El
Papa sobre el islam: el antídoto contra la violencia es el respeto de las
diferencias
Bergoglio
con un líder musulmán(©Ansa)
(©ANSA)
BERGOGLIO CON UN LÍDER MUSULMÁN
Audiencia
por los 50 años del Pontificio Instituto de Estudios Árabes y de Islamística
(Pisai): hay que «acercarse al otro de puntitas, sin levantare l polvo que
nubla la vista»
Vatican Insider, 23 de enero de 2015
IACOPO
SCARAMUZZI
Papa
Francisco volvió a afrontar el tema del diálogo con los musulmanes, después de
los atentados en París y de las tragedias que se han verificado en Paquistán o
Nigeria, en ocasión de la audiencia que concedió esta mañana al Pontificio
Instituto de Estudios Árabes y de Islamística, con motivo de su 50 aniversario.
El instituto fue fundado por la Sociedad de los Misioneros de África (los “padres
blancos”). El Papa subrayó que «tal vez nunca como ahora se advierte tal
necesidad, porque el antídoto más eficaz contra cualquier forma de violencia es
la educación al descubrimiento y a la aceptación de la diferencia como riqueza
y fecundidad».
«En
los últimos años, a pesar de algunas incomprensiones y dificultades, se han
dado pasos positivos en el diálogo interreligioso, incluso con los fieles del
islam», recordó el Pontífice argentino. «Por ello, es esencial el ejercicio de
la escucha. No es solo una condición necesaria en un proceso de recíproca
comprensión y de pacífica convivencia, sino también un deber pedagógico con el
objetivo de ser –prosiguió el Papa citando su exhortación apostólica “Evangelii
gaudium”– capaces de reconocer los valores de los demás, de comprender las
preocupaciones que subyacen a sus peticiones y de hacer surgir las convicciones
comunes». Estuvieron en la audiencia tanto el cardenal Zenon Grocholewski,
quien, como Prefecto de la Congregación para la Educación Católica, es el
responsable de la Curia romana para el Pisai, como el cardenal Jean-Louis
Tauran, Presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso.
Además, en el contexto del 50 aniversario del Pisai, se llevó a cabo en la
Pontificia Universidad Urbaniana un congreso titulado “Estudiar y comprender la
religión del otro”.
Los
50 años del Piasi en Roma («después de su nacimiento y los primeros desarrollos
en Túnez, gracias a la gran obra de los Misioneros de África») «demuestran cómo
la Iglesia universal, en el clima de la renovación post-conciliar, ha
comprendido la incumbente necesidad de un instituto específicamente dedicado a
la investigación y a la formación de agentes del diálogo con los musulmanes.
Tal vez, nunca como ahora se advierte tal necesidad, porque el antídoto más
eficaz en contra de cualquier tipo de violencia es la educación al
descubrimiento y a la aceptación de la diferencia como riqueza y fecundidad».
El
diálogo entre musulmanes y cristianos «exige paciencia y humildad que acompañan
un estudio profundo, puesto que la aproximación y la improvisación pueden ser
contraproducentes o, incluso, causa de disgusto. Se necesita un compromiso
duradero y constante para estar preparados en las diferentes situaciones y en
los diferentes contextos. Por esta razón se exige una preparación específica,
que no se limite al análisis sociológico, sino que tenga las características de
un camino entre personas que pertenecen a las religiones que, de maneras
diferentes, siguen la paternidad espiritual de Abraham», explicó Bergoglio.
Además, subrayó que la base del diálogo es «una adecuada formación, para que,
firmes en la propia identidad, se pueda crecer en el conocimiento recíproco».
Es necesario, indicó citando la “Evangelii gaudium”, tener cuidado en «no caer
en los lazos de un sincretismo conciliador pero que al final se revela vacío»,
que puede promover un «totalitarismo sin valores». Hay que volver a los
fundamentos: «Cuando nos acercamos a una persona que profesa con convicción la
propia religión, su testimonio y su pensamiento nos llaman y nos llevan a
interrogarnos sobre nuestra misma espiritualedad. Al principio del diálogo se
da, pues el encuentro. De este se genera el primer conocimiento del otro. Si se
parte del presupuesto de la común pertenencia a la naturaleza humana, se pueden
superar los prejuicios y las falsedades, para comenzar a comprender al otro
según una nueva perspectiva».
Esta,
recordó el Papa, es la misión del Pisai, cuyo «trabajo académico, fruto de
fatigas cotidianas, va a investigar en las fuentes, llenando lagunas,
analizando la etimología, proponiendo una hermenéutica del diálogo y, mediante
un enfoque científico inspirado en el estupor y en la maravilla, es capaz de no
perder el norte del mutuo respeto y del afecto recíproco. Con estas premisas,
hay que acercarse al otro de puntitas, sin levantare l polvo que nubla la
vista». El Instituto, con sede en Viale Trastevere, «es muy precioso entre las
instituciones académicas de la Santa Sede y es necesario que sea todavía más
conocido», convirtiéndose «en un punto de referencia para la formación de los
cristianos que actúan en el campo del diálogo interreligioso, bajo la égida de
la Congregación para la Educación Católica y en estrecha colaboración con el
Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso», instaurando «una provechosa
colaboración con los demás Ateneos pontificios, con los centros de estudio e
investigación, tanto cristianos como musulmanes, desperdigados por todo el
mundo», y sin traicionar «nunca la tarea primaria de la escucha y del diálogo,
fundado sobre identidades claras, sobre la investigación apasdionada, paciente
y rigurosa de la verdad y de la belleza, esparcidas por el Creador en el
corazón de cada hombre y mujer, y realmente visibles en cualquier auténtica
expresión religiosa».
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