10 may 2011

Entrevista del Presidente Calderón con López-Dóriga

Entrevista del Presidente Felipe Calderón con Joaquín López-Dóriga, realizada en Roma el sábado 30 de abril de 2011
Trnsmitida en Televisa Canal 2
-PREGUNTA: Viaje a Roma, Beatificación de un Papa, un Papa que fue muy cercano a México, Juan Pablo II. Y muy cercano a usted.
-Un Papa mexicano, como el mismo se definió, Joaquín.  Efectivamente, Juan Pablo II fue un Papa cercanísimo a México, es el país que más visitó. No sé si lo ha demostrado en todos, yo creo que en todos sí lo hizo, pero mostró muchísimo afecto con nuestro país y México lo que quiso mucho.
Y más que cercano a mí, la verdad es que sí lo admiré y lo sigo admirando, aún después de muerto. Desde su primera visita a México, nos organizamos con un grupo de compañeros y fuimos a despedirlo al Aeropuerto, al hangar. Ahí, por cierto, es la primera vez que yo te vi.
Y después con Margarita lo seguimos. Fuimos a San Juan de Los Lagos, recuerdo, a una reunión con jóvenes, que tuvo; fuimos al Autódromo de la Magdalena Mixhuca, en alguna otra gira. Y en otra más, creo que en la del 99, yo fui como Presidente del PAN y tuvimos un breve diálogo ahí con él, Margarita y yo. Fue un momento muy, muy emotivo para mí.
Y es un Papa al que los mexicanos quisimos muchos, sin demérito de que, además, es un gran líder del Siglo XX, que transformó, literalmente, la historia contemporánea.
- Y, en 2002, con Vicente Fox, por primera vez un Presidente panista.
Hay información de que Juan Pablo II, así como tenía la idea de tirar muros y telones y cortinas, él estaba muy de acuerdo que los antecedentes de la persecución religiosa en México, la Guerra Cristera, es un paralelismo con la iglesia perseguida de Polonia. Como que él no se sentía muy cómodo con eso, es más, tenía un rechazo a ese régimen.
- Se ha especulado mucho sobre eso. Lo que sí me queda claro, Joaquín, es que él tenía un compromiso muy fuerte con la libertad religiosa. Él como polaco que sufrió la represión, que sufrió el autoritarismo, que sufrió la represión nazi; que estuvo, incluso, al borde del cautiverio, que vio morir a muchos de sus compañeros, tenía un clarísimo compromiso con la libertad religiosa.
Él que como polaco, después del Muro, de la Cortina de Hierro, del poder soviético, vivió la persecución religiosa, tenía un compromiso con la libertad religiosa.
Y sí creo que era inevitable para alguien como él hacer un paralelismo entre un país que también ha sufrido persecución religiosa, como es México, y que hasta aquel entonces, 1979, incluso mucho tiempo después, hay que recordar que la relación Iglesia-Estado se restauró hasta el 91, 92; estaba consciente de que en México no había relaciones Iglesia-Estado, y que de alguna manera, estaban canceladas muchas libertades religiosas en el país.
El ir a México, creo que obedeció en parte a ello, y fue claro, abierto a muchos, hasta escandalizó que el Papa empezara a hablar. Primero en reuniones públicas, algo nunca visto, ni siquiera en los propios Obispos mexicanos, y luego tan clarividoso, si se vale decir la palabra, sobre este tema.
No sé si su afinidad o antipatía, o simpatía, era con un régimen o con un partido en específico. Lo que sí creo, seguro estoy, de que tenía un compromiso con la libertad religiosa. Lo ejerció en Polonia, lo ejerció en México, lo ejerció en Rusia y el mundo cambió.
- Y, dígame, para usted, hablando de paralelismos. La derrota del PRI en las elecciones de 2000, el tiempo de un candidato del PAN, fue la caída de nuestro Muro de Berlín.
- Yo no lo vería así porque se trata de fenómenos distintos.
- Señor Presidente. Yo me refería a esa fecha, el año 2000, como el fin de una era en México y el principio de otra. Por eso hacía el paralelismo.
