28 mar 2011

El refresco del pasado/

El refreso del pasado/Jesús Silva-Herzog Márquez
Reforma, 28 Mar. 11

En unas cuantas semanas, los tres partidos han cambiado de dirigentes. Cada uno encontró en su propia tradición, el relevo. Ninguno apostó a la renovación de ideas, ninguno pudo brincar en trampolín, ninguno se despoja de sus inercias. Como si en preparación a la contienda presidencial se vieran forzados a encontrar fuerza en sus hábitos, indispuestos al riesgo de intentar algo nuevo. Aguas viejas.
En el PRI hubo sin duda, un relevo generacional. No se puede negar que el nuevo dirigente representa otra camada de políticos y una experiencia local distinta de la que había dominado la política priista. Pero lo que demuestran el nuevo dirigente del PRI y el puntero de ese partido es que la juventud no implica una puesta al día de las ideas, una revisión de las propuestas, un cambio de estilos. El PRI es el PRI de siempre: refractario a las ideas, hostil a las definiciones, incapaz de ventilar sus diferencias. Maldice el acercamiento de sus antagonistas al tiempo que se enlaza con partidos de truhanes. Vale la pena detenerse en las palabras y en los procedimientos del PRI. El 21 de marzo el dirigente nacional del PRI pronunció un discurso por el nacimiento de Benito Juárez. En una parte de su mensaje dijo lo siguiente para describir al gobierno panista. Se trata de un gobierno, dijo, "que va conduciendo por la derecha y conduce mal; porque conduce viendo al retrovisor y encontrando en su visión por el retrovisor aquellos puntos negros en la sábana blanca". Guillermo Sheridan ha intentado descifrar el significado de tan profunda reflexión pero sigue sin llegar al núcleo de la parábola: ¡manejar viendo el espejo para encontrar una sábana blanca manchada con puntos negros! Tampoco hay dentro del PRI ninguna intención de revisar sus hábitos: el destape, por ejemplo. En el Estado de México, se revive una práctica ancestral: los pretendientes declinan sucesivamente para que el ungido aparezca como el Candidato de la Unidad. El partido en un dedo.
El PAN no tuvo la seguridad para apostar por el futuro. Prefirió una figura aletargada que sólo acierta a describir un México bicolor, una historia doblada en dos. Antes del 2000, México vivía la oscuridad de la dictadura más rapaz. Tras la llegada de los dos estadistas del PAN, el país ha vivido en un jardín democrático que sólo estropea la lamentable sobrevivencia de los priistas. Al presidente del PAN le parece una vergüenza nacional que haya estados que voten por un partido que no le gusta. El maniqueísmo de este viejo PAN no se hace cargo de las responsabilidades propias y pretende, tras 12 años de ocupar la Presidencia, jugar a la oposición, desde el gobierno. Acción Nacional no presenta una plataforma de orgullos. Despliega, nuevamente, la pantalla del miedo: regresarán los priistas para restaurar su dictadura. El Secretario de Educación Pública, aspirante prominente a la candidatura presidencial, se ha atrevido a describir la contienda del 2012 como una batalla entre la civilización y la barbarie. La gente decente contra los trogloditas. La civilización somos nosotros, llegó a decir, palabras más o menos. Un agente del pluralismo atribuyéndose el monopolio de la civilización en el país de los salvajes.
El PRD acertó al reconocer su partición. No resolvió sus diferencias y convirtió a su dirigencia en un tapón. Acción y veto incrustados en el mismo liderazgo. La vieja disputa del partido sigue sin resolverse. Nadie gana pero el partido consigue tiempo. Habrá demasiada animosidad entre las muchas familias del PRD, pero siguen viviendo bajo el mismo techo. La solución reciente no le ofrece un trampolín al partido para brincar con decisión a la elección presidencial del año que viene, pero a fin de cuentas, evitó la fractura que algunos anticipaban. El PRD superó con éxito un peligro grave. Fuera del partido, con la ambigüedad institucional de siempre, Andrés Manuel López Obrador echó a andar su campaña por la Presidencia presentando su programa de gobierno. No encuentro ideas nuevas en su proyecto: la misma lógica conspiratista, el mismo voluntarismo moral, idéntico desinterés por el mundo. Pero no puede desconocerse que en su movimiento hay una energía política extraordinaria que puede seguir dando sorpresas.
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El sábado pasado, el Secretario Administrativo de la UNAM, Don Enrique del Val Blanco, publicó un artículo enérgico en Excélsior contra lo que él llama las "almas puras" que critican al rector de la Universidad Nacional. No nombra a nadie en concreto sino que alude a una categoría nebulosa de intelectuales irresponsables, desconectados del México real que sirven al gobierno en turno. No me menciona directamente pero sus alusiones me hacen pensar que su comentario tiene algo que ver con el artículo que publiqué aquí el lunes pasado, titulado "El obispo de Copilco". Envié al diario una respuesta que también puede leerse en mi blog: http://www.reforma.com/blogs/silvaherzog / Twitter: @jshm00

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