21 feb 2011

Ceremonia del Día del Ejército

El Presidente Calderón en la Ceremonia del Día del Ejército Mexicano
2011-02-19 | Discurso
Reynosa, Tamaulipas
Nos hemos reunido con gusto aquí, en Reynosa, para conmemorar el Día del Ejército Mexicano. Y hemos querido hacerlo aquí, precisamente, en Tamaulipas, como una expresión de nuestro respaldo y aprecio a los soldados de México, que cumplen su delicada labor en una de las áreas de operaciones de alto impacto, en este caso, en el Operativo Noreste.
Con esta celebración, reconocemos a uno de los pilares fundamentales que sostienen la soberanía de nuestro país, y una de las instituciones más respetadas y más queridas por todos los mexicanos.
A lo largo de su historia, el Ejército ha dado muestra constante de su compromiso con la libertad de los mexicanos en su lealtad a la Patria, con la defensa de nuestras instituciones y de nuestra vida en común.
Desde la Independencia, el Ejército Mexicano ha sido protagonista de las páginas más gloriosas de nuestra historia. Bajo el liderazgo de insignes personajes, como Guadalupe Victoria, Nicolás Bravo, Ignacio Zaragoza o Mariano Escobedo, el Ejército ha enfrentado con valor a los enemigos de México, y ha sido, precisamente, un renglón fundamental en cada página de la historia mexicana.
Ha defendido nuestro territorio, ha protegido la libertad y los derechos de los mexicanos, en nuestros ya más de 200 años de vida independiente.
Hace 98 años, Venustiano Carranza, siendo Presidente, estableció el Ejército Constitucionalista para defender el orden quebrantado por Vitoriano Huerta. Frente a la traición y el asesinato del Presidente Francisco I. Madero, se erigió una Fuerza Armada comprometida con los más altos valores y principios que nos unen como Nación.
Una Fuerza Armada que nació del pueblo, es del pueblo, es para el pueblo. Como en aquel entonces, hoy los mexicanos nos sentimos orgullosos de contar con un Ejército patriótico, forjado en el amor y la lealtad a México y a sus instituciones; en la voluntad de servicio y en la defensa de los derechos que consagra nuestra Constitución.
Un Ejército popular, que se nutre de mexicanas y mexicanos de todos los rincones del país.
Como ha señalado el General Guillermo Galván, la lealtad fundamental de nuestro Ejército es con México y su Legislación Suprema, que nos cohesiona y cobija sin distingo. Así es y así será.
Soldados de México:
A cada generación de mexicanos le toca vivir circunstancias diferentes; circunstancias, adversidades, desafíos, que ponen a prueba su talante, que ponen a prueba su carácter.
A nosotros, quienes tenemos el privilegio, el honor de servir a México desde el servicio público y, particularmente, quienes lo hacen desde el Instituto Armado, en especial en este periodo en el que se celebra el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución, nos ha tocado lo que, sin duda, es enfrentar el desafío contemporáneo mayor, la mayor amenaza a los mexicanos, que es el crimen organizado transnacional.
Conocemos ya de sobra su perversa conducta delictiva, amenazas, violencia, secuestros, extorsiones. Quieren asumirse, los criminales, como dueños de los pueblos o ciudades donde operan; y en esa lógica, de no haber actuado a tiempo y con determinación, hubieran pretendido asumirse como dueños de México.

Y, por otra parte, vemos, todos nosotros, la angustia del pueblo, de las madres de familia, de los trabajadores y ciudadanos honestos que piden, que exigen a los gobiernos, de todos los niveles, que hagamos, verdaderamente, todo lo que esté en nuestras manos para librarlos de esa amenaza. Y aquí, para hacer frente a este desafío, está el Ejército Mexicano.

Hoy la lealtad se expresa en la defensa que hacemos de los ciudadanos, porque es nuestro deber. Y lejos de lamentarnos la difícil circunstancia inédita que nos ha tocado enfrentar, estamos orgullosos de servir a México, en un momento en el que la Patria reclama la entrega incondicional de sus mejores hijos.

