El Presidente Calderón en el Aniversario del Colegio de Defensa Nacional y Graduación de la Trigésima Antigüedad de Maestría en Administración Militar
Ciudad de México, 12 de agosto del 2011
General Guillermo Galván Galván, Secretario de la Defensa Nacional.
Almirante Mariano Francisco Saynez Mendoza, Secretario de Marina.
General Ernesto Aguilera Casados, Director del Colegio de Defensa Nacional.
Señores Secretarios.
Señores generales, jefes y oficiales.
Distinguidos alumnos, profesores y egresados del Colegio de Defensa Nacional.
Muy estimados familiares de los alumnos y egresados.
Muy distinguidas y muy distinguidos invitados especiales.
Señoras y señores:
Honor, Lealtad y Patriotismo son los valores que definen a nuestras Fuerzas Armadas. Y Honor, Lealtad y Patriotismo son, también, la divisa que distingue al Colegio de Defensa Nacional, nuestro máximo Centro de Estudios de la Universidad del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos.
Por eso, como Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, me llena de satisfacción estar aquí, junto con ustedes, para celebrar venturosamente este XXX Aniversario de esta gran Institución.
Han sido 30 años, durante los cuales, el Colegio de Defensa Nacional ha sido la cúspide del Sistema Educativo Militar.
En sus aulas, corona en su formación académica lo mejor de nuestras Fuerzas Armadas, lo mejor del Ejército, de la Fuerza Aérea, de la Marina. Los altos oficiales, los generales, los jefes que se han destacado en su carrera militar.
Se trata de coroneles, capitanes, generales, almirantes que luego de muchos años de esfuerzo y de muchos años de servicio a México, llegan aquí para perfeccionar sus grandes conocimientos adquiridos en materia de Seguridad y Defensa Nacional que les ayuda, por supuesto, a desempeñar aún mejor, sus elevadas responsabilidades de mando que, por méritos propios, han adquirido como tarea.
Baste mencionar como ejemplo que Secretarios de la Defensa Nacional, y señaladamente el actual, el General Guillermo Galván Galván, portan orgullosos en su uniforme la insignia tricolor con el Caballero Miztli, distinción que se otorga a las egresadas y egresados de este Colegio.
Y además, algo que me parece sumamente importante destacar de la nobleza de esta Institución, es que cada año abre sus puertas a un selecto grupo de servidores públicos civiles que comparten los ideales de Patriotismo, Honestidad, Lealtad y que trabajan en dependencias públicas vinculadas directamente con la Seguridad Nacional.
Esto ha convertido al Colegio de Defensa Nacional, no sólo en un semillero de especialistas civiles en temas fundamentales para nuestro país, como es la Seguridad Nacional o los estudios de geopolítica y defensa, sino que también consolida al Colegio como un espacio para mantener un diálogo abierto y fructífero entre funcionarios civiles y militares con el que se tienden puentes para la colaboración interinstitucional que mejoran el desempeño del Gobierno y fortalecen al país.
Ya en anterior ocasión, en mi calidad de Secretario de Energía, en la Administración pasada, tuve la oportunidad de hablar e intercambiar puntos de vista con los estudiantes del Colegio de Defensa Nacional, en alguna ocasión.
Hoy que asistimos con orgullo a la Graduación de la Trigésima Antigüedad de este Colegio de Defensa Nacional, quiero hacer una reflexión acerca de lo que ha pasado, de cómo han evolucionado los retos que enfrenta nuestro país en materia de seguridad nacional en estas tres décadas.
En efecto, en aquel 1981, la primera antigüedad de cursantes de esta Institución, tenía ante sí un México y un mundo muy diferentes a los que vivimos ahora. Prevalecía una tensa división bipolar en la hegemonía mundial, se trataba del mundo de la Guerra Fría y en nuestra región, los conflictos civiles en varias naciones de América Central, revoluciones y guerras civiles, representaban un importante desafío para nuestra seguridad nacional.
Los enclaves, los intereses que pretendían instrumentalizar a naciones en ese marco de Guerra Fría, también, por supuesto, eran señalada preocupación prioritaria de nuestras Fuerzas Armadas.
Se trataba, por otra parte, en aquella época, de un periodo en el que el modelo de crecimiento era a partir del gasto del Gobierno, en un contexto de economía cerrada, que finalmente termino por agotarse y llevar al país a severísimas crisis, señaladamente, una crisis que llevó a una moratoria de deuda a nuestra Patria y a México, y a toda América Latina o casi toda, a la llamada década pérdida de nuestro Continente.
