Todo el poder: Pp.de reforma.com...
El diputado Sergio Gutiérrez, la Presidenta Claudia Sheinbaum, el titular del Poder Judicial, Hugo Aguilar, y la senadora Laura Castillo, morenistas, ostentaron anoche el control de la 4T en la ceremonia de toma de posesión de la nueva Corte. Crédito: Oscar Mireles
Después de tres décadas de alternancia y contrapesos en los gobiernos que ahora son Oposición, Morena y sus aliados consolidaron ayer el control de los tres poderes de la Unión.
El Ejecutivo, encabezado por la Presidenta Claudia Sheinbaum; el Congreso, bajo conducción del diputado Sergio Gutiérrez y de la senadora Laura Itzel Castillo, ambos de Morena; y una nueva Suprema Corte, presidida por Hugo Aguilar, ex funcionario en la gestión de Andrés Manuel López Obrador, configuran la nueva estructura de poder. Anoche, en el salón de plenos de la Corte, las cuatro figuras simbolizaron la nueva relación denominada de "colaboración institucional" tras años de confrontación y descalificación del Gobierno de la 4T con el Poder Judicial
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Rinden protesta los nuevos ministros de la nueva SCN::
Horas antes, fueron investidos y "purificados…y recibieron el bastón de mando….
Se trata de Hugo Aguilar (presidente), Lenia Batres, Yasmín Esquivel Mossa, Loreta Ortiz Ahlf, María Estela Ríos González, Giovanii Azael Figueroa Mejía, Irving Epinosa Betanzo, Arístides Rodrigo Guerrero García y Sara Irene Herrerías Guerra.
Al acto solemne en el Senado asistieron Rosa Icela Rodríguez, Secretaria de Gobernación; Ernestina Godoy, Consejera Jurídica de la Presidencia; y Mónica Soto, presidenta del TEPJF…..
Despues, se abrió la pasarela de los 878 juzgadores que fueron electos popularmente...
Luego desfilaron dos Magistrados de la Sala Superior del TrEPJF.
Para la historia inmediata…
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Las columnas políticas hoy, martes 2 de septiembre de 2025
Andy y Adán, sin lugares VIP en el informe
Bajo Reserva/El Universal
Nos hacen ver que el acomodo de algunos personajes de Morena en el primer informe de la presidenta Claudia Sheinbaum en Palacio Nacional, fue leído como una manera de mostrar distancia con algunos morenistas que han generado polémica en los últimos tiempos. Llamó la atención que Andy López Beltrán, hijo del expresidente Andrés Manuel López Obrador y actual secretario de Organización de Morena, no figurara en las primeras filas del evento. A diferencia de otros dirigentes partidistas y gobernadores, Andy fue ubicado hasta la quinta fila. Otro que tampoco apareció en zona de privilegio fue el senador Adán Augusto López, una de las figuras más polémicas dentro del partido guinda. Su ausencia en el círculo más cercano de la mandataria se interpretó como una señal de la distancia que se ha ido marcando con algunos liderazgos del partido. Los asientos designados dijeron mucho, nos señalan algunos de los asistentes.
La UNAM está de regreso en los actos presidenciales
A propósito de los lugares en el informe, nos señalan que en este gobierno está de regreso la práctica de invitar a actos presidenciales en Palacio Nacional al rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). El rector Leonardo Lomelí fue uno de los convocados al informe de la presidenta Sheinbaum y le fue asignado un lugar en la misma zona de los nuevos ministros y ministras de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Este tipo de cortesías, nos comentan, dan cuenta de una nueva relación y comunicación entre la Presidencia y la máxima casa de estudios tras la ruptura que hubo en el gobierno pasado, donde la universidad fue tachada de haberse aburguesado y que había girado a la derecha. Buena noticia esta nueva actitud.
¿Durará la tregua en San Lázaro?
Pese a que el estira y afloja para definir quién presidirá la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados duró dos días completos, este lunes hubo una breve tregua, en la que los grupos parlamentarios dejaron de lado las negociaciones de ese tema, para permitir que la entrega del primer informe de gobierno de Claudia Sheinbaum en San Lázaro, que estuvo a cargo de la secretaria de Gobernación Rosa Icela Rodríguez, se llevara a cabo de manera tersa. Dicha tregua, que no fue pactada sino de facto, permitió que el acto protocolario concluyera sin contratiempos. Ahora se verá si una vez pasada la entrega del informe se mantiene la tregua y se destraban las negociaciones para que una o un panista acceda a la presidencia de la Cámara.
