El Papa cumple 85 años: “Francisco está muy bien, pero es inevitable que haya clima de cónclave”
Sean O’Malley, influyente cardenal norteamericano habló sobre el presente del pontificado de Francisco, que hoy cumple 85 años
LA NACION, 17 de diciembre de 2021
Elisabetta Piqué, CORRESPONSAL EN ITALIA
El Papa Francisco cumple hoy 85 años
ROMA.- Es uno de los pocos purpurados que no viste como tal. El cardenal estadounidense Sean O’Malley, arzobispo de Boston, prefiere su hábito marrón de fraile capuchino, mucho más frugal.
Papable en el último cónclave –cuando estuvo entre los cuatro más votados–, de 77 años, barba blanca y mucho carisma, O’Malley es famoso por su manejo del escándalo de abusos en Boston, que le valió ser nombrado por Francisco en diciembre de 2013 al frente de la Pontificia Comisión para la Tutela de Menores. De visita en Roma en estos días para participar de la primera reunión presencial del denominado “C7″, el consejo de cardenales asesores del Papa, en una entrevista con LA NACION destacó el buen estado de salud de Francisco, que este viernes cumple 85 años, más allá de los rumores que dicen lo contrario y de que haya “personas que quisieran ver un nuevo pontificado”, según admitió.
–Francisco cumple hoy 85 años y el 13 de marzo próximo, nueve de pontificado: ¿cómo ve al Papa en este momento?
–Lo veo lleno de vida y entusiasmo, muy recuperado después de su operación. Aunque acaba de llegar de su viaje a Chipre y Grecia, está con mucha fuerza y con mucha energía. Yo creo que está muy bien. Yo sé que hay rumores que dicen que su salud está muy delicada, pero eso es muy exagerado. Yo veo que el Santo Padre está con buena salud y con mucho ánimo, mucho deseo de seguir adelante con su ministerio.
–En su primer viaje después de la operación, cuando se juntó con jesuitas eslovacos en Bratislava, en septiembre pasado, Francisco les dijo que algunos lo querían muerto y que hubo reuniones en las que se preparaba el cónclave... Usted, que vivió y estuvo en el anterior cónclave: ¿siente ahora que hay clima de cónclave? ¿Es normal que lo haya con un papa de 85 años?
–Creo que es inevitable en cierto sentido. Pero en parte hay ciertas personas que quisieran ver un nuevo pontificado, aunque la gran mayoría de los católicos quiere mucho al Santo Padre. Y yo, como cardenal, no quiero participar en otro cónclave [risas]. Yo creo que el trabajo del papa Francisco está todavía sin terminar, él tiene una misión y espero que pueda continuar varios años más para terminar su mandato.
–Usted decía que hay personas que querrían un nuevo pontificado: muchas parecieran estar en su país, Estados Unidos. ¿Por qué en Estados Unidos el Papa es tan cuestionado?
–Yo diría que en el pueblo católico hay mucho apoyo para el Santo Padre e incluso entre los norteamericanos no católicos, que ven con entusiasmo su pontificado.
–¿El problema son los obispos entonces?
–No todos los obispos (risas)... Algunos.
–¿Son la mitad? Es sabido que hay mucha polarización...
–Sí, la conferencia episcopal está polarizada, pero es difícil poner un porcentaje de los opositores. También hay algunos obispos que están ligados a una política más conservadora y mismo el Santo Padre ha comentado la situación de la televisión EWTN (gran cadena católica estadounidense), donde muchas veces los comentaristas son muy críticos del Santo Padre, por lo menos de sus ideas. Pero yo creo que la gran mayoría de los católicos está muy a favor. Tenemos un clero joven conservador y a veces ellos están muy influenciados por las redes sociales y es un problema.
–¿Cuánto avance hubo en todo este tiempo en la lucha contra los abusos sexuales de menores por parte de sacerdotes?