Éramos un país, en el que al igual que otras naciones de la región, la democracia y las libertades políticas todavía, y por desgracia, distaban mucho de ser una realidad. Treinta años después, el mundo y, por supuesto, México, han cambiado radicalmente.
Las tecnologías de la información, el Internet, que no existía en aquella época, como no existían, tampoco, los teléfonos celulares; han interconectado a las economías y a las sociedades como nunca antes.
Las naciones, hoy, compiten a nivel global en economías abiertas y en bloques comerciales. Y, hoy, México es una economía abierta y exitosa, sobre todo en materias como la manufactura, donde somos de los grandes exportadores mundiales.
En medio de las turbulencias financieras internacionales, a diferencia de aquellos, hace 30 años, hoy, las crisis de deuda y de turbulencia financiera se presentan, especialmente, en naciones desarrolladas, y países como el nuestro, presentan fundamentales económicos que los preservan de mejor manera antes tales turbulencias.
Tenemos graves problemas, por supuesto, y la cercanía a la economía más grande del mundo y a sus problemas, desde luego, ha afectado a nuestra población. Sin embargo, al mantener un manejo responsable y prudente de nuestra economía, hemos logrado salir adelante en un entorno extraordinariamente complejo en el ámbito internacional.
En lo económico, por ejemplo, a diferencia de hace tres décadas, hoy, las reservas internacionales del país ascienden a un máximo histórico de casi 135 mil millones de dólares, más del doble del total de nuestra deuda externa mexicana, con lo cual se consolida la fortaleza económica del país.
Hoy, por otra parte, nuestro país es, también, una democracia, con un sistema político plural, con plena división de Poderes, sin mayoría en el Congreso, con pluralidad en los órganos de Gobierno a nivel estatal y municipal, y donde las libertades y los derechos ciudadanos, aún ejercidos en extremo, son respetados y toman carta de naturalización.
A nadie se reprime o se persigue o se censura ni por sus ideas, ni por la expresión de las mismas, por radicales y distintas que sean. 30 años después, México y el mundo también enfrentan nuevos desafíos en materia de seguridad.
El crimen organizado transnacional es una de las más graves amenazas a México y otras naciones de la región, por su poder económico y de fuego, por la violencia que genera, por la destrucción que provoca en nuestras sociedades, es un fenómeno que representa, más que otros, una amenaza a la seguridad interior del país y de todos los países de la región, y que busca, además, erosionar a las instituciones y a la sociedad misma.
En esta Administración decidimos hacerle frente a este desafío sin dudas, ni cortapisas y con toda determinación. Estamos, al mismo tiempo que enfrentando al crimen, fortaleciendo a las instituciones del Estado mexicano, tan necesarias, precisamente, para hacer frente de manera cotidiana a tales desafíos.
Estamos tomando las decisiones que a la vez reconstruyen el tejido social construyendo oportunidades, en particular, para los jóvenes en materia de educación y salud. En cuatro años se han construido 96 nuevas universidades y se han ampliado 50.
Se han construido más de mil clínicas y hospitales nuevas, y reconstruido otras dos mil. México está a punto de alcanzar la cobertura universal de salud: médico, medicinas y tratamiento para cualquier mexicano que lo necesite.
Y hoy, se gradúan en el país más de 100 mil ingenieros o técnicos cada año. Más que en Alemania, en Canadá, en Brasil o en otras naciones, y casi el triple de ingenieros por cada 100 mil habitantes, que los que se gradúan en los Estados Unidos.
Estamos impulsando, también, cambios de fondo que nos permitan construir las condiciones de paz, de libertad y de justicia, que son los pilares que sostienen la Seguridad Nacional.
Ante los nuevos retos del Siglo XXI, en el Gobierno Federal concebimos la seguridad nacional como aquella que preserva los altos intereses de la Nación: la defensa exterior, la seguridad interior y la fortaleza y funcionalidad de las instituciones democráticas que nos hemos dado los mexicanos.
Todo ello, desde un enfoque centrado en la protección efectiva de los derechos y las libertades ciudadanas. Es por eso también, que hemos impulsado reformas históricas a nuestro marco constitucional y legal que amplían los derechos civiles de los ciudadanos, que mejoran los sistemas de justicia como la Reforma al Sistema de Justicia Penal o las recientemente promulgadas Reformas Constitucionales por el Congreso en materia de Derechos Humanos y Amparo, que constituyen la ampliación de derechos civiles más importante que se haya dado en el México contemporáneo.
