Plagiaron a 'El Mayo', afirma su abogado
Grupo REFORMA
Los Ángeles, Estados Unidos (28 julio 2024)
Frank Pérez, abogado de Ismael 'El Mayo' Zambada, reclamó ayer que su cliente no se entregó ni negoció con el Gobierno de Estados Unidos y que Joaquín Guzmán López, hijo de 'El Chapo' Guzmán, lo secuestró y lo llevó directo al arresto, en Texas.
"Joaquín Guzmán secuestró a mi cliente por la fuerza. Fue emboscado, arrojado al suelo y esposado por seis hombres con uniformes militares", sostuvo Pérez a Los Angeles Times.
"'El Mayo' fue atado de piernas y le colocaron una bolsa negra en la cabeza, luego lo arrojaron a la parte trasera de una camioneta y lo llevaron a una pista de aterrizaje. Allí, Joaquín lo obligó a subir a un avión, le ató las piernas al asiento y lo llevó a EU contra su voluntad.
"Las únicas personas en el avión eran el piloto, Joaquín y mi cliente", agregó.
Afirmó que Zambada habría sido convocado a una reunión con 'El Chapito' y que 'El Mayo' "fue tomado por sorpresa y dominado por Guzmán López y sus hombres".
El medio indicó que el Departamento de Justicia no respondió a una pregunta sobre la declaración de Pérez y el estado de Guzmán López.
Añadió que fuentes familiarizadas con la situación, pero que no estaban autorizadas a hablar públicamente sobre los arrestos, dijeron que de alguna manera Zambada había sido engañado para abordar el avión que lo llevó a suelo estadounidense.
"Una travesura épica, única en la vida", dijo una fuente policial que trabaja en México. "El viejo fue engañado".
La molestia de 'El Mayo' se reflejó el viernes, un día después de su captura, cuando aceptó seguir en prisión y renunció a una audiencia para escuchar los cargos, que estaba agendada para el 31 de julio.
La jueza federal de El Paso, Kathleen Cardone, fijó para el 1 de agosto la siguiente audiencia en el proceso.
También dio el 11 de septiembre como fecha límite para que Zambada reitere su declaración de inocencia o se declare culpable. Hasta ahora, no se han fijado otras fechas para el eventual juicio contra el jefe del Cártel de Sinaloa.
En tanto, Guzmán López fue ingresado al Centro Correccional de Chicago.
En el Distrito de Chicago se realiza el proceso contra su hermano Ovidio Guzmán, quien sigue bajo custodia de autoridades estadounidenses.
"Mi cliente nunca se rindió o negoció términos con el gobierno estadounidense. Joaquín Guzmán López secuestró a la fuerza a mi cliente", dice Perez en una declaración reportada por primera vez por Los Angeles Times.
Así, luego de versiones no confirmadas de una entrega pactada, varios medios como El New York Times y el Wall Street Journal reportaron que Zambada fue llevado con engaños a Estados Unidos, según información obtenida por oficiales.
Con la declaración de Perez cobra fuerza esta nueva versión, la de un secuestro o abducción en pleno territorio mexicano.
Conflictos en defensa del "Mayo" Zambada
Durante la audiencia para de presentación del Mayo Zambada, la jueza Anne T. Berton informó que hay un conflicto pendiente de otro abogado, de nombre Ray Velarde, para representar al capo.
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REVISTA R/ Reforma
¿Qué hay detrás de la caída de 'El Mayo'?/Benjamin T. Smith*
A última hora de la tarde del jueves 25 de julio de 2024, Ismael "El Mayo" Zambada García fue finalmente detenido por agentes estadounidenses en un aeropuerto de El Paso. Le acompañaba Joaquín Guzmán López, hijo del antiguo socio de "El Mayo".
Los detalles de la detención siguen siendo confusos. Según una versión, expuesta por primera vez por Anabel Hernández, la detención fue el resultado de una trampa ingeniosa.
Según fuentes estadounidenses, Guzmán López atrajo a "El Mayo" al avión con la promesa de inspeccionar pistas de aterrizaje clandestinas. Una vez en el aire, el avión llevó tanto a "El Mayo" como a Guzmán López a través de la frontera hasta el aeropuerto de Texas y a los brazos de la Policía estadounidense que les esperaba.
Como historiador del narcotráfico, la historia parece un tanto extraña. Sabemos que ha habido tensiones entre "El Mayo" y los Chapitos durante años.
