19 jun 2012

Todo apunta a Peña Nieto...

La encuesta de Reforma hoy http://gruporeforma-blogs.com/encuestas/?p=1893 indica que Peña Nieto ha ampliado su ventaja a 12 puntos de preferencias efectivas. En esta encuesta, EPN obtuvo el 42% de las preferencias efectivas (descontando a los encuestados que no revelan su intención de voto); seguido de AMLO con el 30%; en tercer sitio de la contienda presidencial aparece la panista JVM con 24%; y Quadri con 4%.
La encuesta de Reforma se realizó mediante entrevistas "cara a cara" en viviendas de 1,515 ciudadanos de las 32 entidades del país.
Las encuestas publicadas hasta hoy coinciden en otorgarle a Peña Nieto una ventaja de dos dígitos (Excélsior/BGC, El Universal/Buendía y Laredo, El Sol de México/Parametría y Milenio/GEA-ISA).
Dice Federico Arreola –ideólogo de AMLO-que esta encuesta esta mal realizada: “La que no pudo estar bien realizada es la encuesta de Reforma que acercaba a AMLO a 4 puntos de EPN. Según Reforma, en un mes Peña Nieto cayó cuatro puntos y AMLO creció siete. Ese fue un engaño, o el engaño lo trae ahora el diario en Reforma en su portada. Porque hoy martes 19 de junio, Peña Nieto sube cuatro puntos y AMLO baja cuatro.

Se pregunta ¿Qué va a hacer Andrés Manuel con la actual encuesta de Reforma? ¿Aceptarla? ¿Rechazarla? Creo que Reforma le ha dado un golpe bajo a Andrés Manuel López Obrador.
“Si AMLO aceptó la encuesta de Reforma que lo ponía a cuatro puntos de EPN, debe aceptar la que lo pone a 12. AMLO pensó que Alejandro Junco de la Vega, dueño de Reforma, era un tipo confiable. Se equivocó.”
Falta la encuesta de Covarrubias que es proclive a AMLO se difundirá el 27 de junio.
Recomiendo leer completa la columna hoy de Leo Zuckerman en Excélsior:”Por qué creo que Peña va a ganar la elección presidencial?
Por qué creo que Peña va a ganar la elección presidencial?/ Leo Zuckerman
Excélsior, 19 de junio de 2012
Desde luego que asumo el riesgo que conlleva dicha predicción para mi credibilidad como analista político.
Se trata de un análisis numérico. Tomo los datos de dos encuestas independientes y serias. La primera es la de Buendía y Laredo publicada ayer en El Universal. A los encuestados se les pidió que contestaran qué tan seguros están de votar por el candidato de su preferencia: 37% contestó que están convencidos de que sufragarán por Peña y siete por ciento expresó que todavía tienen dudas de votar por el candidato priista. Si se suman estos dos grupos de votantes, aparece 44% de las preferencias a favor de Peña reportadas por el encuestador. Por lo que toca a López Obrador, 27% de los electores dicen que votarían por este candidato: es la adición de 23% de convencidos y cuatro por ciento dudosos. Vázquez Mota cuenta con 25% de las preferencias electorales: 20% de seguros y cinco por ciento de dubitativos. Finalmente, Quadri tiene dos por ciento de convencidos y uno por ciento de dudosos para un total de tres por ciento.
Hagamos el siguiente ejercicio para ver las probabilidades de López Obrador y Vázquez Mota de alcanzar a Peña y empatarlo. Dejemos al candidato priista tan sólo con 37% del electorado que ya está convencido de votar por él. Digamos que el siete por ciento restante lo abandona estas dos últimas semanas de campaña. Veamos, entonces, qué necesita López Obrador para empatarlo en las preferencias. El tabasqueño, primero, tiene que mantener 27% de votantes que dice que sufragarán por él, tanto de convencidos como de dudosos. Para alcanzar a Peña necesitaría diez puntos porcentuales más. ¿De dónde los podría obtener? Sólo de los votantes que todavía tienen dudas de votar por Peña, Josefina y Quadri, que suman un total de 13 puntos porcentuales. Ergo, AMLO requeriría pasar a su buchaca 73% de los 13 puntos de electores dubitativos de los otros tres candidatos. No es imposible, pero se ve muy difícil lograrlo en el poco tiempo que queda.
Para Josefina está aún más complicado. De nuevo asumamos que Peña se queda con sólo 37% de votantes que dice estar convencido que sufragarán por él. La panista, en cambio, amarra 25% del total que trae entre seguros y dudosos. Estaría, por tanto, a 12 puntos de distancia del priista para empatarlo. Los tendría que conseguir de los 13 puntos de votantes dubitativos de Peña, López Obrador y Quadri. Esto significaría que la panista requeriría obtener 91% de este electorado que todavía tiene dudas. Otra vez: no es imposible, pero se ve increíblemente difícil que suceda.
El análisis es similar en la última encuesta de Consulta-Mitofsky. En ésta Peña trae 37% de votantes “duros” y siete por ciento de “volátiles”. Dejemos al priista con este 37% que, por cierto, es el mismo porcentaje que reporta Buendía y Laredo de votantes convencidos con este candidato. AMLO, por su parte, suma 30% de las preferencias: 25% de “duros” y cinco por ciento de “volátiles”. Estaría, entonces, a siete puntos porcentuales de alcanzar a Peña. ¿De dónde los podría sacar? De los 12 puntos de preferencias volátiles de Josefina, Peña y Quadri. En este caso estaríamos hablando de capturar 58% de los votantes dubitativos de sus tres adversarios. ¿Imposible? De ninguna manera. ¿Dificilísimo? Sin lugar a dudas.
Otra vez, el caso de Josefina se ve más complicado que el del AMLO en la encuesta de Consulta-Mitofsky. Dejemos a Peña con 37% de su voto “duro” y a Josefina con 25% de la suma de sus electores “duros” y “volátiles”. Le faltarían 12 puntos para alcanzar al priista. Coincidentemente hay 12 puntos porcentuales de preferencias “volátiles” de Peña, AMLO y Quadri. Es decir, para empatar al candidato del PRI, la candidata del PAN debe quedarse con el 100% de los votos “volátiles” de los otros tres candidatos. Esto sí que raya en lo imposible.
Se trata, como dije, de un análisis numérico con base en dos encuestas independientes y serias. Por si quedan dudas, en el mercado de predicción de eventos de intrade.com, los apostadores le están otorgando 85% de ganar la elección presidencial a Peña, 17% a AMLO y tres por ciento a Josefina.
Extrañamente yo todavía no sé por quién voy a votar, pero tengo más certeza de quién va a ganar. Con los números en la mano, me atrevo a predecir que el próximo Presidente de México será Enrique Peña Nieto. Y desde luego que asumo el riesgo que conlleva dicha predicción para mi credibilidad como analista político.

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