A este esfuerzo deben sumarse los cambios legislativos que permitan regular de mejor manera la participación de las Fuerzas Armadas y de otras instituciones vinculadas a la seguridad interior, y delimitar adecuadamente sus atribuciones. Esto dará mayor certidumbre jurídica y operativa a su intervención, fortalecería a nuestras instituciones y beneficiará a la sociedad entera, especialmente en lo que se refiere a la protección efectiva de los derechos humanos.
Por ello, es muy positivo que la discusión de las reformas a la Ley de Seguridad Nacional, que están dándose en el seno del Poder Legislativo, cuenten con la más amplia participación de la sociedad. Sin embargo, es importante resolver este asunto, porque la sociedad en diversas entidades federativas del país, reclama urgentemente todo nuestro apoyo, ante la amenaza que implica para sus vidas y sus familias la criminalidad organizada transnacional y esa ayuda, lo sabemos muy bien todos, esa ayuda no puede esperar.
Hago votos para que de estas discusiones abiertas y francas surja muy pronto una nueva ley que responda a las necesidades de nuestro país en materia de Seguridad Nacional, que son más que evidentes.
Señoras y señores:
Estoy convencido de que la construcción de una política de Estado en materia de seguridad requiere de la participación activa y del intercambio abierto de puntos de vista de todos los sectores de la sociedad, especialmente, de las instituciones académicas del país, como lo es este Colegio de Defensa Nacional, que tiene estudios, especialistas y los mejores interesados, precisamente, en la pulcra definición y delimitación de estos tan importantes temas.
Ustedes, graduadas y graduados de la Trigésima Antigüedad, tienen la responsabilidad de aportar lo mejor de sus conocimientos, lo mejor de su experiencia al trabajo, que desde las instituciones del Estado, estamos realizando en favor de los mexicanos.
En el Gobierno Federal hemos estado y estaremos siempre abiertos a las propuestas académicas que fortalezcan nuestro trabajo en la construcción de un México más seguro, más libre y más democrático.
Felicito nuevamente a la Trigésima Antigüedad, a todos los servidores públicos, militares y civiles que se gradúan hoy del Colegio de Defensa Nacional.
Felicito, también, a los profesores y autoridades del Colegio, quienes con su trabajo han logrado que el Colegio de Defensa Nacional se consolide como un ejemplo de lealtad institucional y de trabajo en favor de México.
Que los conocimientos que privilegiadamente han adquirido aquí, hasta el día de hoy, se pongan de inmediato al servicio de la Patria en cada una de las trincheras y responsabilidades que la Nación les asigne.
Enhorabuena y muchas felicidades a todos ustedes.
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Palabras del General de Brigada Diplomado de Estado Mayor, Ernesto Aguilera Casados, Director de Defensa del Colegio Nacional,
Ciudadano Felipe Calderón Hinojosa, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos y Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas; General Guillermo Galván Galván, Secretario de la Defensa Nacional; licenciado José Francisco Blake Mora, Secretario de Gobernación; Almirante Mariano Francisco Saynez Mendoza, Secretario de Marina; ingeniero Genaro García Luna, Secretario de Seguridad Pública; damas y caballeros; queridas familias; compañeros de armas:
Muy buenos días.
México es grande, por su población y sus instituciones. Amalgama política, económica, social y militar, que tuvo una reorientación e ímpetu singulares, como consecuencia de la Revolución de 1910.
Las Fuerzas Armadas, pilar de la seguridad interior y defensa exterior de la Federación, no podían quedar ajenas o exentas a ese proceso de refundación.
La finalidad inmediata fue profesionalizar al soldado en lo personal, para institucionalizarlo en el conjunto. Una nueva filosofía y renovada doctrina, serían el basamento y punto de partida: Capacitación todos los días y sin descanso.
El sistema educativo ha sido un elemento fundamental y trascendente para cumplir la meta. En 1975, al crearse la Universidad del Ejército y Fuerza Aérea, se reforzaba la preparación superior en la milicia para aspirar a la especialización.
Surge así el Colegio de Defensa Nacional como Centro de Estudios de Postgrado, relacionados con los asuntos concernientes a la Seguridad Nacional.
Desde entonces, este recinto del saber se mantiene en permanente evolución para responder a los desafíos que se generan en un mundo vertiginoso, en constante transformación. Con principios propios, se ha venido acendrando un sistema de seguridad interior y defensa exterior acorde con el México de hoy.
En concordancia con ese propósito, el Alto Mando del Ejército y Fuerza Aérea mexicanos, dispuso que para el presente año lectivo, la tesis grupal a desarrollar por los cursantes, estuviera fundamentada en las necesidades que vive el país en esos ámbitos, dejando atrás esquemas y paradigmas ajenos u obsoletos.
