Diversas intervenciones en Diálogo por la Seguridad con organizaciones
2010-08-| Discurso
-SECRETARIO JOSÉ FRANCISCO BLAKE MORA: Muy buenos días.
Saludo con aprecio a los señores Cardenales, a los Arzobispos, a los Pastores, a los representantes de las asociaciones religiosas.
Enseguida, trabajaremos en la Mesa del Diálogo abierto con todos ustedes. Les comunico que tenemos programado dos horas de diálogo, 120 minutos. Recomiendo, sólo lo hago como una recomendación, que las participaciones para el propósito de que todos tengan la oportunidad de expresar sus opiniones y reflexiones, las hagamos en un promedio de siete, ocho minutos.
Y voy a, para el desarrollo del mismo, un diálogo, a darle la palabra a la Mesa de mi lado derecho y de mi lado izquierdo para ir interactuando en los diálogos. Así es que enseguida, tomaré registro de quien quisiera dar inicio con sus expresiones.
Por mi lado derecho, Cardenal.
-CARDENAL NORBERTO RIVERA CARRERA: De verdad, en la Iglesia Católica se vive esta preocupación por la seguridad, esta preocupación por la violencia que en algunas partes vemos va creciendo; por esta cultura de la muerte, que se va difundiendo.
Nosotros firmamos el Acuerdo Nacional, al cual, usted hace un momento hacía mención, sobre todo, los puntos 66 y 67. En la Arquidiócesis de México, concretamente, asumimos el compromiso desde ese tiempo, de ir trabajando en cosas muy concretas que están en nuestra posibilidad.
Sabemos que el problema es complejo y que tiene que ser afrontado integralmente, desde el punto de vista de la economía, desde el punto de vista del tráfico de armas, tiene que acudirse a una inteligencia cada día más completa; tiene que contar con la colaboración de los medios, del sistema educativo, de la religión,; tiene que tener una mejor coordinación con los estados y municipios, etcétera.
Nosotros no entramos a estas cosas tan complejas sino, como digo, a cosas que están más a nuestro alcance. Nuestra tarea principal es la evangelización, y una evangelización cada día con mayor calidad y penetración en donde se promuevan valores cristianos. Si nosotros progresamos en esto, estamos seguros que estamos contribuyendo al sembrar estos valores en la sociedad; al propiciar una nueva cultura de valores ya estamos contribuyendo al combate de la violencia.
Nosotros tenemos un principio fundamental: creemos en el señor de la historia, Cristo Jesús, y por eso, continuamente promovemos jornadas de oración, especialmente oración por esta finalidad, pero también dominicalmente recomendamos a las comunidades que hagan oración, que incluyan siempre una oración por la paz de México, por las víctimas, por aquellos que trabajan realmente por construir la paz.
El principio fundamental del cristianismo es la promoción del amor con dichos y hechos, con palabras y obras. Esto, evidentemente, si avanzamos en este camino también estaremos en el camino correcto para cambiar el ambiente de nuestro país.
Por qué.
Porque hemos detectado, estamos viviendo una creciente agresividad que flota en el ambiente y que hunde sus raíces en la banalización del amor. Pero lo que es realmente el preocuparse por el hermano ya sería un combate directo a la inseguridad.
En las comunidades es fácil organizarse para hacer una evaluación de cómo se está viviendo este fenómeno ahí, concretamente en aquella comunidad, y en esa comunidad es donde tiene que promoverse determinado valor. Por ejemplo, en algunas partes, en algunas comunidades hemos visto que lo que más impera es la impunidad.
Bueno, promover ahí el valor que ayude a desterrar ese vicio de esa comunidad. También otro elemento que tenemos muy a nuestro alcance es organizar talleres de cultura cívica dirigidos a la comunidad parroquial, para que los fieles se informen de lo que realmente se está persiguiendo a través de las autoridades, a través de los departamentos de justicia y paz, etcétera, porque mucha gente no conoce qué es lo que está haciendo el Gobierno, hacia dónde se dirige.
Y en muchos de ellos se siembra la desesperanza porque dicen: esto en lugar de ir progresando, vamos retrocediendo; porque muchas veces no conocen las acciones que están realizando. Creo que es importante para nosotros mantener estos talleres.
Lo mismo, también, elaborar y difundir entre la comunidad aquellos elementos importantísimos, como el tener un directorio telefónico a donde puedan dirigirse cuando este fenómeno se manifiesta ahí, en la comunidad; y darle seguimiento a este fenómeno, a ver qué han hecho las autoridades, y a ver qué ´puede hacer la comunidad misma, para erradicar aquel problema que se está manifestando en la comunidad en este aspecto de la violencia.
Para nosotros, es importante promover, a través de CARITAS, la prevención y el tratamiento de las adicciones y otras situaciones que afectan, especialmente a los niños y a los jóvenes.
Aquí, en la gran Ciudad, tenemos cantidad de niños en la calle, en situación de calle, y tenemos también un gravísimo problema: los jóvenes que están sin oportunidades, sin oportunidades de estudiar, y sin oportunidades de trabajar. No podemos quedarnos con los brazos cruzados. Tenemos que ayudar para que estos jóvenes y estos niños tengan esa oportunidad, porque si no, serán presa fácil del crimen organizado.
Y también utilizar los medios al alcance de nuestros templos para erradicar la violencia intrafamiliar, y promover los derechos humanos, particularmente de los niños, mujeres y ancianos.
Porque estamos convencidos de que la delincuencia que se manifiesta socialmente tiene sus orígenes en una descomposición que se originó, fundamentalmente, en la familia. Por eso, para nosotros es muy importante trabajar a nivel familiar, a fin de que la sociedad vaya teniendo esa ayuda, que usted mencionaba, esa, rehacer el tejido social.
Y, finalmente, otro de los puntos que tenemos muy presentes aquí, en la Arquidiócesis, es elaborar y difundir material informativo sobre lo que usted mencionaba, señor Presidente, difundir la cultura de legalidad, como un componente indispensable en la vida social mexicana, a través de nuestros medios de comunicación, de periódicos murales, de volantes, etcétera.
Estas son algunas de las acciones que nosotros hemos emprendido, a partir de ese compromiso que tomamos con la República.
Muchas gracias.
-SECRETARIO JOSÉ FRANCISCO BLAKE MORA: Muchas gracias por su participación, Excelentísimo señor Cardenal Norberto Rivera Carrera, Arzobispo Primado de México.
Saludamos también con aprecio al Excelentísimo señor Cardenal Juan Sandoval Iñiguez.
Muchas gracias por su participación. Y otorgamos el uso de la palabra al señor Monseñor Rogelio Cabrera López.
-MONSEÑOR ROGELIO CABRERA LÓPEZ: Agradezco la invitación que el señor Presidente de la República nos ha hecho a esta mesa de diálogo.
Quiero hacer solamente tres comentarios.
El primero es que detrás de este asunto, de este Diálogo, está de por medio el profundo dolor humano de tantas familias. Inseguridad y criminalidad tiene que hacernos pensar en el dolor que padecen muchas familias de nuestro país. Familias donde hay robos, secuestros, asesinatos, dependencia de las drogas. Creo que la importancia de estos diálogos tiene como primer componente atender el dolor humano de tantas familias.
El segundo punto, para mí también muy importante, es que ni la sociedad, ni los legisladores podemos olvidar la relación obligada entre legalidad y ética. No puede haber una ley que no medite primero sobre su componente moral, su componente ético. Las leyes no son sólo para dar libertades, sino para proteger a los ciudadanos y la mejor protección de un ciudadano son sus valores, es la ética y la moralidad.
