Columna JAQUE MATE
/ Censurar a FCH/Sergio Sarmiento
Reforma, 20-Oct-2011).-
"¿Qué es la libertad de expresión? Sin la libertad de ofender no existe". Salman Rushdie
Estamos viviendo tiempos políticos de gran turbulencia. Por eso se entiende la decisión del PRI de acudir al IFE para buscar que se censure al Presidente por expresar un punto de vista.
Me parece, sin embargo, sumamente peligroso que los políticos busquen sancionar a las personas por expresar sus opiniones. Poco importa si se trata del presidente de la República o del más humilde de los ciudadanos.
Lo que dijo el presidente Felipe Calderón al periódico The New York Times ha sido ampliamente citado: "Hay muchos en el PRI que están de acuerdo con la política que yo tengo, o al menos lo dicen en secreto, mientras que en público pudieran decir otra cosa... Hay muchos en el PRI que dicen que los arreglos del pasado podrían funcionar ahora".
Ya sea por convicción, o por tratar de generar un ambiente hostil al Presidente, muchos priistas se han rasgado las vestiduras. Esta actitud, honesta o no, ha llevado a la presentación de una denuncia contra el mandatario en el IFE.
Los voceros del gobierno argumentaron primero que el Presidente había sido citado fuera de contexto y más tarde señalaron que se había referido a un priista en particular, a Sócrates Rizzo, el ex gobernador del estado de Nuevo León (aunque Rizzo también ha señalado que no dijo lo que el Presidente dice que dijo).
Uno podrá tener la opinión que uno quiera sobre lo que declaró el Presidente. Algunos piensan que es falso, mientras que otros mantienen que es una afirmación que reconoce la manera en que operaba el PRI. Me parece que esto es opinable.
Lo que es un hecho comprobado es que el político que más abiertamente ha venido pidiendo una negociación con el narco, o cuando menos un cese al fuego, no es priista sino panista: se trata del ex presidente Vicente Fox.
A mí me parece inaceptable, sin embargo, que en el perverso ambiente político en el que estamos viviendo en este momento se busque censurar al Presidente, a un político o a cualquier ciudadano por la simple expresión de una idea. Un país que busca censurar las opiniones está en camino del autoritarismo, aunque el censurado sea un alto funcionario.
Lo curioso es que los priistas que buscan sancionar al Presidente por sus declaraciones al New York Times son los mismos que constantemente lo han criticado a él. Parecería que buscan aplicar un rasero diferente al mandatario. Me dicen algunos priistas que esto se debe al hecho de que el Presidente, debido a su investidura, debe atenerse a un código de conducta superior al que se aplica al resto de los ciudadanos.
Yo, sin embargo, no encuentro ninguna justificación para que haya reglas jurídicas o éticas distintas para el Presidente que para el resto de los ciudadanos. Uno de los criterios fundamentales para cualquier sistema jurídico es que la ley se aplique por igual a todos.
No estoy seguro, por otra parte, de que la afirmación del Presidente haya sido falsa. Seguramente hay priistas que piensan que puede haber arreglos con el narco. Y ciertamente hay un panista que así lo piensa, que es el ex presidente Vicente Fox.
La expresión de las ideas no debe ser objeto de censura. Si el Presidente sugirió que algunos priistas quieren un arreglo con el narco, lo lógico es que los aludidos lo cuestionen y quizá adviertan que son algunos panistas, como Fox, quienes más han defendido este punto de vista.
Lo que no podemos aceptar los mexicanos es que se censure a nadie por la simple expresión de una opinión. Si lo aceptamos, no habrá forma de evitar que el país caiga nuevamente en el abismo del autoritarismo.
Jorge G. Castañeda / ¿Negociar con narcos?, falso debate
Reforma, 20-Oct-2011).-
El meollo del escándalo desatado por la entrevista de Calderón a The New York Times reside en la acusación al PRI de haber pactado con el narco. En torno a esta denuncia, basada en semiconfesiones de personajes como Miguel de la Madrid, se han dicho una gran cantidad de barbaridades en días recientes: desde las de Calderón hasta las de Fox, pasando por las de múltiples priistas e innumerables comentaristas. Todas ellas de algún modo se reducen a una afirmación absoluta y categórica: no se puede, ni se debe nunca negociar con el narco, a quienes sólo se equipara con "criminales", "enemigos", "malos". A pesar del ruido, este es un falso debate.