Es difícil creer que un operador tan inteligente como "El Mayo" confiara en uno de Los Chapitos para que le llevara en un avión tan cerca de la frontera estadounidense. También parece extraño que el capo de 76 años hiciera algo tan modesto como revisar unas pistas de aterrizaje.
Por último, está claro que Estados Unidos suele ofrecer estos tratos a los capos. A finales de la década de 1990, casi atrajeron a Armando Valencia con un trato de este tipo. A mediados de la década de 2000 ofrecieron algo similar al narcogeneral Mario Arturo Acosta Chaparro, pero no pudieron llevarlo a cabo antes de que fuera abatido. Finalmente, si fue una trampa, ¿dónde estaban los guardespaldas?
Una segunda versión también ha circulado por las redes sociales y unos periódicos. Algunos comentaristas señalan paralelismos entre la detención de "El Mayo" y el secuestro del médico implicado en el secuestro de Enrique Camarena.
Humberto Álvarez Machain fue secuestrado en Guadalajara en 1990 por un grupo de ex policías mexicanos al servicio de la DEA. Lo atraparon, lo arrastraron al otro lado de la frontera y luego lo juzgaron por el asesinato de Camarena.
Una vez más, esto parece improbable. El secuestro de Álvarez Machain rompió la cooperación antinarcótica entre Estados Unidos y México al final del sexenio de Salinas. Y el agente que organizó la trampa, Héctor Berrellez pronto fue expulsado de la DEA.
Así que nos quedamos con la versión presentada por primera vez por el periodista de El Paso, Luis Chaparro.
Él sostiene que la "detención" fue el resultado de un acuerdo negociado entre "El Mayo" y Guzmán López. Según el nieto de "El Mayo" y un funcionario estadounidense anónimo, abogados de Texas se habían puesto en contacto por primera vez con "El Mayo" y "Los Chapitos" con la oferta de un acuerdo hace unos meses.
"El Mayo" y Guzmán López fueron los únicos que aceptaron. Guzmán López quería salir del juego de las drogas; "El Mayo" quería ayuda médica y ver a sus dos hijos, Vicente Zambada Niebla e Ismael "El Mayito Gordo" Zambada Imperial, antes de morir.
También faltan otras dos cuestiones en la copiosa cobertura de la detención. La primera se refiere a los antecedentes de "El Mayo". No es el típico operador de Sinaloa. No nació en la Sierra de Sinaloa, sino en El Álamo, un pequeño rancho a las afueras de Culiacán.
A diferencia de "El Chapo", no procede de un entorno de pobreza extrema. Y no tuvo su primera oportunidad cultivando hierba o adormidera, sino trabajando para un contrabandista de drogas cubano-estadounidense establecido, llamado Antonio Cruz Vázquez, que se había casado con su hermana Modesta.
Cuando Cruz fue detenido en 1978, parece que "El Mayo" heredó sus contactos estadounidenses.
El Cártel de Sinaloa nunca fue una operación unificada y jerarquizada. Y durante la década de 1980, "El Mayo" estableció una red de contrabandistas de cocaína y mariguana junto con el olvidado traficante de Sinaloa Baltasar Díaz Vega y el famoso productor musical José Isabel Valdivia, también conocido como "El Gordo" Delgado.
Solían introducir la mercancía en Estados Unidos en camiones de productos agrícolas o en los autobuses de gira de los artistas de "El Gordo" Delgado. "El Gordo" Delgado, según los informes de la DEA, también se encargaba de conseguir mujeres para los traficantes.
La red de distribución de la operación tenía su base en un rancho de la localidad de San Jacinto, a medio camino entre Los Ángeles y Palm Springs.
La venta de drogas a las redes de vendedores ambulantes de Los Ángeles habría reportado mucho más dinero que la simple producción o tráfico de las drogas. (La cocaína que costaba 25 mil dólares al por mayor en la frontera podía cortarse y venderse en las calles por 250 mil dólares). Es probablemente la razón por la que "El Mayo" consiguió entrar en las grandes ligas.
También es probablemente el periodo en el que "El Mayo" estrechó relaciones con las autoridades estadounidenses.
Baltasar Díaz solía presumir de que "policías estadounidenses trabajaban para él en uno de los puestos fronterizos y que a los policías estadounidenses les gusta el dinero tanto como a los mexicanos y son más baratos de comprar".
Durante los siguientes 30 años, esas experiencias le servirían de mucho a "El Mayo". Al igual que "El Chapo", aprendió a utilizar a las autoridades antidroga estadounidenses para acabar con sus rivales y asegurarse cierto grado de inmunidad.
