Adiós a don Julio
Sherer García *1926–2015)/Fa
Publicado en La Silla Rota, 7 de enero de 2015
“Todo tiene su
tiempo...hay tiempo de nacer y tiempo de morir.. “Eclesiastés...
Aproximadamente
a las 04:30 horas de este miércoles 7 de enero de 2015 murió a la edad de 88
años el periodista Julio Scheler García, fundador de la revista Proceso y formador de muchos periodistas.
El motivo de su deceso “un choque séptico, tenía varios meses enfermo. Sus
restos fueron velados v en la agencia funeraria del Panteón Francés: fue inhumado
esta misma tarde.
Se
presentía su pronto deceso, sobretodo en la muerte de su amigo Vicente Leñero,
de hecho esa fue la última colaboración en Proceso
el pasado 6 de diciembre de 2014,:
Hacia
afuera, el dolor desgarra. En lo íntimo, el dolor es retrospección, reflexión,
evocación creativa. Hoy Proceso vive el dolor de la pérdida que no tiene
vuelta. Con la muerte de Vicente Leñero
perdemos en Proceso –como la
parte del país con la que pueden compartirse la cotidianidad y la historia– al
hombre que deja huella honda en el periodismo y en las múltiples expresiones de
la creación artística. Pero aquí tenemos una pérdida adicional. Partió uno de
los fundadores y un pilar de lo que ha sido y es Proceso: un sueño, un
proyecto, una realidad, una historia y el futuro en permanente desafío.
Leñero está en la esencia de lo que
nosotros, los que aquí trabajamos y los que en esto creemos, hemos llamado el
espíritu de Proceso....
¿Como
describirlo?
Mi
amigo Paco Gómez Maza quien lo conoció, trato y los quiso hasta la muerte se refiere
a él como un gran hombre, gran periodista sin adjetivos, garbanzo de libra,
implacable, seductor, agudo, de preguntas breves, precisas y concisas. De
escribir elegante, claro, puntual, concreto y bello. ¡Y si tiene la oportunidad
de entrevistar al mismísimo Diablo, va al infierno!
Alejandro
Caballero
lo describe de cuerpo completo en un texto para la agencia Apro Proceso,
escribió:
“el 17 de octubre pasado hizo lo que sería su
última visita a la redacción que tanto amó. Al despedirse, a las puertas de las
oficinas del semanario que fue su vida durante sus últimos 38 años, dijo a este reportero, los ojos
húmedos, que Proceso había costado muchos sacrificios y trabajo y se despidió
intentando una sonrisa.“ Prometió, un hilo su voz, que regresaría para el
aniversario 38 del semanario. Ya no pudo“.
Sherer
estudio derecho y filosofía en la UNAM, pero comprendió que su vocación era el
periodismo, oficio que ejerció hasta su deceso.
Nació un 7 de abril de 1926 y
antes de cumplir los 18 años, al inicio de los años 40, ingresó al periódico
Excélsior, en 1946, donde inició como hueso de la redacción y a los 22 años ya
era reportero de la fuente política, jefe de información, auxiliar de la
dirección y justo a los 42 años asumió la dirección de Excelsior, entonces el
mejor periódico de México.. Era septiembre de 1968, pocos días antes del 2 de
octubre “no se olvida“.
En ese cargo estuvo hasta
junio de 1976, gobernaba el país, Luis
Echeverría Alvarez, autor intelectual de la maniobra perversa de su salida.
Semanas después nació la revista Proceso,
el numero uno salió en el 6 de noviembre de 1976. En ese momento Scherer tenía
50 años de edad, estaba en su mejor momento.
Desde
ese momento la revista se convirtió en lectura obligada.
Las
reacciones de su deceso han sido muchas, todas lamentando su deceso.
Seguramente muchos escribirán artículos y columnas sobre el deceso.
Por
cierto, en el momento de su deceso ocurre en el mundo una noticia mayor, me
refiero a los hechos lamentables ocurridos hoy en Paris. Un comando armado
terrorista asesinó a once personas y otras días más resultaron heridas, se
trata de periodistas que fueron victimados por haber hecho su trabajo
periodístico. Se trata del ataque terrorista más grave en 50 años, cuando en
1961 el grupo terrorista de ultraderecha Organización del Ejército Secreto puso
una bomba en un tren matando a 21 personas.
De
vivir Sherer hubiera alzado la voz.
Escribió
en Facebook Gustavo Hirales “He discrepado muchas veces de Julio Scherer, las
más de ellas en mi fuero interno, lo cual no obsta para decir que, sin su
presencia y su obra, México sería peor de lo que es. Fue un ensanchador de la
libertad de expresión y, a través de ella, de la democracia y la civilidad..“
Coincido
con Gustavo., con Sherer se va un icono
del periodismo, gracias a aprendimos a distinguir el bueno del mal periodismo,
sobretod el periodismo valiente que no tiene miedo a la represión.
Obviamente
Sherer no era un santón como todos tenía defectos, pero su lectura era obligada, sobretodo en el
genero de la entrevista..
Si
alguien no leyó aquella famosa entrevista que le hizo en 1993 al poeta Octavio
Paz?, recomiendo lo haga. La entrevista fue posible gracias a la intervención
de Leñero.
Escribió
Sherer:
“A punto de cumplir Octavio Paz ochenta años,
Vicente Leñero me dijo que debía entrevistar al poeta. Le dije que no, temeroso
de una negativa. Vicente insistió. Cedí, como siempre.
