El Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México decidió el domingo 2 de noviembre continuar por ahora con las obras de un NAICM, para dar tiempo a que el Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador alcance un acuerdo con los tenedores de bonos.
Un día después, López Obrador, dijo que las inversiones en el cancelado nuevo aeropuerto están garantizadas y que el martes dará nueva información sobre el tema después de reunirse con su secretario de Hacienda, Carlos Urzúa.
"No vamos a incumplir, se va a garantizar la inversión en bonos", dijo durante su primera conferencia de prensa matutina.
Con ello los bonos del NAIM se disparan...
El precio de los bonos del fideicomiso Mexcat, que fueron emitidos para financiar la construcción del NAIM, se disparaban luego de que este lunes 3 de diciembre se oficializara la oferta de recompra.
Ayer, el nuevo Consejo de Administración del Grupo Aeroportuario Ciudad de México (GACM) emitió una oferta de compra por mil 800 millones de dólares de los bonos usados para financiar parte del NAIM, a fin de mitigar el riesgo que enfrentan dichos papeles, tras el anuncio de cancelación del proyecto en Texcoco.
De acuerdo con información de Bloomberg, los bonos para el 2026 subieron 7.69 por ciento a 88.67 dólares, mientras que el bono para 2047 avanzó 13.13 por ciento a los 85.19 dólares.
El intercambio de bonos del NAIM se disparó cuatro veces más su promedio de transacción diaria.
De acuerdo con el comunicado de la Secretaría de Hacienda, la intención es modificar los acuerdos de emisión de los bonos, así como los acuerdos relacionados con ellos para eliminar ciertas obligaciones y eventos de incumplimiento relacionados con el Proyecto del Aeropuerto en Texcoco.
Comunicado de prensa Nº 2. Anuncio de oferta pública de recompra y solicitud de consentimiento por parte del Fideicomiso del ARPT de la CDMX
- Comunicado de prensa Nº 2..., de la SHCP
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público informa que, en breve, el Fideicomiso del Aeropuerto de la Ciudad de México (“MEXCAT”) llevará a cabo una transacción dirigida a los inversionistas tenedores de bonos internacionales de “MEXCAT”. Actualmente el valor de las cuatro series en el mercado asciende a 6,000.00 millones de dólares americanos (“los Valores”). La transacción es parte de un plan integral para atender los derechos contractuales de todas las partes interesadas en el desarrollo de infraestructura aeroportuaria en el área metropolitana de la Ciudad de México.
A la luz de las modificaciones propuestas por el Gobierno de México, Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México está evaluando el plan estratégico del desarrollo del Proyecto del Aeropuerto de Texcoco. MEXCAT realizará una oferta pública de recompra en efectivo por una porción de los bonos y solicitará el consentimiento de los tenedores de los Valores para hacer ciertas modificaciones a los convenios de emisión y otros documentos relacionados. El objetivo principal de la oferta de recompra y de la solicitud de consentimiento será proporcionar flexibilidad a MEXCAT en el caso de que se presenten cambios por parte de la nueva administración.
En específico, MEXCAT buscará:
• Comprar una parte de la deuda vigente, con lo cual se prevé reducir el apalancamiento del Fideicomiso de forma significativa, y
• Modificar los convenios de emisión de cada uno de los Valores, así como los acuerdos relacionados con éstos para eliminar ciertas obligaciones y eventos de incumplimiento relacionados con el Proyecto del Aeropuerto de Texcoco, y liberar el gravamen sobre la Tarifa de Uso Aeroportuario (“TUA”) y otros activos provenientes de un potencial Aeropuerto en Texcoco.
Los Valores seguirán siendo garantizados por los derechos al cobro de la TUA y otros activos derivados del Aeropuerto Benito Juárez.
Las ofertas de recompra y las solicitudes de consentimiento forman parte de un plan exhaustivo para atender los acuerdos y compromisos relacionados con el Aeropuerto de Texcoco con diversos inversionistas, contratistas y otros accionistas, incluyendo los tenedores de certificados emitidos por la Fibra E del Aeropuerto de la Ciudad de México.
Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México pretende atender a los derechos contractuales de estas partes interesadas y asegurar un trato justo de acuerdo con las prácticas de mercado para estas situaciones.
