¡Un jueves Santo
diferente!/Fred Alvarez
“No he venido a ser servido, sino a servir”;
“Tuve hambre,…estuve desnudo,… estuve en la cárcel,… cada vez que hicisteis
esto con uno de mis hermanos pequeños, lo hicisteis conmigo”...Jesús de
Nazareth
Jorge Mario Bergoglio, mejor conocido hoy por el papa Francisco llegó la
tarde de este jueves 28 de marzo al Instituto Penal para menores de Casa del
Marmo -un centro de reinserción social para menores infractores- a bordo de un
vehículo cerrado con placas del Vaticano; fue recibido por una multitud. El
lugar fue blindado por los Carabinieri,
la policía local y los servicios de protección civil; el cuerpo de seguridad de
la Gendarmería vaticana y la guardia Suiza, fue discreto.
Y justo a las 17:30 horas de Roma, el papa celebró un servicio
religioso Misa de la Cena del Señor,“in Coena Dominis”, principio del Tridúo Pascual.
En total había unas “120 personas, la mayoría eran los jóvenes de la Casa Marmo.
No se permitió la entrada de cámaras de televisión, por respeto a la privacidad de los internos menores.
En total había unas “120 personas, la mayoría eran los jóvenes de la Casa Marmo.
No se permitió la entrada de cámaras de televisión, por respeto a la privacidad de los internos menores.
Y lo insólito. El papa argentino lavó los pies a 12 de los jóvenes
reclusos, por cierto de diferentes nacionalidades y confesiones religiosas.
Algunas voces criticaron a Francisco debido a que le lavó y besó los pies a dos mujeres –una de ellas musulmana.
Con ello se convirtió en el primer pontífice que celebra la misa de la última cena en un centro penitenciario para menores, fuera de la solemnidad de la Basílica de San Juan de Letrán.
Algunas voces criticaron a Francisco debido a que le lavó y besó los pies a dos mujeres –una de ellas musulmana.
Con ello se convirtió en el primer pontífice que celebra la misa de la última cena en un centro penitenciario para menores, fuera de la solemnidad de la Basílica de San Juan de Letrán.
Como sabemos
el rito del lavado de los pies busca recordar el momento en el que, según
cuenta el Evangelio de San Juan, durante la última cena Jesús de Nazareth se
arrodilló ante sus discípulos y les lavó los pies, en un signo de profunda
humildad.
Han sido muchos papas que han llevado a cabo ese rito en el día de jueves
Santo, pero siempre en la Basílica de San Juan de Letrán y nunca lavándole los
pies a reclusos o marginados sociales.
La homilía –por cierto-, fue muy breve y la pronunció espontáneamente, sin
leer ningún texto; además no se permitió la entrada de periodistas; las únicas
imágenes captadas las realizaron fotógrafos de la Santa Sede y con mucho
cuidado para no mostrar los rostros de los jóvenes internos.
El único medio que transmitió el servicio religioso fue Radio Vaticano.
Fue una misa con muchos cantos acompañados de guitarras.
El papa Francisco señaló: (texto completo):
“Esto es conmovedor, Jesús lava los pies de sus discípulos. Pedro no
entiende nada. Él se rehúsa, pero Jesús le explica. Jesús, Dios hizo esto, y Él
mismo le explica a los discípulos: ‘¿Se dan cuenta de lo que he hecho por
ustedes?’ Ustedes me llaman Maestro y Señor, y hacen bien, porque lo soy. Si
yo, entonces, el Maestro y Señor, les he lavado los pies, ustedes deben lavarse
los pies los unos a los otros. Les he dado un modelo a seguir, así que lo que
yo he hecho por ustedes, ustedes también deben hacer.
Es el ejemplo puesto por Nuestro Señor, es importante para Él lavar sus
pies, porque entre nosotros el que es el más alto debe estar al servicio de los
otros. esto es un símbolo, es una señal –lavar sus pies significa que estoy a
su servicio-.
Y nosotros también, uno al otro, pero no tenemos que lavarnos los pies los
unos a los otros todos los días. Así que, ¿qué significa esto? Que tenemos que
ayudarnos los unos a los otros… a veces me enojaré con alguien, pero debemos
superarlo y si ellos piden un favor debemos hacerlo.
Ayudémonos los unos a los otros. esto es lo que Jesús nos enseña. Esto es
lo que hago. Y lo hago de corazón. Hago esto de corazón, porque es mi deber,
como sacerdote y como Obispo debo estar a su servicio.
Pero es un deber que viene desde mi corazón, y es un deber que amo. Amo
hacerlo porque es lo que el Señor me ha enseñado. Pero ustedes deben ayudarnos
y ayudarse los unos a los otros, siempre. Y al ayudarnos los unos a los otros,
nos haremos bien entre nosotros.
Ahora realizaremos la ceremonia del Lavatorio de los Pies y debemos cada
uno de nosotros pensar:
¿Estoy realmente dispuesto a ayudar a los otros? Solamente piénsenlo.
Piensen que esta señal es la caricia de Cristo, porque Jesús vino a hacer esto,
para servirnos, para ayudarnos
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El
vocero del Vaticano, Federico Lombardi, comentó que el momento del
lavatorio de pies fue verdaderamente conmovedor e
impresionante.
“En
cuanto a la liturgia de la Cena del Señor, luego de las lecturas hubo una
homilía brevísima, de parte del Santo Padre. Una homilía que ha sido
prácticamente una introducción al gesto del lavatorio de pies, como modelo de
amor y servicio”.
