El
diablo, dijo el apa, “es un mentiroso. Aún más: es el padre de la mentira, que
genera mentiras. Es un estafador. Te hace creer que si comes de esta manzana
serás como un Dios. Te la vende de ese modo y tú la compras, y al final te
estafa, te engaña y te arruina la vida”.
El
Pontífice se preguntó cómo podemos hacer para no dejarnos engañar por el
diablo. “Jesús nos enseña cómo: no dialogar nunca con el diablo. Con el diablo
no se dialoga. ¿Qué hizo Jesús con el diablo? Lo alejaba”.
De
hecho, incluso en el desierto, Jesús “nunca utilizó su propia palabra, porque
era muy consciente del peligro. En las tres respuestas que da al diablo se
defiende con la Palabra de Dios, la Palabra de la Biblia”.
Por
otro lado, Francisco explicó en qué consiste el infierno: “la condenación
eterna no es una sala de tortura. Eso es una descripción de esta segunda
muerte”. En realidad, la condenación eterna “es una muerte”.
“Los
que no serán recibidos en el Reino de Dios es porque no se han acercado al
Señor. Son aquellos que avanzan por su propio camino, alejándose del Señor,
pasando de largo del Señor. Esos desaparecen por sí solos. La condenación
eterna consiste en ese constante desviarse de Dios”.
La
condenación eterna consiste entonces en alejarse para siempre “del Dios que da
la felicidad, del Dios que te quiere tanto”.
Si
“abrimos nuestros corazones”, como nos pide Jesús, y no andamos a nuestro aire,
tendremos “la alegría de la salvación, el Cielo y la tierra nuevos”, explicó el
Santo Padre.
“La
esperanza que abre los corazones al encuentro con Jesús. Esto es lo que
esperamos: el encuentro con Jesús. ¡Es bello, muy bello! Él nos pide ser
humildes y que digamos: ‘Señor’. Sólo esa palabra, y Él hará el resto”.
Es la segunda vez que el papa Francisco aborda este tema, lo hizo cuando estuvo en México en la misa de Ecatepec…, Estado de México.
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