"El Mayo" también utilizó esta riqueza sabiamente. Invirtió en tierras y negocios por todo Sinaloa. También adoptó la actitud de muchos hacendados de Culiacán.
En 1985, el único informe de la Dirección Federal de Seguridad sobre "El Mayo" afirma que dirigió a un grupo de pistoleros que secuestraron, torturaron y amonestaron a un grupo de activistas campesinos que testaban invadiendo terrenos en las afueras de Culiacán.
La otra cuestión se refiere al destino de los capos mexicanos en el sistema judicial estadounidense. Las autoridades estadounidenses se jactan a menudo de que, a diferencia de México, tienen un sistema que castiga realmente a los traficantes con enormes penas de prisión.
Señalan el caso de "El Chapo", condenado a cadena perpetua sin libertad condicional más 30 años y al decomiso de 12.6 billones de dólares en activos. Pero "El Chapo" es la excepción.
Otros capos suelen negociar sentencias mucho más cortas a cambio de dejar en paz a miembros de su familia, ofrecer información sobre antiguos aliados y conservar parte de su riqueza. Así, Osiel Cárdenas Guillén, el jefe del Cártel del Golfo y el hombre que introdujo por primera vez a Los Zetas en el narcotráfico, será liberado probablemente a finales de agosto de este año.
Benjamín Arellano Félix, fundador del Cártel de Tijuana, introdujo una nueva violencia en el narcotráfico mexicano. Sin embargo, sólo recibió una condena de 25 años y una multa comparativamente mísera.
Habrá que ver lo que le espera a "El Mayo". Morirá en una prisión estadounidense. Eso es seguro. Pero por el momento está ocupado negociando acuerdos para sus hijos, sus esposas y la fortuna que le queda.
*Historiador. Autor de La droga. La verdadera historia del narcotráfico en México
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Mileniologo-milenio
El día que Kamala Harris le quitó 10 millones al ‘Chapo’
REPORTAJE
Óscar Balderas
Milenio, Ciudad de México / 28.07.2024
Los agentes antidrogas en Estados Unidos tienen un nombre para un tipo de autobuses sospechosos que cruzan la frontera desde México. Les llaman “ghost buses”, camiones fantasma, porque circulan con los asientos vacíos. El hallazgo de este mecanismo de tráfico de drogas y la mano de hierro con la que actuó la entonces fiscal de California, Kamala Harris, debió causarle más de un sobresalto a Joaquín 'El Chapo' Guzmán.
Aquel vehículo blanco, turístico y de 44 plazas cumplía con esas características: entre enero y mayo de 2016 hizo un viaje sin pasajeros cada dos semanas, desde Baja California hasta California, siempre de madrugada. Esa rutina llamó la atención del equipo especial antidrogas de Los Ángeles, mejor conocido por las siglas en inglés LA IMPACT, y pidió a las autoridades fronterizas avisar si se le veía de nuevo por suelo estadounidense.
Definitivamente, algo no estaba bien. Las sospechas se avivaron el 31 de mayo de 2016, a las 4 de la mañana, cuando recibieron la alerta de que, de nuevo, el “ghost bus” cruzaba la garita de San Ysidro desde Tijuana y sin pasajero alguno.
De inmediato, los agentes siguieron discretamente el camión hasta un taller mecánico rotulado como Jimenez Auto Electric, en el barrio de Wilmington, al sur de Los Ángeles. Ahí, creyendo que nadie los observaba, tres hombres descendieron y comenzaron a descargar paquetes envueltos en cinta metálica que sacaban de un compartimento secreto. Había que detenerlos e interrogarlos, pero tenían un problema: los agentes no llevaban un permiso oficial para entrar a una propiedad privada. Sin la orden de un juez, no serviría de nada.
Apenas amaneció, el equipo LA IMPACT buscó ante la justicia una orden de cateo extraordinaria. Cada minuto daba a los sospechosos la oportunidad de fugarse. Luego de tres horas de una tensa espera, a las 9 de la mañana, los agentes antinarcóticos por fin obtuvieron luz verde para irrumpir legalmente en el inmueble 545 del bulevar North Avalon. Los paquetes metálicos resultaron ser ladrillos de cocaína. En total, 83 kilos. Los tres traficantes aseguraron tener 50, 48 y 33 años, ser mexicanos y trabajar para una célula del Cártel de Sinaloa que había hecho del estado de California su centro de distribución.