México no puede avanzar en este divorcio entre leyes y moral, entre legalidad y ética.
El tercer comentario es acerca de lo que nos propone el señor Presidente de la República sobre la importancia de los Consejos Interreligiosos. Un servidor preside el Consejo Interreligioso de Chiapas.
Yo quiero invitar a todos los que dirigimos las asociaciones religiosas a participar intensamente en estos lugares de diálogo, nadie puede pensar sólo en el reclutamiento de fieles, sino sobre todo, en el diálogo como un componente importante.
Las iglesias podemos generar una dinámica de paz y también podemos fortalecer la cultura de paz. Si hay conflictos interreligiosos, si la religión se utiliza como pretexto para pelear otros intereses podríamos abonar a esta situación negativa del país. Si dialogamos por la seguridad, si buscamos estrategias para combatir el crimen, creo que las iglesias tenemos en los Consejos Interreligiosos una grande oportunidad de cooperar con el país y de fortalecer los valores humanos y espirituales que nos llevan a la paz y a generar esta nueva cultura ciudadana.
Creo que este espacio que tenemos en muchos estados de la República, tenemos que fortalecerlo, ningún Pastor que quiere el bien de México, puede excluirse de las mesas de diálogo.
Si la religión forma parte importante del componente humano y social, tenemos que ser más activos, más dinámicos en la propuesta que nos hace el señor Presidente de la República. Podemos colaborar desde esa red religiosa que nos proponen los Consejos Interreligiosos.
Muchas gracias.
-SECRETARIO JOSÉ FRANCISCO BLAKE MORA: Muchas gracias, Monseñor Rogelio Cabrera López.
Enseguida tiene el uso de la palabra el Presbítero Daniel de los Reyes Villareal. Adelante
-PRESBÍTERO DANIEL DE LOS REYES VILLAREAL: Gracias.
Su servidor, Superintendente de las Asambleas de Dios, y Presidente de la Confraternidad Evangélica de México.
Agradezco esta oportunidad, señor Presidente, que la convierte en una verdadera acción democrática. El involucrarnos, el estar aquí para dialogar, para evaluar, para proponer, es un acto de sensatez, y creo que es importante que estemos aquí.
La sociología de la violencia que se viene dando en México describe situaciones que veíamos en otras latitudes, y jamás imaginamos que podían formar parte de nuestra realidad social.
Pero nos ha alcanzado esta realidad, y estamos desafiados por el mal, por la maldad; estamos desafiados por la naturaleza pecaminosa, si podemos llamarle así, que existe en el ser humano y que, siendo arrastrados por intereses, por envidias, tienen a nuestra sociedad en una situación muy complicada.
La verdad, que cuando uno ve el desarrollo histórico del ataque contra el mal, contra la violencia. Se da cuenta que quienes están del lado del mal siempre tienen una estrategia para penetrar, para confundir, para llevarse, en ocasiones, personas inocentes o llevadas cautivas con engaños, con mentiras.
Y esto en la, haciendo una paráfrasis de la Ideología Paulina, donde abunda el mal, tienen que sobreabundar las respuestas que prevengan, que corrijan, que restauren.
Y creo que las acciones del Gobierno Federal, en ese sentido, son acciones contundentes, son acciones fuertes que, sí, son una respuesta a la necesidad que estamos viviendo.
En ese sentido, creo que ha llegado el momento de multiplicar esfuerzos. Y esta convocatoria para nosotros es loable, porque nos invita a multiplicar esfuerzos por la paz, por la justicia; a multiplicar esfuerzos por el desarrollo de la sociedad. Aquí estamos actores de diferentes iglesias, de diferentes credos, asociaciones religiosas preocupados por lo que le está sucediendo a nuestro país.
Nuestras iglesias en el país, han multiplicado las reuniones de oración, han multiplicado las cumbres de liderazgo, se ha tomado en cuenta escribir en nuestras revistas, en nuestros boletines, invitando a los fieles no solamente a orar, pero a participar activamente en el llamado que nuestro Gobierno está haciendo para enfrentar estas circunstancias.
Es nuestro señor Presidente, es nuestro el compromiso de contribuir para seguir formando la cultura de la legalidad; es nuestro también el compromiso de participar en esquemas de desarrollo que promuevan los valores, porque una ideología sustentable para la formación de la familia, nos ayudará para erradicar este tipo de violencias.
Es nuestro compromiso también participar activamente en las reuniones de diálogo a las que somos convocados, a participar en la educación, porque impartimos también educación, incluso, a contribuir en la medida de las posibilidades a generar esquemas de empleo en las comunidades en donde esto es posible.
Creemos que frente a esta amenaza que enfrentamos no es hora de rendirse, no es hora de doblar las manos, es hora de salir con todo el peso el de ley, con todo el peso de la justicia y con todo el peso del Estado.
No están solas nuestras autoridades en enfrentar, aquí estamos, estamos las iglesias y estamos listos para contribuir.
Gracias.
-SECRETARIO JOSÉ FRANCISCO BLAKE MORA: Muchísimas gracias, Presbítero Daniel de los Reyes Villareal.
Enseguida tiene le uso de la palabra el doctor Ely Camas Pérez.
-DOCTOR ELY CAMAS PÉREZ: Gracias. No quisiera repetir lo que las personas que me han antecedido han dicho. Por eso quiero enfocar algunos asuntos que para mí tienen mucha relevancia.
En las palabras iniciales del señor Presidente, él mencionaba que este problema que ahora vivimos no apareció en los últimos años, sino que se fue generando a lo largo de una serie de años, décadas, quizás.
Esto me hace pensar en una pregunta. Cuáles fueron las cosas que fueron generando esta problemática para llegar al punto donde estamos y sin pretender tener la respuesta, creo que hay algunos asuntos que son evidentes y, uno de esos asuntos evidentes es, la pérdida de los valores éticos y la pérdida de los valores morales.
Si realmente estamos interesados en que a esta problemática se le pueda encontrar una solución, de esa misma manera como fueron años o décadas, el deterioro de nuestra sociedad en ese mismo sentido, tendríamos que trabajar pensando desde ahora, que tenemos que ir minando a las bases que son los niños, los adolescentes, los jóvenes para generar, posterior, generaciones mejores donde podamos nosotros inculcarles esos valores éticos.
Ahora bien. Cómo lo hacemos. Yo no tengo esta estadística, pero aquí hay personal de asuntos religiosos que sí tienen esas estadísticas. Si nosotros vemos el número de templos, independientemente la fe que vamos a hablar; con el número de la población que tenemos en nuestro país, vamos a ver que el número de templos que tenemos, en relación con la gran cantidad de personas que somos, es demasiado pequeño.
Es decir, las Iglesias hacemos nuestro aporte, todos, sin lugar a dudas, estamos haciendo nuestro aporte, y ya lo han mencionado aquí los que me han antecedido, pero la pregunta es: Y qué de aquellos que no entran a los templos donde nosotros hablamos, o predicamos, o enseñamos. Esta es la pregunta.
Cómo podemos inculcar esos valores éticos y esos valores morales a aquellos que no vienen a nuestros templos, y estoy hablando en sentido general, que es la inmensa mayoría la que no viene. Si queremos alcanzar ahí, tenemos entonces que pensar en varias cuestiones.