Estamos orgullosos de servir a los mexicanos, defendiéndolos de las amenazas que lo acechan, defendiéndonos contra la violencia y contra la criminalidad. Porque no puede olvidarse ni dudarse un momento, amigas y amigos, que la violencia no proviene de las instituciones. La violencia proviene de los violentos, ahí está su origen, no en la acción del Estado, que los combate para defender a los ciudadanos. El crimen, no pude olvidarse, lo comenten los criminales, no las Fuerzas del Orden que combaten a los criminales con valentía.
 S
in la intervención de las Fuerzas Armadas los ciudadanos quedarían indefensos y a merced de los criminales, que pretenden apoderarse de nuestras comunidades. Pareciera que hay quienes quisieran que eso ocurriera, pero no lo vamos a permitir.

Lo he dicho y lo reitero. El Estado mexicano, sus Fuerzas Armadas, no están invadiendo ninguna Nación, ni territorio extranjero. Están defendiendo nuestro propio territorio, porque esta es nuestra tierra y ésta es nuestra Nación. Aquí es donde están nuestras familias.

No están visionando apoderarse de recursos naturales o de ninguna otra índole que no nos pertenece; están defendiendo, los soldados, el patrimonio de las familias mexicanas. Y no están atentando contra la vida o los derechos de otros. Están defendiendo la vida y la libertad de los mexicanos.

Y al defender nuestro territorio, al defender nuestras comunidades, al defender la libertad y la seguridad de las familias mexicanas, al defender el patrimonio y la vida del pueblo, estamos actuando en defensa de México.

El Estado actúa en defensa propia frente a la criminalidad, que atenta contra la sociedad mexicana; actúa por mandato de la Constitución, que es expresión de la voz de los ciudadanos, que exigen justicia y libertad.

Y como dijera el Presidente Madero: Cuando un pueblo despierta y se resuelve a reconquistar su libertad, no hay poder humano que pueda impedírselo. Nosotros estamos decididos a encabezar la defensa de esa libertad hoy amenazada por sórdidos intereses criminales.

El Ejército tiene un papel central en esta lucha. El Ejecutivo Federal, atendiendo al llamado de las autoridades estatales, ha instruido al Ejército para que acuda en defensa
y protección de los mexicanos, en cumplimiento del deber constitucional de preservar la seguridad interior del país.

Hay algo, sin embargo, que debe quedar muy claro. En el auxilio de las autoridades civiles, el Ejército actúa de manera subsidiaria y temporal. Estamos enfrentando a poderosos grupos criminales para que las autoridades locales tengan espacio y tiempo, a fin de poder reconstruir sus propias estructuras institucionales dañadas, para que puedan depurar, reclutar y fortalecer, a toda prisa, a sus policías.

Pero la generosidad del Ejército y de los soldados de México, su entrega, valor y patriotismo, no debe ser argumento, ni pretexto, ni coartada, para incumplir la tarea elemental de cualquier Gobierno, de velar por la seguridad pública de sus ciudadanos y de contar con instituciones confiables y eficaces para ese propósito.

Debemos agradecer todos, y yo lo hago en nombre de los mexicanos, a los que represento, que el Ejército proteja a México. La presencia de los militares es, precisamente, para dar la fuerza que da la oportunidad a las autoridades civiles que asuman su responsabilidad y que hagan lo que deben hacer.

Desde aquí, desde Reynosa, donde diariamente se juegan la vida miles de soldados mexicanos, hago un llamado urgente a acelerar el proceso de depuración y fortalecimiento de las instituciones policiales y ministeriales a nivel estatal, a que en cada estado se establezcan los Centros de Control de Confianza y las Unidades Antisecuestro eficaces, así como el nuevo modelo policial que establece la ley, obligatoriamente para todos.

Hoy la lealtad con la Nación se demuestra también, asumiendo con firmeza las responsabilidades que a cada uno nos corresponden por mandato constitucional.

Sabemos, por otra parte, de las difíciles circunstancias que enfrenta la población en la frontera Noreste del país y en toda esta región, asolada por la virulencia y la falta de escrúpulo de los criminales.

Y ante esa acción irresponsable de los delincuentes de diversos grupos, anuncio que he girado instrucciones para que se establezcan, en esta región, cuatro batallones adicionales, a fin de respaldar con elementos e instrumentos eficaces, la labor de las Fuerzas Armadas en estos lugares.

Ha quedado claro y quedará más claro, todavía, que aquí, en México, no hay más fuerza y no hay fuerza más grande que la de las Fuerzas Armadas; y que no hay mayor poder, que el poder del Estado mexicano, que deriva del mandato de los ciudadanos.