“Alito” no quiere subirse de nuevo al ring
Nos dicen que hay algunas señales de que Alejandro Moreno no va a concretar —por ahora— su amago de expulsar del PRI a Dulce María Sauri, una de sus principales detractoras y críticas de su reelección como presidente del partido. Nos comentan que don “Alito” Moreno incluyó a la exgobernadora de Yucatán en la convocatoria a la sesión del Consejo Político que se realizó la semana pasada, lo que se interpretó como un guiño. Nos hacen ver que se desconoce si el proceso de expulsión de Sauri y otros expresidentes priistas como Manlio Fabio Beltrones está congelado o simplemente se le puso pausa, luego de que el también exdirigente del tricolor Enrique Ochoa ganó en tribunales su reinstalación como militante. ¿Será que “Alito” está cansado luego de su pelea con Noroña y por ahora no quiere pleito con los priistas?
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Estrictamente Personal
Prioridad y preocupación/ Raymundo Riva Palacio
El Financiero, septiembre 02, 2025 |
Como todos los informes presidenciales, el primero de la presidenta Claudia Sheinbaum no fue distinto al de todos sus antecesores, al presentar un catálogo de sus logros y acciones durante el periodo, salvo un punto en el que no habló sobre el pasado, sino sobre el futuro, que es, a la vez, tiempo presente: Estados Unidos. Setenta y dos palabras del total de siete mil 409 que tuvo su mensaje permitieron ver lo que le quita el sueño: la relación con el gobierno del presidente Donald Trump y sus constantes amenazas intervencionistas.
El momento más claro de su inquietud fue cuando, rompiendo la estructura de su discurso, recordó las reformas constitucionales que se lograron y se detuvo en una, el artículo 40 constitucional en materia de soberanía, al que se agregó un párrafo el 1 de abril pasado, que leyó textualmente: “El pueblo de México, bajo ninguna circunstancia, aceptará intervenciones, intromisiones o cualquier acto desde el extranjero que sea lesivo de la integridad, independencia y soberanía de la nación, tales como golpes de Estado, injerencias en elecciones o la violación del territorio mexicano, sea ésta por tierra, agua, mar o espacio aéreo”.
Haberle dedicado ese tiempo en su lectura sugiere cuál es su prioridad en este momento y su preocupación. Ese párrafo fue una iniciativa de ella después de una serie de agresiones que descaradamente hizo públicas el gobierno de Trump: un avión espía que dejó abiertos sus sistemas para que pudieran rastrearse mientras realizó un sobrevuelo sobre aguas internacionales frente a las costas mexicanas, donde se avistaron también un destructor y un portaviones frente a Baja California. Días después, la cadena de televisión CNN reveló que entre enero y febrero se habían realizado 18 vuelos de sobrevigilancia sobre México, a espaldas del gobierno de Sheinbaum.
La reacción de la presidenta fue enviar la iniciativa, que fue ignorada completamente por Washington. Poco después de ser aprobada por el Senado y la Cámara de Diputados, en una llamada telefónica entre Sheinbaum y Trump en abril, el jefe de la Casa Blanca le propuso enviar soldados a México para enfrentar junto con las Fuerzas Armadas mexicanas, a los cárteles de las drogas. La presidenta rechazó la oferta y, para reforzar su postura, hizo pública la propuesta. En junio, siguiendo el ejemplo de Canadá, anunció que propondrían a Estados Unidos un acuerdo general sobre seguridad y comercio, que reconociera a los mexicanos que trabajan en aquel país.
En su primer informe, también fuera de la estructura tradicional de este tipo de mensaje, repitió el anuncio de que el próximo miércoles estará en México el secretario de Estado, Marco Rubio, para firmar el acuerdo de seguridad. El tema de comercio y el reconocimiento de los migrantes mexicanos dejó de estar hace tiempo en su discurso sobre el acuerdo bilateral que han estado negociando. En Washington no lo han mencionado ni una sola vez. Si habrá una firma o no durante la rápida visita de Rubio, es algo que aún no se confirma, ni fue mencionado la semana pasada en el comunicado de prensa del Departamento de Estado que anunciaba la visita a México y Ecuador, donde hablará con el presidente Daniel Noboa, que comparte con Sheinbaum los dolores de cabeza que causa el Cártel de Sinaloa, pero que tiene una posición antagónica con ella sobre el papel intervencionista de Estados Unidos.
