- El espionaje salvo la vida a los Monreal.
Dice una de las reglas no escritas del periodismo: “La carencia de información —o la desinformación—, es la madre de la especulación”.
Y viene a cuento porque parece que “los genios” de la comunicación en el gobierno de Enrique Peña Nieto no sólo desconocen ese fundamento de la comunicación sino que, en el fallido atentado contra los hermanos Ricardo y David Monreal, hicieron todo lo necesario para alimentar la especulación. Es decir, escondieron la información. ¿Por qué?
Porque una vez reconstruidos los hechos del frustrado atentado se puede concluir que no son razones de Estado por las que se ocultó información vital del caso. Se trata de razones políticas. ¿Y cuales son esas razones?
1. Que el complot contra los Monreal se descubrió a partir del riguroso sistema de espionaje que el Cisen despliega en el Senado, entre muchos otros centros de poder.
2. Porque literalmente el complot se descubrió por casualidad; hecho fortuito detonado por la impericia de sicarios principiantes.
3. Porque al gobierno de Peña Nieto no le interesa que sea pública la especie de que la seguridad de los adversarios y opositores a su régimen —sea AMLO, sea Monreal u otros—, es un asunto no sólo de Estado, sino de seguridad nacional.
¿Se imaginan los ciudadanos de a pie el descrédito que caería sobre el gobierno de Peña Nieto, si manos anónimas decidieran asesinar a opositores a su gobierno? Por eso los cuidan. Y claro, al mismo tiempo los espían. ¿Pero cuál es la historia del frustrado atentado?
Un seguimiento periodístico identifica la punta de la madeja en la localización —por parte del Cisen—, de un grupo de sicarios —por lo menos tres—, a bordo de una camioneta con placas de Zacatecas, que ronda las instalaciones del Senado de la República, en la esquina de Reforma e Insurgentes, en el corazón del Distrito Federal.
Las primeras señales de alerta se escuchan en las frecuencias del Cisen —la mañana del lunes 1 de abril—, cuando se interceptan llamadas de quienes a lo largo del día hacen alusión a que no logran localizar en su oficina a “el senador D”, mientras que “el diputado R” si está localizable. Se percibe que van tras el “senador D”.
En los sistemas de seguridad nacional se prenden los focos rojos cuando la mañana del martes 2, los sicarios reportan que llevan dos días en espera y que no aparece “el senador D”. Una voz desconocida habría ordenado: “Si no aparece ‘el senador D’, entonces el objetivo es ‘el diputado R’”. Para la tarde de ese martes, el Cisen cuenta no sólo con audios de los matarifes y su jefe, sino que a través de fotografías identificó a los sicarios y el vehículo en el que se mueven.
La noche del mismo martes 2 de abril —a las 21:00 horas—, el secretario de Gobernación, Miguel Osorio recibe en su oficina a Ricardo Monreal. Medía hora antes le explicó telefónicamente que era urgente que se vieran. Monreal se mostró renuente, argumentó que no tenía nada qué ver con Gobernación, pero Osorio fue contundente: “Sí hay tema, es personal”.
En el despacho sólo estaban Osorio y el director del Cisen, Eugenio Imaz. “Ve esto y escucha”, le dijo Osorio a Monreal, al tiempo que extendió fotografías, para luego correr la cinta con escuchas telefónicas. “¿Te hace sentido? Le preguntó Osorio al ex gobernador zacatecano.
“Sí, si me hace sentido”, dijo Monreal, con el rostro pálido.
En las fotografías identificó a uno de los ayudantes del agricultor zacatecano, Arturo Guardado, mientras que en las escuchas telefónicas era evidente que los sicarios pretendían “cazar” a David y/o a Ricardo Monreal. La charla no duró más de 30 minutos y Ricardo Monreal dijo que pensaría la oferta de contar con seguridad oficial.
La tarde del miércoles 3, el Cisen obtuvo otra escucha en la que el autor intelectual del asesinato no sólo se identifica, sino que regaña a los sicarios porque ese día tampoco consiguieron su objetivo de matar ya no a David, sino a Ricardo Monreal, quien modificó toda su agenda por dos razones: por la alerta de la noche anterior y por la manifestación del magisterio en torno a Gobernación.
La escucha contiene un ultimátum del autor intelectual del crimen a los aprendices de sicarios a los que amaga con despedir y contratar a otro equipo si no pueden con el trabajo. Horas después, la madrugada del jueves 4, la PGR capturó a los sicarios en su hotel. Las imágenes de la detención las difundió la propia PGR —en forma similar al escándalo Cassez—, a pocos medios.
Ese mismo día la PGR también capturó al agricultor y empresario chilero, Arturo Guardado, a quien los sicarios señalaron como autor intelectual. ¿Y por qué matar a los Monreal? Esa historia en otra entrega.
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