Yo soy de los que cree firmemente que, al tener un país con un Estado laico es para mí correcto. Creo en eso: que la Iglesia hace su trabajo y el Estado hace su trabajo en el campo educativo, pero sobre todo en el campo académico.
Y que yo creo, personal, y esta es una convicción personal, de que la Iglesia no tendría que meterse en el asunto académico, pero sí en el asunto de valores. Y aquí es donde nosotros estamos hablando de un divorcio. Pareciera ser que las iglesias no tenemos nada que contribuir en ese sentido.
Y no estoy proponiendo ningún cambio, sólo estamos hablando de que, si queremos resolver el problema el cual enfrentamos, tiene que haber aperturas, aperturas donde, si no podemos con la pequeña cantidad de templos que tenemos, tenemos que buscar los espacios, entonces, para transmitir esos valores, porque en algún lugar se va a trasmitir.
La Iglesia trabaja, y cuando digo Iglesia no me refiero sólo a la Iglesia a la pertenezco, sino en el sentido general, la Iglesia trabaja en contra de dos cosas:
Una. En el asunto de hablar de que nuestro Estado es laico, se le cierra la puerta a cualquier Iglesia para difundir valores morales, valores éticos. Y yo creo que esa parte es donde sí, como mexicanos hemos fallado.
Y por otro lado. La Iglesia trabaja en contra de la difusión de valores. Nosotros, como Iglesias, en los templos, o iglesias, o como le llamemos donde nos reunimos, difundimos valores. Pero en muchos, en la mayoría de los medios de comunicación, uno de los grandes problemas que encontramos es la contraparte; es decir, mientras las iglesias difundimos los valores éticos, los valores morales, muchos de los medios de comunicación están haciendo totalmente lo contrario.
Y yo creo que aquí tendría que haber una colaboración también, no sólo de la Iglesia, sino de los medios de comunicación, donde ellos, también, asuman responsabilidad. No podemos, nosotros, por un lado enseñar una cosa, y los medios de comunicación por otro lado, difundiendo otra cuestión.
Creo que por ahí tenemos que trabajar. Entiendo que hay asuntos que son prioritarios y que merecen atención de manera inmediata y que eso tendrá que el Estado atenderlo, como lo está trabajando, y que como lo hemos dicho en otros foros, siempre cuenta y contará con el apoyo de la Iglesia, en el sentido de nuestras oraciones y en el sentido de las difusiones que hacemos, pero, por el otro lado, creo que tenemos que empezar a trabajar a generar una nueva cultura.
Y la nueva cultura no sólo se va a generar desde los templos, porque, como repito, y con esto concluyo, nuestra cantidad de templos son tan pequeños o son tan pequeñas, el número en relación con la cantidad de población que tenemos, que se tienen que buscar otros espacios para también trabajar esos medios o esos valores, que son los valores éticos, los valores morales. Y que yo creo que aquí, tiene que haber una corresponsabilidad no sólo de la Iglesia, aunque la Iglesia tiene que asumir la suya, sino con los otros entes en los cuales convivimos en nuestro país.
Gracias.
-SECRETARIO JOSÉ FRANCISCO BLAKE MORA: Muchas gracias, doctor Ely Camas.
Enseguida corresponde la participación a Monseñor Ramón Castro Castro. Por favor.
-MONSEÑOR RAMÓN CASTRO CASTRO: Muchísimas gracias por esta posibilidad y felicitaciones por estos Diálogos de la Seguridad.
Tomando la expresión que usted ha dicho, señor Presidente, que desde nuestro conocimiento y de nuestra experiencia participemos, también, en esta Mesa de Diálogo, quisiera decir lo siguiente:
En todo el país, desde hace cinco años, sobre todo en las provincias en donde se ha vivido la violencia, se han escrito documentos muy valiosos, son diez, en estos últimos cinco años, la provincia de Chihuahua, de Michoacán, en donde los Obispos ponen en evidencia su dolor, ponen en evidencia la situación y hacen recomendaciones. Pero, sobre todo, algo que me parece sumamente importante es lo que el Episcopado Mexicano, después de 14 meses de gestación, dio a luz, que este documento que en Cristo Nuestra Paz, México Tenga Vida Digna. Creo, sinceramente, que vale la pena.
Y llegar al consenso de todos los Obispos no fue fácil, fue un camino en donde se pone en evidencia el deseo de todos los Obispos de dar su aportación a esa situación. Y, en este sentido, sintetizando algunas ideas que me parecen muy necesarias, quisiera recordar que el enfoque que nosotros damos a esta compleja realidad de la violencia, tiene que tener en consideración que esa inseguridad y esta violencia es muy compleja y es multidimensional. No podemos, sin más, atribuirla a una sola causa, porque sería ingenuo y nos llevaría a pretender, también con ingenuidad, tener una única solución y una problemática tan vasta y complicada.
Por eso, consideramos que conviene abordar esa compleja realidad de la violencia que se vive en México desde un enfoque de salud pública. Por qué. Porque eso va a permitir asegurar para el mayor número de personas el beneficio de la seguridad y de la paz. Ver la violencia como un problema de salud pública qué va a implicar.
Va a implicar reconocer que el esfuerzo por erradicarla debe ser multidimensional y que se requiere un diagnóstico interdisciplinario que identifique los principales factores de riesgo sobre los que hay que intervenir, y que es necesaria la cooperación de todos los sectores públicos y sociales para abordar este problema de la violencia.
Consideramos, también, que hay tres factores urgentes sobre los que hay que intervenir.
En primer lugar. Vivimos una crisis de legalidad. Los mexicanos no hemos sabido dar su importancia a las leyes en el ordenamiento de la convivencia social.
Segunda urgencia o factor de riesgo. Se ha debilitado demasiado el tejido social, se han relajado las normas sociales, así como las reglas no escritas de la convivencia que existen en la consciencia de cualquier colectividad.
Y en tercer lugar. Vivimos una crisis de moralidad, cuando se debilita o se relativiza la experiencia religiosa de un pueblo, se debilita su cultura y entran en crisis las instituciones de la sociedad.
Hay que también considerar que se pierde el tiempo buscando culpables o si esperamos pasivamente que el Gobierno dé solución a un problema o a unos problemas que es de todos.
Y en ese sentido, hay una frase que considero también fundamental, que ya el Papa Benedicto XVI ha dicho: La cuestión social se ha convertido en una cuestión antropológica. Ojalá esto lo podamos entender porque si nos dedicamos solamente a la cuestión social, la cuestión fundamental, la cuestión de fondo, la cuestión antropológica no va a permitir que se solucione.
Estamos ante un problema que no se solucionará sólo con la aplicación de la justicia y el derecho, sino fundamentalmente con la conversión profunda del corazón, la represión controla o inhibe temporalmente la violencia, pero jamás la va a superar.
Hay una realidad en el ser humano, la violencia comienza cuando nos olvidamos quienes somos, y hay una realidad del mal que existe en el corazón de cada uno de nosotros.
El hombre posee una naturaleza herida, y no lo podemos olvidar, una naturaleza inclinada al mal que da lugar a graves errores en la educación, en la política, en la acción social, en las costumbres, y esto crea lo que nosotros llamamos estructuras de pecado.
El fundamento de este diálogo es la moral universal inscrita en el corazón humano, no lo podemos tampoco olvidar. Lo repito porque es también fundamental: la moral universal inscrita en el corazón humano constituye una auténtica gramática del espíritu para afrontar, precisamente, estas situaciones que amenazan la paz.