Sheinbaum ha elevado fuertemente las expectativas de un acuerdo con Estados Unidos en materia de seguridad, pero la agenda de Rubio en esos dos países plantea otras prioridades, las de su gobierno. La prelación de lo que desean, de acuerdo con el Departamento de Estado, “incluyen acciones rápidas y decisivas para desmantelar los cárteles, detener el tráfico de fentanilo, poner fin a la inmigración ilegal, reducir el déficit comercial, promover la prosperidad económica y contrarrestar a los actores malignos extracontinentales”.
No es esta la agenda mexicana. Acciones “rápidas y decisivas” son las que ha estado empujando Trump y varios miembros de su gabinete, y los “actores malignos extracontinentales”, como se lo han dejado ver a la presidenta por los coqueteos que ha tenido el obradorismo con ellos, tienen que ver con Rusia, Irán y China. En el interlineado es lo que ha promovido Trump desde que regresó a la Casa Blanca: la renovación de la Doctrina Monroe de “América para los americanos”.
El mundo hoy no es el mismo de 1823, y si bien las alianzas de un alto número de países latinoamericanos con los enemigos de Estados Unidos probablemente no se romperán, con México es muy diferente: tres mil 200 kilómetros de frontera común y la dependencia económica mexicana de esa nación, hacen a Sheinbaum mucho más vulnerable a las presiones. La presidenta, como lo hizo en el informe, se lanza a las escaramuzas y los amagos con palabras, que no han impedido que las presiones sigan creciendo.
La visita de Rubio ha sido manejada como una muestra de la buena relación con Estados Unidos, lo que cada vez es menos creíble entre los mexicanos. Será la primera vez que viaje a México como secretario de Estado –previamente ha realizado tres viajes a Latinoamérica–, y la primera vez también que hable con Sheinbaum –después de haberlo hecho con nueve presidentes y primeros ministros de la región–. El trato del canciller estadounidense con los mexicanos ha sido distante y frío, no muy distinto, por cierto, al que ha tenido con Canadá.
El comunicado del Departamento de Estado señala que el viaje de Rubio demostrará el “inquebrantable” compromiso de Estados Unidos para proteger sus fronteras, neutralizar las amenazas “narcoterroristas” y asegurar que no afecten a las empresas de su país, y fue acompañado con un mensaje –no público– que se le transmitió a la presidenta: están considerando actuar contra los grupos criminales que extorsionan a los productores agrícolas en Michoacán, algunos de los cuales son estadounidenses. Es decir, o van juntos o existe la posibilidad de acciones unilaterales.
Un acuerdo de seguridad podría resolver la mecánica de estas acciones y que México pudiera mantener la soberanía y márgenes de autodeterminación, para mantener el discurso nacionalista, como expresó Sheinbaum en su informe: la política de seguridad se decide en México y “nadie influye en ella”.
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La foto de Presidencia que dio la nota del Informe/Mario Maldonado
EL UNIVERSAL
La foto de Presidencia lo reveló todo, o casi todo. Desde el atril de Palacio Nacional, Claudia Sheinbaum habla a la nación y frente a ella se despliega un mosaico que sintetiza el nuevo tablero político. En las primeras filas, con sus trajes oscuros, la guayabera blanca de Hugo Aguilar y el semblante solemne, se alinean ocho de los nueve ministros entrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que a partir de este martes asumen funciones junto con el resto del nuevo Poder Judicial.
Metros atrás, otras hileras las ocupan los empresarios, algunos de los que más negocios han hecho con el Estado, ya sea mediante concesiones o contratos públicos, como Carlos Slim, su hijo Carlos Slim Domit, y Germán Larrea. También directivos de constructoras de obra pública y conglomerados industriales como Guadalupe Phillips, de ICA; Antonio del Valle Perochena, de Orbia; Adrián Sada, de Vitro; magnates de emporios turísticos y con cercanía al gobierno, como Daniel Chávez, de Grupo Vidanta; dueños y altos ejecutivos de medios de comunicación como Alfonso de Angoitia y Bernardo Gómez, de TelevisaUnivision; Ángel Mieres, de Grupo Andrade y El Heraldo de México; Olegario Vázquez Aldir, de Grupo Vazol e Imagen; Manuel Arroyo, de Grupo Lauman y El Financiero; y Hugo Camou, de ISA Corporativo. Del sector farmacéutico, Rodrigo Herrera, de Genomma Lab; Gina Diez Barroso, del sector de educación y consejera del CADERR, que encabeza Altagracia Gómez; Pita de la Vega, el presidente del CCE, Francisco Cervantes y Héctor Sulaimán.
