La
epidemia de nunca acabar/Elena Valenciano es diputada socialista en el Parlamento Europeo.
El
Mundo |15 de noviembre de 2014
Lean
los datos, por favor. Trece millones de
mujeres en la Unión Europea experimentaron violencia física durante el año
previo a la encuesta -publicada en marzo de 2014-, lo que supone un 7% de las
mujeres mayores de edad. 3,7 millones de mujeres en la UE experimentaron
violencia sexual en ese mismo período (un 2% de las mujeres mayores de edad).
Una
de cada 20 mujeres (el 5%) ha sido violada desde los 15 años de edad. El 18% de
las mujeres han sido objeto de acoso a partir de los 15 años y un 5% (9
millones) lo sufrieron el año anterior a la realización de la macro encuesta
europea. La mitad de todas las mujeres de la UE (53%) procuran evitar ciertos
lugares o situaciones por temor a ser víctimas de agresiones físicas o
sexuales.
En
todo el mundo, hasta un 50% de las agresiones sexuales son cometidas contra
chicas menores de 16 años. Se calcula que 150 millones de chicas menores de 18
años sufren al año algún tipo de violencia sexual. La primera experiencia
sexual de, aproximadamente, el 30% de las mujeres fue forzada.
Se
calcula que el 80% de las 800.000 personas que son víctimas cada año de la
trata de seres humanos son mujeres y niñas, y que la mayoría de éstas (79%)
están destinadas a fines de explotación sexual. Un estudio realizado en Europa
reveló que el 60% de las mujeres víctimas de trata de seres humanos había
experimentado antes violencia física o sexual.
Entre
el 40% y el 50% de las mujeres de países de la Unión Europea soportan
insinuaciones sexuales o contacto físico indeseados, u otras formas de acoso
sexual en el trabajo.
Impresionante,
¿verdad?
Un año más conmemoramos el Día Internacional contra la Violencia de
Género: la violencia contra las mujeres.
Estoy
a favor de estas fechas conmemorativas porque mueven las conciencias de las
personas y sirven también para recordar a las víctimas. Estoy en contra de las
administraciones paralizadas que se limitan a organizar una actividad puntual o
a emitir un comunicado cada año y el resto del tiempo dejan sin fondos y sin
aliento a las organizaciones de mujeres que tienen un verdadero compromiso y
actúan siempre sensibilizando a la sociedad y, sobre todo, protegiendo a las
amenazadas y curando a las víctimas.
Estoy
a favor, como otras voces, de que se pongan a disposición de las amenazadas
todos los medios de protección. Como cuando hay una amenaza terrorista o una
emergencia meteorológica ¿Por qué no? Se trata de la vida de las mujeres y, con
frecuencia, de la de sus hijos,
No
se deben comparar las calamidades pero si somos capaces de volcarnos para
luchar contra un virus, ¿por qué no nos movilizamos para defender a las
mujeres? La violencia machista las mata con mayor certeza que cualquier amenaza
biológica. En cada país, en todos los niveles sociales, a todas las edades.
La
violencia de género es una realidad cotidiana y global. Y, a menudo, el mayor
peligro para las mujeres son los hombres a los que aman o amaron.
Afortunadamente,
la comunidad internacional reacciona. Este año, el propio Secretario General de
Naciones Unidas patrocina una innovadora campaña, Pinta de Naranja tu
Vecindario, dirigida a movilizar a todo el tejido social en las comunidades
pequeñas y las grandes para concienciar a la sociedad y principalmente a los
hombres de que pueden actuar directamente para cambiar comportamientos y salvar
muchas vidas.
ONU
Mujeres ha puesto en marcha muchas otras iniciativas que deberíamos copiar: el
Programa Mundial Ciudades Seguras Libres de Violencia contra las Mujeres y las
Niñas con una amplia gama de acciones para prevenir la violencia y el acoso
sexual.
En
la gran área metropolitana de Delhi, el estudio de Ciudades Seguras corroboró
los titulares de prensa aparecidos en todo el mundo acerca de las espantosas
violaciones colectivas, y constató que sólo el 5% de las mujeres y niñas de la
ciudad se sentían seguras en el espacio público. Y, por fin, pudo hacerse la
reforma del derecho penal que ampliaba la definición de violación, estipulando
penas más elevadas y tipificando por primera vez el voyeurismo y el acoso como
delito en la India.
Seis
estados de la India han organizado 40 comunidades contra el tráfico de mujeres
donde actúan cientos de monitores que permiten controlar cualquier movimiento
extraño después de haber entrenado a miles de mujeres a estar alerta contra los
traficantes.
En
Río de Janeiro, con teléfonos inteligentes se ha puesto en marcha un mapa de
amenazas en las 10 favelas de mayor riesgo. En Egipto, las ONG se unieron para
hacer campañas en las redes sociales, mediante teatro callejero y películas. En
El Salvador, en Puerto Libertad, se creó la primera unidad policial para
asistir a las supervivientes. Las mujeres pueden ahora denunciar las
violaciones y recibir seguimiento. Ciento sesenta policías se dedican a esta
unidad contra la violencia de género. En México, se ha tipificado el femicidio
como delito y se estipulan medidas para prevenirlo. Guatemala ha preparado 550
fiscales para llevar a juicio este tipo de delitos tan escondidos.
En
Etiopía, una red de refugios en Adama y Addis Abeba ofrece asistencia integral
jurídica, médica y formación laboral. Uno de ellos está en una estación de
policía, lo que facilita a las mujeres denunciar delitos. Cien líderes de la
Iglesia cristiana ortodoxa local se han puesto a trabajar contra la violencia,
asesorando a las amenazadas y ayudando a las víctimas.
En
Mozambique, la Red HOPEM (Hombres por el Cambio), difunde el lema «los hombres
de verdad no temen a la igualdad». Están introduciendo a los hombres en las
tareas domésticas para aumentar la concordia en las casas. «Si una mujer lo
puede hacer, yo también» es otro lema que se lee bajo la imagen de un hombre
guisando.
En
Ruanda, se han organizado 3.000 jefes locales, para concienciar a los vecinos
contra la violencia.
En
Timor-Este, se han organizado comunidades para dar independencia económica a
las mujeres amenazadas donde se enseña a gestionar pequeñas explotaciones
agrarias y piscifactorías, y se alfabetiza y se capacita para manejar
ordenadores.
En
Palestina, se han creado 10 unidades de policía para la protección de la familia.
El resultado ha sido que se han duplicado las denuncias de abusos en los
últimos dos años. En Papúa Nueva Guinea, se ha aprobado una ley contra la
violencia doméstica que por primera vez en la historia del país acaba con los
juicios por brujería, que siempre se han utilizado para abusar de las mujeres y
las niñas atemorizándolas con una justicia medieval.
He
puesto ejemplos de esfuerzos llevados a cabo por comunidades y países, algunos
muy pobres. También España debería reaccionar y no tolerar tanto daño, tantas
muertes. Urge, en nuestro país, una gran concertación social para combatir este
mal que, la sociedad metaboliza fácilmente porque siempre ha convivido con la
desigualdad de las mujeres y el control por parte de los varones.
¿A
qué estamos esperando?
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