Un punto de partida, sin duda, es la prevención de los fundamentos de la convivencia: la verdad, la justicia, la libertad. Todos tenemos que entender esta tarea de ser constructores de la paz, y esto implica vigilar que las conciencias no cedan a la tentación del egoísmo, la mentira y de la violencia, y ofrecer el servicio de ser testigos y defensores.
Por qué. Porque la violencia nace en el corazón del hombre, y si se quiere de verdad ir al fondo, es ahí donde tenemos también que actuar. Y por eso, proponemos, tenemos que crear corazones nuevos, nosotros decimos: formar hombres y mujeres en Cristo; pero no obviamente todos tienen fe ni creen en Cristo. Pero sí creemos en México, y queremos todos un ambiente de paz.
Entonces, para poderlo hacer, tenemos que tener corazones nuevos mexicanos para que haya un México nuevo; y esto implica tantas cosas, implica la tarea educativa y, sobre todo, enfocamos la tarea de la familia. La familia es fundamental y si usted, como Presidente de la República, todo su Gobierno; si nosotros como asociaciones públicas queremos de verdad un México mejor tenemos que, desde ahora, sembrar en la familia esta defensa de la paz y de la dignidad humana.
Tenemos también que rehacer la vida comunitaria y tenemos que aprender a educar para la paz. Lo decimos en el documento; hay demasiados pensamientos de guerra y de violencia, tenemos que trabajar difundiendo pensamientos de paz, fomentando sentimientos de paz, impulsando gestos de paz, promoviendo un lenguaje de paz, invitando a los medios de comunicación a ese servicio, saber educar a los mexicanos en la legalidad, y hay que aprender de la historia, de nuestra historia y tener una ciudadanía para la paz. Y obviamente, impulsar el desarrollo humano integral de la persona.
Esto nos llevará a una reconciliación social y en esa misión todos nos vemos identificados si es que queremos México y queremos un futuro mejor.
Gracias.
-SECRETARIO JOSÉ FRANCISCO BLAKE MORA: Muchas gracias por su participación a Monseñor Ramón Castro Castro.
Corresponde el uso de la palabra a Monseñor Oscar Roberto Domínguez Couttolenc.
-MONSEÑOR OSCAR ROBERTO DOMÍNGUEZ COUTTOLENC: Agradezco al señor Presidente de la República la invitación, que es un signo de la preocupación que tiene, de la situación que hemos estado viviendo aquí, que estamos viviendo aquí, en nuestra querida República Mexicana.
Quería tocar algunos elementos de este documento que acaba de mencionar Monseñor Ramón Castro, que en Cristo Nuestra Paz, México Tenga Vida Digna. No voy a repetir, únicamente quisiera señalar que en el documento, nosotros como Obispos, expresamos nuestra preocupación en el análisis de causas, que para nosotros disparan la situación que estamos viviendo en México. Creo que estas causas necesitan, y así lo hemos hablado en algunos foros, acciones que sean inmediatas. Pero de estas acciones, como algunas ya se han mencionado aquí, nosotros tenemos que intensificarlas.
Yo presto mi servicio en el Estado de Guerrero. En el Estado de Guerrero tenemos el Consejo Interreligioso. Quisiera secundar que el Consejo Religioso viene siendo un medio por el cual podemos nosotros promover esta paz que nosotros tanto necesitamos.
Yo quisiera hacer un llamado a cada uno de nuestros hermanos Pastores, también, para que juntos podamos luchar, podamos encontrar caminos de unión, que nos lleven a nosotros a hacer esta propuesta que tanto necesita el país. Hemos hablado acerca de valores, pues es el valor, precisamente, de la unidad, desde nosotros mismos, de la unidad desde nuestras familias, donde nosotros tenemos que trabajar estas expresiones de paz.
Hay, también, quizás, algunos otros temas que vivimos en lo que es gran parte de México. México no únicamente está conformado por ciudades. Actualmente yo vivo en La Montaña, en Guerrero, y también los pueblos indígenas están sufriendo, las etnias están sufriendo, esos pueblos originarios, esta situación. Muchas veces son pueblos que están siendo secuestrados por estas situaciones.
Un llamado, nuevamente, para qué, para poder buscar formas para dotar a estas comunidades de fuentes de trabajo. Tenemos esa gran necesidad. Nuestras comunidades de pueblos originarios no tienen fuentes de trabajo. A pesar de las cifras escalofriantes que oímos, nuestros pueblos siguen saliendo hacia el Norte para poder buscar lo elemental para poder vivir.
Si a mí me preguntaran cuáles serían las necesidades urgentes en los pueblos originarios. Yo diría primero. Promover la educación, una verdadera educación en todos los niveles; segundo. Promover la salud; y tercero. Promover estas fuentes de trabajo.
Y no dotar a las comunidades de pueblos originarios con esquemas en donde ellos reciban siempre subsidios, sino de, alguna forma, sumar estas comunidades. Para qué. Para que puedan, ellas mismas, ser promovidas.
Hay que reconocer, también, que nuestros pueblos originarios, nuestras comunidades son profundamente religiosas; tienen una profunda fe en el Señor, tienen una profunda fe en Santa María de Guadalupe, para quienes las vemos como la madre del Señor.
Un llamado, entonces, a todos para trabajar en la unidad. Y agradezco, señor Presidente, esta invitación a este diálogo que, vuelvo a repetir, es un signo de su preocupación por tener la paz en nuestro país.
Gracias.
-SECRETARIO JOSÉ FRANCISCO BLAKE MORA: Muchas gracias por su participación, Monseñor Oscar Roberto Domínguez.
(A CONTINUACIÓN HIZO USO DE LA PALABRA EL PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS, LICENCIADO FELIPE CALDERÓN HINOJOSA. SU DISCURSO SE TRANSCRIBE POR SEPARADO).
-SECRETARIO JOSÉ FRANCISCO BLAKE MORA: Señor Presidente, muchas gracias.
En el orden de los registros, sólo para que tengan conocimiento de cómo estamos establecidos, corresponderá el turno al ingeniero Guillermo Grinberg, pero tengo anotado, también, al señor Elder Daniel, al Pastor Tomás Torres de Dios y a Monseñor Emilio Berlié. Son los turnos que tenemos.
Entonces le damos el uso de la palabra al ingeniero Guillermo Grinberg, él es Vicepresidente del Comité Central de la Comunidad Judía de México.
-ING. GUILLERMO GRINBERG: Muchas gracias, Secretario.
Señor Presidente, gracias.
Obviamente quiero hablar con mucha humildad, porque el nivel moral e intelectual de muchos de los líderes en esta mesa es muy superior al mío. Yo soy simplemente representante de una comunidad que tiene una parte religiosa, otra educativa, una cultural, otra institucional, manejamos beneficencia y también manejamos la parte deportiva, que es un desarrollo integral del ser humano.
Los principios religiosos y éticos que aquí se presentan convergen necesariamente en el bien vivir y el convivir del hombre, y todos apuntan hacia la paz y bienestar de la comunidad, pero tenemos que ser muy realistas y ver que hay reacciones que son de largo plazo, como viene siendo la formación moral de la gente y hay otras acciones que vienen siendo de corto plazo, que son hasta cierto punto, lo que en un momento dado necesitamos también apuntar en este foro.