No faltaron los liderazgos legislativos, algunos convertidos en personajes incómodos para la presidenta, como Adán Augusto López y Gerardo Fernández Noroña, a quienes mandaron a las filas cuarta y sexta, respectivamente. Junto a Ricardo Monreal, uno de los que todavía tiene la confianza de Sheinbaum, fueron ubicados en lugares menos visibles, pero presentes como recordatorio de las tensiones internas del movimiento. La escenografía fue un mensaje en sí misma: ministros en bloque, empresarios cercanos en primera línea y operadores políticos en segunda fila.
En medio de todos, como el gran elefante en la sala, la reaparición de Andrés Manuel López Beltrán. El hijo del expresidente y actual secretario de Organización de Morena, ausente durante semanas tras el escándalo de su viaje a Tokio, apareció sentado junto a la presidenta del partido, Luisa María Alcalde. La postal fue interpretada como una señal de tregua, un gesto de paz en medio de rumores de ruptura con la dirigencia nacional de Morena, pero el hielo que había entre ambos pudo haber congelado los flashazos de las cámaras. Esa imagen cargada de símbolos fue tan relevante como las dos veces en las que la presidenta mencionó al movimiento como símbolo de unidad.
En el discurso, Sheinbaum desplegó números para reforzar la narrativa de estabilidad. El PIB creció 0.9% en el primer semestre de 2025 respecto al mismo lapso de 2024, de acuerdo con el Inegi. Consciente de lo limitado del dato, eligió resaltar solo la cifra del segundo trimestre: “Aun en medio de las circunstancias difíciles, nuestra economía muestra fortaleza, un crecimiento anual estimado de 1.2%, frente a las expectativas catastróficas”. Los ingresos públicos sumaron 5.95 billones de pesos al 31 de agosto, un alza real de 8.5%, con la promesa de que no habrá nuevos impuestos en 2026.
Los programas sociales siguen siendo la piedra angular. 12.1 millones de adultos mayores reciben pensión, 1.5 millones de personas con discapacidad tienen apoyo y 7.2 millones de estudiantes cuentan con beca. Una instantánea de la aprobación popular de Sheinbaum y de lo que podría venir en el 2027.
A esto se suman tres nuevos esquemas: la Pensión Mujeres Bienestar, la beca “Rita Cetina” y el plan “Salud Casa por Casa”, que requerían más presupuesto en 2026. En salud se prometen 20 hospitales nuevos y el programa “Laboratorio en tu Clínica”. En vivienda, la meta es 1.7 millones de casas durante el sexenio.
La presidenta dedicó una parte de su discurso a la infraestructura y energía: más de 3 mil kilómetros de vías férreas modernizadas, el tren Maya y el Interoceánico bajo operación estatal, Pemex con proyectos de producción costa afuera y la CFE con 67% de la generación eléctrica. En seguridad, afirmó que los homicidios dolosos bajaron 18% respecto al inicio de la 4T y agradeció a la Sedena, la Marina, la Guardia Nacional, a Omar García Harfuch y al fiscal Alejandro Gertz Manero.
En lo político, el discurso mostró sus lealtades. López Obrador fue mencionado cuatro veces, como padre fundacional de la transformación. La palabra austeridad apareció dos veces, y esta vez la frase “el poder es humildad” no fue pronunciada.
El Informe dejó dos narrativas paralelas: la de los números, que hablan de estabilidad y expansión social, y la de las imágenes, que retratan una Corte alineada, gobernadores oficialistas y de oposición en un mismo evento; empresarios cercanos al poder y un hijo reaparecido como símbolo de unidad familiar y política.
Posdata 1
Hablando de Carlos Slim, el hombre más rico de México acaba de sumar una nueva pieza a su negocio energético. El gobierno federal le otorgó, vía su empresa Energías Alternas, Estudios y Proyectos (Grupo Enal), una concesión de 30 años para explorar y aprovechar recursos geotérmicos en Guanajuato. El título, publicado ayer en el Diario Oficial, le da exclusividad sobre el área conocida como Celaya, donde el ingeniero ya desarrolla una central geotérmica de 26 megavatios que implicará inversiones por más de 80 millones de dólares.
La concesión se otorga bajo la nueva Ley de Geotermia, promulgada en marzo pasado, que permite adjudicaciones directas sin licitación. Así, Slim se coloca en la primera fila de un sector que la presidenta Claudia Sheinbaum quiere impulsar como parte de la transición energética.
