temporada. "Estoy en Belgrado, Lupita. Son las doce y media de la noche", me respondió. "Perdón, pero es que te llamo para decirte que Monsi ya está consciente". "¡Por fin una buena noticia!", contestó eufórica. A pesar de la hora, se puso a platicar conmigo. Su voz se escuchaba clara y fuerte como si fueran las diez de la noche y como si hubiera estado en su casa de Las Lomas. "Acabamos de llegar, Martín y yo, de cenar en privado en el White Palace, con SAR el príncipe Alexander II de Yugoslavia y Serbia y la princesa Katherine. Ya los invitamos a México y vienen para el fin de año. Ve preparando tu vestido de Haute Couture y convence a mi querido amigo Monsiváis que desempolve su smoking y desentierre sus condecoraciones de los países del Este". Viviana se oía muy contenta. Seguramente había brindado varias veces con champagne por la próxima visita a nuestro país de los príncipes herederos de Serbia. No me lo vas a creer, Carlos, pero en seguida comenzó a hacerme la crónica de la fiesta a la que había ido hasta Belgrado. "Venimos al cumpleaños de la princesa Ira Von Furstenberg (70 años), quien, como sabes, vivió muchos años en México. Ella estaba casada con el príncipe Alfonso de Hohenlohe de Yturbe. No te puedes imaginar lo guapísima que estaba la princesa con su vestido Valentino, color coral. La fiesta estuvo preciosa en los jardines del Palacio Blanco. La cena deliciosa, sirvieron gallinitas de Guinea rellenas de foie gras. Detallista como es Ira, en cada lugar, debajo de tu servilleta, había una pulserita de corales y un corazón en cuarzo con la fecha, sostenido con una caja de chocolates Lindt, fabricados, especialmente, para la princesa Ira de von Furstenberg, hija del príncipe Tassilo von Furstenberg y Agnelli Clara, hermana del fallecido Gianni Agnelli, presidente de la Fiat. Pero lo más bonito de todo, fue el ballet de Serbia, estuvo espléndido. Todos los bailarines llevaban trajes folclóricos. De verdad que fue una noche maravillosa". Viviana no podía ser más descriptiva. Era tal su entusiasmo por la fiesta, que incluso empezó a enumerarme parte de los invitados. Te confieso, Carlos, que entre tantos nombres de príncipes, princesas, condes, condesas, barones y baronesas, nada más retuve los de los mexicanos, es decir, el de su novio, Martín Olavarrieta, el de la embajadora de México, en Serbia, Mercedes Ruiz Zapata, Luis Gil Alonso, Margarita Vega Gil Espinoza de los Monteros y el conde Marco Camarena. Con la prodigiosa memoria que te caracteriza, seguramente, tú sabes quiénes son. Y eso que faltaron muchos invitados, por ejemplo, su alteza el príncipe Felipe no pudo llegar desde Londres, a causa de las cenizas del volcán en Evjafjallajokull en Islandia. Igualmente se quedaron vestidos y alborotados muchos invitados tanto de Estados Unidos, como de Europa. Antes de colgar, Viviana me pidió que te dijera, que el duque de Sessa está muy bien. ¿Se habrá referido a Gonzalo Barón y Gavito, XII duque de Atrisco, XXI duque de Sessa, XIII marqués de Leganés, marqués de Astorga, XIII marqués de Morata de la Vega, marqués del Pico de Velasco de Angustina, XX conde de Altamira, casado con Susi Carral?
¡Qué bárbaro, Carlos, nunca imaginé que te llevaras tan bien con la nobleza europea! Sabía de tus excelentes relaciones con la mexicana, pero sinceramente, ignoraba que tuvieras amigos dentro de la misma aristocracia de Europa.
Olvidémonos, aunque sea por esta vez, de la aristocracia, y hablemos de ti. "Si ligo mi salud con mi edad, la encuentro perfectamente normal, si la ligo con el estado que quiero tener, es un desastre", dijiste recientemente. Pero tu salud ya no es un desastre, se mantiene estable. Como dijo Inocencia: "Ya tiene que regresar a la casa, para que le prepare su flan que tanto le gusta. Los médicos no han dicho nada sobre los gatos, son 13 y para él son su adoración absoluta, los alimenta y consciente. Son intocables. Él los cuida y alimenta, y como a cada rato se enferman, rápido se atienden".
Así es que, mi querido Carlos, urge que te alivies, porque tanto tus cinco primas y primos, amigas y amigos, lectores y lectoras, príncipes y princesas, Inocencia y su hermana, pero sobre todo tus gatos, ya te extrañan y ¡¡¡mucho!!!
Con todo mi cariño, GL.
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