Punto Crítico. Sinaloa/DigiTV, 12 de marzo de 2021
La montaña rusa de las candidaturas partidistas /César Velázquez Robles
Ni un detective tan avezado como Philip Marlowe, ese personaje novelesco creado por el genial escritor Raymond Chandler, podría seguir la pista de lo que está pasando en la vida interna de los partidos, sin perderse en ese laberinto. Los partidos actúan a su aire, me refiero, claro, a sus cúpulas, a los núcleos dirigentes, que confiscan los derechos de la militancia, actúan en su nombre y hacen y deshacen a su arbitrio. Como no hay reglas, y las existentes han sido formuladas para violarlas, no hay quién ponga orden y los obligue a reconocer que los militantes tienen derechos. De eso, nada.
Nunca como ahora se había visto tanto despropósito, tanta pérdida de la figura, tanto desprecio por la militancia. Y ello ocurre en todos los partidos: los viejos, los nuevos, los tradicionales. Los de “izquierda”, los de derecha, los de centro. En todos aplica de la manera más prosaica y vulgar la llamada Ley de Hierro de la oligarquía partidista, formulada por Robert Michels hace algo más de un siglo. Es cierto: en autocracia y en democracia, gobierna siempre una minoría. Esa minoría es la que se apropia de la organización. Decide en nombre de todos, y lo peor es que sus decisiones son absurdas, se toman a trompatalega. Hay una descomposición política y moral en la vida partidista. Pero tienen la ventaja de que los ciudadanos, los mortales comunes y corrientes, están más interesados en su sobrevivencia que en los desfiguros de los dueños de las organizaciones. Eso los salva.
Ayudemos al detective Philip Marlowe: ¿qué pasa en los partidos?
Ayudemos a Philip Marlowe a desentrañar qué está pasando en los partidos, a dar con los autores intelectuales y materiales de los entuertos y cómo deshacerlos. Empecemos con el más sonado, atractivo e interesante: el de Redes Sociales Progresistas.
La carta de la señora de Moreschi balconeando la presunta componenda de Fernando González y Gerardo Vargas Landeros, según la cual éste sustituiría a aquélla como candidata al gobierno del estado por el partido que gerencializa el yerno de Elba Esther Gordillo, ha tenido repercusiones, pero, al parecer, limitadas. En primer lugar, porque no hay una opinión pública muy interesada en estos sainetes, y la opinión publicada parece tener sus intereses en otras esferas de la política. Pero es un caso que no está cerrado. Seguramente tendrá sus repercusiones. En caso de que todo hubiese sido un “malentendido”, lo cierto es que la confianza está irremediablemente fracturada. Y habrá que saber de dónde vino la “intriga” que lastimó la relación cuando parecía que todo marchaba sobre ruedas. Si siguiera adelante la señora de Moreschi con la candidatura, casi tendrá que asumir en solitario las tareas de candidata: sin apoyo partidista está irremediablemente condenada a juntar una muy magra suma de votos. ¿Podremos ayudar al detective Marlowe a esclarecer este asunto?
Pero Marlowe indagó que el asunto del presunto relevo de la señora de Moreschi por Gerardo Vargas no va por ahí. Que Gerardo tiene otros proyectos. ¿Y qué cree usted? Que esos otros proyectos solo pueden concretarse en morena. A eso dedica ahora Marlowe sus mejores esfuerzos detectivescos. Lo mantendremos informados.
