27 abr 2016

Renato Leduc, poeta y periodista/ Fred Alvarez

Renato Leduc, poeta y periodista/ Fred Alvarez
Publicado en el número uno del periodico Megalopolismx, 25 de abril de 2016
 “No haremos obra perdurable. No
tenemos de la mosca la voluntad tenaz.
Mientras haya vigor
pasaremos revista
a cuanta niña vista
y calce regular...“ Leduc.

 Poeta, escritor, periodista y sobretodo bohemio, él ultimo, según Monsiváis..
Originario del pueblo de Tlalpan, pero por circunstancias de la vida vivió casi toda su infancia y buena parte de su juventud en la Villa de Guadalupe; nació en la parte de arriba donde hoy es una cantina; su fe de bautizo dice que fue un 16 de noviembre de 1895, y no en 1987; hijo del periodista y poeta Alberto Leduc y de Amalia López, tuvo cuatro hermanos y cinco más del matrimonio de su padre con Enedina Montaño.
Renato se casó formalmente tres veces; la primera en los años veinte, con Altagracia Gómez con quien tuvo tres hijo: Renato, Alicia y Héctor; después concretó un matrimonio “convenido” con Leonora Carrington que sólo duro unos meses;  y en 1948 se matrimonió con Amalia Romero, a la  que le decía de cariño “Mona“, de esa relación nació Patricia.
Hay muchos descendientes de Leduc, hijo, nietos, sobrinos.
Hubo un matrimonio que pudo haberse concretado, pero Renato desdeñó a la “novia“, que era la mismísima María Félix, de la que fue su gran amigo, además de padrino en dos de sus matrimonios. Se ha dicho que doña le propuso matrimonio, y él le contestó: “No María, yo no seré tu padrote”.
Leduc fue una persona que vivió prácticamente todos los grandes cambios del siglo XX; de entrada algunos episodios de la Revolución Mexicana, durante la cual trabajó como telegrafista, oficio que aprendió de adolescente, para sobrevivir y apoyar a su madre y hermanos ya que de muy joven perdió a padre. Saliendo de la escuela lo mandaron a trabajar con el jefe de la División del Norte, el mismísimo general Pancho Villa. Gracias a ello conoció en aquel tiempo –sin saberlo sino hasta años después-, -al periodista, activista, y poeta comunista John Reed, célebre por su testimonio de la Revolución Rusa Diez días que estremecieron el mundo y autor de México Insurgente. El gringo Reed era entonces el corresponsal del  Metropolitan Magazine.
Gracias a ese oficio pudo estudiar también la preparatoria e inscribirse en la carrera de leyes en la antigua Escuela Nacional de Jurisprudencia de la UNAM. En ese lugar tuvo de compañeros a personas que más adelante tendría grandes puestos públicos, entre ellos dos serían presidente de México: Miguel Alemán Valdez y Adolfo López Mateos. Muchos tendrían altos cargos.
Y justo es en ese momento de los años 20 y 30 que escribe gran parte de su obra poética.
Se dice que algunas de sus 100 poemas los hizo quizá como un acto de rebeldía, traía la vena poética de su padre. Y por andar de bohemio dejo la escuela.
Eso sí Leduc tuvo la fortuna que uno de sus amigos funcionario de la oficina de Hacienda lo mandara becado a París. Le dijo Roberto López, “sé que usted le tiene sin cuidado la carrera de abogado. Pero usted es un bohemio y le servirá mucho un viejecito a París”. Y esa “beca” que era originalmente por seis meses se prolongó durante ocho años. Todo ese tiempo – ¡sabia virtud!-Renato lo aprovechó para vivir la vida como quiso y aprovechó para perfeccionar su estilo literario, entablando amistad con varios escritores y pintores surrealistas como Benjamín Péret, André Bretón, Paul Éluard, Joan Miró, Pablo Picasso, Salvador Dalí y Marcel Duchamp, entre otros.
A través de Picasso conoce a la pintora surrealista Leonora Carrington y convienen un matrimonio para salvarle la vida. Juntos viajan a Nueva York; de ahí a la ciudad de México de los años cuarenta, pocos meses después se divorcian y siempre mantienen una buena amistad.
Antes de morir, la pintora dijo, quizás en broma, en una entrevista que el gran amor de su vida había sido Renato.  En otra parte, confiesa: “No tuve ningún amor más que él.”
Empero, fue un matrimonio convenido que sirvió para ayudarla a salir de Europa.
A trabajar
De regreso a México Leduc tuvo varios trabajo uno de ellos fue como supervisor cinematográfico en la Secretaría de Gobernación, e incluso participó en política; en 1964 fue candidato al Senado de la República, junto a David Alfaro Siqueiros, por el Frente Electoral del Pueblo, que encabezaba Ramón Danzós Palomino.
¡Sin embargo, su principal oficio que le permitió vivir fue el de periodista! “El periodista
político es el historiador de lo inmediato“, decía.
El periodismo fue el oficio que le dio de comer, así trabajó en casi todos los medios de la época con muy variadas columnas, entre las que destacan: Tics, en Excélsior (1943-1945); En cinco minutos, en Esto (1946-1960); Banqueta, primero en el vespertino Últimas Noticias (1955 –1965) y después en Excélsior (1981-1984); Semana inglesa, en la revista Siempre! (1951-1985); Capicúa, en Ovaciones (1980-1986).
También escribió crónicas taurinas: En los toros, Toros ayer y hoy, Sustos y revolcones, Dominguitos cornudos, Puntadas taurinas y El redondel, éstas últimas en El Sol de México.
También se dio tiempo para colaborar gratis en el órgano del Partido Comunista Mexicano.
