8 ene 2017

Videgaray regresa… como aprendiz

Revista Proceso # 2097, a 8 de enero de 2017.
Videgaray regresa… como aprendiz/ARTURO RODRÍGUEZ GARCÍA
Las últimas semanas de 2016 algunos columnistas mencionaban con insistencia el retorno de Luis Videgaray Caso al gabinete peñanietista. Y así fue. La Presidencia de la República convocó a los medios el miércoles 4 y anunció los nombramientos de María Cristina García Cepeda, en la Secretaría de Cultura, y de Videgaray, en la cancillería. Todo en medio de las protestas por el gasolinazo. Pero lo más sorprendente fue la declaración del recién nombrado, quien admitió que no sabe nada de diplomacia, pero puede aprender.
Artífice de las condiciones económicas actuales, de las reformas estructurales energética, hacendaria y financiera, de los recortes presupuestales, así como del endeudamiento que ya es similar al adquirido previo a la crisis de 1994-1995, Luis Videgaray Caso regresó al gabinete federal.
En septiembre pasado Videgaray fue señalado como el artífice de la reunión del presidente Enrique Peña Nieto con el entonces candidato republicano Donald Trump en la residencia oficial de Los Pinos, uno de los episodios más costosos para la popularidad del presidente Enrique Peña Nieto, que hasta agosto contaba sólo con 28% de aprobación popular, según diversas encuestadoras.

El informe presidencial, que se entrega cada 1 de septiembre –antaño conocido como “el día del presidente”–, se vio disminuido por la cobertura dedicada al encuentro de Peña Nieto con el magnate estadunidense, cuyo discurso de odio hacia los mexicanos era ampliamente comentado en el país, sobre todo por la tibieza de las respuestas presidenciales.
El efecto fue tal que, dos meses después –cuando el periódico El Universal y la encuestadora Buendía & Laredo levantaron otra encuesta y publicaron los resultados el 20 de noviembre–, la desaprobación a Peña Nieto era de 75%; el tercer factor de rechazo se debía precisamente a la reunión con Trump, para entonces presidente electo de Estados Unidos.
Tras la visita del republicano, el 31 de agosto, no pasó ni una semana cuando Videgaray quedó fuera del gabinete en el que figuró hasta entonces como el personaje más influyente de la administración peñanietista. Desde el día del encuentro hasta el 7 de septiembre, cuando se anunció su “renuncia”, las filtraciones apuntaban a él como el promotor de la visita de Trump y por haber dejado al margen al cuerpo diplomático y a la propia canciller Claudia Ruiz Massieu Salinas, quien se enteró del encuentro hasta el final.
El 8 de septiembre Trump escribió en su cuenta de Twitter: “México ha perdido a un brillante secretario de Hacienda y a un hombre maravilloso que, sé, era altamente respetado por el presidente Enrique Peña Nieto”.
Y, en un segundo mensaje, añadió: “Con Luis (Videgaray), México y los Estados Unidos hubieran hecho tratos maravillosos, donde ambos, México y EU, se hubieran beneficiado”.
Durante dos meses Videgaray quedó fuera de toda cobertura periodística, hasta que el 8 de noviembre el magnate estadunidense ganó los comicios presidenciales. A partir de entonces se empezó a hablar de su regreso.
Cuando menos en los periódicos El Financiero y Milenio y en la revista Expansión hubo articulistas que comentaron sobre una supuesta relación de Videgaray con Jared Kushner –yerno de Trump, pues está casado con Ivanka–, un acaudalado desarrollador inmobiliario a quien se considera clave en la construcción de la candidatura del republicano y se le perfila como mano derecha en la administración que inicia el próximo viernes 20.
La versión es más o menos coincidente: un amigo mutuo de Wall Street habría gestionado la comunicación entre Kushner y Videgaray, que resultó en el encuentro Trump-Peña Nieto que le costó el cargo a Videgaray.
A dichas versiones se sumaron otros columnistas, quienes en los últimos meses de 2016 comentaron sobre el inminente regreso de Videgaray al gobierno, dadas las expresiones elogiosas de Trump al defenestrado secretario y a la importancia que tiene la relación México-Estados Unidos, dado el antimexicanismo del republicano.
Los nombramientos del miércoles 4
Tras el anuncio del gasolinazo Peña Nieto tomó vacaciones. Sus redes sociales emitieron mensajes de felicitación y buenos deseos por las fiestas decembrinas y el Año Nuevo, así como salutaciones a los gobernadores que tomaban protesta con el inicio de año.
La entrada en vigor de los nuevos precios de los combustibles detonaron también las protestas. Durante la primera semana del año las expresiones de inconformidad se extendieron prácticamente en todo el país. El miércoles 4, el presidente dio un mensaje a medios de comunicación desde la residencia oficial de Los Pinos.