- Eso puede ser. Sí, efectivamente, fue, por lo menos, claramente el fin de una época de hegemonía de un solo partido durante casi 70 años. Eso sí, claramente, y el inicio de una época claramente marcada por la democracia.
No digo que no haya habido elementos democráticos antes, pero la transición, si alguna prueba faltaba, era, precisamente, la alternancia. Y la alternancia se dio del viejo régimen a uno nuevo o, por lo menos, fue un cambio de partidos. Y eso sí inició una nueva era en México, que la podemos llamar la era, no sé, plenamente democrática o la era de la alternancia, o como se quiera llamar. Pero sí hay un cambio de época que coincide, en nuestro caso, con el cambio de siglo, además, lo cual le da una impresión mayor.
- Dígame. A usted le preocupa que ese cambio de era, el 2000, se pueda revertir, como dicen los priistas, en 2012.
-Hay que distinguir. No me preocupa, desde luego, que haya alternancia de partidos, porque eso es, precisamente, siempre y cuando lo decidan los ciudadanos. Esa es la clave de la democracia, que gane el que decida el ciudadano.
Lo que, en todo caso, me preocuparía no es cambios o no de partidos, que siga el mismo, o que venga otro; lo que me preocuparía es que se reeditaran prácticas autoritarias y de inequidad que sí hicieron mucho daño a la democracia en México y que pueden volver.
Porque hay que verlo en el mundo, países que han arribado a la democracia, de repente sufren rezagos autoritarios, que en México, creo que debemos evitar.
- Porque se ha señalado: "No, el Presidente Calderón no quiere pasar, a diferencia de Fox, que fue el que sacó al PRI de Los Pinos. El Presidente Calderón no quiere pasar como el que regrese el PRI a Los Pinos."
- Ese no es un tema de preocupación para mí, quién gane o no, en términos de partido.
Insisto, mi preocupación es en términos políticos, de cuál es la calidad democrática de México. Por eso, por cierto, Joaquín, celebro que la iniciativa que presenté de Reforma Política, finalmente ha sido aprobada por el Senado de la República, en parte.
- Pero fue congelada en la Cámara de Diputados.
- Esas sí son las cosas que me preocupan, precisamente. Pero, mira, por lo pronto ya llevamos en el Senado. Yo hago votos porque los Diputados no cierren la puerta a esta ampliación de los derechos de los ciudadanos. Y sí aprovecho tu hospitalidad, para reconocer y felicitar a los Senadores por haber dado un paso muy importante, un pequeño paso, si se quiere, en el alcance, pero my, muy importante: La reelección de legisladores, las bases para que los Congresos estatales puedan decidir o no la reelección de ayuntamientos, la iniciativa preferente para que no se atore el Congreso en la congeladora de los temas importantes. En fin. La iniciativa ciudadana, las candidaturas ciudadanas.
La verdad, un buen paquete. Quizá faltaron otras. Yo proponía, por ejemplo, la segunda vuelta electoral para elecciones de Presidente de la República; pero avanzaron otras más, la autonomía de los órganos reguladores.
Creo que es un paso importante, Joaquín.
- Pero en esta vertiente, no sé. Los Senadores del PRI aprueban esta Reforma Política y los Diputados del PRI la frenan. Cómo lo entiende, cómo lee usted eso, como Presidente.
- Yo creo que hay tensiones dentro de ese propio partido político, y probablemente haya intereses, lo cual pues es comprensible.  Pero ojala, Joaquín, que lo que prevalezca más que el interés de partido, o de grupo, o de personas, sea el interés nacional, y veamos en la Reforma Política, que se atoró, en la Reforma Laboral, que también se atoró, o en la Reforma a la Ley de Seguridad Nacional, que también se atoró, por un partido político en la Cámara Diputados; veamos en ellas no qué tanto conviene o no a un partido político, sino qué tanto convienen a México.
Y yo estoy convencido que, por citar esas tres, las tres le convienen al país y las tres deben salir adelante. Más allá de las diferencias o los proyectos partidistas o de grupo.
-Pero eso pasa por la selección de candidato y las elecciones del año que viene.