Comentó que “el momento del lavatorio de pues ha sido
verdaderamente muy impresionante. El Papa se acercó a la primera fila de los
jóvenes. Eran doce jóvenes entre los cuales había dos musulmanes y también dos
muchachas, que representan en algo a los distintos reclusos de la institución”.
“El
Papa se arrodilló con ambas rodillas en el suelo seis veces, porque cada vez
que se arrodilló lavaba los pies a dos jóvenes. El Papa ha lavado, vertido agua
y luego besado uno de los pies de cada uno de los doce muchachos a los que ha
hecho este maravilloso acto de servicio. Ha sido un momento extremadamente
conmovedor”, concluyó el Padre Lombardi.
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El
sacerdote Gaetano Greco capellán de la parroquia de la cárcel donde el papa fue
para lavar los pies a doce jóvenes detenidos, concelebró la Misa
Después
de celebrar el papa compartió un saludo especial con los jóvenes, a quienes
preguntó su nombre uno por uno y les pidió que rezaran por él.
“Los muchachos lo miraban sorprendidos a los
ojos y le decían, pero Padre, ¡es usted quien debe rezar por mí!, ¡Yo le
prometo rezar por usted, pero usted tiene que rezar por mí!’”, explicó Greco en
una entrevista concedida a ACI Prensa el 29 de marzo.
Un
emotivo momento en el encuentro del papa con los menores llegó cuando un joven
musulmán alzó la voz y preguntó: “¿Pero por qué decidió venir entre nosotros,
porqué hace esto?”.
El
Papa respondió “entre los lugares diferentes donde celebrar esta Misa,
inmediatamente el corazón me dijo que tenía que venir a esta cárcel”.
El
joven insistió, “Sí, pero ¿por qué?”, y el le dijo: “Por que he sentido una
emoción en mi corazón y las emociones del corazón no se pueden explicar’”. En
ese momento, muchos comenzaron a llorar de la emoción.
El Papa tocó el
corazón de los jóvenes presos
Francisco
devolvió a los jóvenes presos la esperanza que les robaron los adultos
Greco
es el capellán de la parroquia de la cárcel donde el papa fue para lavar los
pies a doce jóvenes detenidos. Tiene 66 años y dedicó su vida a convivir con
los presos. Precisamente, ese es el carisma del instituto religioso al que
pertenece: los Terciarios Capuchinos de Nuestra Señora de los Dolores.
“Nuestra misión es la reeducación de los
jóvenes y por tanto trabajamos con jóvenes que se encuentran en dificultad, y
especialmente de tipo penal y judicial”, expone.
“Estos jóvenes son victimas de una sociedad
que no se preocupa lo suficiente de las dificultades que viven estos muchachos.
Lo que emocionó ayer a los muchachos, si fuera algo que se siente todos los
días, al llegar de la escuela, al ver a la familia, no habría falta tener una
prisión para muchachos”, lamentó el sacerdote.
La
mayoría de los jóvenes a los que lavo los
pies eran católicos y de religión musulmana. También había ortodoxos, y,
entre los jóvenes a los que el papa lavó los pies había un ecuatoriano, cuyo
nombre no se ha difundido por motivos legales.
Antes
de ser elegido papa, el entonces Cardenal Bergoglio ya solía celebrar la Misa
de Jueves Santo en Buenos Aires, Argentina, en cárceles o lugares donde
compartir el sufrimiento de los más necesitados.
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Algunas
voces criticaron a Francisco debido a que le lavó y besó los pies a dos mujeres
–una de ellas musulmana. El papa fue acusado de dar un mal ejemplo y de violar
la ley de la Iglesia; Ed Peters, un canonista y bloguero muy
conocido en EU, acusó al Pontífice, naturalmente, de «violar cualquier
indicación divina», pero, sobre todo, de «dar un ejemplo discutible, ignorando
la misma ley divina».
La
Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos publicó en
1988 la carta circular “Paschales Solemnitatis” sobre la celebración de los
ritos pascuales. En ese texto, en el número 51, se lee que el lavatorio de los
pies debe involucrar solo a hombres elegidos.
En
EU, la Conferencia Episcopal decretó un año antes la práctica de incluir
también a las mujeres en la ceremonia, aunque no está previsto en los libros de
la liturgia. La cuestión volvió a surgir en 2005, cuando el arzobispo de
Boston, el cardenal Séan O’Malley desencadenó las polémicas por su voluntad de
abrir el rito también a las mujeres. En esa ocasión, la Congregación para el
Culto Divino explicó que, si permanecía la «obligación litúrgica» de lavar los
pies solo a varones, el obispo local podía tener la libertad de decidir si
existía una necesidad pastoral en la diócesis.
Hasta
esta “ruptura” humilde de Francisco. El vocero del Vaticano, Federico Lombardi,
explicó a la Associated Press que si en una «grandiosa celebración solemne»
sería lógico lavar los pies solo a hombres, porque se conmemora la Última Cena
de Jesús con los apóstoles, «en una comunidad pequeña y única, compuesta
también por mujeres», como la de Casal del Marmo, habría sido «inoportuno»
excluir a las mujeres, «a la luz del simple objetivo de comunicar un mensaje de
amor a todos en un grupo que no incluía a refinados expertos de normativas
litúrgicas».
Aquí en
México..
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