La Otra Opinión, 22 de noviembre de 2012
Tal como adelantó en este espacio nuestro colaborador Fred Álvarez, los senadores convirtieron a Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena y a Alberto Pérez Dayán en los nuevos ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
El primero, Gutiérrez Ortiz Mena, sustituirá al Ministro Sergio Salvador Aguirre Anguiano; el segundo, Pérez Dayán, hará lo propio con el Ministro Guillermo Ortiz Mayagoitia.
El tiempo y los intentos que tomó la aprobación de los nuevos ministros deja ver que detrás de esta designación podría haber un acuerdo político interesante.
¿Por qué?
Porque entre los votos que apoyaron las candidaturas de Pérez Dayán y Gutiérrez Ortiz Mena, se encuentran los del PRD y otros partidos de izquierda; mismos que antes de hoy no habían sumado esfuerzos con los senadores del PRI y del PAN y, en conjunto, frenaron la llegada de los nuevos ministros.
Por eso, no está de más preguntar, ¿qué obtendrán los amarillos a cambio de sus votos?
Todo indica que el apoyo de la bancada del PRD fue parte de una negociación que orquestaron Manuel Camacho Solís y Marcelo Ebrard. Los líderes del Sol Azteca buscaron el apoyo del PRI para colocar a una de las suyas en el Consejo de la Judicatura Federal.
Para nadie es un secreto que Marcelo y Manuel han impulsado a Leticia Bonifaz, ex consejera jurídica del GDF, para que ocupe la vacante en el órgano máximo del Poder Judicial de la Federación.
A pesar de los numerosos escándalos en que se ha visto envuelta la ex consejera –que van desde la asignación ilegal de predios y el cambio arbitrario de uso de suelos hasta la dudosa asignación de contratos y supuestas transas en procesos legales– todo hace suponer que la lealtad que ha tenido Bonifaz para con Marcelo Ebrard, a quien ha salvado el pellejo en más de una ocasión, la tienen muy cerca del Consejo de la Judicatura Federal.
De este modo, Marcelo y Manuel habrían negociado con el PRI para que éste cediera el asiento que le corresponde en la Judicatura a cambio de los votos amarillos que llevarían a Pérez Dayán y a Gutiérrez Ortíz Mena a la SCJN.
Y eso no es todo, debido al peso que tendría el asiento en la judicatura –que es, en la práctica, más poderosa que la Corte–, los tricolores no se limitaron a pedir el apoyo de los senadores amarillos; es muy probable que además negociaran la tranquilidad y civilidad en el Congreso durante la toma de protesta de Enrique Peña Nieto.
¿Qué tal?
Pareciera que la designación de un nuevo ministro es cuestión de votar al más calificado. Pero no, detrás de los votos y los apoyos hay una larga lista de intereses e interesados.
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