- Yo no vería por qué, francamente. No dudo que pueda tener incidencia. Pero ojalá, es un tema que he sido recurrente. Ojalá sepamos distinguir lo que es de las elecciones y de la competencia, de las diferencias, de lo que es del interés nacional.
Es del interés nacional que haya un régimen democrático con mayores derechos ciudadanos. Sí. En consecuencia, pasamos adelante la Reforma Política.
Es del interés nacional que haya un marco regulatorio laboral, que facilite el acceso al mercado de trabajo de jóvenes, de mujeres, que le dé certidumbre a los trabajadores y a los empleadores. Sí. Vamos adelante con la Reforma Laboral.
Es del interés de México que haya un marco definido y claro para combatir a las organizaciones criminales con determinación, pero al mismo tiempo, en un ambiente claro, de respeto a los derechos personales y humanos. Sí. Vamos adelante con la Ley de Seguridad.
Y si esto es así. Entonces para qué frenar proyectos que el país ha esperado durante mucho tiempo.
- Por lo que le digo. Porque no está en el interés de los partidos políticos.
- Es una pena, la verdad.
A mí me parece injusto para México que por intereses o coyunturas electorales estén frenando y frenando y frenando, proyectos que necesita el país.
-S eñor Presidente, hablando del 2012. Usted tiene algún candidato.
- Todavía no. Pero creo que como todo mexicano, de las opciones que se presenten, habré de optar por alguno.
- Optar. Pero, vamos, usted es el Presidente de la República. En las democracias, por ejemplo, europeas, el Jefe de Gobierno es el jefe de su partido. Y creo que en México los panistas tienen un problema con ese concepto.
- Más que los panistas, es un asunto de nuestro propio diseño político, Joaquín, pero yo sí creo que debiéramos revisar.
Pero, efectivamente. Ponle, en España, el Presidente Zapatero es Jefe de la Bancada del PSOE, es Presidente de su partido, es líder de su partido y hasta el candidato puede ser, de su partido. No me refiero a este tema, dejemos lo último.
Pero sí creo que sí provoca una enorme. Hay una disociación importante, donde en México el Presidente de la República, que tiene una militancia partidista y que llega al poder por un compromiso de una plataforma, de un partido, no es o no puede ser, por ejemplo, el liderazgo formal en su propio partido, o bien, se le cuestiona hasta el hecho mismo de su propia militancia o preferencia partidista.
A mí me llama mucho la atención, no deja de ser una paradoja que quienes más cuestionan al Presidente son, a su vez, los líderes políticos en sus estados, en algunos de ellos, y lo que no es ningún problema para ellos, sí puede serlo para mí. No entiendo mucho por qué.
- A quién se refiere, señor Presidente.
- Lo que pasa es que esta expresión que mencionaste hace rato.
Lo que sí le puedo garantizar a todos los mexicanos, a ellos mismos, es que tengo bien claro mis responsabilidades como Presidente de la República, entre ellas, evidentemente el apego escrupuloso a la legalidad, y que, jamás lo he hecho, ni haré, ninguna cosa que la ley no permita, en favor o en contra de partido político alguno.
- Pero, a ver, señor Presidente. Usted ha escuchado el señalamiento: Felipe Calderón ya decidió ser jefe de su partido o Presidente de su partido, en lugar de ser Presidente de la República con miras a las elecciones del 2012.
Usted lo ha leído o lo ha escuchado.
-Sí. Y por eso, simplemente lo rechazó categóricamente y enfatizo que soy Presidente de la República. He gobernado y seguiré gobernando para todos, y eso es, sin menoscabo, de que yo tenga ideas, principios y convicciones que son afines al partido en que milito, y que es el Partido Acción Nacional.
Pero de ninguna manera, Joaquín, de ninguna manera sacrificaría una sola de mis responsabilidades o tareas como Presidente, en abono de un objetivo meramente partidista.
- A ver, el PRI parece que ya tiene candidato presidencial o precandidato; el PRD o la Alianza PT-Convergencia también, pero el PAN no.
- Es un punto interesante. La verdad es que.
- Y porque usted no los deja.
- No. La verdad es que, yo creo que responde, quizá, y déjame meramente especular, a este dato que comentábamos hace rato.