Los principios de familia son muy importantes y podemos afectar gracias a la familia a núcleos importantes, básicamente a los niños y a los adultos, pero tenemos un grupo en medio que son los jóvenes que vienen desde los 13, 15 años hasta una edad, que empiezan a hacer su familia y empiezan a caer nuevamente en el concepto familiar; que es un grupo que se encuentra un poco perdido.
Y por el otro lado, es el grupo que se encuentra básicamente vulnerable o atraído por el desarrollo de la sociedad y por los avances propios de la edad a este tipo de tentaciones que muchos de ellos son consumidores, muchos de ellos son víctimas, muchos de ellos son los promotores de la actividad, pero en este grupo es donde nosotros encontramos un gran hueco.
Una preocupación que tenemos es que, precisamente, los jóvenes cuando empiezan a entrar en secundarias, salen de las universidades, se separan mucho de lo que son los valores éticos tanto religiosos como familiares, y encuentran un mundo nuevo, y este mundo nuevo viene a ser muy preocupante.
Encuentran atractivo en lugares y vamos a hablar francamente hacia ello. Las universidades y las escuelas en muchos casos se encuentran muy cerca de centros de distribución. Los centros de diversión a los que estos miembros de nuestras comunidades van, se encuentran en los antros o en lugares donde si no en el mismo lugar, en lugares muy cercanos a ellos, o gente labora cerca de estos lugares les ofrece droga, les ofrece alcohol, les ofrece muchos tipos de adicciones y muchos de ellos pueden caer en ellas.
Creo que es muy importante y en otros países lo hemos visto. En México, desgraciadamente no han venido con la fuerza que esto se necesita, campañas educativas de: Qué te pasa cuando consumes drogas, de no consumas drogas.
Creo que también el ejemplo que actualmente, el señor Presidente nos ha puesto sobre la guerra de los cárteles.
Por qué ocurren tantas muertes. Si hubiera una difusión apuntada hacia este tipo de situaciones, probablemente también sería un elemento para evitar que muchos de ellos se afiliaran. No nada más el boca a boca.
Sentimos que probablemente fuera muy importante tener una política por parte del Gobierno un poco diferente para poder difundir qué pasa con uso de drogas, qué pasa con la afiliación a partidos que se dedican, precisamente, a este tipo de difusión, y eso sí sería de corto plazo.
El modernismo al que nos estamos enfrentando, y eso no es privativo de la sociedad mexicana, es un fenómeno realmente global. El avance social, el avance cultural, simplemente la búsqueda en Internet es muy sencillo hoy entrar en Internet y encontrar cómo procesar cualquier tipo de sustancias para hacer lo que uno quiere. Uno quiere hacer una bomba lo va a encontrar en Internet sin mayor problema, y lo hemos visto publicado en situaciones que realmente han causado problemas en otros países.
No podemos cerrar los ojos a ello, no podemos pararlo, no somos China que vamos a evitar que la gente pueda entrar a Internet a buscar lo que quieran buscar en Internet, sin embargo, tenemos que trabajar con la juventud, tenemos que trabajar con nuestros adultos jóvenes, para que ellos sean los que tomen la decisión correcta, y nos ayuden a llevar al país a un mejor lugar.
De la misma manera, creo que hay que dar un apoyo franco y decidido a todas aquellas instituciones, algunas religiosas, otras laicas, que ayudan al combate a adicciones, a violencia intrafamiliar y a, incluso, actividades deportivas, porque si nosotros podemos encontrar cómo llenar el tiempo de muchos de los jóvenes, vamos a tener mucho menos problemas con ellos en las calles.
Creo que el limitar el uso de algunas sustancias que son legales como el alcohol en eventos públicos o en lugares públicos, es importante. La oferta de diversiones lleva a prácticamente a cualquier poblador de este país a que tenga el acceso a cervezas, a alcoholes, y muchos de ellos son sin ninguna restricción.
Simplemente pongo como un ejemplo. Recientemente en eventos comunitarios, se ha restringido el consumo de alcohol por horarios y por edades. Cualquiera que vaya a alguna fiesta comunitaria, digamos, una boda, cualquier niño que tenga menos de 18 años no puede ser receptor de alcohol y el alcohol se corta a las tres y media, cuatro de la mañana, y tenemos un alcoholímetro en cada institución. Son salones privados.
Antiguamente en los salones privados uno podía hacer lo que uno quisiera. Hemos decidido entrar en cierto orden, que creo que es importante, que se tome el ejemplo, y si se puede permear a la sociedad mexicana, podría traer muchos beneficios para toda la sociedad.
Por último. Quisiera comentar que los derechos familiares, los derechos personales son sumamente importantes, pero tenemos no que dejarlos a niveles filosóficos, tenemos que ayudar a que estos puedan bajar a niveles en que la gente pueda vivirlos y pueda aplicarlos en su vida diaria.
Muchas gracias.
-SECRETARIO JOSÉ FRANCISCO BLAKE MORA: Muchas gracias, ingeniero Guillermo Grinberg.
Enseguida tiene el uso de la palaba el señor Elder Daniel L. Johnson, él es Presidente de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Tiene el uso de la voz.
-SR. ELDER DANIEL L. JOHNSON: Muchas gracias señor Presidente, y muchas gracias por una explicación tan detallada y clara. Y apoyamos totalmente las medidas que está tomando.
Muchos han hecho mención del tema que yo quiero tratar, que es la familia. Nosotros creemos que los problemas de seguridad que estamos viendo en el país se deben, principalmente, al deterioro de la unidad familiar. El ataque a la familia ya tiene mucho tiempo. Creemos que un niño tiene el derecho de ser nacido en una familia donde haya un padre y una madre. Un padre para proteger y para proveer para sus necesidades; y una madre para criarlo y enseñarle principios morales. Y a medida que tengamos familias fuertes, vamos a tener comunidades fuertes; a medida que no las tengamos, vamos a tener comunidades y una Nación débil.
Nuestro enfoque tiene que estar con la familia y no hay más remedio. Es en la familia donde enseñamos principios de oración, de adoración a Dios, donde les enseñamos a defender y confiar en Dios, quien es la fuente de paz y seguridad.
Es en la familia donde les enseñamos cómo jugar unos con otros, es en la familia donde les enseñamos cómo servir el uno al otro y a la comunidad, es en la familia donde se le enseña a tener un deseo de tener una educación, es en la familia donde aprenden a trabajar.
El no enfocar nuestra atención en la familia y fortalecer la familia, corremos el riesgo de perder todo lo que la sociedad mexicana ha ganado a través de los años; y es un riesgo que yo, ni nosotros, queremos tomar.
Tenemos que buscar la manera de fomentar leyes que fortalecen a la familia; tenemos que buscar la manera de tener actividades que fortalecen a la familia, y fomentar una cultura en que la familia vuelve a ser el centro de una comunidad, y no el individuo, sino la familia.
Muchas gracias, Presidente.
-SECRETARIO JOSÉ FRANCISCO BLAKE MORA: Muchas gracias.
Enseguida tiene el uso de la palabra el Pastor Tomás Torres de Dios, él es Presidente de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Tiene el uso de la voz.
-PASTOR TOMÁS TORRES DE DIOS: Gracias.
Señor Presidente:
En esta ocasión represento a un millón de miembros de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en México. Y quiero felicitarlo, en nombre de mi Iglesia, por abrir este espacio tan importante, y escuchar a la Iglesia Adventista Cristiana en nuestro país.
También quiero felicitarlo por su profunda preocupación de la seguridad en nuestro país, de familias, nuestros hijos.
