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sobre Legalizar ya
LA
REDACCIÓN de Proceso, 23 de diciembre de 2012
PALABRA
DE LECTOR
Señor
director:
Al
pedirle publicar esta carta dirigida a la psicóloga Sabina Berman, referente al
texto que de ella se dio a conocer en Proceso 1885, respondiendo a mi nota
incluida en esa misma edición, por su artículo Legalizar ya comprendido en el
número 1883 de su prestigiada revista, le hago saber a Berman que de ninguna
manera fue mi intención insultarla, como ella supone, aunque no encontré otra
manera de escribir después de leer sus razonamientos, que en algunos casos sólo
se basan en creencias. Al respecto, dejo al lector que valore su propuesta de
que el Estado “…imparta educación sobre el uso afortunado de alteradores de
conciencia”.
Son
evidentes las coincidencias y diferencias entre su posición y la mía sobre
legalizar la mariguana. En mi caso, tengo 35 años laborando en el campo de las
adicciones, y soy autor de un modesto texto sobre la materia, cuya versión
original fue financiada por el Ducado de Luxemburgo. Una discrepancia es que
nunca he fumado la droga que venimos arguyendo; y destaco este hecho porque
confirma que Sabina Berman pertenece al grupo de personas que sí la han usado
sin haber experimentado consecuencias adversas graves. Cuando un sujeto prueba
esa u otra sustancia adictiva por vez primera, no es posible deducir si quedará
incluido en la categoría en que agrupo a Berman, o bien, que desarrollará
dependencia. Seguramente ningún adicto actual a la mariguana previó que
llegaría a tener esa condición cuando tuvo su primer contacto con la hierba.
Para
justificar el libre uso de la sustancia adictiva que se comenta, también
argumenta que el Estado no tiene derecho a decidir lo que ingieren los
individuos. Esa explicación olvida que el empleo de la mariguana, considerada
como la droga ilegal de mayor consumo en todo el orbe, es causa directa del aumento
de la criminalidad, conjuntamente con otras sustancias que alteran el humor, la
conducta y la conciencia.
Alega
que no hay ningún muerto por esa droga (Proceso 1884). Aunque aparentemente no
hay fallecidos directamente por uso de mariguana, cabe recalcar que el forense
no hace una búsqueda intencionada; hay afectados de diferentes formas, dándose
casos de quienes llegan a perder la vida a causa de actos realizados por
personas bajo el influjo de la hierba que se expone; invadiéndose de esa manera
la libertad del prójimo, condición que estipula como limitante a la voluntad de
intoxicarse con ese producto.
Admito
que la utilización de la mariguana –afortunadamente– es menor en el país en
comparación con lo que ocurre en otras partes del mundo, lo que a mi juicio es
motivo no para propiciar su incremento con suposiciones como las de Sabina
Berman, sino, como ya lo expresé, para acrecentar las acciones preventivas.
Resulta
claro que el debate sobre este tema controversial no puede limitarse a
solamente dos expositores, como es en este caso, sino que requiere de amplios
foros de discusión, con la participación de un mayor número de conocedores y
especialistas.
Por
último, invito cordialmente a mi colega Berman dé a conocer su opinión sobre
este escrito, si Proceso me permitiera una nueva réplica. De no ser ello
posible, quedo a sus órdenes por el correo electrónico que cito en este mismo
comunicado; en el entendido de que mi oposición es a sus ideas, no puede ser a
su persona, ya que no tengo el gusto de conocerla.
Atentamente
Psicólogo
Carlos Hiram Culebro Sosa
¨
La Respuesta
de Sabina Berman
Señor
director:
Le
agradeceré publicar las siguientes líneas.
Estimado
colega psicólogo Carlos Hiram:
Si de
verdad no desea insultarme, le pido cordialmente que deje de usar la expresión
“como ella supone” o “con suposiciones como las de Sabina Berman”. Afirmo, no
supongo, que la tendencia a la adicción en la gente que prueba la mariguana es
baja porque lo afirma la Encuesta sobre la Adicción de las Drogas, de la ONU.
10% de los que la usan llegan a la adicción. En contraste del tabaco, donde la
adicción es de 20% de los que lo prueban. Afirmo que ese mínimo grupo, en
nuestro país menor a 0.17% de la población, está formado por adictos proclives
a la pasividad, no a la violencia, porque la mariguana no violenta, sino relaja
y conduce a la pasividad propia de la contemplación. Y afirmo que es absurdo
poner en la balanza la salud del 0.17% de la población contra 70 mil muertos
por bala a lo largo de seis años, lo que ha durado esta guerra boba contra las
drogas.
Los
mexicanos nos hemos ganado el Derecho Moral de decidir si legalizamos la
mariguana, atendiendo únicamente a nuestro interés nacional. Ya hicimos la
guerra que nos pidieron los estadunidenses, y el resultado son esos 70 mil
muertos y el empeoramiento de la crisis de la seguridad, como oficialmente
declaró ya este gobierno. Podemos decir al concierto de las naciones:
legalizamos porque debemos separar el crimen de una planta. Está por hacerlo
Nicaragua, y Costa Rica y Guatemala no se retrasarán. Podemos decirles:
legalizamos porque es una tontería criminalizar la mariguana, miren acá las
cifras de adictos y de sus agravios a la sociedad, al contrario: educaremos a
la población en el uso benigno de esa hierba autóctona. Y como escribí en
Legalizar ya, podemos decirles: además se las exportamos, la mariguana mexicana
golden, ahora como un bien de lujo, semejante al coñac francés.
Mire,
un amigo, a raíz de Legalizar ya, está comprando tierras propias para el
cultivo en Morelos, preparándose para exportar.
Despreocúpese,
sé que no me ataca a mí, porque no me conoce, en efecto. Lo saludo.
Atentamente
Sabina
Berman
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