Hoy
es miércoles 6 de noviembre de 2013
MILENIO:
Supera 970 mdp al año el botín en
Michoacán
Si
el puerto de Lázaro Cárdenas es como una mina de oropara el cártel de Los caballeros
templarios, debido a todas las actividades ilegales que lleva a cabo ahí y a
las operaciones legales que realiza en ese sitio, a fin de lavar el dinero
proveniente de la venta de drogas y extorsiones (Milenio, 05/11/13), Michoacán,
todo Michoacán es... unparaíso financiero para ese grupo criminal. Es como un
gigantesco banco central que aporta reservas sin fin (más de 80 millones de
pesos mensuales), una fuente de recursos inagotable de la cual extraen más de
970 millones de pesos anuales, un enorme casino abierto 24 horas al día, donde
la casa (su cártel) siempre gana impunemente 74.6 millones de dólares por año,
de acuerdo con información recabada por los cuerpos de seguridad del Estado
mexicano, a la cual tuvo acceso Milenio.
·
EXCÉLSIOR:
· Caen 17 capos en 11 meses
A
11 meses de su creación, la Comisión Nacional de Seguridad (CNS) ha logrado la
captura de 17 cabecillas del crimen organizado, así como de 27 líderes o jefes
de plaza o células y operadores financieros de todos los grupos delictivos. Al
presentar su primer informe de labores, Manuel Mondragón y Kalb, titular del
organismo, dijo que las capturas se realizaron a partir de trabajos coordinados
de inteligencia, incluso con la cooperación de agencias extranjeras.
“Establecimos mecanismos de intercambio de información de inteligencia, tanto
con los gobiernos estatales y municipales como con agencias internacionales,
para asegurar una mejor colaboración en la materia. “Para ello se opera una red
de 231 Unidades de Análisis en los tres órdenes de gobierno y con diez países”,
explicó Mondragón y Kalb.
· EL
UNIVERSAL: Alertan estallido social en
Michoacán
Miles
de personas en Michoacán, entre policías federales, estatales, ministeriales,
integrantes de autodefensas y de cárteles de la droga se encuentran armadas. El
arsenal en su poder es utilizado en la actualidad, o pronto lo será. Expertos
en temas de seguridad resaltan el riesgo de un estallido social ante los
niveles de violencia que se ha alcanzado en la entidad. A Michoacán están
asignados 2 mil 500 soldados en las dos bases militares que se ubican en la
zona, aunado a los 3 mil elementos de la Defensa Nacional y la Marina que han
enviado para reforzar la seguridad, de mayo a la fecha, así como 2 mil 500
policías federales en lo que va de este año.
LA
RAZÓN:
· Con Godoy,
homicidios llegaron a máximo de 10,757 en Michoacán
Michoacán
registró la mayor incidencia delictiva de la última década durante la
administración del perredista Leonel Godoy Rangel (2008-2012). Durante su
gobierno se destinaron los mayores recursos económicos y humanos, en la
historia Michoacán para el combate del crimen, pero también es cuando más
policías federales y militares han muerto. Cifras oficiales revelan que en su
gestión fueron denunciados ante las autoridades locales 10 mil 757 homicidios,
de los cuales, mil 391 fueron cometidos con arma de fuego; 587 secuestros, mil
349 extorsiones y casi 91 mil robos. Se trata de los cuatro delitos de mayor
impacto, los cuales no sólo tuvieron un incremento sostenido en la
administración de Godoy Rangel, sino que fue la de mayor incidencia desde 2002,
cuando el PRD comenzó a gobernar el estado.
Columnas.
FRENTES
POLÍTICOS/Excelsior.
VI. La tarea prioritaria. Si existe un estado
al que se le debe echar la mano con inmediatez es Michoacán. Para Miguel Ángel
Osorio Chong, titular de Gobernación, la seguridad y la justicia que exigen los
ciudadanos es un asunto de la más alta prioridad. Se comprometió a regresar la
paz a estados como Michoacán y Tamaulipas. Hizo un llamado a la coordinación y
al entendimiento entre fuerzas y aclaró que la estrategia de seguridad del
gobierno federal no se ha limitado al combate a la delincuencia, también se
impulsa la prevención social del delito y un mayor uso de la inteligencia.
Ningún estado merece tanta violencia
Columna Razones/Jorge Fernández
Menéndez
Excélsior, 06/11/2013
Michoacán: narco
con guerra de guerrillas
La ocupación, la
semana pasada, de Apatzingán, y el lunes la del estratégico puerto de Lázaro
Cárdenas, en Michoacán, por fuerzas del Ejército, la Marina y la Policía
Federal, es una operación clave, pero no definitoria, para tratar de recuperar
la seguridad perdida en ese estado.