En paralelo a sus alianzas con Pemex y sus apuestas en petróleo y gas, el magnate abre un frente renovable que refuerza la diversificación de Grupo Carso. Slim, que suele adelantarse a las reformas y hasta a los movimientos del mercado, está marcando territorio en la geotermia, una energía limpia que en el mediano plazo podría volverse un activo estratégico para México.
Posdata 2
Los proyectos ferroviarios que la presidenta Claudia Sheinbaum presumió en su primer informe como símbolo de modernización y conectividad, ya enfrentan una prueba de fuego; quizá la primera de muchas. Se trata de la licitación de 15 trenes para la ruta México-Pachuca. En la recta final quedaron dos competidores: la española CAF, con una oferta de 9 mil 891 millones de pesos, y la china CRRC Zhuzhou, con una propuesta 40% más barata, de 5 mil 845 millones. El contrato incluye suministro, talleres y mantenimiento por varios años, clave para la operación que conectará la capital con el AIFA.
El dilema no es sólo técnico o económico. La participación de una empresa china en infraestructura estratégica revive las tensiones con Estados Unidos en plena guerra comercial de Trump con el gobierno de Xi Jing Ping y en vísperas de la renegociación del T-MEC. Estados Unidos ya ha advertido sobre la creciente huella china en sectores críticos mexicanos, por lo que proyectos como este se convierten en un asunto a revisar en las mesas de negociación.
Basta recordar el fallido tren México-Querétaro, cancelado en 2015 por la presión política y las sospechas sobre la inversión china. Un antecedente incómodo que hoy vuelve a rondar si el gobierno mexicano opta por adjudicar un contrato de este tamaño a CRRC.
Posdata 3
A un día de la instalación del nuevo Poder Judicial, Pío López Obrador reapareció con una nueva amenaza contra la libertad de expresión. Aunque el hermano del expresidente Andrés Manuel López Obrador asegura haber sido “exonerado” por las autoridades electorales tras los videos en que se le vio recibiendo sobres de dinero en efectivo, ahora dice que seguirá exigiendo “la reparación del daño” a Carlos Loret de Mola y a Latinus. Es decir, busca silenciar a los periodistas que exhibieron las evidencias, en lugar de rendir cuentas por lo que las imágenes y videos mostraron.
El caso Pío es un ejemplo claro del doble rasero en Morena: por un lado se victimiza, se asume perseguido, pero cuando tiene oportunidad, lanza advertencias que rayan en la intimidación y en un intento por censurar. No es un hecho aislado. Lo mismo hemos visto en los desplantes de Beatriz Gutiérrez Müller contra la prensa y en otros cuadros morenistas que sueñan con usar al nuevo Poder Judicial como medio de intimidación y presión.
La amenaza a Carlos Loret y a Latinus no sólo es un ataque personal, sino un nuevo intento de socavar la libertad de expresión. Pío López Obrador pretende voltear la página de sus escándalos atacando a quienes los documentaron. Frente a este patrón de hostigamiento, es necesario un cierre de filas. La solidaridad con los periodistas perseguidos no es opcional, es la defensa mínima de la democracia frente al poder y sus abusos.
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Nueva Era
El comunismo destrozó este país/Pablo Hiriart
El Financiero, septiembre 02, 2025 |
Tirana, Albania.– Hace ochenta años los albaneses cometieron un error fatídico que aún hoy están pagando: con su voto eligieron como líder a un marxista, leninista y estalinista, que usó la democracia para llegar al poder y luego acabó con ella.
También acabó con la separación de poderes, con la libertad de expresión, con la propiedad privada, con las instituciones autónomas, y concentró en sus manos el poder de manera absoluta.
Fue en 1944 cuando Enver Hoxha ganó las elecciones, murió en el poder -en 1985- y dejó un sucesor tan estalinista como él.
Por las calles del centro de esta ciudad la gente mayor camina deprisa, con pasos cortos, sin hacer ruido. No mira hacia los lados.
Al abordar a una persona para alguna pregunta, el sobresalto es evidente. La desconfianza está en sus ojos, en sus labios apretados o en el monosílabo esquivo de la respuesta.
La sombra que los persigue es el legado de la dictadura comunista que impuso el pensamiento único.
Instaló la lógica binaria de leales y traidores.
Impuso la idea del líder como portavoz exclusivo de los intereses del pueblo.
Eliminó los contrapesos del poder.
Convirtió a los medios de comunicación en “la voz del pueblo”, es decir en la suya.
