¿Marihuana para uso medicinal? ¡Lo que quieren es drogarse! / Howard C. Samuels
Legalizing pot isn’t about medicine, it’s about getting high
CNN | 12 de agosto de 2013
A primera vista, mi hijo de once años parece un
chico común. Le encanta el béisbol y el baloncesto, juega Xbox con sus amigos y
publica fotografías inofensivas del perro en su página de Instagram. En vista
de estas características ordinarias, podrás imaginar mi sorpresa cuando,
mientras veíamos las noticias, me preguntó (así, nada más): “Si la marihuana es
tan mala, ¿por qué quieren legalizarla?”.
Y así, se fue por la borda la larga charla que mi
esposa y yo habíamos tenido con nuestros hijos acerca de las drogas.Les habíamos explicado los efectos nocivos de la marihuana. Similar al tabaco, el fumar marihuana introduce en tu cuerpo alquitrán, monóxido de carbono y otros agentes causantes de cáncer.
Ni mi esposa ni yo esperábamos que los fumadores de marihuana sin escrúpulos interceptaran a nuestro hijo en la calle mientras promovían una petición afuera de una tienda y le dieran un discurso que contradecía todo lo que tratábamos de enseñarle.
Resulta que los fumadores de marihuana no eran
precisamente el problema sino el síntoma. Déjame decirte por qué.
Si tienes fiebre, vas al médico y te dice que
tienes neumonía, ¿le pides que trate la fiebre o la neumonía? La mayoría le
pediríamos que tratara la neumonía porque la neumonía es el problema, la fiebre
es el síntoma.
Ocurre lo mismo con el argumento sobre la
legalización de la marihuana. No me interesa concentrarme en el síntoma, quiero
erradicar el problema. El problema es que de verdad estamos considerando la
legalización de la marihuana.
Si analizamos el asunto de la marihuana para uso
medicinal en Los Ángeles (en donde vivo), podremos ver a dónde nos lleva la
legalización. En mi experiencia, aquí cualquier persona puede conseguir una
tarjeta de autorización para el uso medicinal de la marihuana: solo necesitas
entre 25 y 100 dólares (de 300 a 1,200 pesos) y la destreza para convencer a
los demás.
Simplemente haces una cita con alguna empresa, les
explicas tu problema y las razones por las que necesitas la tarjeta (sin
necesidad de ofrecer pruebas médicas) y te entregarán una con validez de un
año. Es un sistema ineficaz y mal regulado.
¿Por qué hay personas tan apasionadas por la
legalización de la marihuana? Porque cuando fumas marihuana, te drogas. Fríes
tu cerebro. Por eso, los pacientes a los que atiendo en mi centro de
tratamiento lo llaman “hornearse”. La gracia de la marihuana es drogarse.
No tengo nada en contra de quienes la fuman. De
hecho, creo que es un crimen meter a prisión a alguien por hacerlo.
Honestamente, ¿en verdad es necesario meter a un muchacho idiota de una
fraternidad en una celda junto a un monstruo porque lo atraparon fumando
marihuana en Mardi Gras? Kevin Sabet, exasesor de la Oficina de Políticas
Nacionales para el Control de las Drogas de la Casa Blanca, da en el blanco
cuando dice que es necesario mejorar los procesos penales por posesión de
marihuana, pero que la legalización es una medida excesiva.
Quienes promueven la iniciativa gustan de afirmar
que la marihuana es parecida al alcohol. Aunque el alcohol es legal, es
responsable de decenas de miles de muertes al año por accidentes
automovilísticos u otros sucesos desafortunados relacionados con el consumo de
alcohol. Pero no podemos retroceder en ese tema porque está demasiado arraigado
en nuestra sociedad.
Dicen que debería legalizarse porque las personas
mayores y los niños que tienen padecimientos como glaucoma, cáncer o
convulsiones intratables la necesitan.
Es doloroso ver sufrir a los demás. No me opongo a
ayudar a la gente. En un mundo perfecto, una mujer que tiene cáncer debería
poder obtener una receta médica, ir a la farmacia, comprar su marihuana
medicinal, ir a casa y recuperarse de su última ronda de quimioterapia. Pero no
vivimos en un mundo perfecto y no necesitas tener un doctorado para darte
cuenta de que las personas que no usan la marihuana con fines médicos explotan
el espíritu del argumento solo para drogarse.
Aprobar la legalización de la marihuana en nuestra
cultura sería como usar gasolina para apagar un incendio, porque atrofia el
desarrollo.
