11 ene 2012

A Peña no le costaron sus errores de diciembre, dice Zuckermann



A Peña no le costaron sus errores/Leo Zuckermann  
(Mmm, habría que ver la metodología de las casas encuestadoras: Ulises Beltrán, Consulta-Mitofsky, y Parametria de Berumen).
Excélsior, 11 de enero de 2012
 A principios de diciembre, el candidato del PRI a la Presidencia cometió un par de errores. En la Feria Internacional del Libro en Guadalajara no pudo responder de manera espontánea cuáles eran los tres libros que lo habían marcado en su vida. Se enredó de manera penosa. Luego, en una entrevista con Salvador Camarena dijo que no sabía el costo de algunos productos básicos porque no era la señora de la casa. Las redes sociales se lo acabaron. De burro no lo bajaron. Muchos consideraron que estos errores serían el comienzo de una “inevitable” caída del candidato priista en las encuestas. Había que esperar a que terminaran las vacaciones de fin de año para ver los resultados que saldrían publicados a principios de enero de este año. Pues bien, los resultados han salido y la novedad es que los errores de Peña no le costaron. Sigue bien arriba en todas y cada una de las encuestas.
Así lo demuestran tres realizadas por otros tantos encuestadores serios de este país. En el sondeo de Ulises Beltrán publicado ayer en Excélsior, levantado a finales de diciembre de 2011, la alianza PRI-PVEM-PANAL obtiene 50% de las intenciones de voto; el PAN, 26%, y la coalición del PRD-PT-MC, 24 por ciento. En la encuesta de Consulta-Mitofsky, también levantada a finales de diciembre y que presentó ayer Roy Campos, Peña Nieto obtiene 52% de los votos, Josefina Vázquez Mota 26% y López Obrador 22 por ciento. Finalmente, en la de Parametría, de Francisco Abundis, levantada a principios de este mes, Peña cuenta con 49% de las preferencias, Vázquez Mota 28% y AMLO 23 por ciento. Nótese lo consistente que son los resultados. La conclusión es clarísima: los errores de Peña Nieto no tuvieron un efecto negativo, a lo mejor un efecto marginal muy pequeño, en las intenciones de voto con respecto a las que los encuestadores midieron en noviembre del año pasado antes que el priista cometiera los dislates en cuestión.
Dice Abundis al respecto: “A diferencia de otros políticos, Peña Nieto se mantiene en niveles positivos de opinión efectiva (saldo de opinión positiva, menos negativa). Para que los niveles de preferencia por un candidato cambien es necesario un evento relevante, ampliamente conocido y de impacto que logre, en efecto, modificaciones en las tendencias. Ni el error de los libros ni el del desconocimiento de precios de la canasta básica lograron hacer mella en la preferencia por Peña”.
¿Por qué no le costaron los errores a Peña? Siempre se puede recurrir al expediente fácil de decir que las encuestas están mal o los encuestadores vendidos. Pamplinas. Las encuestas están bien y los tres encuestadores aquí mencionados son de los mejores de México, con métodos y levantamientos de clase mundial.
A estas alturas, lo único que podemos hacer es poner por delante algunas hipótesis de por qué no le costaron a Peña sus errores:
1. Los adversarios de Peña no pudieron aprovechar más estas equivocaciones porque los spots negativos están prohibidos en México. De esta forma, el efecto perjudicial quedó restringido a redes sociales e internet, donde se le dio mucho vuelo al asunto. No resulta gratuito, entonces, que las preferencias a favor del priista sean menores entre los internautas que entre el electorado general, como lo demuestra la encuesta de Consulta-Mitofsky.
2. La gente ya sabía que Peña no era ningún erudito y no se sorprendió cuando cometió estos errores; en otras palabras, el efecto ya estaba descontado.
3. Al electorado le vale un pepino este tipo de equivocaciones en un candidato presidencial.
4. La gente sí los consideró como errores, pero no sirvió para cambiar su voto hacia otro candidato, es decir, ninguno de los adversarios del priista pudo capitalizarlos.
5. Peña es uno de esos candidatos “teflón”: por alguna situación extraña que tiene que ver con su personalidad carismática, las equivocaciones se le resbalan; en otras palabras, la gente se los perdona.
Estas hipótesis no son excluyentes. A lo mejor algunas de ellas son verdaderas, o todas. No lo sé. Lo que sé es lo que dicen los números: que los errores de Peña no le costaron. O le costaron marginalmente. Hasta el momento, desde luego.
            Twitter: @leozuckermann

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