El Ejército seguirá trabajando en todo el país mientras sea necesario, para ofrecer protección a las familias mexicanas. Hoy, gracias al esfuerzo y sacrificio de las mujeres y hombres que portan con gallardía el uniforme de nuestras Fuerzas Armadas, estamos debilitando las estructuras de los grupos criminales, destruyendo su negocio y minando su capacidad de dañar a los mexicanos.

En los últimos meses se han tenido notables avances, entre los cuales, el Ejército Mexicano detuvo o abatió en combate a una decena de líderes de las principales organizaciones criminales que operan en el país. Detuvo a miles de personas vinculadas a actividades delictivas, y los aseguramientos de droga que realizó evitaron que más de mil millones de dosis llegaran a los jóvenes mexicanos.

Los soldados aseguraron casi 10 mil vehículos terrestres, aéreos y embarcaciones, utilizados para delinquir. Con esto y con los decomisos de dinero en efectivo y armas, que llegaron en este mes de febrero al número de 100 mil armas decomisadas, en poco más de cuatro años, estamos minando el poder de fuego y la capacidad de operación de los grupos criminales.

Como es claro, la participación del Ejército está siendo crucial en la lucha por la seguridad, y está siendo, y será determinante en la victoria. Debemos reconocer, sin embargo, que es una lucha que lamentablemente ha costado la vida de militares entregados y comprometidos con el país.

Hace unos días, al entregar el reconocimiento a familiares de militares caídos en combate, una de las viudas de un soldado me expresó que su esposo estaba muy orgulloso de servir en el Ejército Mexicano y de servir a México.

A sus familiares, a sus amigos, a sus hijos, a sus compañeros, quiero externarles mis más sentidas condolencias y las condolencias de todos los mexicanos de bien.

Deben sentirse orgullosos, por otra parte, porque no hay honor más grande que el de ofrendar la vida a la Patria. Honor que nos merece respeto, admiración y tristeza, pero también una gran esperanza: la esperanza de ver nacer una Patria fortalecida, que ha sido regada por la vida de estos héroes.

Quiero pedirles, que en la memoria de todos ellos, guardemos un minuto de silencio.

                                              (MINUTO DE SILENCIO)

Muchas gracias.

El Ejército Mexicano no sólo es ejemplo de valor y coraje en la lucha por la construcción de un México más fuerte y más seguro. Es, también, un emblema del profundo sentido humano y solidario del pueblo mexicano.

Siempre tengo presente, que atrás de cada uniforme hay un padre o una madre de familia, hay hijas e hijos, que ven a sus padres con respeto y con admiración; que atrás de cada uniforme hay un hermano, hay un hijo que es, a la vez, la esperanza y el orgullo de sus padres.

El Ejército Mexicano es un Ejército humano.

Sé que, precisamente, en cada soldado que sirve a México hay un anhelo, no sólo de proveer a su familia de lo indispensable, con dignidad y honestidad, sino también de realizar una tarea, un anhelo, una misión fundada en valores y aspiraciones que van mucho más allá de lo material.

Sé que cada reto que nos impone la naturaleza encuentra una respuesta en una acción del Ejército Mexicano, integrado por mujeres y hombres leales a México; además, fieles al cumplimiento del deber en su lucha contra los enemigos del país, sino también en el pronto alivio y asistencia a otros hermanas o hermanos mexicanos en condición de desgracia.

En cada rincón de México que es afectado por los desastres naturales, ahí están, primero que nadie, los soldados, dispuestos a entregar su vida por salvar la de quien se encuentra en peligro.

Recuerdo, en uno de los muchos desastres que tuvimos el año pasado, cuando llegaban noticias aisladas de una población incomunicada, que había sido afectada por un terrible derrumbe, y que no sabíamos el número exacto de víctimas, pero que se hablaba de varias centenas, instruí al General Secretario, y él a su vez al Comandante de la Región, que fuera personalmente a cerciorarse de la situación.

Y allá acudió con su tropa. Y obstaculizados los caminos, recorrió a pie varias horas, personalmente, hasta llegar y constatar, precisamente, cuál era esa la realidad y prestar la primera ayuda a la población civil en desgracia.

Así es el Ejército Mexicano: fiel a su misión, disciplinado, valiente y fuerte. Por esa razón, amigas y amigos, por muchas otras, la victoria, la victoria es nuestra, y está de nuestro lado, porque tenemos la razón, porque tenemos la ley y porque tenemos al gran Ejército Mexicano.

Quiero que sepan que el pueblo está profundamente agradecido por lo que hacen por nuestro país. Sabemos que día con día están dispuestos a entregar su vida por salvaguardar la de los demás, y por ello queremos agradecerles.