El periodismo le llevó a ser presidente de la Asociación –después Unión- de Periodistas Democráticos (1975-1977), la cual le otorgó el premio Francisco Martínez de la Vega en el año 1976.  En 1977 recibió el Premio Nacional de Periodismo.
Leduc se llevaba muy bien con un gran grupo de jóvenes periodistas  de izquierda como Jorge Meléndez, Humberto Mussachio, Granados Chapas et al.
 Así era Leduc, de lenguaje directo y florido.
Además de los toros, el alcohol y las mujeres, las letras fueron sus principal pasión. Fue pulcro en su escritura, aunque hablaba y escribía con malas palabras.. Quizá aprendió ese lenguaje por juntarse y convivir con “clásicos y con los telegrafistas, los soldados y los carniceros”. Decía que en “la vida uno debe hacer lo que le venga en gana, porque toda frase que comienza con hubiera habido, vale para una chingada…”.
Empero, Leduc en el fondo quería reivindicar el lenguaje popular. Su riqueza, su constante movimiento, decía, “le quita rigidez, solemnidad al lenguaje… Los idiomas sólo se renuevan si están moviéndose constantemente.” Cuando uno escribe con un lenguaje fino y rígido, estaba seguro, “nadie lo lee”.
Pero el uso de las malas palabras tenían en el tlalpense un significado adicional según Carlos Monsiváis: “Crear los anticuerpos para devastar su odio predilecto: la cursilería”.
 Quizás por eso escribió en El aula:
“El maestro de griego nos decía: las palabras
macularon su antigua pureza. Las palabras
fueron antes más bellas… Las palabras…Leduc poeta.
Pero más que periodista Leduc fue un poeta y un prosista, nadie duda. Aunque alguna vez soñó con ser novelista quizá la bohemia y el arduo trabajo periodístico de lo impidieron. 
Debemos decir que casi toda la obra poética de Leduc fue escrita entre los años 20 y 40. Y nadie duda que su obra proviene de manera directa y trasparente del modernismo, quizá por la influencia de su padre Alberto Leduc (1867-1908) quien fue un escritor modernista colaboraba en la "Revista Moderna" dio a conocer su célebre cuento "Fragatita". Cuando nació Renato era cuentista consolidado, murió cuando Renato era un adolescente.
Renato Leduc escribió en 1924, El aula, etc., uno de los mejores libros de poesía de ese tiempo.
Dice el narrador Enrique Serna que a juzgar por el título y el contenido de su primer poemario Leduc, quizás, empezó a escribir poesía en el salón de clases, en un acto de rebeldía contra la rutina escolar.
De hecho él mismo no se tomaba en serio ni creía tener facultades de poeta..
Desde esa edad se autonombró "turiferario de la santísima trivialidad" y declaró que la poesía no era para él "madre ni amante sino tía".
Así por accidente e de forma improvisada escribió muchos poemas pero se hizo famoso –ya grande- por su soneto del tiempo –publicado en 1939- que afirmaba haber escrito en la preparatoria cuando alguien le retó a hacer un soneto usando como pie versal la palabra tiempo, palabra que no tiene consonante. Este poema Aquí se habla del tiempo perdido que, como dice el dicho, los santos lo lloran fue musicalizado por Rubén Fuentes, con un arreglo de Eduardo Magallanes y grabado a dúo con las voces únicas de Marco Antonio Muñiz y José José:
“Sabia virtud de conocer el tiempo;
a tiempo amar y desatarse a tiempo;
como dice el refrán: dar tiempo al tiempo...
que de amor y dolor alivia el tiempo.
La poesía de Leduc hoy en pleno siglo XXI ha sido poco estudiada, quizá por tratarse, a decir de Octavio Paz en una carta al entonces director del Fondo de Cultura Económica en México, Arnaldo Orfila, firmada el 3 de mayo de 1966, de “…un poeta que todos admiramos pero que tampoco forma parte del movimiento contemporáneo“.. Leduc no fue adscrito por la crítica a ningún grupo, lo que ha propiciado su aislamiento en el panorama de las letras mexicanas.
Es un pendiente con Renato..
Pero gracias a la doctora Edith Negrín (Renato Leduc, Obra literaria... FCE, 2000) y a otros  que han rescatado poco a poco la obra literaria del tlalpense. En la obra del Fondo se incluye todas las obras literarias que el escritor publicó en libro y que también se incluyen los poemas aparecidos en los años finales del escritor, o después de su muerte, así como algunos artículos . El prólogo de la edición está a cargo Carlos Monsiváis.
Renato además de poeta, periodista, taurófilo, gran conversador fue, sobre todo, el gran bohemio de México –el último, a pesar suyo, dijo Monsiváis-. Aunque a Leduc al parecer le incomodaba – aunque estoy convencido que le gustaba- que le dijeran “el último bohemio; ”yo no soy bohemio sino de barril”, precisaba.
En el libro Soy un hombre de pluma y me llamo Renato /Fred Álvarez y Pepe Alcaraz, Coordinadores
Editorial: Conaculta, Instituto Sinaloense de Cultura, 2014, 1000 ejemplares, 244 pags., se recuerda y honra al hombre que en muchas ocasiones, en las cantinas disertó sobre su pasión. En sus páginas se incluyen sus andanzas en voz de sus amigos, ensayos sobre su obra, una entrevista, además de poemas y textos periodísticos, hombre que pasó por su tiempo con la sabia virtud de conocerlo.
Gracias a la intervención de algunos de sus amigos la delegación Tlalpan le puso su nombre a una importante vialidad. Hay una nueva plaza que con su nombre, en Insurgentes y Gómez Farías, en la colonia San Rafael en la Cuahutémoc.
El libro fue presentado por primera vez en junio de 2013 en la cantina La Jalisciense, 