Aquel martes por la noche la Fiscalía General de California presumió el decomiso en un boletín de prensa. El título festejaba el operativo: esa droga tenía un valor de 10 millones de dólares. Un golpe seco contra la organización de Joaquín Guzmán Loera. El mensaje estaba firmado por la fiscal, conocida por su mano dura y risa escandalosa. Futura vicepresidenta y quien está ahora por conseguir la nominación presidencial demócrata para intentar vencer al republicano Donald Trump: Kamala Harris.
Quitarle 10 millones de dólares al Cártel de Sinaloa no es poca cosa, pero hacerlo en mayo de 2016 era aún más trascendental. El Chapo necesitaba desesperadamente recursos para financiar otro escape de una cárcel mexicana o armar un costoso equipo legal que evitara su extradición a Estados Unidos, pues cuatro meses antes, el 8 de enero, había sido detenido por última vez, tras 181 días como prófugo.
En aquellos meses, cada peso conseguido por el cártel estaba destinado al blindaje de su fundador. Tanto en México como en Estados Unidos, quien interfiriera con el dinero corría el riesgo de ser asesinado. Probablemente, la fiscal Kamala Harris lo sabía y, aún así, decidió arrebatarle unos 200 millones de pesos al narcotraficante más famoso del mundo cuando más necesitaba fondos para volver a ser un hombre libre.
“Las organizaciones criminales transnacionales aterrorizan nuestras comunidades, trafican grandes cantidades de drogas y armas ilegales en nuestros vecindarios, y socavan la seguridad pública”, dijo la entonces fiscal Kamala Harris con una pose triunfalista. “Y sepan que no lo vamos a permitir”.
No era la primera vez que la abogada afroamericana y asiáticoamericana, de entonces 52 años, metía la mano al bolsillo del Chapo Guzmán: solo nueve meses después de jurar como fiscal general de California, el 5 de octubre de 2011, Kamala Harris ya había anunciado con orgullo que le había quitado 5 millones de dólares al Cártel de Sinaloa con un operativo en Long Beach. Eran los años en que Guzmán Loera necesitaba grandes cantidades de dinero para expandir su imperio criminal por Europa y Asia, obsesionado con volver al escaño 701 en la lista de los millonarios del mundo de la revista Forbes.
Ese arrojo se volvió clave en la transformación de Kamala Harris: hija de una científica de nacionalidad india y de un profesor de Economía de origen jamaiquino, que con 39 años se lanzó a su primera elección en 2003 y se ganó el puesto de fiscal de distrito en San Francisco, California, motivada por la historia de una compañera de preparatoria a quien la justicia le falló cuando dejó en libertad a su abusador sexual.
Aquella campaña se centró en la promesa de ser implacable contra los criminales en la tierra de asesinos célebres como Charles Manson, William Bonin, el Asesino del Zodíaco y Richard Ramírez, alias “El Acosador Nocturno”. Empezó en el tercer lugar de tres candidatos, pero su estilo bronco para debatir la llevó a un triunfo inesperado. Le tomó un año perfeccionar su estilo: demostrar su efectividad acumulando sentencias contra criminales, especialmente vendedores de droga y acusados de delitos no violentos que, a cambio de reducir su tiempo en prisión, se declararon culpables y se comprometieron a conseguir empleo.
Su reputación la hizo ganar su reelección en 2007 y, por su fama de “peleadora dura”, vino el halago en 2008 de la periodista Kate Zernike, del diario The New York Times, quien la incluyó en una lista con posibles nombres para ser la primera presidenta de Estados Unidos: “She Just Might Be President Someday”, se tituló el artículo.
Un año después, Kamala Harris publicó su primer libro, Smart on Crime, en el que se describió así misma como “dura contra el crimen siendo inteligente con el crimen”. Esa sería su carta de presentación y bajo ese perfil compitió y ganó en 2011 el cargo de fiscal general de California, haciendo historia como la primera mujer en el puesto y, tan pronto comenzó a trabajar, desató una ola de investigaciones contra cárteles dedicados al tráfico de drogas y de migrantes indocumentados. El Chapo y sus aliados, sin saberlo, se volvieron su objetivo.
Kamala Harris apenas tenía un año en el nuevo encargo cuando pidió una cita con la entonces procuradora general de México, Marisela Morales, con quien firmó un acuerdo de cooperación para combatir al crimen organizado a ambos lados de la frontera. Ese trato dio un mazazo al Cártel de Sinaloa en 2013: la fiscal les abrió expedientes criminales a Ismael 'El Mayo' Zambada, compadre del Chapo, y a dos de sus hijos, y ese mismo año ordenó reabrir las investigaciones estatales, que habían iniciado en 1996 por tráfico de cocaína.
