¡Paisano ese no soy yo, me estás confundiendo!, le dije cariñosamente.
Formo parte desde hace años de una red de sinaloenses radicados en la Ciudad de México; de "amigos" del Puerto de Mazatlán.
Nos reunimos una vez al mes -el último sábado-, para beber café, desayunar, charlar, cantar, escuchar y, a veces hasta para recitar poemas.
Y cuando la noche del jueves 27 de marzo de 2008, Susana Thompson, me habló por teléfono para recordarme que no faltara al compromiso, me sorprendió no lo tenía agendado, confieso: mea culpa.
Había hecho un compromiso distinto -no siempre voy a esos encuentros,-, pero -siempre hay un pero-, cuando supe que la reunión era con el escritor sinaloense Elmer Mendoza cancelé todo y llegue más que puntual..
Había hecho un compromiso distinto -no siempre voy a esos encuentros,-, pero -siempre hay un pero-, cuando supe que la reunión era con el escritor sinaloense Elmer Mendoza cancelé todo y llegue más que puntual..
Y es que Elmer y yo teníamos que habernos conocido hace tiempo.
Pero bueno, así son las cosas y ese día se dieron.
Elmer es dramaturgo, cuentista, y sobre todo un promotor cultural; ama a Sinaloa como muchos.
Es ganador por unanimidad del III premio Tusquets Editores de Novela por Balas de Plata. Es un narrador nato; ¡un chingón!
Es también autor de las novelas Cóbraselo caro (2005), Efecto Tequila (2004), finalista en 2005 del premio Dashiell Hammett, y El amante de Janis Joplin (2001), que le valió el Premio Nacional de Literatura José Fuentes Mares. Además de un sinnúmero de cuentos, como Trancapalanca, (1989).Es ganador por unanimidad del III premio Tusquets Editores de Novela por Balas de Plata. Es un narrador nato; ¡un chingón!
Y va la anécdota
Justo ese día -sábado 29 de marzo de 2008- llegue al desayuno con los amigos mazatlecos, 15 minutos antes que llegará el invitado de honor: Elmer
Debo decir que todo mundo lo esperaba.
Había en la entrada una gran foto del escritor culichi con el libro "Balas de Plata."
Y como siempre al llegar saludé de mano al Héctor Torres, a Susana Thompson, al Tona, al Memo Ríos (Mr. aplausos), entre otros; de inmediato busque un lugar para sentarme a beber cafe y almorzar como Dios manda.
Y sucedió que un añejo conocido periodista mazatleco me saludó efusivamente (me reservo su nombre); me sentó en su mesa -de hecho hizo recorrer a una persona (la neta me sentí incomodo)-, y empezamos a hablar con una taza de café afectuosamente.
Pocos minutos después comentó de una entrevista que esa semana me habían hecho en la TV - lo cual era cierto-. Justo esa semana estuve en la TV -Cadena Tres, con Jorge Fernández Menéndez-, hablando de las FARC, del conflicto Colombo-ecuatoriano, las armas, el uranio, las drogas, etcétera.
O sea, tenía lógica lo que me decía mi interlocutor.
Nos sirvieron más café y cuando me dijo “oye muy bien la novela, el premio, y…etcétera...”
Y dije ¡Ah cabrón!
¡Paisano ese no soy yo, me estás confundiendo!, le dije cariñosamente.
Y en efecto. ¡Me confundió con Elmer Mendoza!
¡Jajajajá Nos reímos un buen rato!
Se sintió incomodo, pero ahí quedó.
Quizá la culpa fue de la foto que colocaron en la entrada del salón.
Total que a los minutos llegó Elmer; habló de literatura, de su reciente novela y del trabajo que hace en Sinaloa como promotor cultural, que lo es.
Al final Elmer y yo, charlamos "en corto".
Y en efecto, tenemos "aire de familia", nos parecemos físicamente, claro que el escritor es 9 años mayor que yo; él es modelo 49, yo soy 58, apenas.
Jajajajá.
Jajajajá.
Y bueno, al final Elmer me dedico su libro y me puso " a FA uno de mis seis dobles "
La verdad supe de Elmer por La Reina del Sur de Pérez-Reverte. (Su carnal!).
“Acá entre nos”, tengo la percepción que Elmer es autor en gran parte de esa novela.
Y bueno el escritor y yo tenemos algo en común; ambos somos sinaloenses, Él es de Culiacán yo de Los Mochis. A ambos nos gusta la literatura; él es escritor yo soy un analista aficionado a la poesía; ambos tenemos como autores preferidos a Juan Rulfo y Octavio Paz...
Y años después nos encontramos en mi tierra en una presentación de uno de sus libros; y alguién nos tomó una foto por Ahí debe andar.
¡Qué cosas nos suceden!
Otro día me confundieron con un político...Pero eso no lo plático. .
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