Como la agenda presidencial no explicitó el motivo, algunos comunicadores adelantaron desde la noche del martes 3 que Videgaray asumiría la cancillería, mientras que Ruiz Massieu ocuparía la Secretaría de Cultura, acéfala desde el fallecimiento de Rafael Tovar y de Teresa en diciembre pasado. El miércoles 4 por la mañana empezó a mencionares a María Cristina García Cepeda para ese cargo.
Por la calle Molino del Rey, un camino interno del bosque de Chapultepec reservado al personal de la casa presidencial, hay un pasillo austero que conduce a los salones en los que el mandatario en turno suele encabezar eventos de mediana o poca concurrencia.
El lugar es invocación del pasado, no por su decoración y acabados que son relativamente modernos, sino por los nombres de cada estancia. Al llegar al vestíbulo a la derecha se ubica el salón Manuel Ávila Camacho; a la izquierda, el Adolfo López Mateos, de este salón, en el extremo contrario a la puerta de acceso, parte un andador que lleva a los jardines y desemboca en la casa Miguel Alemán.
Ahí estaban Videgaray Caso, García Cepeda y el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, el miércoles 4. Llegaron antes de mediodía, cuando Peña Nieto anunció los nombramientos.
Casi media hora antes, la canciller Ruiz Massieu llegó a Los Pinos pero no ingresó a la residencia oficial. Ante el desfile de reporteros que llegaban a cubrir el acto, ella evitó el contacto visual. Permaneció de pie en el vestíbulo, muy cerca de la puerta del salón Manuel Ávila Camacho, acompañada por una asistente.
Cuando Peña Nieto va a anunciar cambios en su gabinete convoca a los medios pero en las invitaciones no dice los motivos. Así lo hizo el 27 de agosto de 2015, poco antes de rendir su tercer informe de gobierno, cuando hizo el ajuste más grande en el gabinete. Ese día, Emilio Chuayffet Chemor salió de la Secretaría de Educación Pública; Enrique Martínez y Martínez dejó la de Agricultura; Jesús Murillo Karam, la de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, y Juan José Guerra Abud, la de Medio Ambiente. Excepto este último, ninguno de los salientes estuvo en el evento.
En su mensaje del miércoles 4, Peña Nieto aludió de manera improvisada al aumento en el precio de las gasolinas; una medida dolorosa pero necesaria, dijo. El jueves 5 por la noche, en su mensaje de Año Nuevo, retomó el asunto. Esa medida, insistió, se debe al retiro del subsidio, al alza en los precios internacionales del petróleo, e hizo una convocatoria a la unidad nacional.
A lo atropellado del discurso del miércoles 4 se sumó el olvido del rol que desempeñaba ahí Osorio Chong, por lo que Peña Nieto tuvo que regresar para informar que el secretario de Gobernación se encargaría de dar posesión a Videgaray y a García Cepeda.
Y fue justo durante la entrega-recepción en la cancillería donde se exhibió a Ruiz Massieu de manera inusual, pues el evento se transmitió por televisión. En él se observó a Ruiz Massieu conteniendo el llanto.
El hombre que llega a aprender
Con escasa experiencia en el ámbito político, acostumbrado a rodearse del grupo de amigos que hizo desde la carrera en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y del doctorado en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), Luis Videgaray Caso advirtió el martes 4, cuando fue nombrado canciller, que no sabía de diplomacia, pero iba a aprender.
La inexperiencia de Videgaray es una constante en los cargos públicos que ha ocupado. En diciembre de 2012, cuando llegó a la Secretaría de Hacienda, según su currículum, sólo había sido asesor de Pedro Aspe al final del salinato. Videgaray también trabajó en Protego, una empresa del mismo Aspe dedicada a la reestructuración de las deudas de los estados, así como en la Secretaría de Finanzas durante la administración de Peña Nieto en el Estado de México; luego fue diputado federal, una trayectoria limitada para llegar a la conducción económica del país.
En diciembre de 2010, en una entrevista para El Sol de Toluca, Videgaray se ufanó: “Aprendí economía de cinco premios Nobel y política en San Lázaro”, dijo, en alusión a que fue en el MIT y no en el ITAM donde supo de la materia en que se especializa y a que comprendió la política cuando fue diputado federal.
La “curva de aprendizaje” de Videgaray como secretario de Hacienda tuvo altos costos para la economía mexicana. Hombre clave en las reformas estructurales aprobadas durante el primer año y medio de gobierno, medios de comunicación nacionales y extranjeros aplaudían su gestión (la revista Euromoney lo eligió como “ministro de Finanzas del año” en 2014, pese a que durante los cuatro años que estuvo al frente de la Secretaría de Hacienda ni siquiera supo calcular el crecimiento económico).
