Benedicto XVI hará beato a Juan Pablo II el 1 de mayo
El Papa promulga el decreto que reconoce el milagro realizado por su antecesor
MIGUEL MORA - Roma - EP 14/01/2011
Santo subito. A toda velocidad, solo seis años después de la muerte de Juan Pablo II (2 de abril de 2005), los buenos oficios y la poderosa máquina organizativa del Opus Dei han logrado el milagro de convertir beato a Karol Wojtyla. Según ha anunciado hoy el Vaticano, el Papa polaco que reinó durante 27 años será beatificado el próximo 1 de mayo, el primer domingo tras la Pascua, un día de liturgia que el propio Wojtyla instituyó como Fiesta de la Divina Misericordia.
Después de que Benedicto XVI derogara ad personam las normas canónicas que obligan a esperar cinco años desde el momento de la muerte para abrir los procesos de canonización, el jefe de prensa del Vaticano, Federico Lombardi, ha informado de que el Papa ha promulgado el decreto que atribuye un milagro a Wojtyla, y ha añadido que el Sumo Pontífice presidirá el rito de beatificación en San Pedro.
Un antecedente similar ocurrió con la madre Teresa de Calcuta, cuya beatificación se inició inmediatamente después de su muerte, en 1997, porque así lo decidió Wojtyla.
El milagro atribuido al Papa es la curación de la monja francesa Marie Simon Pierre, que padecía desde 2001 la enfermedad de Parkinson, la misma que sufrió Juan Pablo II en sus últimos años. La religiosa superó, dos meses después de la muerte del Pontífice en abril de 2005, todos los síntomas del Parkinson de forma "inexplicable", según las autoridades médicas de la comisión de beatificación.
Marie Simon ha sido la pieza clave para la beatificación del antecesor de Benedicto XVI. El milagro sufrió un parón en el mes de marzo del año pasado, cuando uno de los médicos externos consultados por el dicasterio sostuvo que no estaba suficientemente documentado.
La vertiginosa conclusión del complejo y farragoso proceso, lanzado en latín por Benedicto XVI el 13 de mayo de 2005 desde el altar de la catedral de San Juan de Letrán, implica que la comisión comandada por el ex secretario privado de Wojtyla, Stanislaw Dziwisz, y por su ex portavoz, Joaquín Navarro Valls, ha trabajado a marchas forzadas, examinando una mole inmensa de documentos y recogiendo testimonios sobre el pontificado y la vida de un personaje lleno de luces y sombras.
Según el vaticanista Filippo di Giacomo, el proceso se ha hecho en Roma y solo ha analizado el pontificado de Wojtyla y no su vida anterior. "Las virtudes heroicas del Papa no son discutibles, hay consenso sobre eso. Pero para llegar a santo hace falta demostrar que ha sido un modelo no solo para la Iglesia de Roma. Si en unos años hay un nuevo milagro, y se demuestra que todas las diócesis del mundo católico lo veneran como a un santo, el Papa entonces proveerá a inscribirlo en el catálogo de los santos de la Iglesia Universal".
El final feliz para los wojtylianos significa, además, borrar de forma oficial las extendidas sospechas de que el Papa polaco y sus colaboradores más cercanos conocieron y ordenaron cubrir y dejar impunes los crímenes cometidos por Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, pederasta compulsivo y corruptor durante décadas de la curia de Wojtyla, de quien fue asesor principal para América Latina.
Di Giacomo confía en que, "como demostraron las monjas de madre Teresa, sea posible hacer de nuevo una beatificación y recibir a centenares de miles de personas en Roma sin que nadie especule con ello. Esperamos que Juan Pablo II haga al menos este otro milagro y consiga que sus seguidores se limiten a producir una bonita ceremonia que no incluya el gran negocio y la simonía que ya se ven asomar por el horizonte".
Después de que Benedicto XVI derogara ad personam las normas canónicas que obligan a esperar cinco años desde el momento de la muerte para abrir los procesos de canonización, el jefe de prensa del Vaticano, Federico Lombardi, ha informado de que el Papa ha promulgado el decreto que atribuye un milagro a Wojtyla, y ha añadido que el Sumo Pontífice presidirá el rito de beatificación en San Pedro.
Un antecedente similar ocurrió con la madre Teresa de Calcuta, cuya beatificación se inició inmediatamente después de su muerte, en 1997, porque así lo decidió Wojtyla.
El milagro atribuido al Papa es la curación de la monja francesa Marie Simon Pierre, que padecía desde 2001 la enfermedad de Parkinson, la misma que sufrió Juan Pablo II en sus últimos años. La religiosa superó, dos meses después de la muerte del Pontífice en abril de 2005, todos los síntomas del Parkinson de forma "inexplicable", según las autoridades médicas de la comisión de beatificación.
Marie Simon ha sido la pieza clave para la beatificación del antecesor de Benedicto XVI. El milagro sufrió un parón en el mes de marzo del año pasado, cuando uno de los médicos externos consultados por el dicasterio sostuvo que no estaba suficientemente documentado.
La vertiginosa conclusión del complejo y farragoso proceso, lanzado en latín por Benedicto XVI el 13 de mayo de 2005 desde el altar de la catedral de San Juan de Letrán, implica que la comisión comandada por el ex secretario privado de Wojtyla, Stanislaw Dziwisz, y por su ex portavoz, Joaquín Navarro Valls, ha trabajado a marchas forzadas, examinando una mole inmensa de documentos y recogiendo testimonios sobre el pontificado y la vida de un personaje lleno de luces y sombras.
Según el vaticanista Filippo di Giacomo, el proceso se ha hecho en Roma y solo ha analizado el pontificado de Wojtyla y no su vida anterior. "Las virtudes heroicas del Papa no son discutibles, hay consenso sobre eso. Pero para llegar a santo hace falta demostrar que ha sido un modelo no solo para la Iglesia de Roma. Si en unos años hay un nuevo milagro, y se demuestra que todas las diócesis del mundo católico lo veneran como a un santo, el Papa entonces proveerá a inscribirlo en el catálogo de los santos de la Iglesia Universal".
El final feliz para los wojtylianos significa, además, borrar de forma oficial las extendidas sospechas de que el Papa polaco y sus colaboradores más cercanos conocieron y ordenaron cubrir y dejar impunes los crímenes cometidos por Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, pederasta compulsivo y corruptor durante décadas de la curia de Wojtyla, de quien fue asesor principal para América Latina.
Di Giacomo confía en que, "como demostraron las monjas de madre Teresa, sea posible hacer de nuevo una beatificación y recibir a centenares de miles de personas en Roma sin que nadie especule con ello. Esperamos que Juan Pablo II haga al menos este otro milagro y consiga que sus seguidores se limiten a producir una bonita ceremonia que no incluya el gran negocio y la simonía que ya se ven asomar por el horizonte".
No hay comentarios.:
Publicar un comentario