Al ser en nuestro régimen político, disociada la figura del liderazgo del partido, del liderazgo político de mayor peso, en este caso el del Presidente de la República en un partido, porque la gente si ubica al Presidente de un partido le da cierta afinidad.
Pero en nuestro caso, el Presidente de la República está en su sitio, yo soy Presidente de la República; hay aparte Presidente del Partido Acción Nacional, Gustavo Madero; hay aparte coordinadores parlamentarios González Morfín y Josefina Vázquez Mota, hay aparte aspirantes a candidaturas.
Entonces esta enorme disociación de liderazgos políticos reales implica que no haya la nitidez que puede haber en otros partidos, que no están en el Gobierno Federal, para tener candidatos.
Ojalá, y ese es mi punto de vista, el PAN pueda definir muy pronto reglas que aceleren y aglutinen a esos liderazgos, que democráticamente se definan en uno solo, un solo candidato o candidata.
Y eso, finalmente, cuando el PAN tenga un candidato o candidata definido, eso va a equilibrar, esa es mi impresión, la propia competencia electoral.
- Oiga, señor Presidente, en este ejercicio del ser Presidente, por ejemplo, usted tiene algún tipo de conflicto con Andrés Manuel López Obrador, que todo indica que será nuevamente candidato presidencial.
- No, ninguno. Fuera de que fuimos adversarios en una competencia muy intensa en el 2006, yo respeto sus puntos de vista, evidentemente muchos no los comparto. Pero tenemos un sistema político y una libertad tal, Joaquín, que, por ejemplo, él puede salir, incluso, en publicidad partidaria todos los días, en spots. Y yo como Presidente de la República no puedo salir en spots.
- Pero esa es la reforma que también apoyó usted.
- A eso me refiero. Es un régimen de libertades tales que, incluso, se da esta circunstancia, que hace verdaderamente refutable el grado de apertura y pluralidad del sistema y del régimen político mexicano, y también, porque lo apoyé, del propio Presidente de la República.
-T iene algún problema con Enrique Peña Nieto.
- Ninguno, ninguno, al contrario, hemos tenido una relación respetuosa, de colaboración con él. Y lo mismo con el propio Jefe de Gobierno, el del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, independientemente de las diferencias ideológicas y partidistas que naturalmente tenemos, pero que forman parte de la riqueza democrática, Joaquín.
- Un Presidente puede tener obsesiones.
- No debe.
Y yo creo que ningún ser humano. Todo mundo puede tener preferencias, gustos, proyectos, metas, pero si la obsesión la entendemos como una distorsión de la voluntad que obnubila el pensamiento para tomar decisiones correctas, si la ambición o la obsesión distorsiona el recto actuar o el actuar bien conforme a ética y a derecho, por supuesto que no las debiera tener.
- He escuchado dos declaraciones recientes, una reiterada. El líder de los diputados del PRI acaba de decir esta semana que usted ha desoído los llamados para cambiar la estrategia en la batalla contra el crimen organizado.
Los ha desoído.
- No. Y, desde luego, oí eso. Y le dije entonces, antes de ello, entonces y ahora lo vuelvo a decir a él y a otros líderes: Muy bien, señores, cuáles son sus sugerencias para que yo cambie la lucha contra el crimen organizado.
Y, entonces, lo que encuentro son una serie de ideas muy interesantes, pero que no implican un cambio de fondo de lo que estoy haciendo.
Qué es exactamente lo que me proponen que haga. Yo lo escucho con mucho gusto. Cuando digo esto me dicen: No. Entonces, hay que tener más educación.
Sí, señores, estamos trabajando fuertemente por la educación. En mi Gobierno hemos creado 91 nuevas universidades y hemos ampliado otras 47.
Oigo que me dicen: Hay que trabajar más en las adicciones de los muchachos, como un problema de salud. En mi Gobierno, por primera vez en México se han creado 300 Centros Nueva Vida, y yo he cuadruplicado el presupuesto, respecto al Gobierno anterior, en prevención y tratamiento de adicciones.
Me dicen: Es que hay que ver el problema del consumo personal como un problema de salud y no como un problema criminal. En México, hace buen rato que el consumo personal, las pequeñas dosis personales, no se sancionan penalmente, sino que se induce, precisamente, a la orientación de los pequeños consumidores. En fin.