Klea, guía en español, me cuenta que ella no vivió el comunismo, “pero mis padres y mis abuelos sí. Fue una época obscura, de terror, sin comida, el gobierno daba cupones para canjearlos por leche y pan. Era todo”, dice mientras recorremos la plaza central donde hay una sola estatua, la del héroe nacional, Skanderberg.
Hubo otra, la del dictador Hoxha, que los estudiantes derribaron el 20 de febrero de 1991 para sellar el fin de la tiranía marxista estalinista.
A unos metros de la plaza despunta el minarete de una mezquita, el único lugar religioso que no fue destruido durante la dictadura, pues se usó de bodega.
Las iglesias (católicas y ortodoxas) y mezquitas fueron demolidas, se decretó la prohibición de cualquier práctica religiosa. Sólo la fe en el Partido del Trabajo estaba permitida, y el partido era Hoxha.
En 1967 el dictador, acólito de Stalin, rompió con la Unión Soviética, con la Yugoslavia de Tito, se alió con la China de Mao (con la que también rompió), abolió por completo la propiedad privada, cercó su país con alambre de púas y prohibió también la migración interna -“donde nacías morías”-.
De Albania no salía nadie ni entraba nadie, ni las noticias. Uno de cada cuatro albaneses era informante de la Sigurimi (policía política).
“Como no sabías quién era el soplón de la Sigurimi, porque podía ser alguien de tu familia o tu vecino, había que cuidar hasta la postura para dormir”, dice Kler.
–¿Cómo que la postura cuando dormías? –pregunto.
–Si juntabas las manos, alguien te podía acusar de que estabas rezando e ibas a la cárcel. Y de la cárcel -mira, es esa que está ahí-, el 85 por ciento de los que entraron no salieron vivos –dice Klea.
Klea, la guía y traductora que se enamoró del idioma español por las telenovelas mexicanas (algo nada infrecuente en los Balcanes), me cuenta de los caprichos paranoicos del extinto dictador:
-A comienzos de los años 80 mandó construir 173 mil bunkers subterráneos porque le decía a la población que todos en el mundo eran enemigos, que querían destruir a Albania, pero él los protegería incluso de un ataque nuclear-.
Es verdad, los bunkers se ven como pequeños hongos de concreto en las montañas, en las banquetas, en las playas, a la vera de los caminos rurales. Ciento setenta y tres mil bunkers en un país del tamaño de Veracruz.
Aquí en Tirana entré al más grande de ellos, el búnker 1, en el monte Dajt, y es posible recorrer algunos niveles subterráneos, ver buena parte de las 200 habitaciones, cocinas, un salón de clases, cafeterías, cuarto de castigo, un teatro y las oficinas de Enver Hoxha junto a salas de recepción.
“Cuando el dictador se ponía enfermo, la gente tenía que llorar, de lo contrario te podían castigar. Mi madre dice que le pegaban para que llorara, porque de otra manera no le salían lágrimas”, me cuenta Adriana, guía en el puerto de Durres.
Durante el comunismo, la persecución a religiosos y opositores fue brutal.
Anton Luli, sacerdote jesuita, fue hecho prisionero por la denuncia de un vecino: “agitación contra el poder popular”. Pasó 17 años en prisión y años adicionales en trabajos forzados y sobrevivió para contarla.
Su primer calabozo fue un baño en una zona montañosa, donde tuvo que permanecer nueve meses en medio de heces endurecidas y sin espacio para acostarse.
Una Navidad fue colgado del techo por las axilas para “esperar a su salvador”. A pesar de todo, consideró su encarcelamiento como una prolongada celebración de su vocación sacerdotal. Las torturas, la soledad y su fe como único refugio están en su relato autobiográfico que se conserva en el Vaticano.
Los empresarios no se escaparon. Konstantin Boshn, economista y banquero, fue encarcelado por criticar que las tierras pasaran al Estado y su condena fue a cadena perpetua. Salió de la cárcel varios años después, vigilado, murió en la miseria.
Fresca en la memoria está lo sufrido por el sacerdote Simón Jubani, preso durante 26 años. Rehusó a trabajar en las minas y soportó brutales castigos. Salió en libertad en abril de 1989, y un año después celebró la primera misa pública en casi medio siglo, lo que simbolizó el retorno de la fe pública a Albania luego del colapso del régimen comunista.