Lázaro Cárdenas
es una tierra perdida desde hace ya mucho tiempo para el Estado mexicano.
Controlada por distintos grupos delincuenciales, Lázaro Cárdenas se ha
convertido en la puerta de entrada de los precursores químicos que llegan de
Asia y que son clave para la producción de drogas sintéticas, que constituyen
el más redituable negocio de la droga en la actualidad. Si alguien quiere
explicarse la permanencia, el relativo control del Chapo Guzmán y sus
principales socios en el negocio del narcotráfico, debe buscarlo en su amplia
hegemonía en el rubro de las drogas sintéticas, vía la operación de
innumerables laboratorios en la sierra (no sólo en Michoacán, sino en toda la
cuenca del Pacífico) para exportar ese tipo de drogas a Estados Unidos, cuyo
consumo está en continuo crecimiento desde hace ya varios años, mientras se
reduce el de la cocaína y la mariguana se establece cada vez más como una droga
legal, producida dentro de la propia Unión Americana. Y las relaciones de los
grupos del Chapo en Asia, entre los proveedores, son excelentes.
El negocio va mucho más allá. Los
precursores químicos son pagados con dinero pero cada vez más también con
cocaína, una droga que sí
está en expansión en Asia, y que se envía desde México, El Salvador, Panamá y
Colombia (y para allá van también carros robados de lujo). Pero también Lázaro
Cárdenas, junto con otros puertos, es la puerta de entrada del contrabando y la
piratería, un negocio de miles de millones de dólares. Sería incomprensible la
magnitud del comercio informal, de la piratería, del contrabando, sin puertos
por donde esas mercancías, que vienen preponderantemente también de Asia,
pudieran penetrar por miles de toneladas al país.
De Lázaro
Cárdenas (algo que ocurre también en otros puertos del Pacífico, pero en
ninguno como en el michoacano), los precursores, el contrabando, los productos
pirata son llevados a Apatzingán, desde donde se distribuyen, los que van hacia
el centro del país, hacia Uruapan y luego a Morelia, con vía libre hacia el DF,
Guadalajara y otras regiones. Otros cargamentos, sobre todo de precursores
químicos, son llevados a la zona donde están hoy los grandes conflictos: desde
Apatzingán hacia Coalcomán, una región donde han proliferado las autodefensas.
Allí, en esa frontera con Colima y Jalisco, y en esa ruta con Apatzingán, se desarrolla
la guerra entre los Caballeros Templarios y el cártel Jalisco Nueva Generación,
que controla el otro lado de la frontera y el cercano puerto de Manzanillo.
¿Qué ocurrirá ante la intervención de
Lázaro Cárdenas y Apatzingán? Los cárteles locales, sobre todo los Templarios y los
restos de La Familia, se concentrarán donde ya están, en la sierra, y adoptarán
la estrategia que usaron en las anteriores intervenciones federales en la zona
(por lo menos dos en el pasado sexenio), porque su táctica, al igual que la de
muchos grupos guerrilleros, es rodear las ciudades desde el campo. Si las
fuerzas de seguridad toman las ciudades, ellos las azotan y las presionan para
dispersarse hacia la sierra. Es un escenario típico de guerra de guerrillas,
aunque quienes participen en ellas sean grupos criminales. Por eso fracasaron
las anteriores intervenciones en la zona. Y por eso fracasará ésta si no se
toman medidas que vayan mucho más allá del control de la seguridad citadina.
Uno de esos
puntos centrales ya se adoptó el lunes: la Marina se hace cargo de la seguridad
pero también del tránsito y hasta de la administración del puerto. Sin esa
medida, todo lo demás, tarde o temprano, está condenado a fracasar. Otra
medida, no sé si se está implementando, es el control de la ruta hasta
Apatzingán, y dentro de esa ciudad controlar los depósitos y las vías de
distribución que de allí parten. Simplemente controlar la seguridad es
insuficiente. Un tercer punto es central y será mucho más difícil y de largo
plazo: si decimos que el narcotráfico actúa en la zona aplicando una táctica de
guerra de guerrillas también así tendrá que actuar el Estado.
Y ningún
escenario de ese tipo se gana con medidas exclusivamente militares y
policiales, que son imprescindibles pero insuficientes. Se tendrá que ganar con
un trabajo social intenso, donde esas fuerzas de seguridad tendrán que ser el
soporte para que allí pueda penetrar y aplicarse la política social del Estado
mexicano. Hoy ese papel lo usurpan los delincuentes: ellos dan ayuda selectiva
a los suyos. Y mientras lo sigan haciendo podrán seguir rodeando las ciudades
desde el monte, como cualquier buen manual de guerra de guerrillas lo explica
al detalle.
**
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Columna ESTRICTAMENTE
PERSONAL/Raymundo Riva Palacio
24
Horas.