Yo he estado atento a lo que se señala, y estoy dispuesto a aceptar, desde luego, lo que de buena fe se hace.
Lo que sí digo con toda claridad: si lo que me quieren decir es que mejor me eche para atrás y que deje que los criminales sigan matando impunemente migrantes; y quieren que me haga de la vista gorda y deje que los criminales maten a muchachos inocentes, como los de Cuernavaca; y quieren que me haga tonto, como muchos se hacen, y deje que la gente siga siendo secuestrada, y vejada y extorsionada en sus ciudades, se equivocan. Voy a seguir adelante, porque yo no puedo aceptar dejar en manos de criminales a ningún mexicano, a ninguna comunidad. Y si lo único que puedo hacer es emplear las Fuerzas Federales y mandarlas, lo voy a hacer.
Ojalá pudiera cambiar a todos esos policías, como los de San Fernando, Tamaulipas, que estaban encubriendo a los criminales. Ojalá pudiera cambiar a muchos servidores de las fuerzas policiacas en muchas partes de la República, que no sólo no colaboran con los ciudadanos, sino que encubren a los delincuentes. Pero eso está fuera de mi alcance, porque ésta es una República Federal.
Pero, por lo pronto, les digo con toda claridad, lo que esté en mis manos lo voy a hacer por defender a las familias mexicanas. Y si hay algo que pueda corregir, estoy en la mejor disposición de escuchar.
Hay que corregir la estrategia. Muy bien. Cuáles son sus propuestas, señores. Díganme algo verdaderamente medular, en lo cual yo deba rectificar, y con mucho gusto lo voy a hacer.
- Señor Presidente, el Presidente del PRI dijo: El Presidente Calderón tiene que pedir perdón a los mexicanos por este combate al crimen organizado.
- Yo creo que quienes tienen que pedir perdón a los mexicanos son los que dejaron crecer en sus estados una criminalidad tan aviesa, que está poniendo en verdadero predicamento a muchas familias mexicanas. Y no es mi caso, Joaquín.
Yo he hecho hasta el límite de mi deber y de mi conciencia lo que debo hacer, que es combatir a la criminalidad, y otros no lo han hecho. Yo creo que ellos son los que deben de tener una revisión de conciencia y, en todo caso, pedir perdón, en el mejor de los casos, por la omisión en la que incurrieron.
- Presidente, usted tiene claro que la falta de un marco legal lo pone a usted en riesgo en el futuro, por este combate.
- La verdad es que tenemos un marco legal, y como abogado te puedo decir, Joaquín, que en el derecho mexicano no hay lagunas. Siempre hay condiciones o circunstancias jurídicas definidas conforme a las reglas de aplicación de la ley en México.
Lo que sí creo, es que para que el trabajo, por ejemplo, de las Fuerzas Armadas y de las policías, en general, sea más eficaz, se requieren procedimientos mucho más claros y campos mucho mejor delimitados en el ámbito del derecho. Pero no hay tales lagunas.
Y sí te puedo asegurar que lo que estamos haciendo es actuar con escrupuloso apego a la ley. Porque la nuestra es una tesis de seguridad democrática, no es una seguridad autoritaria, y no es, precisamente, una seguridad basada en el silencio o en el autoritarismo sobre nadie.
Es una seguridad basada, sí, en el ejercicio firme de la fuerza pública, pero sobre la base del respeto a los derechos de todas las personas y de la vigencia de sus derechos.
- Pero sí tiene claro que corre ese riesgo el día de mañana, y lo asume.
- Mira, la verdad es que he corrido muchos riesgos en mi tarea como Presidente de la República para defender a los mexicanos.
Pero cuando tú ves un país que está siendo asolado por la delincuencia, mi deber es frenar esa delincuencia, combatirla, actuar con apego a la legalidad y no dejarme vencer ni por las amenazas, ni por los miedos de nadie, Joaquín, ni de los criminales, que quieren que detenga mi acción, ni de los intereses políticos que hoy o mañana buscarán, desde luego, sacar raja de los problemas de México a costa mía.