En su mensaje, que fue muy certero y bien definido, hay cuatro puntos muy importantes que también quiero, por eso, felicitarlo. Quiero decirle que en nuestros templos, nuestras escuelas, universidades y oficinas administrativas de la Iglesia en México, oramos por usted y por su familia. Porque el liderazgo que México requiere es un liderazgo bien definido, señor Presidente, y queremos decirle que oramos también por México.
Es por eso que, esta mañana quisiera retomar los cuatro puntos de su mensaje, que son muy importantes.
La primera. Un llamado a la unidad. Y creo que en la situación en que México vive no se puede pedir más, ni menos que estar unidos, en el marco que nos ocupa a cada entidad aquí representada.
Número dos. Nos llama a un compromiso, un compromiso que tiene que ver con el desempeño formal, y también bien definido de lo que creemos y lo que hacemos.
También, usted llama, señor Presidente, para que participemos, y eso es muy importante.
Y el cuarto punto de su ponencia quiero usarlo para dar una opinión de una posible solución. Tenemos un problema, necesitamos ahora la solución. Nos invita usted, en su Gobierno, a promover nuestros valores, nuestras creencias y nuestros principios en el marco cristiano y espiritual.
Y quiero tomar el punto número cuatro para hacer referencia a una de las cosas que considero muy importantes se requiere en la sociedad.
Hemos escuchado puntos muy congruentes esta mañana, en el cual la Iglesia Adventista está totalmente de acuerdo. Pero la preocupación, o más bien, la solicitud, señor Presidente, sería por qué no abrir un poco más facilidades a la Iglesia Evangélica y Cristiana aquí en México, a través de los medios de comunicación para la promoción de estos valores, de los principios que como Iglesia Cristiana y, en este caso Adventista, tenemos.
La televisión, la prensa escrita y la radio es un medio muy efectivo de enseñanza. Y la educación es un proceso que requiere tiempo.
Creo que el ser humano es muy sensible a la transformación. Pero el cambio requiere de tiempo. Quizá, no nos toque a nosotros ver un México como el que hoy estamos idealizando, pero atrás están formados ya nuestros sustitutos, líderes que tendrán la oportunidad de ver un México diferente.
Es por eso que quisiera elevar, esta mañana, esta inquietud, en nombre de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, para facilitar, señor Presidente, maneras más accesibles a la Iglesia para usar los medios de comunicación para la promoción de estos principios y valores.
Por qué oramos, porque oración tiene poder. Dios en su palabra no se equivoca. Y la única forma de transformar al ser humano, señor Presidente, es que Dios entre en la mente del ser humano. Y esto requiere esfuerzo, esto requiere tiempo.
Gracias por este momento y seguiremos pronunciándonos en el compromiso de que estamos con usted en la lucha sana, correcta y acertada de buscar el bien en nuestro país.
Gracias.
-SECRETARIO JOSÉ FRANCISCO BLAKE MORA: Muchas gracias, Pastor.
Enseguida tiene el uso de la palabra Monseñor Emilio Berlie Beleaunzarán, Arzobispo de Yucatán.
-MONSEÑOR EMILIO BERLIE BELEAUNZARÁN: Muchísimas gracias, señor Presidente. Gracias a todos los ponentes.
Yo me acuerdo que cuando estudia, por allá, sociología, dicen que, Primer Principio: Donde hay dos seres humanos es que no hay problema simple. No hay problema simple. Déjenme ponerle una gotita de sal, decía Monseñor Vázquez Corona, un paisano de don Juan, decía: Si quieres vivir horas felices, hazte tonto y no analices. Digo, porque evidentemente todo análisis social trae, inmediatamente, la complejidad de las motivaciones.
De manera que estoy muy de acuerdo con ustedes en que no se trate de simplificar, porque toda simplificación no hace más que cualificar de simple al que la hace. Porque realmente el problema es sumamente complejo.
Entonces, esta interdependencia, yo creo que todos la vemos clara, y usted ha escuchado opiniones valiosísimas de personas tan competentes, y usted mismo, vemos que ya tiene una idea sumamente clara porque afecta instituciones y afecta países.
Yo a veces me pregunto hasta qué punto hay una interactuación de verdadera ayuda de los países y no sólo de fiscalización. Hasta qué punto. Porque debiera haber una ayuda, colaboración sumamente eficaz, porque es un problema que rebasa totalmente los límites de un pueblo en algunos de esos aspectos.
Otra de las cosas que yo veo de esta interdependencia es también esto. Mire, señor Presidente, a veces, nos impacta mucho, obviamente, lo estrujante de los encuentros tremendos, de lo duro de la lucha contra todo lo que es la delincuencia organizada; pero yo creo que en la integralidad de la complejidad de este fenómeno, habría que insistir más en los aspectos financieros, en los aspectos de las inmobiliarias, en los aspectos de las financieras, en los aspectos legales, en los aspectos, a veces, de la facilitación judicial, que de pronto agarran a una persona y a los cuántos tiempos ya salió, y dice uno: qué pasó. Entonces, yo creo que realmente no nos dejemos captar por lo estrujante de lo inmediato, sin olvidar lo complejo de la integralidad. Yo creo que nunca hay que perder lo complejo de la integralidad de este fenómeno que es sumamente complejo.
El otro día a mí me dio mucho gusto una persona que me enseñó una tesis allá en Yucatán, y que decía, una tesis que presentaron en la universidad, ahí, que les sirvió de graduación, decía: cómo hay un crescendo, dice, se empieza por la agresividad verbal, se sigue con la agresividad física y se termina en la crueldad; las tres etapas de la secuencia de cómo va avanzando el ser humano en su deterioro interior, de violencia verbal a violencia física, a crueldad.
Y ya lo demostraba, es una tesis de una universidad; cómo hasta niñas en un baño estaban golpeando a otras niñas adolescentes. Y luego lo demostraba de otra manera todavía más, imagínese adolescentes que tenían un patito, lo rociaban de gasolina y luego le prendían fuego, y riéndose ahí como el patito estaba ahí. No quiero abundar en eso, pero para dar a entender la secuencia que se está siguiendo, desgraciadamente, y que me parece muy significativa aquí en México.
Por otra parte, comparto totalmente los valores de familia, que varios han insistido. Yo creo que ahí, en la familia, converge todo mundo. En la familia converge la mayoría. Todos estamos de acuerdo que la familia es lo más importante, lo más sagrado. De manera que, ojalá que todos, nosotros como iglesias, legisladores en su competencia, protejan la familia. Porque también ahí hay una responsabilidad muy grave del aspecto legislativo.
Otra de las cosas que me parece muy importante. Nosotros, a veces, hablamos de valores, valores y principios, es obvio que es un lenguaje muy importante. Pero yo digo esto, una vez estaba yo en la Federación de Escuelas Particulares y les dije: hay que educar según los valores y principios del Corán. Y todos se quedaron así. Y digo: Y qué no es respetable, porque nuestra sociedad es cristiana.
Yo creo que cuando usamos valores y principios, sería bueno agregarle, a la luz de la palabra de Dios. Que es donde convergemos todos. Porque si no se quedan valores y principios. También el Corán es respetadísimo, y hay un montón de países que se guían por esa criteriología. Entonces, nosotros tenemos que decir: Valores y principios según la palabra de Dios. Y ahí sí ya convergemos todos.
