2 feb 2012

Wislawa in Memoriam (1923-2012)

El martes 1 de febrero de 2012 murió en Cracovia a la poetisa polaca Wislawa Szymborska, premio Nobel de Literatura 1996 y figura capital de las letras polacas, cuya poesía ha inspirado a varias generaciones de sus conciudadanos.
Tenía 88 años de edad y falleció como consecuencia de un cáncer de pulmón  «Falleció en casa, tranquila, mientras dormía», explicó su secretario personal, Michael Rusinek, quien recordó que la escritora fue siempre una «fumadora incorregible a pesar de las constantes advertencias de los médicos».
Nacida en 1923 en Bnin (oeste de Polonia), en 1931 se trasladó con su familia a Cracovia, ciudad en la que se asentó de forma definitiva, y donde conocería más adelante al Papa Juan Pablo II. Estudió Filología y Sociología después de la Segunda Guerra Mundial en la Universidad Jagellónica, tras lo cual comenzó su andadura poética, crítica y ensayística, publicando en un influyente semanario del entorno de Karol Józef Wojtyła.
Debutó en 1945 con el poema «Busco la palabra», y su primer poemario, «¿Por qué vivimos», se publica en 1952. Su creación se identifica y alía con los sufrimientos del pueblo polaco y su esfuerzo por superarlos. Con irónica precisión sus versos alumbraban la realidad humana como en «Preguntas planteadas a una misma» (1954).
Con «Apelación al Yeti» (1957), Szymborska romperá con los preceptos del régimen, y ajustará cuentas con la sociedad oficial. Optó por la reflexión filosófica, ética y el humor. Le seguirían «La Sal» (1962), «Mil Consuelos» (1967), «El gran número (1976), «Gente en el puente» (1986), «El principio y el fin» (1993) y De la muerte sin exagerar» (1996). El lenguaje era capital para ella, con palabras claras y sencillas.
Escribió unos 20 poemarios, caracterizados por una reflexión filosófica sobre asuntos morales de nuestra época.
De gran variedad estilística, sus poemas son claros, generalmente cortos, similares a aforismos, pero pueden convertirse en verdaderos tratados metafísicos, siempre con un lenguaje refinado y astuto.
Inspirada por Descartes, Pascal o Montaigne, agnóstica, practicó la "duda metódica" y por lo tanto una "poética negativa", tal como Mallarmé, Valéry o Rilke. Habló de la "anti-historia", escribió odas a los anónimos, adoptó "el anti-saber" e incluso el "anti-erotismo".
"Amo la poesía de Wislawa por su sentido del humor. Es un arte intelectual y profundo. Es la obra de quien tiene sobre el mundo una mirada amarga y entusiasta al mismo tiempo", dijo Tadeusz Nyczek, crítico literario.
Wislawa Szymborska tradujo también poemas, en especial de poesía clásica francesa, como Agrippa d'Aubigné y Théophile de Viau, o la del poeta judío Icyk Manger.
Publicó poco. "Escribo por la noche. De día tengo la molesta costumbre de releer lo que he escrito para comprobar que hay cosas que no soportan ni siquiera la prueba de una sola vuelta al Globo", dijo a los periodistas.
Conocida por su discreción y extrema modestia, evitaba particularmente hablar de su propia poesía. Temía sentirse como "un insecto que por razones inexplicables se encierra en una vitrina y se pega él mismo con un alfiler".
De 1953 a 1981 trabajó en la redacción de la revista semanal Zycie Literackie (La vida literaria) donde, bajo la rúbrica de Lectura no obligatoria, ejercía la crítica sobre obras de diversos campos, desde turismo, cocina, jardinería y brujería hasta historia de arte y creaciones poéticas modernas.
Sus primeros poemas se inscriben en una estética de "realismo socialista" que abandonó rápido. En los años 1950 estableció contactos con las ediciones independientes polacas en el extranjero.
En 1975, se unió a los intelectuales que protestaban contra la decisión del Partido Comunista polaco de hacer inscribir en la Constitución del país la cláusula "de alianza eterna con la Unión soviética".
En mayo de 2007, firmó un manifiesto de intelectuales polacos que acusaban a la derecha conservadora de los hermanos gemelos Lech y Jaroslaw Kaczynski, respectivamente jefe de Estado y de gobierno en la época, de "no comprender" la democracia y "buscar debilitar las instituciones de un Estado democrático, como los tribunales independientes y los medios de prensa libres".
Independiente de espíritu, siguió por fuera de la vida política, haciendo parte de los intelectuales polacos para los que el lado espiritual de la vida es prioritario.
La concesión del Premio Nobel en 1996 supuso el reconocimiento mundial a una voz poética capaz de encender en su escritura el prodigio de lo cotidiano y la cercanía de lo extraordinario. Ese día declaró: «No voy a celebrar el Nobel. Pienso acostarme prontito», y anunció que dedicaría el dinero del galardón a obras sociales. Lectora del Quijote, admiradora empedernida del «Goya luminoso, el de los retratos, el de los tapices, el de las escenas costumbristas y el de las majas», pintaba collages en los que corregía a Velázquez: «En uno saqué una de las meninas al aire libre». Se apaga una voz tierna, irónica, libre.
Fue galardonada con importantes premios además del Nobel, entre los que se destacan, Premio del Ministerio de Cultura Polaco 1963,  Premio Goethe 1991 y Premio Herder 1995-   Recibió además el título de Doctor Honorífico de la Universidad Adam Mickiewicz en Poznan, 1995. 
La Comisión Europea le rindió este jueves 2 de febrero un tributo. "Wislawa Szymborska pertenece al panteón de los poetas y ensayistas más grandes del mundo. Su trabajo iluminó durante décadas la cultura y la historia de Polonia y fue apreciado en todo el mundo", afirmó la comisaria europea de Educación, Cultura, Multilingüismo y Juventud, Androulla Vassiliou, en un comunicado.
Descanse en paz...
Algunos de sus poemas (y fragmentos)
Amor a primera vista
Ambos están convencidos
de que los ha unido un sentimiento repentino.
Es hermosa esa seguridad,
pero la inseguridad es más hermosa.