–Yo creo que hemos hecho pasos gigantescos desde que llegó Francisco. Esto no quiere decir que no haya mucho camino aun por recorrer. Pero por lo menos ahora es un tema de mucha importancia en la Iglesia y en todos los países. Se ve cómo las conferencias episcopales están haciendo estudios de sus historias y cómo todas las conferencias episcopales tienen que tener sus protocolos. Es un hecho que el Santo Padre reunió a los presidentes de todas las conferencias episcopales para hablar de este tema (cumbre de febrero de 2019) y, además, intervino en Chile y en diferentes países donde hubo problemas y ha removido a varios obispos que eran negligentes o incompetentes en su manera de tratar el problema en sus jurisdicciones. Creo que el Santo Padre está muy comprometido y ha hecho de este tema una prioridad de su pontificado.
–La credibilidad de la Iglesia igual sigue comprometida...
–Sí, claro. La reputación de la Iglesia ha sido muy dañada y hemos perdido la confianza del pueblo. Como yo siempre les digo a los obispos: ¿cómo van a creernos si creen que no nos importan sus hijos? Es imposible. Por eso es muy importante que haya transparencia y tolerancia cero. Aunque es un tema difícil, no hay nada más importante en la Iglesia en este momento, porque si no solucionamos el problema del abuso sexual y de la protección de los menores ¿cómo vamos a llevar adelante la evangelización? La gente no nos tendrá confianza...
–Usted participó en estos días de la primera reunión presencial del C7, el grupo de cardenales asesores del Papa, después de meses de reuniones en forma remota debido a la pandemia. ¿Sirve este consejo de asesores, formado por cardenales de todos los continentes, que es otra novedad de este pontificado?
–Creo que el Santo Padre ha logrado tener una comunicación directa de pastores de diferentes partes del mundo, sin filtros, en un ambiente de mucha confianza, donde se pueden comentar varias cosas y pienso que en este sentido hemos podido aportar bastante al Santo Padre.
–¿Y va a seguir entonces este consejo de cardenales?
–Sí, yo creo que es parte de la noción de sinodalidad del papa Francisco...
–Hablando de sinodalidad, ¿si el gran desafío sigue siendo el de reconquistar la confianza de la gente, el sínodo sobre sinodalidad (caminar juntos) que convocó el papa Francisco es otro desafío más de esta etapa madura del pontificado?
–Sí. Mucha gente cree que la sinodalidad es simplemente una reunión sobre reuniones. Y yo siempre digo “No, no se trata de esto”.
–¿Cómo explicaría la sinodalidad, un concepto complejo, que mucha gente no entiende?
–Es una invitación a rezar juntos, a escuchar los unos a los otros y a buscar dónde Dios quiere llevar a la Iglesia en este momento. Cuando uno lee los Hechos de los Apóstoles ve los grandes desafíos que tenían: escoger a alguien para tomar el sitio de Judas, cómo hacer las paces entre los de habla judía y los de habla griega, cómo tratar a los gentiles y aceptarlos en la Iglesia sin forzarlos a ser judíos primero... Todas esas decisiones tan difíciles se tomaban por sinodalidad, conversando entre ellos, rezando y dejando que el Espíritu Santo los inspirara. Eso es lo que el Santo Padre quiere de la Iglesia: invitar a una conversación, a una escucha, en un ambiente de oración y búsqueda de la voluntad de Dios en la Iglesia.
–¿Cómo ve usted este histórico juicio por corrupción y desvío de fondos millonarios de la Secretaría de Estado que ha comenzado en el Vaticano en julio pasado, que por primera vez puso a un cardenal [Angelo Becciu, que perdió sus derechos cardenalicios, no su título], en el banquillo?
–Creo que para la credibilidad de la Iglesia es importante que todo el mundo vea que la justicia es para todos. Así que espero que este proceso sea justo y que tenga una conclusión adecuada. Nadie debería sorprenderse de que un cardenal, un obispo, un monseñor pueda estar imputado por algún crimen y si ha cometido algún crimen, pues tiene que ser responsable y responder por lo que ha hecho.
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