Luego, también, a veces yo debo de decir esto. Permítame que le diga, señor Presidente, y obviamente a sus colaboradores, yo creo que a veces es importante que las noticias se dieran a través de una fuente permanente y constante que todos supiéramos, esa es la fuente. Por qué. Porque hay unas reinterpretaciones inmediatamente que tienen a devaluar o a darle otro significado a los grandes acontecimientos que al fin de cuentas son victorias de la sociedad civil, del Gobierno, del Ejército, de la Policía y, sin embargo, se reinterpretan inmediatamente para devaluarlas.
Yo creo que eso hay que tener un poquito de cuidado. Para que se estuviera dando verdaderamente una oficialidad de la noticia, y ya independientemente cada quien la interprete como quiera, pero que se sepa cuál es la fuente oficial de la noticia para evitar las reinterpretaciones, que me parece que ahí hay un juego de deterioro, me entiende, de la autoridad misma, porque se tienden a devaluar mucho sus realizaciones, a través de las reinterpretaciones. Entonces, cuidado con esa devaluación de las realizaciones.
Y luego, yo diría también, qué bueno que usted nos convoca a todos. Yo sé que usted está convocando a muchos, es cierto, en todos estos días, como lo ha manifestado a los medios de comunicación, porque cada quien trataremos de hacer lo mejor que podamos.
Pero a fin de cuentas yo creo que eso es importantísimo, que caigamos en la cuenta que usted, evidentemente, preside el país, y usted es el Ejecutivo del país, pero al fin de cuentas todos tenemos que colaborar, y que cada quien tiene que, verdaderamente, sentir y decir: Cuál es mi parte de corresponsabilidad.
De tal manera que no se diga: Los éxitos son de todos y los fracasos son del Gobierno. Me parece que a veces hay un jueguito por ahí un poquito malvado. Yo creo que los éxitos son de todos y los fracasos son de todos, porque realmente México es nuestra Patria, aquí vivimos y aquí nos desarrollamos.
Entonces yo le insistiría en ir adelante. Yo también veo un poquito eso de que algunos han propuesto de la legalización de las drogas. Según mis datos, donde se ha legalizado no se ha resuelto nada, al contrario. Ese es el dato que yo tengo, ojalá que otros pudieran dar aportaciones. Yo sé que otros ya se lo han tratado, y quizá usted tiene en esto muchos más elementos que yo.
Para concluir, señor Presidente, yo le diría sinceramente, vamos a tratar de fortalecer la cultura de la legalidad, pero yo siempre digo, en la familia, y con los valores y los principios de la palabra de Dios, porque si no nos quedamos en valores y principios, queda así como muy aéreo. No, valores y principios de la palabra de Dios.
Y por otra parte, yo le comentaba a la Madre Teresa, usted sabe que es la fundadora más grande que existe en los XX siglos de la Iglesia Católica, y yo le decía, y me permito, con todo respeto, decirle que sigue usted esa línea: insistente, consistente y persistente, porque esa es la única manera de llevar adelante cualquier cosa en esta vida. Insistente, consistente y persistente, y verá que a la larga, como dice, muy bonito, San Pablo, no desfallezca y a hacer el bien, que a su debido tiempo cosecharás.
Muchas gracias.
-SECRETARIO JOSÉ FRANCISCO BLAKE MORA: Muchas gracias, Monseñor.
Enseguida tiene el uso de la palabra el Excelentísimo señor Cardenal Juan Sandoval Iñiguez, Arzobispo de Guadalajara.
-ARZOBISPO JUAN SANDOVAL IÑIGUEZ: Gracias señor Presidente por la invitación a este diálogo. Desde luego, como alguna vez se lo dije, estamos con usted en esta lucha contra el crimen organizado o desorganizado, como sea. En esta lucha del Gobierno, porque no puede haber dos Gobiernos en un país.
Eso usted lo sabe y pedimos a Dios que tenga éxito, y lo tendrá, con el favor de Dios.
Desgraciadamente no pude yo asistir a sus palabras iniciales, vengo de Guadalajara, agarré el primer avión, pero aquí en la Ciudad de México no sabe uno a qué hora llega. Por eso pido dispensa por haber llegado un poco tarde. Y parece que dijo usted que no simplificaran las cosas, porque las causas son muchas. Yo voy, más bien voy a complicarlas, porque las causas son muchas.
Para mí las causas de esto que está sucediendo ahora se empezaron a poner hace 60 años, más o menos, de ahí para acá, por los medios de comunicación que empezaron a crecer, a apoderarse del tiempo y de las mentes, al desbaratar la familia, a pervertirla; los mensajes. Empezó también una cierta corrupción en el Gobierno, empezó la influencia de otros países, más fuerte con la globalización y el debilitamiento de los valores y de la cultura propia de un pueblo. Todo eso viene de los años 50 para acá.
Yo estoy convencido de que hay que hacer un análisis de las instituciones y de su actuación. No podemos analizar a cada persona o cada grupito, pero las instituciones, sí, del país.
Hablando de las causas de lo que está pasando ahora, hay que ir a las instituciones, y la primera y la más importante de todas es la más pequeña, es la familia. En eso yo abundo con los que me han precedido, con el Cardenal Norberto, con el Presidente de la Iglesia de los Últimos Días y otros que han hablado de la familia.
Pero qué pasa.
Nosotros hablando en favor de la familia y a veces las leyes desbaratándola: divorcio express, aborto, anticoncepción, amor libre, matrimonio de personas del mismo sexo, a dónde vamos a ir a dar. Desbaratando la familia vamos a acabar con este país, por el amor de Dios, se va acabar este país, porque si alguien puede educar a los hijos es la familia, la que llega al corazón para bien o para mal, es la familia; y si cada familia cuidara a sus hijos, todos los hijos de México estarían cuidados y si la familia no lo hace, nadie lo puede hacer.
Entonces, eso de afianzar la familia, favorecerla, hacer lo posible, porque también el mundo del trabajo no la disgregue, porque con los sueldos bajos tiene que salir la madre y el padre por el otro, y los niños solos en la calle.
La segunda institución, la escuela. 150 años de haber echado a Dios para fuera de la escuela. Si no se tiene temor de Dios y un Gobierno es débil, a quién le teme uno. Y eso a veces pasa en este país. No hay temor de Dios. Y el Gobierno con todos los medios que tiene para reprimir, no alcanza, a quién le tienen miedo. De ahí la grande e inmensa impunidad en este país. Se puede delinquir y hay un alto porcentaje de probabilidades que no va a pasar nada.
Si hubiera principios morales, y que se diga, si somos un pueblo mayoritariamente cristiano, que se nos permita, sin excluir a nadie, pero todos los que estén por Evangelio, los principios evangélicos, la moral evangélica, en nuestras escuelas junto con los valores naturales, los valores morales, naturales. Porque ahora llaman valor a cualquier cosa.
A uno le gusta bailar de pie, a otro de cabeza, eso es un valor para él, y ya. Y no sabemos ya ni qué es valor. Entonces la escuela. Cómo está la escuela, cómo está ese mundo de profesores politizados todos. Estas cosas se deben revisar muy a fondo para tener una juventud bien educada.
Si hablamos de los gobiernos. En el siglo XVI, cuando hubo una reforma en la Iglesia dijo de arriba para abajo, hay que apretar de arriba para abajo. La reforma en la cabeza y en los miembros.