Brilla el sol en los blancos muros de la catedral de San Pablo, de reciente construcción, y en el atrio encontramos la estatua de la madre Teresa de Calcuta, que era de Albania (ahora su ciudad de nacimiento pertenece a Macedonia del Norte). El aeropuerto lleva su nombre.
Del dictador no queda nada. Sólo la destrucción institucional luego de haber abolido libertades, sojuzgar a su pueblo y eliminar la propiedad privada. No hay un sector empresarial que pueda reconstruir este país.
En la ciudad y en la costa hay muchos edificios en construcción, de grandes cadenas hoteleras en su mayoría, porque el turismo puede levantar a Albania. Tiene dos millones y medio de habitantes y recibió, el año pasado, 11 millones 900 mil visitantes extranjeros.
Y lo otro que queda del gobierno comunista es la sombra del miedo y la desconfianza en una comunidad nacional deshecha por el comunismo.
Del país emigran los jóvenes. En cinco años se ha ido el 20 por ciento de la población, menor de 35 años casi en su totalidad. Huyen de una historia de miedo y de silencio. Se van. El futuro está en otra parte.
Quieren a su país, me dicen. Duele, pero se resignan y cierran la puerta para no regresar jamás.
Bien valdría poner, en cada uno de los 173 mil búnker abandonados, y en la puerta de cada casa vacía, una placa que diga: “por aquí pasó el comunismo”.
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Horas aciagas para la República/Salvador García Soto
El Universal, | 02/09/2025
El día de ayer, 1 de septiembre de 2025, será una fecha que marcará un antes y un después para la República mexicana y su sistema de justicia. Porque en medio del paroxismo que desde la Presidencia de la República afirma que “vamos bien y vamos a ir mejor”, al mismo tiempo la presidenta proclama, en su primer informe, que el nuevo Poder Judicial de la Federación, que ayer tomó protesta constitucional anuncia una era libre de nepotismo, corrupción y hasta un renovado Estado de Derecho, que a juicio de la mandataria, no había existido hasta ahora.
Es como si, al mismo tiempo que dibuja en su Primer Informe de Gobierno un país idílico en el que todo marcha de maravilla y no hay prácticamente ningún problema que aqueje a sus ciudadanos, la presidenta no sólo se celebra a sí misma y a su joven gobierno, sino que además celebra, con bombo y platillo, que su cuestionada y autoritaria Reforma Judicial, que dio pie a una elección manipulada, con muy baja participación y claramente fraudulenta, también es uno de sus logros con el que, mientras ofrece “espejitos” de una justicia prístina y expedita que ayer nació en el país, en el fondo celebra el sometimiento e ideologización del nuevo Poder Judicial que ya no será más un equilibrio ni un poder autónomo e independiente, sino un apéndice jurídico del Ejecutivo y del régimen morenista, para defender sus canonjías y privilegios.
Y así, mientras la doctora Sheinbaum proclama como “calumnias, mentiras y malos augurios” la falta de medicamentos en las clínicas y hospitales públicos, la misma que viven y padecen millones de mexicanos todos los días, en sus otros datos ya está abastecido el 90% de los medicamentos que se requieren en el sector salud y cualquier otra cosa que digan los derechohabientes del IMSS, del ISSSTE y del IMSS-Bienestar, son campañas en contra de su gobierno. Porque en el país idílico donde vive la presidenta ya se redujeron 25% los homicidios dolosos, ya se redujo la brecha de desigualdad de 0.426 a 0.391, y hoy “México es el segundo país con menos desigualdad en el continente americano, sólo superado por Canadá”.
Ni qué decir de la “hazaña histórica” de reducción de la pobreza que, según el Inegi, pasó de 41.9% a 29.5% de la población, lo que le dio pie a la presidenta para mandarle un guiño a su antecesor hasta Palenque y recordarlo con imágenes de la presidencia de López Obrador que aparecían en los monitores del Palacio, para complacencia de toda la grey morenista que ocupó más del 90% de los lugares para invitados al mensaje político de la presidenta, y el otro 10% era de algunos empresarios invitados que también fueron a aplaudir a la presidenta en su primer informe a la Nación.
En el patio central del vetusto Palacio, con una presidenta enfundada en un traje negro sastre con bordados indígenas en cuello y solapas, no hay el más mínimo espacio para la autocrítica, no porque no se quiera, sino porque se cree ciega y fanáticamente en el mantra presidencial de que todo “va muy bien y va a ir mejor”. Y menos hay espacio para la disidencia o el desacuerdo entre las filas de invitados al “día de la presidenta” porque también en el acomodo de los lugares se reflejan los pleitos internos en el régimen con un Adán Augusto López y un Andy López Beltrán relegados a la cuarta o quinta fila, mientras en las primeras filas aparecen los nuevos ministros de la Corte, el fiscal General de la República y por supuesto los miembros del gabinete que aplauden emocionados ante las maravillas de la “transformación”.