En tiempos difíciles cada soldado es un héroe que lucha por una causa, y hoy esta causa es la seguridad de todos los mexicanos, y por eso, gracias por su valentía y heroísmo.

Les quiero agradecer porque estamos recuperando las libertades que los delincuentes querían arrebatarnos. Les quiero agradecer porque sé y veo y constato que al paso de la tropa la gente abre las puertas de su casa y le aplaude.

Quiero agradecerles porque sé lo que significa la presencia de la fuerza de México, el Ejército en garantía de población que se sentía abandonada y desolada.

Gracias, porque ustedes son una pieza fundamental en la construcción de un México de leyes.

Por todo ello, en esta Administración estamos haciendo un esfuerzo muy grande para que puedan desempeñar su labor en las mejores condiciones. Dije, el 1 de diciembre del año 2006, poco después de tomar posesión como Presidente de la República, que sería un Presidente que velaría por la tropa, y en ello he empeñado mis esfuerzos.

Hemos trabajado por poder mejorar las condiciones de los soldados y también por mejorar el instrumental con el que cuentan para el cumplimiento del deber.

Hemos avanzado, por ejemplo, en materia de instrumental, el año pasado, con la adquisición de cinco aviones de transporte táctico, 12 helicópteros Cougar de la más alta tecnología, otros helicópteros provenientes de la Iniciativa Mérida, de corresponsabilidad internacional, así como equipo para detección satelital que facilita la logística y la hace más precisa.

Pero lo más importante es que estamos, no sólo fortaleciendo a la Institución con más y mejor equipamiento, sino que estamos mejorando las condiciones de vida de los miembros de nuestro Ejército y de sus familias.

Precisamente por ello, hoy quiero compartirles un nuevo esfuerzo y un nuevo paquete de medidas en favor de los soldados de México.

Primero. Desde el inicio de esta Administración, y en cumplimiento de nuestro compromiso de velar por la tropa, hemos incrementado las percepciones de los miembros del Ejército. De hecho los ingresos, las percepciones de los soldados con menor ingreso se han más que duplicado desde el inicio de la Administración.

Y hoy quiero anunciar que he dado instrucciones para que el personal de tropa, clases y marinería, reciban, nuevamente, un apoyo adicional de mil pesos como compensación técnica al servicio. Y este año, por primera vez, recibirán también este beneficio los subtenientes y los tenientes del Ejército y de la Fuerza Aérea Mexicana.

Con este nuevo aumento, el soldado de menor ingreso en las Fuerzas Armadas, habrá incrementado su remuneración en casi 120 por ciento, respecto de lo que recibía al inicio de mi Administración.

Segundo. Como reconocimiento al valor, entrega y amor a México, mostrado por el personal militar que ha fallecido en actos de servicio, además de la indemnización y el apoyo con becas para los estudios de sus hijos, que ya se están otorgando, otorgaremos, a partir de ahora, una pensión de por vida a la viuda de los soldados caídos en acción, y que no será menor a 10 mil pesos mensuales, de manera vitalicia, como he dicho.

Tercero. Para apoyar la adquisición de vivienda, entre 2007 y 2010 ya hemos entregado más de 26 mil créditos hipotecarios a familias de los soldados de México.

Sin embargo, es preciso reconocer que las condiciones y requisitos han dificultado, sobre todo para los soldados con menores ingresos, la adquisición de dichos créditos, por lo que a partir de ahora, buscaremos facilitar esas condiciones.

Entre otros beneficios, vamos a otorgar un apoyo sustancial al ISSFAM para que pueda otorgar muchos más créditos directamente, con lo cual en el nuevo esquema incrementaremos la masa de créditos hipotecarios, a tasas de interés que bajarán de aproximadamente del 10 por ciento a tan sólo el cuatro por ciento en los créditos otorgados directamente por el ISSFAM.

Además, uno de los motivos que restringían la capacidad crediticia de los soldados es que el plazo de 15 años restringía notablemente la capacidad de adquisición de crédito. Por eso, a partir de ahora, vamos a incrementar los plazos de pago de 15 a 25 años, con lo cual se incrementará el monto y se aligerarán los pagos mensuales hipotecarios.

Asimismo, vamos a incrementar el apoyo a fondo perdido para el anticipo de una vivienda que otorga la Comisión Nacional de Vivienda, a través del Programa Ésta es tu Casa para los elementos de las Fuerzas Armadas.