Los resultados de este ejercicio académico serán sometidos a una evaluación por los organismos castrenses correspondientes, para determinar la trascendencia de esta investigación. Es menester resaltar que este Colegio ha sido el espacio escolástico para concientizar, a través de la sinergia que produce, la reunión armónica de civiles y militares.
Que la seguridad nacional no es de ninguna manera, de la exclusiva competencia de las Fuerzas Armadas, es un deber, una responsabilidad de todos. No existe seguridad sin desarrollo ni desarrollo sin seguridad.
Las finas aristas estratégicas de ambas disciplinas, son vertidas a través de la enseñanza por prestigiados investigadores, especialistas y expertos en temas torales afines a los estudios que aquí se realizan.
Acuden a compartir sus acervos, experiencias y perspectivas, personalidades del sector político como Secretarios de Estado, Gobernadores, Presidentes de las Cámaras del Poder Legislativo, del Poder Judicial y de los partidos políticos; del sector económico y empresarial; del sector social como líderes de opinión, medios de comunicación, organismos de derechos humanos e instancias religiosas, entre otras.
Se privilegia la libre cátedra, se exige una actitud positiva para el aprendizaje. Tan distinguidos ponentes desarrollan temas de la mayor relevancia, como la Teoría del Estado, Situación Nacional e Internacional, Administración para el Desarrollo, Poder Nacional, Agenda de Seguridad y Liderazgo, sólo por mencionar algunos.
Resulta oportuno señalar que también en estas aulas se robustece el conocimiento y se dinamiza la comprensión de todas aquellas políticas que usted, señor Presidente, ha promovido como la equidad de género, el Estado de Derecho, la transparencia, la rendición de cuentas, el combate a la corrupción y el respeto irrestricto a los derechos humanos.
Todo lo anterior, ha abonado a que este Colegio adquiera un prestigio propio y representativo en el país y a nivel internacional.
En el plano mundial, formamos parte de la Conferencia de Directores de Colegios de Defensa Iberoamericanos. En lo interno, el crédito profesional que otorga la placa de Caballero Miztli en nuestro uniforme, se ha transformado en un referente curricular fundamental para quienes aspiran al alto mando y a los mandos superiores en el instituto armado.
Basta recordar que desde la pasada Administración Federal los Secretarios de la Defensa Nacional son ya egresados de este plantel. Sólo así se avanza y se crece.
El día de hoy, se suman a este bagaje de profesionistas 47 cursantes que culminan satisfactoriamente sus estudios de maestría.
Distinguidos graduados:
Durante todo un año actualizaron sus conocimientos, acordes con la seguridad y defensa nacionales, demostraron con evidencias el auténtico significado del trabajo en equipo, sentido de pertenencia e identidad nacionalista.
Cada uno de ustedes fortaleció con sus trabajos de tesis, la filosofía de esta casa de estudios, y ahora, les permite estar conscientes que las actuales amenazas que atentan la paz y desarrollo del país, son variadas y complejas.
Ante este escenario, México requiere de su leal y permanente participación en tareas axiales de nivel gubernamental y de trabajo interinstitucional.
La Nación deposita, en su profesionalismo y entrega, la confianza que el Estado otorga a quienes se preparan para defender sus supremos intereses, y coadyuvar al logro y consolidación de sus eminentes objetivos.
Recuerden que la lealtad, el honor y la perseverancia son los axiomas a observar por cada servidor público, civil o militar.
Los exhorto a que, en sus nuevas comisiones, ejerciten lo aquí aprendido. Sólo así estarán cumpliendo a cabalidad con el lema del plantel que hoy les ve partir: Lealtad institucional como principio, seguridad nacional como objetivo.
Señor Presidente.
Amable auditorio:
He sintetizado el ser y quehacer del Colegio de Defensa Nacional, y cómo contribuye a la formación de recursos humanos avezados para desempeñarse en tareas afines a la seguridad nacional.
Es compromiso de esta institución educativa seguir fortaleciéndose, para aportar cada vez más y mejores elementos de juicio, en beneficio del desarrollo, y consolidación de una política de defensa y de un sistema de seguridad para el Estado mexicano.
Para ello, seguiremos cumpliendo nuestro deber con profundo amor por la Patria, privilegiando, siempre, el interés nacional sobre cualquier otra motivación.
Pugnémonos por la excelencia.
México merece lo mejor de nosotros.
Muchas gracias.
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