Imaginan que como antes no se conocían
no había sucedido nada entre ellos.
Pero ¿qué decir de las calles, las escaleras, los pasillos
en los que hace tiempo podrían haberse cruzado?

Me gustaría preguntarles
si no recuerdan
-quizá un encuentro frente a frente
alguna vez en una puerta giratoria,
o algún "lo siento"
o el sonido de "se ha equivocado" en el teléfono-,
pero conozco su respuesta.
No recuerdan.

Se sorprenderían
de saber que ya hace mucho tiempo
que la casualidad juega con ellos,

una casualidad no del todo preparada
para convertirse en su destino,

que los acercaba y alejaba,
que se interponía en su camino
y que conteniendo la risa
se apartaba a un lado.

Hubo signos, señales,
pero qué hacer si no eran comprensibles.
¿No habrá revoloteado
una hoja de un hombro a otro
hace tres años
o incluso el último martes?

Hubo algo perdido y encontrado.
Quién sabe si alguna pelota
en los matorrales de la infancia.

Hubo picaportes y timbres
en los que un tacto
se sobrepuso a otro tacto.
Maletas, una junto a otra, en una consigna.
Quizá una cierta noche el mismo sueño
desaparecido inmediatamente después de despertar.
Todo principio
no es mas que una continuación,
y el libro de los acontecimientos
se encuentra siempre abierto a la mitad.

De "Fin y principio" 1993      
Versión de Abel A. Murcia

**
Mi corazón el domingo
Gracias te doy, corazón mío,
por no quejarte, por ir y venir
sin premios, sin halagos,
por diligencia innata.