Con estas nuevas condiciones, ahora el Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas Armadas Mexicanas estará en condiciones de otorgar, durante 2011, hasta tres mil 200 créditos hipotecarios con subsidio, sin demérito de los que por su propia cuenta otorgue usualmente el BANJERCITO.

Cuarto. Vamos a ampliar acciones contundentes para mejorar la atención y los servicios a la salud a la tropa. Por eso, formalizaremos los llamados servicios médicos integrales que mejoran sustancialmente la calidad de la atención médica a los miembros del Ejército que lo necesitan, y se pondrán en operación este año en los siete hospitales más importantes de la Secretaría de la Defensa Nacional.

Quinto. En apoyo a quienes han dedicado su vida al servicio de las armas y hoy están retirados, estaré enviando al Congreso de la Unión una iniciativa de reforma a la Ley ISSFAM, a fin que se dé un incremento en el haber de retiro de más del 50 por ciento para el personal militar que cuente entre 20 y 29 años de servicio.

Y sexto. Seguiremos reforzando la atención a la familia de los soldados. Y por eso, continuaremos y ampliaremos el esquema de becas que considera el pago del 100 por ciento de las colegiaturas, para que los hijos de los miembros del Ejército puedan estudiar en el bachillerato o la universidad, en la institución pública o privada de su preferencia.

Séptimo. Con el fin de continuar apoyando al Ejército en su labor, he girado instrucciones para la modernización de la flota aérea, en particular, de los aviones Hércules para el transporte de tropa y equipamiento; y además, vamos a adquirir mejor armamento para cada una de sus acciones: chalecos antibalas para todos los elementos que estén en acción con un nivel superior de protección, y una flota de nuevos vehículos blindados, como los que están a mi izquierda, y con los cuales contarán los batallones que estén en operaciones de alto impacto. Queremos que nuestros soldados estén mejor armados, mejor equipados y mejor protegidos.

Señoras y señores:

El Día del Ejército es un recordatorio de que debemos hacer gala del orgullo nacional, debemos estampar en nuestra mente y en nuestros corazones, que no hay honor más alto que el de servir a la Patria y el dedicar la vida a ella.

Las acciones del Instituto Armado nos inspiran y nos impulsan a trabajar incansablemente por la transformación de México.

Quiero reiterar mi reconocimiento y gratitud a todos los soldados. Desde quien ocupa el más modesto puesto de operación o de servicio, hasta, desde luego, los oficiales, los jefes, los generales, que sirven en el Instituto Armado.

En particular, quiero reconocer, también, a quien se ha significado por su valor, lealtad y patriotismo en momentos difíciles, al General Guillermo Galván Galván, Secretario de la Defensa Nacional.

Ha dicho hace un momento, el General Galván, que podrán venir tiempos mejores, o momentos difíciles, circunstancias inéditas, no lo sabemos. Y quizá a juzgar por la adversidad y los desafíos que juntos nos ha tocado enfrentar, eso es parcialmente cierto.

Pero es cierto, también, que el Ejército Mexicano está cumpliendo con su deber, que estamos enfrentando hoy problemas que han crecido largamente en el pasado, pero que, al mismo tiempo, estamos construyendo soluciones definitivas para el futuro.

Es cierto, a nosotros nos tocó la brega. Quizá a nosotros nos tocó abrir el surco, barbechar, preparar la tierra y echar la semilla. Y no son estas tareas, ni gratas, ni fáciles. Pero sabemos bien que después de la siembra vendrá la cosecha. Y precisamente por ello, porque hoy hacemos lo que la Patria nos exige, y porque las acciones de hoy, cada día, verán sus frutos en un mañana y un México mejor, yo puedo asegurarles, que porque el Ejército Mexicano está cumpliendo, yo les digo que sí vendrán tiempos mejores para México.

Soldados:

Nada hay más honroso para un padre, que ser orgullo de sus hijos; sean orgullo de sus hijos. No hay nada más honroso para un mexicano, que servir a México; sigamos sirviendo a México. Defiendan su buen nombre, que será lo más valioso que puedan heredarle a los suyos.

En mi carácter de Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, les instruyo a seguir con su entrega, valor y heroísmo en esta lucha por un México mejor. Y no habrá para ustedes honor más alto que el de saber que la Nación a que todos aspiramos, será construida gracias al firme compromiso de los miembros del Ejército Mexicano.

Viva el Ejército.

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