Michoacán,
finalmente
La
deuda con Michoacán data de 2007, cuando el CISEN elaboró un informe sobre la
penetración del narcotráfico en ese estado y no se hizo nada. Treinta y cuatro
municipios –de 133 en total-, estaban en manos de Los Zetas y el cártel del
Milenio, respaldados por la guardia pretoriana del Cártel de Sinaloa, los
hermanos Arturo y Héctor Beltrán Leyva. El informe identificaba a 21 alcaldes,
diputados locales y federales y regidores–algunos de ellos detenidos y
liberados tiempo después en el caso conocido como El Michoacanazo-, 14
policías, un funcionario estatal, dos empresarios y un cura, como parte de la
red de complicidades institucional.
El
gobierno de Felipe Calderón no desconocía lo que pasaba en ese estado, el
primero en donde inició lo que después definiría como la Guerra contra las
Drogas. Sin embargo, al ser Calderón de Michoacán y el gobierno estatal
perredista, la lucha quedó atrapada en la perversa dialéctica de la
politización de la justicia y la judicialización de la política. En ese año La
Familia Michoacana, devenida Los Caballeros Templarios, no era sino el brazo
operativo de Los Zetas que, no obstante, a través del adoctrinamiento en
centros con orientación religiosa, fueron implantándose en la sociedad.
Lo
que sí perfilaba aquél informe eran los liderazgos locales que hoy son
estatales. Uno de los actuales jefes de los Templarios, Servando Martínez, “La
Tuta”, tenía bajo su responsabilidad el puerto de Lázaro Cárdenas, por donde
entraban los precursores químicos desde China y la India, para producir
metanfetaminas en los laboratorios de Jalisco y Michoacán. Por encima de él, a
nivel regional, se encontraba Dionisio Loya Plancarte, “El Tío”, familiar
político de Nazario Moreno González, el reputado líder de los michoacanos, cuya
muerte anunciada en diciembre de 2010 por el entonces vocero del gobierno,
Alejandro Poiré, ha sido puesta en duda.
“La
Tuta”, quien adquirió una notoriedad injustificada en su momento por su tercer
nivel jerárquico en de la organización, fue acosado en el gobierno de Calderón
pero no fue capturado. Se fue del estado pero regresó con más fuerza para
dirigir a los Templarios. Hoy, su nombre tiene una relevancia estratégica por
la decisión del gobierno de Enrique Peña Nieto de iniciar la toma de Michoacán,
que apunta a cercar a un jefe del narco con vinculación al magisterio –fue
normalista en Guerrero- como él, y con sólidas relaciones con políticos
vinculados al gobierno perredista de Leonel Godoy.
Desde
este lunes, la Marina controla la Capitanía del Puerto de Lázaro Cárdenas –que
abarca la administración, operación y seguridad-, mientras el Ejército asumió
al manejo policial en la ciudad y las carreteras que conectan con la ciudad. La
situación en el Puerto de Lázaro Cárdenas, uno de los más grandes del país, era
insostenible. Los Caballeros Templarios, en el desdoblamiento criminal que han
tenido los cárteles en los últimos seis años, habían impuesto un cobro a todas
las mercancías legales que llegaran por ese puerto, y secuestraban al personal
que no se sometiera. Con una decisión, el gobierno federal cortó de tajo una de
sus principales fuentes de financiamiento. El impacto en las economías de Los
Caballeros Templarios se va a notar de inmediato, pues centenares de miles de
pesos en efectivo que recibían diariamente, dejaron de fluir desde este lunes.
La reacción, por tanto, no puede ser salvo violenta.
Tácticamente,
se pueden plantear dos escenarios para el gobierno federal. Moreno González,
“El Chayo”, de acuerdo con personas que insisten que está vivo, está en una
etapa de mesianismo en donde no opción salvo detenerlo o que muera en un
enfrentamiento. Con la “La Tuta” sería diferente. Hay información no
corroborada que podría estar pensando en entregarse. Este escenario abre la
posibilidad que con la información que podría aportar, se rompa por completo la
red de complicidades institucionales en Michoacán, convertido virtualmente en
un narcoestado.
Si
este escenario se materializara, sería el golpe más fuerte a la corrupción
institucional. Pero hay que tener dos cosas claras. Una es que no existirá esa
ventana de oportunidad hasta que “La Tuta” confirme, mediante su entrega, estar
dispuesto a dar el paso. La otra es la inevitabilidad de mayor violencia al
arrancar la toma de Michoacán y afectar las economías. Sin embargo, hay un
horizonte de certidumbres se mantienen las órdenes federales. Lo que empezó,
concluirá con un Michoacán diferente al que se tiene hoy. De esto, hay que
insistir, sólo y sólo sí, se mantiene la firmeza federal.
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