Tienes setenta merecimientos por minuto.
Cada una de tus sístoles
es como empujar una barca
hacia alta mar
en un viaje alrededor del mundo.

Gracias te doy, corazón mío,
porque una y otra vez
me extraes del todo,
y sigo separada hasta en el sueño.

Cuidas de que no me sueñe al vuelo,
y hasta el extremo de un vuelo
para el que no se necesitan alas.

Gracias te doy, corazón mío,
por haberme despertado de nuevo,
y aunque es domingo,
día de descanso,
bajo mis costillas
continúa el movimiento de un día laboral.

De "Mil alegrías -Un encanto-" 1967     
Versión de Gerardo Beltrán

 **
Agradecimiento
Debo mucho
a quienes no amo.

El alivio con que acepto
que son más queridos por otro.
La alegría de no ser yo
el lobo de sus ovejas…

De "El gran número" 1976     
Versión de Abel A. Murcia

**
Bajo una pequeña estrella
Que me disculpe la coincidencia por llamarla necesidad.
Que me disculpe la necesidad, si a pesar de ello me equivoco.
Que no se enoje la felicidad por considerarla mía (…).
Que me disculpe mi viejo amor por considerar al nuevo
      el primero…”

**
Del montón
Soy la que soy,
casualidad inconcebible
como todas las casualidades.
Otros antepasados
podrían haber sido los míos
y yo habría abandonado
otro nido,
o me habría arrastrado cubierta de escamas
de debajo de algún árbol.
En el vestuario de la naturaleza
hay muchos trajes.
Traje de araña, de gaviota, de ratón de monte.
Cada uno, como hecho a medida,
se lleva dócilmente
hasta que se hace tiras.
Yo tampoco he elegido,
pero no me quejo.
Pude haber sido alguien
mucho menos personal.
Parte de un banco de peces, de un hormiguero, de un enjambre,
partícula del paisaje sacudido por el viento.
Alguien mucho menos feliz
criado para un abrigo de pieles
o para una mesa navideña,
algo que se mueve bajo un cristal de microscopio.
Árbol clavado en la tierra,
al que se aproxima un incendio.
Hierba arrollada
por el correr de incomprensibles sucesos.
Un tipo de mala estrella
que para algunos brilla.
¿Y si despertara miedo en la gente,
o solo asco,
o sólo compasión?
¿Y si hubiera nacido no en la tribu debida
y se cerraran ante mí los caminos?
El destino hasta ahora ,
ha sido benévolo conmigo.
Pudo no haberme sido dado
recordar buenos momentos.
Se me pudo haber privado
de la tendencia a comparar.
Pude haber sido yo misma, pero sin que me sorprendiera,
lo que habría significado
ser alguien totalmente diferente.

**
Un gato en un piso vacío/
Morir, eso no se le hace a un gato.
Porque qué puede hacer un gato
en un piso vacío.
Trepar por las paredes.
Restregarse entre los muebles.
Parece que nada ha cambiado
y, sin embargo, ha cambiado.
Que nada se ha movido,
pero está descolocado.
Y por la noche la lámpara ya no se enciende.
Se oyen pasos en la escalera,
pero no son ésos.
La mano que pone el pescado en el plato
tampoco es aquella que lo ponía.
Hay algo aquí que no empieza
a la hora de siempre.
Hay algo que no ocurre
como debería.
Aquí había alguien que estaba y estaba,
que de repente se fue
e insistentemente no está.
Se ha buscado en todos los armarios.
Se ha recorrido la estantería.
Se ha husmeado debajo de la alfombra y se ha mirado.
Incluso se ha roto la prohibición
y se han desparramado los papeles.
Qué más se puede hacer.
Dormir y esperar.
Ya verá cuando regrese,
ya verá cuando aparezca.
Se va a enterar
de que eso no se le puede hacer a un gato.
Irá hacia él
como si no quisiera,
despacito,
con las patas muy ofendidas.

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