Se invitaron a amigos y periodistas, Abel llevó el mezcal. Una parte de la primera edición se distribuyó en las librerías Educal, la otra entre amigos y clientes de la cantina. Esta edición se puede conseguir en  las librerías Educal de Sinaloa.
El libro se ha presentado en varios lugares y ferias del libro, como en la universidad de Guanajuato, Hidalgo, Veracuzana y de Occidente, entre otras. En canal 11: 
https://www.youtube.com/watch?v=ZEZDAw0czjQ
En Guanajuato:
El libro se hizo de amigos y para los amigos, escriben vates y periodistas como Musacchio, Meléndez, Falconi, Martré, Galicia, Castillo, Casamadrid, Gonzalez, López Moreno y Quirarte. Hay una entrevista con Patricia, su hija, y una de Pancho Liguori con Leduc.
La obra está ilustrada con fotografías del Archivo Tomás Montero, y la portada es un retrato de Renato Leduc pintado por Fernando Leal en 1930, Oleo / tela 89.5 x 58.5 cm. Pertenece a la colección Blastein de la UNAM.
En ese retrato se vé a Leduc en un café, a los 33 años “un libro y una taza de café, elementos con una perspectiva que recuerda a las naturalezas muertas de Cézanne“.
Poema que describe muy bien a Leduc:
 “Entonces llegó ella, exactamente ella
luciendo un estruendoso vestido carmesí.
Lujo asiático —dije— pero está usted muy bella...
y ella, naturalmente, me contestó que sí.
Si usted me permitiera, yo le daría mi nombre;
soy un hombre de pluma y me llamo Renato,
lo de la pluma es subsidiario en el hombre
mas tengo un porvenir color permanganato.
Ella me dijo entonces una frase inefable
que por razones obvias no quiero recordar;
permita usted, por tanto, que de esto no le hable.
Pero hay otras cuestiones acerca de las cuales
sin desdoro ninguno podemos divagar:
La Vida… el Comunismo… las partes genitales... Renato Leduc. (Breve glosa al Libro de Buen Amor, 1939).
 Sus obras.
Muchas, entre ellas  El aula, etc. (1929) -; Unos cuantos sonetos(1932); Los banquetes (1932); Algunos poemas deliberadamente románticos y un prólogo en cierto modo innecesario (1933); Poemas de Mar Caribe (1933); Prometeo (1933); Prometeo mal encadenado (1934); Breve glosa del Libro de Buen Amor (1939); Versos y poemas -están todos los libros anteriores más unos 14 poemas inéditos- (1940); El corsario beige (novela de 1940); Poemas de París (1942); Fabulillas de animales, niños y espantos (1957); Banqueta (1961); Catorce poemas burocráticos y un corrido reaccionario, para solaz y esparcimiento de las clases económicamente débiles (1962 ó 63): obra satírica en la que Leduc se mofa de conocidos políticos; Prometeo sifilítico, la Odisea Euclidiana (de 1934, 1940 y 1968, respectivamente). El famoso Prometeo sifilítico  se copió a máquina y en mimeógrafo por décadas.

Leduc llegó a contar un centenar de ediciones clandestinas y sólo hasta 1979 conoció una edición “normal”.

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