¿Saben por qué no vemos a la gente que fuma
marihuana en las calles? Porque están en casa fumando y viendo televisión o
jugando videojuegos todo el día. ¿Tienen idea de cuántos adictos a la marihuana
encuentro en mi centro de rehabilitación a diario? Hablan de querer ser
productivos. Sin embargo, la marihuana mata sus motivaciones, destruye la
capacidad de la gente para salir a trabajar y hacer una carrera. Provoca que no
quieran hacer nada más que estar tirados por allí todo el día. ¿Eso es lo que
quieres para tus hijos? ¿Eso es lo que quieres para tus seres queridos?
¿Y cómo venderías la marihuana? Acabamos de
iniciar una época en la que sabemos que fumar tabaco es dañino, pero ahora los
anunciantes tienen que vender un producto nuevo.
¿A quién crees que le van a vender su producto?
Ciertamente ni a ti ni a mí, porque no somos tan estúpidos como para creer sus
mentiras; sabemos demasiado. Van a hacer lo que las empresas cigarreras
hicieron en la década de 1980 y le van a vender esto a los jóvenes.
La sola idea me enferma. Sé lo que la marihuana
hace con la mente humana porque empecé a fumarla cuando tenía 15 años.
Literalmente me arrebató la motivación para participar en mi propia vida. Me
parecía que estaba perfectamente bien estar sentado comiendo galletas todo el
día y viendo televisión, drogándome con mis amigos.
Pero, ¿salir a ganarme la vida y hacer algo con
ella?
Todo eso lo haría después, cuando pasaran los
efectos de la marihuana. Pero entonces, fumaba más y pensaba: “¿Para qué
molestarse?”… finalmente, empecé a inyectarme heroína. Si mi familia no hubiese
intervenido y pedido ayuda profesional, probablemente seguiría vagando sin
rumbo por las calles, buscando ese “viaje perfecto” tan escurridizo.
Aunque solo cuentes a la marihuana en tu
repertorio de drogas ilícitas de consumo, nunca tendrás resultados positivos.
Nunca.
Además, pregunto a quienes abusan de la marihuana:
¿En realidad son tan débiles? ¿En verdad se sienten tan incómodos consigo
mismos que no pueden manejar su vida ni tener experiencias reales sin estar
drogados? ¿Les es realmente imposible vivir sin una droga? Porque si es así, me
rompe el corazón y me dan lástima, porque eso no es vida.
Mi hijo va a conocer la verdad sobre ustedes. Va a
saber que cada vez que se le acerquen con el argumento sobre la legalización de
la marihuana, lo que realmente hacen es pedirle que vote a favor de que ustedes
pasen el resto de su vida “horneados” en su sofá, demasiado drogados como para
salir a jugar con sus propios hijos o hacer las cosas que siempre soñaron.
A mi hijo le diré que eso solo significa que
tendrá un contrincante menos en su camino hacia una vida exitosa y
satisfactoria.
Solo tengo una cosa más que decirle a los
fumadores de marihuana que defienden apasionadamente su derecho a fumarse la
vida: sigan soñando.
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At first glance, my 11-year-old son seems like
your everyday, all-American kid. He loves baseball and basketball, plays Xbox
with his friends when they come over, and posts innocuous pictures of the
family dog on his Instagram feed. Given these mundane facts about the boy, you
can imagine my surprise when, while watching the news (again, seemingly from
out of nowhere) he asked me, “If pot is so bad, why are they trying to legalize
it?”
And, just like that, the long and involved talk my
wife and I had given our children about drugs was tossed out the window.
We had explained the harmful effects of marijuana.
Like cigarettes, smoking marijuana introduces tar, carbon monoxide and
cancer-causing agents into your body.
Neither my wife nor I anticipated that our son
would be stopped on the street by unscrupulous potheads petitioning outside of
the local grocery store and being fed a line of rhetoric that went against what
we were trying to teach him.
It turns out that potheads weren’t exactly the
problem; they were the symptom. Let me tell you why.
If you have a fever and you go to the doctor and
he tells you that you have pneumonia, do you ask him to treat the fever, or do
you ask him to treat the pneumonia? Most of us would ask him to treat the
pneumonia because the pneumonia is the problem; the fever is the symptom.
It’s the same way with the argument about the
legalization of marijuana. I’m not interested in focusing on the symptom; I
want to eradicate the problem. And the problem is that we’re even considering
legalizing marijuana at all.