Ya desde 2013 y de manera más evidente en 2014, todos los indicadores económicos estaban en picada y continúan así. El reportero Carlos Acosta Córdova recogió testimonios de la arrogancia de Videgaray en el sector bancario, la academia, e inclusive, entre los otros secretarios de Estado y sus antiguos mentores. La política monetaria le fue tan ajena, que ni siquiera acudía a las asambleas del Banco de México (Proceso 1959, 1987 y 2022).
Así, el hombre que consiguió las reformas estructurales y estuvo al frente de Hacienda con más dinero que ninguno de sus antecesores fue el artífice de lo que el propio Peña Nieto presumió como responsabilidad en el sostenimiento de la estabilidad económica, en su mensaje de Año Nuevo el jueves 5 por la noche:
Recorte presupuestal por 239 mil 700 millones de pesos (Peña Nieto dijo 190 mil millones); recorte de personal por el orden de 20 mil burócratas, ahora desempleados.
Y también de lo que no dijo el mandatario: de un endeudamiento de 50.5% del Producto Interno Bruto, esto es, un incremento en la deuda superior a 14% contraído durante la gestión de Videgaray en Hacienda.
Las casas presidenciales
Presidenciable desde el primer día de la administración de Peña Nieto, hasta su renuncia a la Secretaría de Hacienda, Luis Videgaray no lograba repuntar en las encuestas que le atribuían en agosto pasado apenas 4% en las preferencias.
Claudia Ruiz Massieu, sobrina del expresidente Carlos Salinas de Gortari e hija del priista José Francisco Ruiz Massieu, asesinado el 28 de septiembre de 1994, tenía también 4% de las preferencias rumbo a 2018 por esas fechas.
A partir de la renuncia de Videgaray, las encuestadoras dejaron de considerarlo en las mediciones, que han colocado como punteros a Andrés Manuel López Obrador, de Morena; Margarita Zavala Gómez del Campo, del PAN o independiente, y Miguel Ángel Osorio Chong, el más posicionado de los priistas.
El regreso de Videgaray y el protagonismo que Peña Nieto le ha conferido –inclusive a costa de Ruiz Massieu– desde el miércoles 4, al abordar la importancia de su papel para la relación con Estados Unidos, reiterada en el mensaje transmitido en cadena nacional la noche del jueves 5, lo vuelven a colocar en la carrera sucesoria.
Videgaray está casado con Virginia Gómez del Campo, prima de la esposa de Felipe Calderón, declarada aspirante presidencial.
En medio del barullo provocado por el gasolinazo, Margarita lanzó su primera crítica contundente a Peña Nieto en su artículo Todo mal: el precio de la gasolina, la corrupción, la mentira, publicado el lunes 2 en El Universal.
El tema de los gasolinazos fue severamente criticado por el PRI y el propio Videgaray, cuando Calderón era presidente. La crítica de Margarita Zavala aludió a un aspecto relevante del argumento presidencial de estos días: fue Peña Nieto quien ligó el precio de las gasolinas a la reforma energética cuando aseguraba que habían bajado.
Ahora, él y su gobierno afirman que el incremento nada tiene que ver con dicha reforma. En su mensaje del jueves 5 transmitido en cadena nacional, luego de cuatro años de cautela Peña Nieto se lanzó contra Calderón y lo acusó de “quemar” 1 billón de pesos, regalando gasolina.
Como observó el reportero Álvaro Delgado, en el portal informativo www.proceso.com.mx el viernes 6, Zavala Gómez del Campo defendió la gestión de su marido. También golpeó la médula del discurso oficial que justifica el nuevo precio de los combustibles en la eliminación del subsidio:
“Una gran mentira que nos van a repetir mil veces para justificar su abuso es que ‘en el gobierno de Calderón pasó lo mismo’. Para empezar, en los gobiernos del PAN no se utilizó el precio de la gasolina para fines recaudatorios. Y hay una enorme diferencia: en ese entonces, la gasolina que se compraba a Estados Unidos costaba 11 pesos y se vendía a siete pesos el litro. Había un subsidio por más de 200 mil millones de pesos al año que tenía que corregirse, lo que se hizo gradualmente.
“En el gobierno de Peña Nieto el gobierno compra la gasolina a 11 pesos y la venderá hasta en 20 pesos el litro. Ya no hay subsidio que corregir. El gobierno ahora ganará dinero con la venta de gasolina. El gobierno está haciendo negocio con nuestros propios recursos”, escribió Zavala.


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