Tenía tan estudiado al líder del Cártel de Sinaloa que incluso escribió un reporte titulado Pandillas más allá de las fronteras en el que daba recomendaciones a México sobre cómo acabarlo de una vez por todas aprovechando que, para 2014, el capo ya había sido detenido por segunda vez… aunque luego volvería a escaparse.
“Las fuerzas del orden en países extranjeros también han hecho avances constantes, como lo demuestra el reciente arresto en febrero de 2014 de Joaquín 'El Chapo' Guzmán Loera, el reputado líder del notorio cartel de Sinaloa en México. Este informe describe las estrategias que están funcionando y establece recomendaciones para combatir el crimen organizado transnacional”, escribió y firmó Kamala Harris en marzo de aquel año.
Pero dar sugerencias no era suficiente para la fiscal. Y siete meses después de publicar su reporte volvió a golpear con fuerza al capo más famoso del mundo.
Operativo Road Trip contra el “Chapo” Guzmán
La fiscal Kamala Harris llamó a la estrategia Operation Road Trip. El nombre estaba inspirado en los objetivos de los agentes antinarcóticos bajo su mando: habían descubierto una pandilla llamada Los Nitro en el sur de California que transportaba vía terrestre varios paquetes con metanfetaminas provenientes de México —compradas al Cártel de Sinaloa— hasta el condado de Contra Costa en la Bahía de San Francisco.
En ese condado repleto de parques, ríos y largos, Los Nitro entregaban la droga a otra célula que operaba para El Chapo en el estado californiano, eran Los Urtiz, quienes llevaban metanfetaminas al norte con otros socios hasta cubrir todo el país. Una compleja logística criminal que pasaba por el territorio de la militante del Partido Demócrata.
Kamala Harris echó mano del veterano equipo LA IMPACT y le dio un seguimiento paulatino a los sospechosos hasta que la paciencia se agotó el 20 de octubre de 2014, cuando desató una tormenta de órdenes de aprehensión contra los miembros de las pandillas. Para evitar fugas, todos los arrestos se hicieron al mismo tiempo con una coordinación milimétrica. Uno a uno cayeron durante el operativo.
El resultado fue anunciado por una oronda Harris en una conferencia de prensa: 22 personas habían sido detenidas y se les incautaron 226 kilogramos de metanfetaminas junto con 700 mil dólares en efectivo. Solo las drogas tenían un valor callejero de entre 2 y 3 millones, es decir, lo mismo que un año después, en 2015, gastó Emma Coronel en sobornos para concretar el escape de su esposo El Chapo de la prisión de máxima seguridad “El Altiplano”, en el Estado de México. Pero las sorpresas no acabaron ahí.
Sin dar una fecha exacta, Kamala Harris reveló que la operación Road Trip ya había dado golpes secretos al Cártel: llevaba 67 arrestados, 1.82 millones de dólares asegurados y el decomiso de decenas de kilos de metanfetaminas. En total, poco más de 40 millones de dólares incautados a la organización del Chapo Guzmán. Un resultado histórico.
"Haremos lo que sea necesario con nuestros socios federales y locales para desmantelar a estas organizaciones violentas e insidiosas”, presumió Kamala Harris, quien desde entonces se perfilaba como una nueva estrella de la política estadounidense.
Aquel porrazo —sumado al del “camión fantasma” al año siguiente— le sirvió para afianzar su imagen de mano dura y llegar en 2017 al Senado con el respaldo del presidente Barack Obama y el vicepresidente Joe Biden; quien en 2019 la invitó a ser su compañera de fórmula en su campaña para negarle el paso a Trump a un segundo mandato consecutivo. Un año más tarde, la hija predilecta de Oakland, California, comenzó a trabajar en la segunda oficina política más poderosa junto al Despacho Oval.
Hoy está cerca de hacer otra vez historia: convertirse en la primera presidenta de Estados Unidos ganándole, de nuevo, a Donald Trump. Lo hará con la narrativa de que ella es una veterana y dura fiscal con experiencia en poner en su lugar a los más despiadados delincuentes, aprovechando –dicho sea de paso– que el expresidente republicano ha sido encontrado culpable de 34 cargos criminales. Y si alguien duda de su historial que le pregunten al Chapo Guzmán.
Kamala Harris puede presumir que alguna vez le quitó al capo más poderoso del mundo, en un solo día, 10 millones de dólares.
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