Yo creo que en este país habría que empezar a apretar las tuercas de arriba para abajo, y en el Gobierno hay mucho mal. En esa corrupción, en esa hambre de centavos, de mala Administración, cada rato ve uno en los periódicos se robaron 500 millones, aquí se robaron mil, aquí se robaron dos mil. Ese mal ejemplo le quita al Gobierno autoridad y a los demás les dan ganas, dicen: Si ellos agarran, por qué yo no. Y así empieza.
Entonces, tendría que haber una Administración mucho más honrada en el Gobierno, también para que el dinero público se ajuste para la infraestructura que necesita el país, porque a veces no hay para eso suficiente.
Las reformas no se han hecho. Urgen las reformas. Por qué no se han hecho. Porque están los intereses del Partido, o personales, o de grupo, por encima de los intereses del país. Otros países que estaban más atrasados que nosotros ya están arriba, ya hicieron sus reformas, están perfectamente bien. Yo conocí Corea en el año 77, y era pobrísimo, y ahora es una potencia. Y nosotros seguimos, todavía, dando maromas en el suelo.
La verdad es que, yo pienso que también se debe analizar cómo actúa el Gobierno, qué ejemplo le da a los de más abajo, qué ejemplo le da a todo el pueblo. Si llegamos a las Asociaciones Religiosas tendremos también mucho que corregir, una mera culpa de nosotros por todo lo que nos hacemos bien y no vivimos, según el Evangelio.
Hay muchas iglesias con Asociaciones Religiosas. La lealtad entre nosotros es respetarnos, es hacer propaganda de Cristo, no contra el otro. Es respetarnos para dar buen ejemplo al pueblo. Respetarnos. Y procurar ir a donde hace falta para llevarles la palabra de Dios. Y como dijo el señor: ser luz y ser sal, no oscuridad. Ser Luz de este pueblo que necesita mucha luz. Y ser sal, sal de esta tierra.
Los medios de comunicación desatados, con toda la libertad posible para dañar lo que puedan, no están planteados para informar y para formar, están planteados para hacer negocio y lo que vendan eso es lo que transmiten los medios de comunicación, y a veces hasta con un gusto pésimo, malísimo. Para mí, todo lo que sea desorden no tiene cabida, y nuestros legisladores cuándo van a poner orden en eso.
Le plantean al pueblo unos ideales de vida que no son posibles para nadie, serán para una minoría; pero le plantean al pueblo un estándar de vida, de muy buenos carros, muy buenos vinos, muy buenos perfumes, buenos paseos, muy buenas vacaciones. Un país no da para eso. La tierra, con sus recursos, no da para eso para todos los hombres. Ahí hay una falsedad, una equivocación. Si estuvieran planteados para educar, para formar, otras serían las cosas.
Por eso digo que el análisis deber ir a las grandes instituciones de nuestro país. A cada institución cómo está, y qué le hace falta. Y así como yo estoy diciendo defectos de otras, porque digo de los nuestros también, y con humildad aceptarlo porque en todo mundo hay errores. Y todos tenemos deseos de sacar este país adelante.
Yo pienso que cada vez que ocurre en México una traición, un desfalco, una mentira, como que mordemos al país, como que nos lo vamos comiendo, como que lo vamos destruyendo. Y si no quitamos las causas, no se van a quitar los efectos.
Claro que se puede combatir el crimen mientras esté el señor Presidente, ahí en el cargo, que lo está haciendo. Y después, que se vaya él, qué va a venir.
Si no quitamos poco a poco las causas, si no enderezamos este país desde las raíces, desde las instituciones, es muy difícil que con una lucha se acabe el mal que estamos todos padeciendo.
Un país debe estar cimentado en la verdad y en la justicia. Si no hay verdad y justicia, no tiene cimiento el país.
Gracias.
-SECRETARIO JOSÉ FRANCISCO BLAKE MORA: Muchas gracias, señor Cardenal.
Enseguida, tiene el uso de la palabra el Pastor Danny Ramírez Celis, él es Presidente de la Iglesia Nacional Presbiteriana de México.
Tiene el uso de la voz.
-PASTOR DANNY RAMÍREZ CELIS: Señor Presidente; señor Secretario:
Agradezco la oportunidad que nos dan también, de poder estar en esta Mesa de Diálogo.
Creo que es muy importante todo lo que se ha estado analizando en esta mesa y, especialmente, porque entendemos que la lucha contra la inseguridad, por supuesto, es de todos los mexicanos.
Como Iglesias, quizás no tenemos que, solamente, oír un llamado del Presidente; sino es nuestra tarea primordial, el poder enseñar valores, el poder transformar también, a nuestra sociedad. Y creo que esto lo están haciendo todas las iglesias.
Pero creo que es muy importante también, poder entender que esta lucha no se trata solamente de invertir solamente en armas o en mejor tecnología para nuestras policías. Es importante, pero creo que es muy importante también, invertir en lo que usted mismo ha dicho, en las bases, estas bases que ya son reconocidas. El problema no está en la mente, no está en el conocimiento. El problema, y como Iglesia nosotros reconocemos, está en el corazón de los hombres. Muchos de nosotros lo hemos enfatizado aquí: Mientras en el corazón del hombre esté la maldad, no va a haber un verdadero fortalecimiento a las instituciones.
Hablaba usted, señor Presidente, de mejoramiento de nuestras policías, un mejoramiento de nuestros Ministerios Públicos, de los jueces; pero cuando no hay los valores, y no hay en el corazón el sentido de la responsabilidad que tenemos frente a la sociedad que servimos, cuándo vamos a encontrar eso.
No se trata de dar mayor sueldo, no se trata de dotarlos de mejores equipos; sino de dotarlos de un verdadero sentido de responsabilidad hacia quienes servimos, hacia lo que estamos haciendo, a cuál es nuestra participación. Y creo que en esto, es también la tarea de las iglesias que representamos.
Quizá, un pedido que nosotros haríamos y reiteramos, como algunos otros, es el poder dar acceso a las iglesias para poder difundir esos valores. Ya lo mencionaba alguno de los participantes, a los medios de comunicación, pero también mayor apoyo del Gobierno Federal, de los gobiernos estatales y municipales, a los programas que las iglesias hacen en cada una de las localidades, en cuanto al desarrollo social, en cuanto a la búsqueda de ese bienestar, en cuanto a la búsqueda de la verdadera solución integral para las personas. Necesitamos mayores apoyos, porque a veces no los tenemos, sino tenemos siempre barreras.
Creo que hay que facilitar la tarea de las iglesias. Estamos dispuestos a hacerlo y creo que es en bienestar de la sociedad, pero necesitamos que el Gobierno también nos facilite, y poder participar, verdaderamente, como equipo, como mexicanos, en el bienestar de toda nuestra sociedad.
Creo que esto es lo que nosotros estaríamos aportando también. Estamos dispuestos, por supuesto, a caminar con el Gobierno, estamos a dispuestos a apoyar también, las acciones del Gobierno que tengan que ver con todo el mejoramiento de la percepción y de todo lo que tiene que ver con el mexicano.
Pero, por supuesto, también a que se nos integre, a que podamos nosotros hacer equipo con el mismo Gobierno y poder participar en cada una de las áreas para poder evaluar, para poder traer lo que realmente han dicho muchos de nosotros. Un mejoramiento, una transformación del corazón de las personas.
En el Evangelio nosotros eso es lo que proponemos, eso es lo que nosotros estamos predicando en nuestras iglesias para poder llegar siempre a la edificación del ser humano.
Gracias, señor Presidente.
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