En el PRI no hacen malos quesos
En el PRI no hacen malos quesos. Ya se había decidido que Faustino iría por la candidatura a diputado federal por el séptimo distrito. La crítica asumió que era un buen candidato por una región donde el voto duro o voto verde priista sigue siendo relevante. Pero nada, que al día siguiente, cambio de rieles: no va por el distrito electoral siete, sino que va por la alcaldía de Culiacán. Antes, para dorar la píldora, los partidos decían: “previa auscultación de la militancia, hemos decidido bla, bla, bla…” No, ahora ni eso. ¡Sopas!, que viene el anuncio así, en seco. La militancia se quedó con el ojo cúbico. La ventaja de Faustino es que no es apretado, sabe conectar con la militancia priista, y ese sombrero no hace sino recordar que Culiacán, la ciudad, el símbolo de la modernidad, sigue teniendo un componente ruralita muy relevante. Lo que antes llamábamos proletariado y que ahora, siguiendo a Zigmunt Bauman, podemos con toda justeza llamar precariado, constituye apenas la segunda o la tercera generación de urbanitas, y todavía están muy presentes en su vida cotidiana las cosmovisiones del mundo rural. Todo es cuestión de darse una vuelta por la periferia de la ciudad para constatarlo.
El caso de Guasave también es paradigmático de cómo los partidos han ido perdiendo el porte. Diana Armenta ya tenía la candidatura a la alcaldía en el bolso. Pero de repente, ¡zas!, que le cae la guadaña, la descabalgan para darle la candidatura a “Chuyín” López. Nadie sabe, nadie supo. Bueno, eso se dice. Se entiende que se deben atender compromisos de la alianza y las candidaturas comunes, y que esa es la razón principal por la que se removió a Diana. Pero hay que guardar las formas, caramba, no se puede actuar de esa manera contra una figura destacada, que tiene pueblo, tiene arrastre y que se ha currado la candidatura. Se humilla, se agravia innecesariamente, se crean resentimientos y rencores, se abren heridas que no cicatrizan fácilmente.
Ahí la llevan las mujeres
Un discurso que las humilla y desprecia. Ese es el discurso que sale de los gruesos muros de palacio nacional y que se extiende de pronto por todo el país. Se crea y recrea un discurso oloroso a naftalina, que no da más que para ver a la mujer como un ser abnegado y entregado a la familia, a cuidar de los hijos, que es el discurso y los valores en que fuimos formados quienes somos parte de las viejas generaciones. Pero el mundo ha cambiado, y ha cambiado de manera radical. La mujer ocupa hoy por derecho propio un lugar en el mundo del trabajo, en la cultura, en la ciencia, el deporte, la música, y su inserción estructural en el mundo moderno nada tiene que ver con la forma en que se le entendía y comprendía. Lo que ocurre es que hay gente que ya quedó anclada en el pasado y eso no tiene remedio. Ahí sí que no hay nada que hacer.
Pero desde el Senado de la República llegan buenas noticias. Este miércoles pasado, aprobó una reforma histórica que establece la igualdad salarial entre hombres y mujeres, además de que prohíbe la discriminación de género en remuneraciones, y concede a las mujeres las mismas oportunidades de ascenso que tiene el hombre.
Es cierto que hacer el tránsito de la ley a los hechos no es nada fácil. Muchas otras conquistas de las mujeres en estos años han sido bloqueadas justamente por aquellos que sigan aferrados a tiempos pretéritos, pero la mayor visibilidad de sus luchas actuales, la cada vez mayor resonancia de sus demandas, han colocado el tema de sus derechos en un lugar privilegiado de la agenda pública.
Es cierto que hay y sigue habiendo hechos que lastiman la dignidad de las mujeres y humillan a todo demócrata. Ayer mismo, se dio a conocer la encuesta –cualquier cosa que eso pueda significar-- que da Félix Salgado Macedonio, la candidatura al gobierno de Guerrero. Es una afrenta, una ofensa a las mujeres, incluso para aquellas que dicen –estoy seguro que con algo de rubor--, “soy mujer y estoy con López Obrador”. Tengo amigos en las filas del lopezobradorismo que tienen solo hijas mujeres. ¿Qué dirán? ¿Qué piensan? Ayer mismo leía declaración de una figura del mundo de la farándula que decía algo así como que daba gracias a dios el tener solo hijos.
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