Milenio Diario, 1 de marzo de 2020
Neurología: el mundo de cabeza
El Presidente siempre sonríe cuando pasa sobre un adversario, cuando, con razón o sin ella, impone su voluntad y se erige vencedor en cualquier disputa. Esa sonrisa, burlona, solapada, volvió a dibujarse en su rostro el sábado 22 de febrero en Tamazula, Durango, cuando los reporteros le preguntaron sobre la destitución del doctor Miguel Ángel Celis como director del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía “Manuel Velasco Suárez”.
Es una eminencia, le dijeron. Entonces, tal vez recordando los cuestionamientos del prestigiado médico al Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), esa entelequia (ni es instituto, ni es de salud ni es para bienestar) a la cual Celis inicialmente rechazó sumarse sin calcular el poder de su oponente, Andrés Manuel López Obrador, esbozando una sonrisa ladina, respondió:
“Quién sabe eminencia para qué, porque eso también decían de los tecnócratas, que eran eminencias y miren cómo dejaron el país, a veces (son) eminencias para sacar provecho personal”, y sin el mínimo rubor lo acusó de la falta de medicamentos en Neurología, cuando el desabasto generalizado es producto de sus malas decisiones y estrategias.
Bajo asedio
La suerte de Miguel Ángel Celis estaba decidida desde enero, cuando en Palacio Nacional se le acusó de no sumarse a la gratuidad del Insabi, “porque tienen ahí contratos de 600 millones de pesos”, dijo el Presidente.
El subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, no tuvo empacho en mencionarlo por su nombre y poco después el secretario de Salud, Jorge Alcocer Varela, la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, y el titular de Comisión Coordinadora de los Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad, Reyes Terán, se pasearon inesperadamente por Neurología para descubrir, en un abrir y cerrar de ojos, “graves irregularidades” y escuchar quejas sobre la administración del hospital.
Con estos antecedentes, la Junta de Gobierno del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía “Manuel Velasco Suárez”, el viernes 21, a propuesta de Alcocer Varela “destituyó por incompetencia técnica al titular del organismo, Miguel Ángel Celis López, luego de analizar, en una reunión de seis horas, un cúmulo de irregularidades en los diferentes servicios que ofrece el nosocomio denunciadas por pacientes, médicos, enfermeras y otros trabajadores”, publicó La Jornada en una larga justificación de la medida, recogiendo exclusivamente las críticas y acusaciones de los contrincantes de Celis López en el instituto, entre ellos el neurocirujano Rodolfo Ordanza, ex diputado del Partido del Trabajo, con quien sostiene viejas disputas.
Una larga historia
El Instituto —recuerdan médicos e investigadores— ha venido entrando en una crisis económica desde finales del gobierno de Enrique Peña Nieto, lo recortes fueron tremendos, “en algún momento ya no teníamos insumos, medicamentos, soluciones intravenosas, empezó a bajar la neurocirugía”. Todo esto aunado a una crisis política interna, derivada de la pugna entre dos grupos: uno tradicional, al que pertenece Ordanza, y otro nuevo, con elementos más científicos, en el que se encuentra Celis.
Convocados por el cartujo, uno de ellos comenta: “La crisis implicó una ruptura en la comunidad del instituto, los más tradicionales se fueron a Nutrición y el grupo nuevo se quedó, liderado por el doctor Julio Sotelo, Premio Nacional de Ciencias y alumno de un Premio Nobel; cuando él salió de la dirección, fue nombrada como su sucesora la doctora Teresa Corona, quien ahora es presidenta de la Academia de Medicina”.
El nombramiento de Corona avivó el fuego, dice otro: el grupo de Ordanza “hizo huelgas, manifestaciones, huelgas de hambre, pararon Insurgentes, ganaron juicios laborales y regresaron al Instituto, obviamente con mucho resentimiento”.
Después de Corona fue electo director Miguel Ángel Celis, con quien continuaron los desencuentros de los disidentes, con acusaciones no probadas. Y bueno, los problemas económicos de Neurología no se resolvieron con la llegada al poder de López Obrador, al contrario, se agudizaron.
Los enemigos de Celis aprovecharon la situación —y su cercanía con la 4T— para echarlo de la dirección, pero las condiciones de trabajo en ese hospital son precarias desde hace mucho tiempo, y nada hace prever un cambio. Otro de los participantes en la charla con el monje se refiere a los recortes económicos de 2019, los cuales los obligaron a tomar decisiones drásticas.
“Algunas áreas no han sufrido tanto en sus servicios, como neurología, psiquiatría, oftalmología, pero las quirúrgicas han sido muy afectadas, con problemas de insumos y abasto extremadamente graves”, comenta.
Los problemas de abasto van a continuar, dicen los médicos e investigadores, no fueron culpa del director, o al menos no existen pruebas de lo contrario.
“El director que quede —dice otro de los convocados— va a tener que alinearse mucho políticamente para no sufrir represalias, pero va a tener presión por parte de la comunidad del Instituto porque los problemas reales de abasto no se resuelven con un cambio en la dirección; a los mejor se abre una llave para maquillar un poco las cosas, pero quien quede como director va a tener muchos problemas, este es un mal momento político para tomar las riendas de la institución que, por otra parte, tiene una tradición tan hermosa.
Y bueno, la vida clínica, académica y todo lo demás de la vida del hospital continúa y continuará”.
Queridos cinco lectores, en el fuego de una noche de zozobra, El Santo Oficio los colma de bendiciones. El Señor esté con ustedes. Amén.
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