Let’s take a look at the medical marijuana issue
in Los Angeles (where I live) and we can see where legalization takes us. It
has been my experience that anyone can get a medical marijuana card in L.A.;
all you need is $25-$100 and the ability to lie about needing it. You just make
an appointment with some company, walk in and state your problem(s) and why you
need a card (with no proof of medical conditions whatsoever) and you will be
prescribed a card that is good for one year. It’s a toothless system that isn’t
well-regulated.
Why are some of the people who petition for
legalizing marijuana so passionate about it? Because when you smoke pot, you
get loaded. You fry your brain. That’s why the patients I see in my treatment
center call it “getting baked.” Pot is all about getting really high.
Now, I have nothing against people who smoke pot.
In fact, I believe it is a crime to put someone in prison for smoking pot.
Honestly, do we really need some idiot frat boy to get picked up during Mardi
Gras for smoking pot and find himself locked in a cage with a monster for six
months? Kevin Sabet, a former senior adviser to the White House Office of
National Drug Control Policy poses a terrific point when he says that criminal
processing for possession of marijuana needs improvement, but legalization is a
step too far.
Marijuana supporters like to argue that marijuana
is similar to alcohol. While alcohol is legal, it also accounts for tens of
thousands of deaths every year in car accidents or other drinking-related
misfortunes. But we can’t turn the clock back on that one because it’s too
embedded in our society.
Supporters of marijuana say that marijuana should
be legalized because old people and women and children who have ailments like
glaucoma or cancer or intractable seizures need it.
It is painful to watch people suffer. I am not
against helping people. In a perfect world, a woman suffering from cancer
should be able to get a prescription from her doctor, go to a pharmacy, acquire
her medical marijuana, go home and recuperate from her last round of
chemotherapy. But we don’t live in a perfect world, and you don’t need a Ph.D.
to see that the spirit of that argument is being exploited by people who aren’t
using the marijuana for medical reasons at all; they are using it to get high.
Introducing legalized marijuana into our culture
would be like using gasoline to put out a fire, because it stunts growth.
Do you know why we don’t see potheads out in
public? It’s because they’re sitting at home smoking weed and staring at their
television sets or playing video games all day. Do you have any idea how many
marijuana addicts I encounter at my rehab on a daily basis? They talk about
wanting to be productive. But what pot does is it kills their motivation — it
destroys people’s ability to go out and work and to have a career. It makes
them want to do nothing but lie around all day. Is that what you want for your
children? Is that what you want for your loved ones?
And how do you market marijuana? We have only just
now moved into an era where cigarette smoking is commonly known to be harmful,
but now advertisers have a new product to sell. Who do you think they’re going
to market their product to? Not you or me, because we’re not stupid enough to
believe the lie; we know too much. They’re going to follow in the footsteps of the
cigarette companies in the 1980s and market this stuff to young people.
The very idea of that sickens me. I know what
marijuana does to the human mind because I started smoking weed when I was 15
years old. It literally robbed me of my motivation to participate in my own
life. I was absolutely OK with sitting around all day eating cookies and
watching television and getting high with my friends. But, to go out and earn a
living and do something with my life? That was all stuff that I was going to do
later after I came down off of the marijuana. But, then I’d smoke some more and
think, “Why bother?” . . . and, eventually, I started shooting heroin. If my
family had not intervened and sought professional help, I would probably still
be wandering aimlessly through the streets today; searching for that elusive
“perfect high.”
Even if you only stay with marijuana in your
repertoire of illicit drugs to abuse, it will never yield positive results.
Ever.
And, I posit
this to marijuana abusers everywhere: Are you really that weak? Are you really
that uncomfortable in your own skin that you can’t handle living your life or
having real experiences without being high? Is it really impossible for you to
live life without a drug? Because, if it is, it breaks my heart and I feel
sorry for you. Because that’s no way to live.
And my kid,
he’s going to know the truth about you. He’s going to know that every time you
approach him arguing for the legalization of marijuana, what you’re really
doing is asking him to vote to make it OK for you to spend the rest of your
life half-baked on your sofa, too stoned to go out and play with your own kids
or do the things you’ve always dreamed of doing. To my kid, I’m going to say
that this means one less competitor on his road to a successful and fulfilling
life.
And, to the
potheads who are so passionate about being allowed to smoke their lives away, I
have only one thing to say: Dream On.
Howard C.
Samuels escribió el libro Alive Again: Recovering from Alcoholism and Drug
Addiction. Es fundador y presidente del Centro de Tratamiento
The Hills en Los Ángeles.
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