"La marcha es una clara muestra de que México cuenta con una sociedad civil activa, vigorosa, que se expresa por muchas causas, pero, entre otras, en favor de las mejores causas del país...FC
El presidente Felipe Calderón Calderón invitó a los promotores de la Marcha por la Paz con Justicia y Dignidad a dialogar para conocer sus exigencias y, a la vez, para que conozcan las razones y acciones que ha implementado su gobierno contra el crimen organizado. “Podemos estar de acuerdo o en desacuerdo, como de hecho lo estamos en algunos de los puntos que se expresan. Pero, desde luego, eso no excluye la posibilidad y la responsabilidad de dialogar, de escucharnos y de entendernos para definir lo que sea mejor para el país”, aseguró.
En el marco del anuncio sobre las mejoras a la Ley de Competencia, el Presidente reconoció que México vive un complejo momento en materia de seguridad y que, como Presidente de la República y padre de familia, comparte el enorme dolor y la indignación ciudadana ante la violencia generada por la criminalidad.
Este es p'arte de su discurso:
“Yo soy un Presidente que cree firmemente en el poder de la ciudadanía y, precisamente por ello, he impulsado reformas para que los ciudadanos tengan más y mejores herramientas para exigir resultados a sus gobernantes.
Por eso, reitero mi saludo a la Marcha por la Paz, porque sé que simboliza un ánimo legítimo y justo de la ciudadanía para poner un alto al problema de la inseguridad que padecemos en el país.
La marcha es una clara muestra de que México cuenta con una sociedad civil activa, vigorosa, que se expresa por muchas causas, pero, entre otras, en favor de las mejores causas del país.
México vive un complejo momento en materia de seguridad y lo sabemos. Como lo he dicho antes, como Presidente de la República, como padre de familia, comparto el enorme dolor y la indignación ciudadana ante la violencia generada por la criminalidad.
Yo también quiero un México en paz. Yo también quiero un México sin violencia. Yo también quiero un México liberado del azote y la opresión de la criminalidad. Y, por eso, hemos trabajado con ahínco, precisamente, para liberar a la sociedad de la opresión de los criminales.
En momentos como éste, sé también que debe privar, por un lado, una firmeza clara por parte del Gobierno y, al propio tiempo, mesura en la responsabilidad de gobernar, y, a la vez, exigencia y solidaridad por parte de la sociedad.
Sobre todo, es muy importante que la violencia y la brutalidad con la que la delincuencia está dañando a la sociedad no dé cabida a la desesperanza, a la crispación o al encono.
México necesita una sociedad unida, ante el clamor de paz. Ante el odio y la falta de sentido humano de la delincuencia.
México necesita una sociedad que, frente a la irracionalidad de la violencia y la criminalidad, anteponga la razón y la voluntad de todos los mexicanos para lograr la paz con justicia en libertad y democracia que todos anhelamos.
México necesita hoy una sociedad que sea fuerte y que exija resultados a todos los gobernantes, que exija y, a la vez, apoye a las autoridades que sí actúan ante la pretensión de la delincuencia de debilitar a las instituciones.
También pienso que debemos rechazar la pretensión de quienes buscan obtener ventajas políticas o satisfacer intereses de muy distinta índole, ante una situación tan delicada para el bienestar de las familias de nuestro país. Se trata de actitudes inadmisibles que los mexicanos sabrán juzgar y poner en su lugar.
La seguridad no es un asunto que competa sólo a un Gobierno o sólo al Gobierno o sólo a la sociedad. La seguridad es un asunto que, con distinto nivel de responsabilidad, nos corresponde a los ciudadanos, y claro, fundamentalmente, a quienes tenemos la tarea de gobernar.
Es un asunto que requiere profundas transformaciones institucionales y sociales. Transformaciones institucionales y sociales que se hicieron a un lado durante muchísimo tiempo, y que hoy todos tenemos que impulsar a toda prisa.
Por ello, propongo que, como sociedad, nos concentremos, y concentremos nuestra energía en promover los cambios concretos, los cambios posibles, los cambios medibles que requiere la seguridad del país.
Que la ciudadanía insista y que perseveremos todos en la depuración y profesionalización de las 32 policías estatales del país, y de las 32 procuradurías de Justicia en todas las entidades de la República.
Que la ciudadanía no quite el dedo del renglón para que todos los gobiernos de los estados y el Federal, avancemos en la implementación de las reformas al Sistema de Justicia Penal.
Que la ciudadanía exija a los gobiernos de todos los niveles que ejerzamos los recursos destinados a la seguridad, que lo hagamos con transparencia y eficiencia, y que sepamos jerarquizar este tema de acuerdo con la importancia que tiene en las preocupaciones de la ciudadanía.
También es fundamental, y así lo entiendo, que todos participemos en el fortalecimiento del tejido social y de los valores que nos definen como mexicanos. Que sustituyamos la cultura de la violencia y de la muerte, la cultura de la impunidad, por una cultura de respeto a la vida, de respeto a los demás, una cultura de honestidad y de legalidad. Y eso sólo lo vamos a lograr si estamos unidos como sociedad.
Podemos estar de acuerdo o en desacuerdo, como de hecho lo estamos en algunos de los puntos que se expresan. Pero, desde luego, eso no excluye la posibilidad y la responsabilidad de dialogar, de escucharnos y de entendernos para definir lo que sea mejor para el país.
Por eso quiero reiterar que a mí me interesa dialogar, escuchar las razones y las propuestas que se plantean y, a la vez, me interesa que se conozcan las razones del Gobierno que encabezo y se conozcan también las acciones que hemos puesto en marcha para combatir este grave problema de inseguridad que hay en el país.
Pienso que este esfuerzo, esta lucha por conquistar un México seguro, un México libre, un México justo, debe ser tarea de todos los mexicanos.
Por esa razón, he girado instrucciones a mi equipo de Gobierno para que mantenga abiertos los espacios de diálogo franco y honesto que hemos venido construyendo y que, en específico, busque un encuentro con los principales promotores de la Marcha por la Paz, precisamente para poder dialogar, escucharnos y entendernos. Escuchar las razones y explicar nuestras razones.
Concluyo desde aquí, enviando un mensaje a todos los ciudadanos para decirles que cuentan y seguirán contando con mi compromiso inquebrantable, no sólo por escuchar y no sólo por dialogar, sino también y, fundamentalmente, por apoyar a los ciudadanos que se encuentran indefensos en muchas regiones del país y seguir trabajando con entereza y con determinación en favor de la seguridad y en favor de la paz que todos queremos.
Seguiremos cumpliendo con la obligación elemental del Estado de brindar seguridad a las familias, de hacer valer la ley y de combatir la impunidad y el crimen. Así lo he hecho, así lo seguiré haciendo hasta el final de mi mandato....
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