La Silla Rota, 18 Abr 2012
Todavía hace cuatro meses empresarios españoles le hacía el feo a la inversión mexicana de Pemex en Repsol. Hoy su presidente Mariano Rajoy (PP-derecha), viene a México al inicio de su primera gira latinoamericana para buscar el apoyo del presidente mexicano Felipe Calderón (PAN-derecha) en contra de la expropiación del 51 por ciento de las acciones de la petrolera española en Argentina, la que anunció ayer la presidenta, señora Cristina Kirchner… Sol redondo y colorado…
Y aun en contra del berrinche empresarial español, Pemex aumentó su participación a 9.49 por ciento en la petrolera de aquel país. Esto puesto en pesos le costó a la petrolera mexicana 600 millones de dólares y la adquisición de una deuda de mil millones más. Luego, “Pemex llegó a un acuerdo con Sacyr, otro de los accionistas de Repsol, para comprarle su paquete de acciones” (Carolina Reyes): funcionarios del gobierno español y de la misma petrolera española se opusieron a la operación y bloquearon el crecimiento de la participación de Pemex.
No es nuevo este rechazo. Es histórico que el empresariado español le cierra las puertas a la inversión latinoamericana. A la inversa, el gobierno mexicano -en nuestro caso-, ha sido extremadamente laxo en la llegada de capitales españoles a este país, como es el caso de las inversiones en la industria hotelera y bancaria…
La misma banca española que impactó en la banca mexicana y la misma banca española que “vacía los bolsillos de sus clientes mexicanos con intereses y comisiones en montos que jamás le serían permitidos en su país de origen” (El Universal)…
Nada de esto importaría si los montos de utilidades que perciben los inversionistas españoles se distribuyeran entre los españoles que están en crisis: ya para generar empleos allá o para garantizar la estabilidad económica que tanta falta hace. Los empresarios españoles no recienten el daño que hacen a Latinoamérica como tampoco recienten la grave crisis que vive España…
Una crisis que ha sido utilizada por el presidente y candidato de la derecha francesa, Nicolas Sarkozy, quien hace apenas una semana gritaba a los cuatro vientos que no quería verse en el espejo del fracaso griego o español… Esto, naturalmente no cayó nada bien a los españoles de cualquier segmento social.
Mariano Rajoy viene a México en el peor momento. Naturalmente el pretexto es su participación en el Foro Económico Mundial para América Latina, que se lleva a cabo en Puerto Vallarta, Jalisco, y en donde participará con una ponencia titulada “Respuestas a la recesión económica global”, como si de veras tuviera respuestas un presidente que tienen al borde de la quiebra a su país, un presidente que durante el gobierno del señor José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE) bombardeó de acusaciones de no saber manejar la crisis pero sin dar indicios de cuál era su proyecto de solución… Y hoy que tiene que la exhibe descubrimos que no es “su” proyecto de solución, sino lo que le ordenan desde Berlín o París.
Un presidente Rajoy que llegó al gobierno de España por la mayoría de votantes muchos de los cuales no votaron por él, sino en contra del PSOE y su presidente Zapatero y su gabinete al que acusaron de no haber sabido entender la dimensión de la crisis, de actuar con lentitud y de generar zozobra y desempleo…
Llega el señor Rajoy a una presidencia en crisis, con un equipo de trabajo que vive acusando de sus errores presentes al pasado y que no encuentra soluciones al estallido social que ya está en la víspera y que dio una pequeña muestra de su existencia cuando llevó a cabo una primera huelga general a cien días del inicio de gobierno del Partido Popular…
Un presidente español que somete a sus ciudadanos a exigencias extremas y que favorece a los evasores al pedirles que paguen tan sólo un porcentaje de lo no pagado en tanto que a los causantes cautivos se les exige cada día más no sólo en impuestos sino en aumento de precios tanto en servicios como en bienes…
Un presidente que gobierna escondido y que huye de la prensa por temor y para no tener que dar explicaciones y que envía para darlas a su vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, su alter ego gubernamental…
No importa.
Si importa, ciertamente, que México atienda dos factores importantísimos: uno de ellos es el apoyo que en todo momento habrá de brindarse a los españoles, los de a pie, los de la academia, los de la inteligencia y el arte y el trabajo cotidiano; a ellos la mano extendida y las puertas abiertas de esta casa, que es su casa.
Luego, ya hemos dicho que al presidente mexicano, Felipe Calderón, no se le da lo de la política exterior en tono diplomático y de negociación y diálogo. Actúa, como es él, y como ha sido su gobierno, por impulsos y, por lo mismo, de forma visceral:
Decir que lo que ha hecho la presidenta de Argentina, Cristina Kirchner es “muy poco responsable y poco racional” es hablar de lo que él mismo hace con estas declaraciones: ‘poco responsable e irracional’, porque México ya vivió una expropiación y sabemos lo que significa para la economía nacional y para los mexicanos –independientemente de las incapacidades de sus operarios políticos- y cuando esto ocurrió, en 1938, al presidente Lázaro Cárdenas se le echaron encima corifeos de Londres y de EUA para decir que lo que hacía México era “irresponsable e irracional”… Son cosas de la historia…
Bienvenido, pues, el señor Mariano Rajoy por su investidura y su representación de un país muy querido aquí; no así su política económica si esta habrá de dañar aun más al pueblo español…
Bien por la señora Kirchner que toma una decisión fuerte y que habrá de vivir presiones no sólo de empresarios y del gobierno español. Como latinoamericanos debemos apoyar el beneficio que esto pueda traer para los argentinos…
En todo caso, la doctrina Estrada, nunca como ahora, habrá de funcionar para que los países diriman sus controversias en base a su propio derecho y, nunca como ahora, la regla juarista del respeto al derecho ajeno como garantía de la paz.
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