De entrada, todo el mundo negocia con criminales, enemigos y malos. El gobierno de México a través del programa de testigos protegidos negocia constantemente con criminales: información a cambio de penas conmutadas o absolución. El sistema judicial norteamericano, inglés y el mexicano de juicios orales en ciertos estados negocian con criminales a través de la conmutación de penas, los arreglos fuera de corte o el "plea bargaining". Todo el mundo negocia con sus enemigos: Kissinger con Le Duc Tho en París, Arafat con Rabin en Oslo, el FMLN con el Ejército salvadoreño. Y se negocia también con malos: el mundo entero llama a una negociación entre Israel (para unos la maldad encarnada en Estado) y palestinos, incluyendo Hamas (para otros el terrorismo puro). Y la oposición chilena negoció entre 1988 y mediados de los 90 con el mal personificado: Pinochet.
Pero hay de negociación a negociación, de criminales a criminales, de enemigos a enemigos y de malos a malos. Para explicar por qué se trata de un falso debate en el caso del narco, quisiera citar un artículo de Mark Kleiman publicado en la edición sep/oct de Foreign Affairs que se refiere al tema, aunque no comparto sus posiciones contrarias a la legalización. Kleiman dice lo que muchos hemos querido decir, pero lo dice mejor, para dar una alternativa a la guerra fracasada contra la demanda en EU y la oferta en México: no se trata de negociar sino de cambiar los incentivos, de tal manera que unos y otros (consumidores, productores, criminales, autoridades, etcétera) respondan a ellos de la manera en que se busca. Para Kleiman el propósito es "reducir los niveles de violencia causada por el tráfico y la venta de drogas ilícitas". Para México, dice, habría que "crear desincentivos para la violencia a escala entre las mayores organizaciones de traficantes... La violencia total disminuiría si los segmentos de mercado cambiaran a favor de los grupos de los menos violentos o si cualquier parte redujera su nivel de violencia... El gobierno de México podría diseñar y anunciar un conjunto de mediciones de la violencia que le asignarían a cada cártel... Al final del periodo de medición las autoridades designarían a la organización más violenta para ser destruida... El proceso seguiría hasta que ninguno de los cárteles existente fuera notoriamente más violento que los demás. De hecho, esta estrategia condicionaría la capacidad del narco para seguir en el mercado y a conducir sus asuntos de una manera no violenta. Esto no entraña ningún tipo de negociación explícita o tratado con los cárteles mexicanos... El narco más violento sería simplemente objetivo de una aplicación diferencial de la ley (enforcement)".
Kleiman da más detalles en el último libro que coeditó con varios colegas. Aguilar Camín y yo hemos propuesto desde hace tiempo una versión ligeramente distinta de lo mismo: concentrar los recursos y esfuerzos del Estado en el combate de la delincuencia que afecta más a la sociedad (secuestro, extorsión, robo) y no en la lucha antinarco. Esto corresponde, por cierto, a lo que me dijo el general Óscar Naranjo, jefe de la Policía Nacional de Colombia, la semana pasada: "Nosotros dedicamos aproximadamente 85% del tiempo, recursos y efectivos a combatir la delincuencia que afecta a la sociedad y 15% al narco".
www.jorgecastaneda.org; jorgegcastaneda@gmail.com
Descartan en PRI apoyar pactos
Nota de Claudia Guerrero y Mariel Ibarra
Reforma, 19-Oct-2011).-
Líderes priistas reiteraron ayer las críticas contra el Presidente Felipe Calderón, de quien demandaron una explicación por sus declaraciones al diario The New York Times, y aseguraron que nadie en el PRI está pensando pactar con la delincuencia.
"Confío en que nadie, absolutamente nadie, podrá en el futuro llegar a una negociación con delincuentes. Además de equivocado, sería tonto", dijo Manlio Fabio Beltrones, coordinador del tricolor en el Senado.
Entrevistado tras participar en la 53 Semana de la Radio y la Televisión, el aspirante a la candidatura presidencial del PRI aseguró que si su partido gana las elecciones de 2012, continuará en la lucha contra el crimen organizado, pero con mejores estrategias que las aplicadas por el gobierno de Calderón.
"En el PRI todos estamos decididos a ir hasta las últimas consecuencias, hasta donde tope. No nada más se les combatirá mucho más que ahora, sino mejor", sostuvo el senador.
Beltrones afirmó que a los criminales se les debe combatir donde quiera que se encuentren, sin tregua y sin siquiera dar un paso lateral.
A pregunta expresa, desestimó lo declarado por el titular de Gobernación, Francisco Blake, quien negó que haya un interés electoral.
"Quisiera creerle, pero todas las señales indican lo contrario".
El líder de la CNOP, Emilio Gamboa, y Mariano Palacios Alcocer, ex presidente del PRI, coincidieron en que las explicaciones de Blake son insuficientes para cerrar el tema.
"Una aclaración incompleta e imprudente resulta confirmación del fondo del asunto, más que exculpatoria es confirmatoria.
"El Jefe del Ejecutivo debe dar una explicación de cara a la nación", dijo Palacios Alcocer.
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