Y si todo eso pasaba por la mañana de este 1 de septiembre, donde la 4T se celebra y autoelogia sin el más mínimo pudor y la primera mujer presidenta se mimetiza cada vez más con el presidencialismo más rancio y autoritario de la vieja era priista, por la tarde, como si se tratara de un apéndice del informe presidencial, ocho de los nueve ministros nuevos acudieron a la sede del Senado de la República, tarde y con retrasos, para tomar posesión de sus cargos y comenzar, después de limpias, sahumerios y ceremonias indígenas con bastones de mando, sus funciones constitucionales a partir de hoy.
Mientras tanto en el Congreso la polarización y la confrontación entre la mayoría soberbia y autoritaria de Morena y las minorías de una oposición engallada pero disminuida, convierten la sesión general de Congreso en campo de batalla en la que el líder priista, Alejandro Moreno, que sigue con los guantes puestos, lanza desde la tribuna varios jabs declarativos contra el oficialismo: “Morena no es un partido ni un movimiento, es un cártel que pactó con criminales. El terrorismo de Estado que encabeza Morena constituye una amenaza para la paz y la integridad territorial”, grita el belicoso dirigente tricolor, ante los gritos de “Fuera” y “Desafuero” de los enojados morenistas.
Por todo eso decimos que la República vive horas aciagas. Porque en un mismo día asistimos a la consolidación y el regreso, en imagen, estilo y discurso, del presidencialismo más omnímodo y autoritario representado por una presidenta que tiene la mayor concentración de poder que haya tenido cualquier otro presidente en la historia del país, que no invita a su informe a nadie que disienta de ella o de su movimiento, ni opositores, ni ONG´s ni nada que no sean aplaudidores del régimen o afines a él, y que al mismo tiempo que se autocelebra y autoelogia por sus “grandes logros y avances” en apenas 11 meses, también celebra, por todo lo alto y sin ningún rubor, la conquista y domesticación del Poder Judicial que a partir de ayer dejó de ser un poder autónomo para volverse una extensión de los intereses del Ejecutivo.
Todo eso en vísperas de que llegue al país el temido y poderoso secretario de Estado, Marco Rubio, que viene al Palacio Nacional para algo más que a firmar un Acuerdo de Seguridad cuyos términos aún desconocemos, y que seguramente traerá toda una agenda de temas y “encargos” para el gobierno mexicano que, a fuerza de dialogar, ceder y negociar, va sobreviviendo a las presiones, caprichos y ocurrencias del presidente Donald Trump.
NOTAS INDISCRETAS… La estrategia de choque con la que Alito Moreno ha descolocado e irritado a Morena y a la 4T, parece estarle dando al porril dirigente del PRI un segundo aire. Y es que entre más sube el tono (y los golpes) hacia el morenismo desde la tribuna del Congreso, al político campechano también le suben las amenazas de desafuero por parte de la Cámara de Diputados. El problema para Morena es que no se atreven a proceder en la solicitud de juicio político contra Moreno Cárdenas, no porque les falten ganas o necesiten pruebas de sus presuntos delitos de enriquecimiento y corrupción, sino porque a estas alturas todos en la 4T saben muy bien que Alito es uno de los informantes y colaboradores con el gobierno de Estados Unidos y que la relación no tan directa, pero sí real, que tiene con el secretario Marco Rubio, coloca al líder priista en una especie de “protección” del gobierno de Trump que podría activarse en caso de que la mayoría morenista decida quitarle el fuero y procesarlo penalmente en su natal Campeche. Para decirlo claramente, Alito se siente “protegido de los gringos” y por eso ha decidido seguir estirando la liga para sacar de quicio a los morenistas que, tal como Fernández Noroña gritan, vociferan y hacen histrionismo, pero a la hora de entrarle a los golpes reales –y me refiero a los políticos no a los físicos— se arredran y, como el presidente del Senado, salen corriendo por piernas, para después decir que “lo hice por prudencia”. Veremos hasta dónde Alito sigue estirando la liga y hasta dónde lo aguantan los morenistas, que claramente no quieren darle motivos al Tío Sam… Se baten los dados. Repitió Escalera Doble.

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