Declaraciones a Futuro
Este comunicado de prensa contiene declaraciones a futuro. Las declaraciones a futuro son información de naturaleza no histórica o que se relacionan con eventos futuros y están sujetas a riesgos e incertidumbres. No se puede garantizar que las transacciones descritas en este comunicado se consumarán o los términos y condiciones finales de cualquiera de dichas transacciones. La Secretaría de Hacienda y Crédito Público no asume ninguna obligación de actualizar o modificar públicamente ninguna declaración a futuro, ya sea como resultado de nueva información o eventos futuros o por cualquier otro motivo.
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Las columnas políticas hoy, martes 4 de diciembre de 2018...
#Arsenal/Francisco Garfias..
Excelsior...
“Fondos Buitre al acecho…”
El espejismo de la racionalidad apareció súbitamente la mañana del domingo, cuando se extendió rápidamente la versión de que no se detendrían los trabajos del NAIM en Texcoco.
La obra lleva un avance de 31% y su cancelación costará al país 100 mil millones de pesos, según los conservadores cálculos de Javier Jiménez Espriú, nuevo titular de la SCT. Por un momento se pensó que el gobierno daba marcha atrás en el “error de octubre” y que el proyecto de Santa Lucía, que un piloto de Aeroméxico llamó irónicamente La Central Avionera, pasaría a la historia.
Pero no, AMLO es un hombre de ideas sólidas.
Se trataba de una estrategia del nuevo gobierno para ganar tiempo en las negociaciones que desarrolla para la recompra de bonos ofertados por el Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM).
La recompra es por mil 800 millones de dólares, de un total de 6 mil millones de dólares. En otras palabras, para convertir inversión privada en deuda pública. “Fondos Buitre al acecho”, ilustró un exalto funcionario de la SHCP. ¿Y qué son los Fondos Buitre que tanto le costaron a Argentina? Nos preguntamos. Va la definición que encontré en Google:
“Es un fondo de inversión libre que invierte en una deuda pública de una entidad que se considera cercana a la quiebra. Consiste en comprar en el mercado deuda de Estados y empresas al borde de la quiebra a bajo precio, y luego proceder judicialmente para el cobro total de los bonos más los intereses por los años adeudados”.
La fuente de Hacienda nos explicó que si el sábado se hubiesen cancelado las obras, ya estaríamos inundados de demandas.
“Esta situación explica el motivo por el cual los trabajos del NAIM siguen su curso, a pesar de la anunciada cancelación”, puntualizó.
El proceso judicial tendría como parte demandante a los tenedores de bonos que fueron ofertados por el Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México —empresa paraestatal controlada por ASA— y adquiridos a través de la Bolsa de Valores de Nueva York.
El uso del sistema bursátil estadunidense es lo que otorga competencia jurisdiccional al juez de Nueva York, incluso al amparo de convenciones internacionales de las que México forma parte.
La fuente nos explicó “la litis”: el propio oferente de los bonos colocados y enajenados (El GACM) que recabaron, dice, hasta 13 mil 500 millones de dólares, será la fuente de repago de los títulos.
“Eso no sólo tipifica de manera meridiana la figura de fraude civil, sino que adicionalmente tiene implicaciones punitivas de daños y perjuicios que normalmente rebasan en más del 100 por ciento el monto principal inherente al reclamo. Estaríamos hablando de más de 27 mil millones de dólares en reclamo”, puntualizó.
En el extranjero siguen el caso con lupa. Los expertos en riesgos de inversión del Grupo Eurasia, con presencia en cuatro continentes, dieron a conocer un reporte, firmado por Daniel Kerner.
El documento dice que el anuncio del gobierno mexicano muestra la voluntad de minimizar el impacto negativo en los inversores, “pero también que realmente no tenían un plan cuando anunciaron la cancelación”.
Y más: “Una de las razones por las que López Obrador decidió cancelar el Aeropuerto de Texcoco fue para evitar continuar pagando un proyecto que no quería y liberar recursos para otras prioridades.
“Esto aumenta el riesgo de que no haya mucha disposición para pagar a los tenedores de bonos en su totalidad u ofrecer términos atractivos, ya que el gobierno podría tratar de usar esos recursos para otros fines, como la reconfiguración del aeropuerto de Santa Lucía.
“El GACM tiene aproximadamente 5.8 mil millones de dólares en su fideicomiso, lo que podría cubrir los pagos de los bonos, pero es probable que el gobierno necesite parte de estos recursos para pagar a los contratistas involucrados en el proyecto”, puntualiza.
“La nueva administración será reacia a utilizar los recursos del presupuesto de 2019 para compensar a los inversores, aunque, podría verse obligada a hacerlo”, remata Eurasia...
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Aeropuerto, el costo de la mentira/Pablo Hiriart
Uso de Razón/
El Financiero..
Dicen que lo peor de las mentiras viene después: cuando hay que incurrir en otras y en mil malabares de pena ajena para tratar de cubrirla. Es lo que sucede con la cancelación del Aeropuerto Internacional de México.
Fue lo que ocurrió el domingo en la mañana, cuando circuló la versión de que se continuaría con el proyecto de Texcoco. Hasta los de Morena respiraron aliviados por la corrección de un desatino.
Pero no fue así. Se trataba de una maniobra financiera para evitar la lluvia de demandas en cortes internacionales por el incumplimiento al cancelar la obra y dejar a los inversionistas con bonos basura.
El gobierno de la austeridad va a perder miles de millones de pesos en cumplir un capricho al cerrar la obra de Texcoco, que convenía a México.
O más que un capricho, una decisión ideológica: no podemos darnos el lujo de tener un aeropuerto grande, bonito como pocos, aunque sea autofinanciable.
Se prefirió perder dinero a tener una obra que es “herencia de los neoliberales”.
No sólo va a perder dinero –a raudales– el gobierno con esa medida. También los inversionistas internacionales.
La recompra de bonos será a noventa centavos, por lo que, en caso de aceptar la oferta, los inversionistas van a perder dinero. Y a ver cuándo vuelven a creer en México para invertir.
Eso, en caso de que acepten la oferta –que es lo más probable: de lo perdido, lo que aparezca.
Pero si los tenedores de bonos exigen en cortes internacionales la devolución de su dinero, México perdería el grado de calificación para invertir en el país y ahí sí la tormenta de una crisis financiera y económica comenzaría muy temprano.
Con estas maromas el gobierno del presidente López Obrador nos muestra que no es pragmático, que está ideologizado en extremo, y que no habla con la verdad.
A los tres colegios de ingenieros del país les pidieron un estudio para ver cuál opción convenía, y los tres dijeron Texcoco.
Mitre, la voz más autorizada en aeronáutica civil en todo el mundo, dijo que Santa Lucía no es viable y que Texcoco era la opción.
El ahora secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú, adulteró un informe de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), y dijo que aprobaba la construcción del aeropuerto en Santa Lucía.
Se brincó la página en que el informe decía que cuestionaba la viabilidad de Santa Lucía y no leyó las conclusiones que recomendaban Texcoco.
El hoy presidente de la República manipuló una carta del mandatario francés Emmanuel Macron para dar a entender que sus expertos recomendaban Santa Lucía.
La empresa francesa Navblue no recomendaba nada, pues sólo decía que había que conocer otros parámetros para dar una opinión sobre Santa Lucía.
El que les mandaron era el viejo proyecto de José María Riobóo, contratista privado cercano al nuevo gobierno, que concursó en Texcoco (para la ingeniería de las pistas) y perdió ante una gigante holandesa que es la número uno del mundo en esas tareas.
Han mentido hasta la saciedad para satisfacer un capricho. Una decisión ideológica, no económica.
Y ahora que son gobierno, en lugar de actuar con inteligencia y pragmatismo, anuncian que abrirán la cartera para la recompra de bonos y evitar el diluvio financiero provocado por sus prejuicios ideológicos.
Sepultaron una obra que lleva 37 por ciento de avance, con otra mentira.
Una pantomima de consulta popular, en la que votó el uno por ciento del padrón nacional, fue “la voz del pueblo sabio” que avaló sus mentiras sobre el aeropuerto.
Un aeropuerto que no se va a hacer, pero nos va a seguir costando.
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Ganso cansado
JAQUE MATE / Sergio Sarmiento
Reforma, 04 Dic. 2018
"En tres años estará funcionando
-me canso ganso-, además del actual,
el nuevo aeropuerto de la Ciudad
de México, con dos pistas adicionales,
en Santa Lucía".
Andrés Manuel López Obrador
Las obras del nuevo aeropuerto de Texcoco continúan. Los miles de trabajadores no han sido despedidos todavía y continúan laborando. Si bien algunos comentaristas interpretaron el anuncio como una señal de que la racionalidad prevalecería y se reviviría el proyecto, la realidad es otra.
El propósito de continuar las obras, dijo ayer el presidente López Obrador, "es mantener el fideicomiso, según entiendo, para respaldar los bonos, para que el gobierno cumpla, es nuestra palabra, y que los inversionistas no pierdan, que estas inversiones se garanticen". Reiteró, sin embargo, que la cancelación del aeropuerto es "la decisión que se tomó".
Por lo pronto, el nuevo gobierno no cumplió con su promesa de frenar las obras el primer día. Una cancelación así de drástica, no obstante, habría violado los contratos y provocado una suspensión de pagos, la cual habría detonado demandas multimillonarias de los tenedores de los bonos con los que se ha financiado el proyecto. El Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México y el gobierno mexicano habrían sido llevados a los tribunales de Nueva York. La calificación de todos los bonos del gobierno mexicano, y de muchos privados también, se habría desplomado, lo cual habría provocado mayores pagos de intereses.
Para evitar lo anterior, el gobierno de López Obrador ha lanzado una oferta de recompra de 1,800 millones de dólares de bonos del aeropuerto, de los 6 mil millones en el mercado, con la idea de reducir el pasivo y tener una cancelación ordenada. No se ha explicado de dónde saldrán los 1,800 millones de dólares con los que se comprarán los bonos.
Mientras tanto, las obras del nuevo aeropuerto continúan a pesar de que no hay ninguna intención de continuar el proyecto. Lo que se está construyendo tendrá que ser destruido después. Es un triste símbolo del inicio de un gobierno.
La decisión política parece inamovible. No se trata solo de una promesa de campaña, sino de una vieja convicción de López Obrador, que desde siempre se ha opuesto al aeropuerto de Texcoco. La consulta ciudadana de octubre, en la que solo participó el 1 por ciento de los ciudadanos, buscó justificar la decisión, pero significó también un compromiso político. López Obrador no podrá ya desistirse porque hizo del aeropuerto un símbolo del viejo régimen y de su presunta corrupción.
La cancelación del aeropuerto, sin embargo, tendrá un costo enorme para México y para los mexicanos. Habrá que rembolsar no solo las inversiones ya realizadas y las que están financiadas, sino pagar el costo, que nadie ha calculado, de devolver el terreno a su condición original, como lo exige la ley. También hay trabajos de remediación ecológica que habrá que continuar aunque se cancele el proyecto.
Todo este esfuerzo solo servirá para dejarnos un sistema de tres aeropuertos que no tendrán conectividad, que no contribuirán al desarrollo de la industria turística o aeronáutica, que no podrán concluirse en tres años -aunque se canse el ganso- sin violar o enmendar la ley y que tendrán un costo quizá superior al de terminar de construir un aeropuerto en Texcoco que sí sería un importante centro de conexiones.
Yo no sé si los contratos del aeropuerto eran corruptos, pero el propio López Obrador parece negarlo al declarar que dará nuevos proyectos a los mismos contratistas. Lo que sí sé es que las malas decisiones pueden costar más que la corrupción.
· ¡BAJAN HOMICIDIOS!
La Cuarta Transformación ya está teniendo resultados. En su conferencia de prensa de ayer el Presidente declaró que el número de homicidios bajó de 68 a 50 diarios en sus dos primeros días de gobierno, "con la aclaración -dijo- que estamos verificando la fuente".
@SergioSarmiento
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El daño está hecho
Juegos de poder/LEO ZUCKERMANN
El daño está hecho
El GACM decidió continuar con la obra del NAIM en Texcoco. Haberla cancelado hubiese generado los argumentos legales para comenzar una serie de demandas en Nueva York
No es ninguna sorpresa, todo mundo lo dijo: la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) en Texcoco acarrearía altos costos económicos. López Obrador tomó esta decisión sabiéndolo, pero le pareció que el precio valía la pena para enviar el mensaje de que, en su gobierno, el poder político estaría por encima del poder económico. Este sábado finalmente tomó posesión como Presidente y tuvo ya que empezar a ejecutar tan delicada decisión. El daño está hecho, habrá altos costos; sin embargo, el primer capítulo, de la que será una larga historia, parece bien diseñado para minimizar los costos con los tenedores de bonos.
El domingo, el Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM) decidió continuar con la obra del NAIM en Texcoco. Haberla cancelado hubiese generado los argumentos legales para comenzar una serie de demandas en Nueva York de los tenedores de los seis mil millones de dólares de bonos que se colocaron en ese mercado para financiar el NAIM.
Se corrían dos riesgos: que se aplicara la cláusula de pago anticipado por la cancelación del proyecto y/o la percepción de una posible mora (default) de los bonos por la desaparición de la obra que generaría los flujos de efectivo para pagar el capital e intereses del instrumento financiero. Todo esto elevaría el riesgo de los bonos soberanos mexicanos y cuasi soberanos de otras entidades como Pemex y la CFE. El costo financiero para el nuevo gobierno sería altísimo en vísperas de presentar el Presupuesto 2019.
Así que, para evitar este problema, el gobierno de AMLO seguirá temporalmente construyendo el NAIM de Texcoco. Al mismo tiempo, el Fideicomiso del GACM lanzó una oferta para recomprar hasta mil 800 millones de dólares, de los seis mil colocados, en un esquema bien pensado. Con una subasta en reversa, se le ofrecerán a los tenedores de los bonos recuperar entre un 90 y 100% del capital que invirtieron, aceptando una modificación contractual de lo originalmente firmado.
El resto de los inversionistas podrán aceptar, sin vender, dicha modificación y quedarse con los bonos cuyo ingreso estaría asegurado por la Tarifa de Uso de Aeropuerto (TUA) de los usuarios del actual aeropuerto Benito Juárez. Otros, sin embargo, tendrán el derecho de demandar al GACM por incumplimiento, incurriendo en costos legales y esperando que las cortes neoyorquinas emitan una sentencia a su favor.
Está por verse cuántos de los inversionistas se acogen a esta oferta bien pensada por parte del nuevo gobierno de AMLO. Para muchos no sería mal negocio salirse de este bono a precio par (100) e incluso con un descuento del 10% (a 90 centavos por dólar). Si es así, el gobierno minimizaría el costo de cancelar el NAIM con los tenedores de bonos.
Sin embargo, el daño ya está hecho. Muchos inversionistas estaban muy cómodos con la idea de mantener sus bonos a diez o treinta años, cobrar sus cupones, y esperarse al vencimiento para recuperar su capital. Ahora existe la percepción de que el gobierno de México les cambió la jugada. Eso nunca gusta, por más que se recupere todo o algo de lo perdido.
A la vuelta de la esquina, cuando México coloque más bonos soberanos o cuasi soberanos, los inversionistas se acordarán de lo ocurrido con los bonos del NAIM, naturalmente pensarán que hay un mayor riesgo de invertir en nuestro país y, por tanto, demandarán un mayor rendimiento por comprar estos instrumentos. Esto tendrá un efecto negativo —ya lo está teniendo— sobre todos aquellos mexicanos que colocan bonos en los mercados internacionales, comenzando con el ente más endeudado de México, el gobierno federal. Todos deberán pagar tasas de interés más altas.
En suma, el primer capítulo de esta larga historia parece positivo para el gobierno mexicano. Han presentado una propuesta bien pensada y sensata.
El segundo capítulo será ver cómo reaccionan los tenedores de bonos frente a esta oferta. ¿Cuántos aceptarán y a qué precio estarán dispuestos a vender? ¿Qué hará el resto de los tenedores a los que no les compren los bonos? ¿Consentirán modificar el contrato original? ¿Cuántos preferirán irse a un pleito legal? Todo eso lo sabremos el 17 de diciembre, máximo el 2 de enero próximo. Siguiente en la lista: ¿qué hacer con los 30 mil millones de pesos de los Certificados Bursátiles de la Fibra E colocados también con el propósito de financiar al NAIM y con los contratistas que siguen construyendo este proyecto? Por más bueno que sea el primer paso, esto apenas comienza.
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