Yo sé que hay muchos riesgos en esto, Joaquín, pero creo que si he sido electo Presidente de la República, no es para acobardarme ni detenerme ante mis propios temores o mis cálculos personales futuros, sino para actuar con rectitud, al límite de mi conciencia. Es precisamente mi deber y es precisamente mi buen nombre, es precisamente el marco legal al que estoy obligado el que va a delimitar mis acciones. No los temores, que ya lo sea lo mismo un criminal quiera infundirme para detener mi acción, o algún político para satisfacer sus propios apetitos de revancha. Luego, a veces, hasta se confunden ellos.
La verdad es que yo estoy decidido a actuar conforme a mi deber y tengo, además de una gran preocupación por México y un dolor por lo que sufren muchos mexicanos, también, te aseguro en eso, Joaquín, que tengo la conciencia tranquila.
- Cuando se habla de narcopolíticos, es como, no sé, los emisarios del pasado, su Gobierno, o las instituciones de su Gobierno, no le han puesto nombre y apellidos. Es que no existen o no se atreven, o no lo tienen acreditado.
-Yo creo que no puede hablarse de eso, Joaquín, hasta que se tengan, precisamente, probanzas judiciales que, verdaderamente, permitan darle una categoría a determinada circunstancia; es decir, hay que decir que un delito se configura y que alguien que lo comete es, en consecuencia, delincuente, hasta que se existen las pruebas para ello.
-PREGUNTA: Y se está investigando esto.
- Mira, cualquier evidencia siempre es una materia de investigación. Y evidentemente, en una lucha por la seguridad, como la que tenemos, y un combate a la delincuencia, como el que se ha desarrollado, siempre las evidencias que se tengan seguirán sus conductos legales para saber la verdad jurídica, que es finalmente la que a los jueces interesa.
Lo que sí te puedo decir es que no hay una consigna específica o especial para buscar, y mucho menos fabricar, alguna responsabilidad en quienes desempeñen cargos públicos. En cuanto haya evidencia y ésta sea judicializable, estoy seguro que la autoridad correspondiente procederá, pero si no la hay, de ninguna manera me parece correcto andar buscando, entre comillas, a como dé lugar, evidencias en contra de nadie.
- A ver, señor Presidente, dos cosas más.
Uno. En septiembre del año pasado le pregunté: No ha considerado usted la posibilidad de que se decrete el Estado de excepción en algunas zonas del país. Y usted me dijo que no.
Yo he visto el caso de San Fernando, por ejemplo, y para mí ahí están suspendidas las garantías individuales, hay un estado de excepción, pero no decretado por el Estado mexicano, sino por el crimen organizado. No ha pensado o repensado esta posibilidad.
- Sí. Sí lo he pensado, Joaquín, sí lo he pensado, pero yo creo que hay que distinguir.
Creo que en San Fernando lo que priva es una debilidad institucional brutal, pero no necesariamente la existencia de una debilidad institucional trae constitucionalmente como consecuencia lo que conocemos en el Artículo 29 como Estado de excepción, que es suspensión de derechos y garantías individuales. Ahí lo que hace falta no es suspender los derechos de los ciudadanos.
- Que ya están suspendidos.
- Es combatir a los criminales.
Es muy importante porque, por citar un ejemplo, en el caso de una debilidad institucional específica, quizá haya otras figuras constitucionales que son las procedentes. Por ejemplo, si desaparece de facto una autoridad, lo que tienes es una desaparición de poderes, no necesariamente una suspensión de derechos de los ciudadanos.
El origen del Estado de excepción del Artículo 29, se refiere, por ejemplo, a situaciones de turbulencia social, que es cuando se suspenden garantías. La verdad, yo no quiero suspender garantías de los ciudadanos.
Por qué razón. Porque estoy convencido que la seguridad debe ser democrática, Joaquín; que el combate a la ilegalidad debe ser con la ley en la mano. Suspender garantías es, de alguna manera, reducir el ámbito de legalidad de los ciudadanos.
Y el problema aquí no es que los ciudadanos tengan derechos y que los ejerzan, el problema es que no haya la suficiente fortaleza institucional de la autoridad para combatirlos.