Vi a Octavio en su departamento de las
calles de Río Lerma, a la altura del Ángel de la Independencia. Fue afable,
diría que hasta cariñoso. Bebimos una copa, acaso dos.
Me preguntó si había preparado algún
cuestionario que diera pie a la entrevista que le había solicitado. Le dije que
le llevaba buen número de preguntas. Sus intensos ojos azules, más que los
ademanes, me indicaron que las leyera sin prisa.
Octavio escuchaba e iba diciendo. Esa
no, de la cocaína nada. ¿Por qué, Octavio? Nunca probé la droga, pero a Marie
Jo no le gustaría que hablara de eso. Acerca de la muerte, tampoco hablaría el
poeta....“
Don Julio Sherer
escribió
22 libros entre 1965 y 2013, el primero, “Siqueiros: La Piel y la entraña
(1965)“, y el ultimo “Niños en el crimen“, Ed Grijalbo 201. hizo varias
entrevistas, pero una fue noticia entre los periodistas.
En
la edición No. 1744 del 4 de abril de 2010, Proceso
publicó y le dio portada a una entrevista regular con un narcotraficante. La
nota no fue la entrevistas sino la foto que le dio al mundo. Sherer era abrazado
por El Mayo, quien llevaba una camiseta guinda y una gorra.
¿El
Lugar? No lo sabemos, quizá en la Sierra de Sinaloa o Durango.
Y
la frase que caló de Julio Sherer para justificar la entrevista fue: “Si el Diablo me ofrece una entrevista, voy
a los infiernos…” Punto.
¡Lo
mismo que me dijo Paco Gómez Maza!
En
efecto, Sherer por interés periodístico acudió al encuentro con El Mayo, iba sólo con una grabadora y dos plumas en la
bolsa, sin guaruras.
Dice
el cuerpo de la entrevista:
“La
conversación llega a su fin. Zambada, de pie, camina bajo la plenitud del sol y
nuevamente me sorprende:
–¿Nos
tomamos una foto?
Sentí
un calor interno, absolutamente explicable. La foto probaba la veracidad del encuentro con el capo.
Zambada
llamó a uno de sus guardaespaldas y le pidió un sombrero. Se lo puso, blanco,
finísimo.
–¿Cómo
ve?
–El
sombrero es tan llamativo que le resta personalidad.
–¿Entonces
con la gorra?
–Me
parece.
El
guardaespaldas apuntó con la cámara y disparó.“
La
entrevista fue comentada por muchos colegas, algunos a favor otros no.
Su
amigo Miguel Angel Granados Chapa
preguntó en su columna Plaza Pública aquel 6 de abril de 2010.“¿Es válido, ética y
periodísticamente, dar voz a los jefes del narcotráfico, como lo han hecho la
revista semanal Proceso y su fundador Julio Scherer García, que aceptó ser
trasladado hasta un lugar secreto en cualquier punto del país, donde el
periodista lo entrevistó?
La
respuesta fue “Notoriamente, esa
publicación (Proceso) y quien la dirigió durante 20 años contestan
afirmativamente a esa pregunta. No lo hacen sólo ahora. En sus páginas el
propio Scherer ha publicado entrevistas con Zulema Hernández, mujer de El Chapo
Guzmán durante su estancia en el penal de alta seguridad de Occidente; y con
Sandra Ávila, la Reina del Pacífico..“
Agregó
Miguel Angel: “Al aceptar encontrarse con Zambada (...) Scherer no titubeó. Ni
consideró que pudiera tratarse de una trampa, tendida para causarle daño...
El
crítico fue Ricardo Alemán, en su
columna Itinerario Político en El Universal, del 13 de abril de 2010., escribió:
“
Lo cierto es que nadie le escatima a don Julio su trayectoria, sus cualidades
de antaño, su nombre y su paso a la historia. Pero también es cierto que con un
milímetro del rigor que el propio Scherer ejerció en el viejo Excélsior —lo que
por cierto recordó certero Joaquín López Dóriga—, resulta reprobado el texto que entregó sobre su encuentro con El Mayo.
Y sí, un texto penoso. Pero ese tampoco es el corazón del problema, porque
periodista que se diga infalible, que aviente la primera piedra.
El
problema no está en acudir al encuentro con El Mayo, con Dios o con el diablo. Tampoco en intentar una entrevista. El
problema aparece cuando se formulan las interrogantes básicas de todo trabajo
periodístico; ¿Qué se va a preguntar? ¿Cómo se va a presentar la entrevista
para su difusión? Y, más importante. ¿Qué se busca con su difusión? El
resultado fue penoso. El periodista no preguntó lo básico —no lo dejaron
preguntar o se guardó las respuestas—, su texto es una apología del criminal y,
al final de cuentas, quedó como vocero del narcotraficante.
¿Conocerá
don Julio todo lo que saben de periodismo los narcos; lo que hacen con los
periodistas?.., pregunto Alemán.
Hoy
habrá muchos artículos y columnas que hablaran sobre Sherer..
Decían
antes muy antes, que cuando se moría un poeta, escritor y algunos periodistas
(no todos) se iban a El Limbo, que
era el lugar que destinó hace mucho la iglesia católica para ellos, hasta antes de que Benedicto XVI
decretará su inexistencia.
De
ser así seguramente en es lugar hay una fiesta hoy de varios amigos
esperándolo..
Descanse
en paz.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario