24 mar 2020

El confinamiento de personas sanas, una aberración nunca vista de historia médica/

El confinamiento de personas sanas, una aberración nunca vista de historia médica/
Teresita Dussart
RELACIONES INTERNACIONALES. el MARZO 23, 2020;
La historia de la medicina demuestra que la creación de nichos en lugar de aislar, favorece la expansión de la transmisión interhumana. Por otra parte, nunca en la historia de las grandes plagas se habían organizado confinamientos coercitivos de poblaciones sanas. Se aislaba a los enfermos. El Covid-19 es una pandemia, no una plaga.
Singularidad italiana
De todos los focos de contaminación, el clúster de Italia de norte es el que más impacta por la vistosa letalidad telegénica generada por el nuevo virus chino. El Covid-19, sería una versión light del Sras (síndrome agudo respiratorio severo). Dicho como sea, es una versión actualizada de las zoonosis que nos llegan episódicamente desde China con amor.
Comparando con naciones ofreciendo variables fundamentales equiparables en materia de envejecimiento poblacional, densidad demográfica e índice GINI por lo que hace al acceso a la salud, las disparidades entre Italia y Alemania resultan incomprehensibles, como lo señala una nota publicada en el diario “La Razón”, el viernes pasado. Con datos actualizados al 22 de marzo, en el país germano, de 82 Millones de habitantes se registran 24.852 contagiados, se deploran 94 muertes, en el marco de una respuesta a la crisis sanitaria sin confinamiento coercitivo. En Italia, de 59 millones de habitantes, 59.138 personas han sido contaminadas y ya son 5476 las muertes. Resultado obtenido tras tres semanas de confinamiento total de la península.
¿Qué pasa en Italia, que infunde terror al resto del mundo, y por qué no pasa en naciones similares? Un estudio del instituto americano para la difusión de información de biología molecular, el “Nacional Center for Biotechnology Información” (NCBI) hizo público el 8 de agosto, una investigación realizada en Italia de 2013 a 2017 enfocada en el “exceso de mortalidad provocados por los brotes de influenza o gripe estacional”. “En los recientes años, Italia ha registrado picos de muerte, especialmente entre las personas mayores durante la temporada invernal. (…) El objeto de nuestro estudio era de determinar la parte atribuible a la contribución de la influenza durante las temporadas de la gripe de 2013/2014 a 2016/2017.[i]” El estudio concluye: “Mas de 68.000 muertes eran atribuibles a la epidemia de influenza, durante el periodo bajo estudio. El exceso de muertes no es totalmente inesperado debido al alto número de sujetos muy mayores, frágiles, viviendo en Italia. En conclusión, la imprevisibilidad del virus de influenza sigue presentando un mayor desafío para los profesionales de la salud y las autoridades de regulación. “
Acorde al NCBI se puede deducir que la catástrofe sanitaria no esperó el Covid-19. Ya era realidad, solo que no venía acompañada de cámaras de televisión y discursos apocalípticos. Solo se podía, se puede y se podrá agravar con el paso del tiempo. Especialmente ante cualquier detonador como podría ser una cepa nueva para la cual no existe ni anticuerpos, ni vacuna. El problema no es el Covid-19, el cual mata 0,1% de los contagiados a nivel mundial y 7,7% en Italia, proporción indicativa que vale lo que vale. Cuesta modelizar matemáticamente los cuantiosos contaminados asintomáticos que por definición se ignoran.
Rol del confinamiento
Ahora buscando un denominador común entre las naciones más afectadas en mortandad, China, Francia, Italia, España (Iran es un caso aparte) se observa que todas aplicaron el confinamiento total compulsivo. Tal vez, a estas alturas, empiece a ser necesario desempeñar un esfuerzo epistemológico sobre el peligro sanitario que representa en sí, una práctica que jamás en la historia de la medicina se ha impuesto.
Italia no es el único país en presentar un árbol de edades casi inversado. En la mayoría de los estados europeos, el promedio de edad está por arriba de 40 años. Si la situación es tan dispar en Italia, España, y Francia, en comparación con Alemania, Holanda o Reino Unidos, es porque la edad no basta como explicación.
Buscando un denominador común entre las naciones donde la crisis del coronavirus es más severa, lo primero que salta a la vista es que aplican el confinamiento total. Por un lado están las naciones como Alemania, Corea del Sur, Holanda, que imponen una cuarentena selectiva a los enfermos y sus contactos debidamente rastreados, cuarentena aplicada a menudo sobre una base de voluntariado. “Corea del Sur es una república democrática, sentimos que un confinamiento total no es una elección razonable” declaró Kim Woo-Joo especialista en enfermedades infecciosas de la Korea University. De 50 millones de habitantes, Corea del Sur contaba 8897 infectados y 107 muertos y la propagación se encuentra en fase de declive.   
Por otro lado, está ese grupo de naciones que ha incurrido en una barbaridad a escala de la humanidad y de historia médica. Un precedente nunca visto, consistiendo en aislar a los sanos compulsivamente, bloqueando centenares de millones de personas. En ese grupo figuran Italia, Francia, España, y algunas naciones latinoamericanas que por mimetismo eurocéntrico siguen, repitiendo como niños tontos, algunas frases escuchas de líderes europeos, como eso de aplastar la curva, cuando ni siquiera la tienen. Sería un pecado no agregar que solo un imbécil y/o un populista en busca de una aprobación política fundada sobre el miedo puede querer trasladar el método italiano a su nación, cuya composición etaria y distribución demográfica por territorio es totalmente distinta.
Varios epidemiólogos consideran el confinamiento como un factor de amenaza sanitaria en sí, acelerador de la transmisión humano-humano de cualquier zoonosis. En España la transmisión entre mayores de edad se ha dado especialmente entre personas residentes de geriátricos desconectados del resto de la sociedad. Es posible que esa desconexión lejos de protegerlos los ha expuestos a una ratio de contaminación más importante. Por lo menos debido a la repetición del fenómeno, ameritaría estudiarlo y no barrerlo de una mano, dándole una explicación de sesgo ideológico como todas las burradas que esta objetivamente cometiendo la dupla Sánchez-Iglesias.
En toda la historia de la medicina se ha aislado a los enfermos para que no contaminen los sanos y aislado a los grupos de riesgo para protegerlos, pero siempre sobre una base de voluntariado pues nadie puede ser protegido contra su propia voluntad.  Es esa una base de bioética propia al único mundo que vale ser vivido, aquel donde impera el respeto de la dignidad humana y el Estado de derecho. Lo propio del nuevo virus chino es que las autoridades de un grupo de países, aun mas que los equipos médicos, han decidido de someter a una cuarentena absolutista, la totalidad de la población, sana, con el pretexto de proteger un grupo de riesgo. Es una estrategia que va contra todos los mecanismos de preservación de la especie, que expone naciones enteras a riesgos muy superiores a lo que conllevaría la pandemia.
En gestión de riesgo se evalúa de modo sistémico los riesgos. No se aísla un factor y erradica la suma de todas las otras consideraciones. Millones de personas ya han de facto perdido su trabajo, los pobres en situación de economía informal están a la merced de una hambruna de dimensiones imprevisibles, la salud mental de pueblos enteros se ve amenazada por un ejercicio de psicología utópico, la medicina preventiva está desapareciendo, siendo que los servicios médicos están en cuarentena o preparándose a un hipotético pico de contaminaciones que mismo en su epicentro no ha alcanzado la mortandad de una gripe normal.
El caso mundiamente conocido del» Pueblo de la Peste», Eyan en el Derbyshire, debería traer a colación remembranzas del insconciente colectivo sobre el rol del confinamiento. En 2016 un estudio epidemiológico demostró que el auto confinamiento de un pueblo entero había generado las condiciones de su hecatombe. Víctima de la plaga de peste que va de 1665 a 1666, la mortandad había sido exponencialmente más virulenta entre personas viviendo bajo el mismo techo, sin vinculación con el exterior. La transmisión interhumana se había dado en una proporción alarmantemente. En sus tres cuartos, la zoonosis de origen se había propagado de humano a humano y solo en un cuarto de roedor a humano.
El claustro es lo que propicia la transmisión interhumana
Puede ser útil recordar que, todas las grandes plagas de la historia, desde la Plaga de Justiniano (541-542), la Muerte Negra o peste bubónica de 1344, la Peste de Yunnan y hasta la mal nombrada gripe española, tienen por origen un animal. Los mismo se puede decir de las pandemias del siglo XX y XXI, incluido el HIV. El claustro es lo que propicia la transmisión interhumana. Anecdóticamente también es dable recordar que desde hace 15 siglos la mayoría de las plagas tienen por origen china, sea la cepa de origen viral o bacteriológico.
El científico e historiador de la medicina, Howard Markel, publicó una nota en el New York Times el 27 de enero pasado bajo el título: “Will the largest quarantine in history just make things worse?”. En esa nota evoca la pandemia de influenza de 1918 a 1919 (gripe española), que mató centenares de millones de personas, así como varias otras grandes plagas de semejante magnitud en la historia. Tres respuestas no farmacológicas, solas o combinadas han funcionado según explica: 
1) Aislar los enfermos o casos sospechosos en hospitales o en casa, 2) Prohibir las manifestaciones públicas y en algunos casos suspender la circulación ferroviaria y carreteras 
3) Cerrar escuelas.
 En ningún caso imponer una cuarentena a poblaciones sanas. Y aun esas tres medidas, no las recomienda en el marco de una pandemia como el Covid-19, en todo similar o inferior, a los riesgos de una influenza normal. Markel evoca el caso de la pandemia de la gripe A o H1N1 en 2009, la cual motivo en México la implementación de medidas de confinamiento de contaminados durante 18 días. Luego fue interrumpido, pues a pesar de haber sido declarada pandemia por la OMS no generó más de 45 muertos.  Mucho menos que una gripe estacionaria.
Markel recuerda en su nota que la gripe estacionaria hace 35.000 muertos en promedio por año en Estados Unidos. Para el autor del libro: “Quarantine!”, publicado por la editora universitaria de la Johns Hopkins (1999), las medidas disruptivas que se están tomando, además de propiciar los nichos de propagación, son infinitamente más nefastas que el mal que pretenden curar.   
Cinética del terror
El lockdown impuesto a poblaciones sanas, solo se puede dar instaurando una cinética del terror.  De buena o mala fe se juega con las palabras y se asimila plaga a pandemia. Se observa una semiología del espanto, sumamente ansiógena. Un discurso apocalíptico, martillado, apelando a la responsabilidad, la criminalización del transeúnte. Argentina alcanza el paroxismo de la destrucción de las libertades constitucionales y del encierro, ya que con sus cuatro muertos ha impuesto algo más que una cuarentena, o un confinamiento. Directamente corresponde denunciar el arresto domiciliario masivo de toda la población. Hay algo de los años 70 que flota en el aire bajo el lema “protejámonos entre todos”. Y es cinético porque es progresivo. El miedo no ha alcanzado aun su meseta.
El objetivo de la viralización del miedo consiste en conducir los ciudadanos, no solo en aceptar, sino en pedir por la implementación de medidas más y más liberticidas. Aunque nada peor puede pasar. Ni durante la peor dictadura se dio el arresto masivo, 24/24, 7/7 de un pueblo entero. Lo natural seria que los sanos sigan con sus actividades normalmente, que la parte de la población en riesgo se confine, siempre y cuando sea sobre una base voluntaria, que la naturaleza haga su trabajo, creando las condiciones de una mejor inmunidad y que los médicos atiendan las urgencias, sin tener que atender encima la plaga de enfermedades mentales que esta larga fase de acuartelamiento y paranoia va a generar. 
Sobre el mismo tema:
[i] Investigating the impact of influenza on excess mortality in all ages in Italy during recent seasons (2013/14-2016/17 seasons).
In recent years, Italy has been registering peaks in death rates, particularly among the elderly during the winter season. Influenza epidemics have been indicated as one of the potential determinants of such an excess. The objective of our study was to estimate the influenza-attributable contribution to excess mortality during the influenza seasons from 2013/14 to 2016/17 in Italy.

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