Y lo que estamos haciendo es, precisamente, a través de las Fuerzas Armadas, de la Policía Federal y de la PGR, combatir y suplir, incluso, en muchos lugares del país donde las autoridades locales están verdaderamente rebasadas.
Si hubiera un planteamiento constitucional, creo que hay muchas alternativas distintas a suspensión de derechos de personas. Ahora bien, tanto para suspensión de garantías, como para desaparición de Poderes se requiere un grado de consenso político muy importante que, por desgracia, no hay en México. Digo por desgracia, porque son temas que, insisto, deben rebasar los intereses de los partidos.
Y yo veo, todavía, hace rato me acabas de hacer un comentario, por ejemplo, que los intereses de ciertas dirigencias partidistas están por encima del interés de sus ciudadanos. Mientras esto ocurra, me parece que no es factible que se puedan abordar figuras constitucionales extraordinariamente polémicas, y menos aquellas que impliquen cancelarle derechos a un ciudadano.
Otras más, en el caso de San Fernando, por ejemplo, en todo caso lo que procede son figuras constitucionales, como desaparición de Poderes o similares, pero son del ámbito local. Las determinan los congresos locales, por ejemplo.
Y, finalmente, son medidas extremas, medidas extremas que tienen que aquilatarse de una manera muy ponderada.
- Pero a situaciones extremas, medidas extremas.
- Totalmente, pero en este caso concreto yo no creo que la alternativa sea cancelarle derechos a los ciudadanos. En todo caso, el cuestionamiento es sobre la fortaleza institucional y, probablemente, si hay que buscar alguna respuesta constitucional, pueda ser otra figura.
- Dígame, usted cree que está en riesgo o ha estado en riesgo, o puede estar en riesgo ante esta ofensiva del crimen organizado, que, insisto, es quien ha cancelado garantías y decretado Estado de excepción. Está en riesgo la viabilidad de México como Nación.
- No. Está amenazada, está amenazado el futuro del país y hay que luchar contra esa amenaza. Pero, afortunadamente, yo veo, Joaquín, que hay una gran solidez en muchas instituciones de México, no en todas y ni en todos los niveles, pero sí estoy convencido que ante este ataque de los criminales estamos actuando apenas a tiempo.
Y qué bueno que subrayas ese tema, porque es bien importante. Quién realmente está causando esta violencia, quiénes están causando estas muertas, quiénes están llenando de luto y de tristeza a nuestro México.
- Hay quienes señalan a su Gobierno.
- Y yo digo claramente, quienes están causando la violencia son los violentos, son los criminales. Quienes están matando a nuestra gente son esos homicidas sin escrúpulos, y es a ellos contra los que todos debemos actuar. De manera tal que es un error, y yo creo que es un acto, en muchas ocasiones, de muy mala fe, que en lugar de condenar a los criminales, señalan al Gobierno, que ataca y combate a los criminales, por mero interés político, Joaquín, que es lo que no se vale.
A mí me parece una hipocresía que por atacar políticamente al Gobierno no se ataque a los criminales y, al contrario, que el Gobierno Federal, que a veces es el único que combate a los criminales, es el que tiene la presión política.
Yo me pregunto: Por qué razón, si en San Fernando los señores impunemente mataron más de 200 personas y las enterraron a la vista de la autoridad, porque los policías municipales participaron. Nosotros hemos aprehendido casi 20 policías municipales que estuvieron metidos, colaborando con esos criminales.
Por qué razón, en lugar de atacar a esos criminales, atacan al Gobierno Federal y a las Fuerzas Federales, que somos los únicos que los estamos combatiendo.
Qué interés tienen. Es meramente político. Ya me empiezo a preguntar eso. No, señores, el enemigo de México son esos criminales.
Insisto, esto, yo tengo la obligación legal, como Presidente de la República, de defender a las familias mexicanas y también la obligación ética. Y lo que estoy haciendo no es enviar tropas mexicanas ni a Irak, ni a Afganistán, ni a miles de kilómetros de distancia a ver qué juego geopolítico encuentran. No. Yo estoy enviando policías Federales, y soldados y marinos, a defender a mexicanas y mexicanos, a jóvenes, a mujeres, ancianos que están siendo ultrajados por el crimen. Y sí necesito el apoyo de la gente, Joaquín. Sí lo necesito, porque lo que se está haciendo implica un enorme esfuerzo de todos.
Y yo vuelvo a llamar a las fuerzas políticas para que asumamos con responsabilidad este tema, y en lugar de buscar una raja política de esta coyuntura mejor nos unamos contra esos, que son los verdaderos enemigos de México.
- Yo creo que es un deseo del Presidente, porque en los hechos yo ya no veo a los partidos políticos en esa tesitura, y ya todo es electoral.
En el último día de sesiones en la Cámara de Diputados, la manta de los diputados del PRI hablaba de 60 millones de pobres y 35 mil muertes impunes. Lo estaban señalando.
- No necesariamente. En primer lugar, porque 60 millones de pobres había cuando gobernaba el PRI; ahora, la verdad, es que ha habido una reducción notable de la pobreza. Ve los datos del Censo, los datos de la encuesta ingreso-gasto. La pobreza extrema en México se redujo en 25 por ciento entre el 2003 y 2008, que es el último dato disponible.
Los homicidios, finalmente, la seguridad es una corresponsabilidad de todos los órdenes de Gobierno. De hecho, el homicidio es un delito del orden común. Creo que todos somos responsables, por lo menos de investigarlos. Y, en ese sentido, yo debo decir que mucho estamos trabajando en ello.
Y, tercero. Insisto, los homicidios son responsabilidad de los homicidas, no de quien combate a los homicidas. En este sentido, el Gobierno Federal está combatiendo a los criminales, y esas personas que han fallecido, esos 35 mil muertos, o el número que sea, porque cada uno es importante, han sido víctimas, precisamente, de una ola criminal que hay que combatir entre todos.
Pero, me parece que cuando por interés político se quiere frenar al Gobierno Federal en su tarea de defender a los ciudadanos, se está cometiendo una gravísima irresponsabilidad, de la cual, por lo menos, los ciudadanos deben estar plenamente conscientes.
- Finalmente, señor Presidente, ya no tengo claro si usted está a favor o en contra de las alianzas PAN-PRD, porque yo veo que se han planteado alianzas electorales, pero no veo las alianzas legislativas, y me parece que es, no sé, políticamente es una limitación, es de una enorme pobreza presentar una alianza electoral que no se traduce en beneficio de los mexicanos, porque lo que hace falta son los acuerdos, que no se han construido.
- En eso estoy totalmente de acuerdo, Joaquín. Debe haber mucho mayor confluencia política de partidos, incluso más allá del terreno meramente electoral, en los propósitos comunes. Y es lo que desgraciadamente se está perdiendo.

Ahora bien, yo no quisiera generalizar. Honestamente, Joaquín, honestamente, yo veo también avances importantes, a pesar de la discrepancia entre los partidos. Créeme, la Reforma Política que aprobó el Senado es una reforma muy valiosa, que implicó un esfuerzo de concordia muy importante. Lo que se ha aprobado en materia de Ley de Competencia, por ejemplo, ya en ambas Cámaras; lo que se ha aprobado o lo que se está aprobando en materia de lucha contra el lavado de dinero.
Creo que también ha habido acuerdos, Joaquín, y tampoco es bueno denostarnos y decir que nada se ha logrado.
- Pero es que construir acuerdos es obligación de los políticos, no es un favor.
- No, no es un favor, pero qué bueno que se haga cuando se hace.
Yo creo que es justo recriminar la falta de acuerdos y la falta de entendimiento, como lo hace el ciudadano y como todos lo hacemos, pero también reconocer cuando éstos se dan.
Y en México ha habido acuerdos también, no digo que suficientes y, desde luego, eso no implica que dejemos de señalar que lo mucho que falta por hacer es algo que necesita la República.
Pero yo creo que no debemos cejar en nuestro esfuerzo de alentar, precisamente, esos acuerdos.
- Bien, señor Presidente, muchas gracias.
-PRESIDENTE FELIPE CALDERÓN HINOJOSA: Al contrario, Joaquín.

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