Renato Leduc,
poeta y periodista/ Fred Alvarez
Publicado en el número uno del periodico Megalopolismx, 25 de abril de 2016
Publicado en el número uno del periodico Megalopolismx, 25 de abril de 2016
“No haremos obra perdurable. No
tenemos
de la mosca la voluntad tenaz.
Mientras
haya vigor
pasaremos
revista
a
cuanta niña vista
y
calce regular...“ Leduc.
Originario
del pueblo de Tlalpan, pero por circunstancias de la vida vivió casi toda su
infancia y buena parte de su juventud en la Villa de Guadalupe; nació en la
parte de arriba donde hoy es una cantina; su fe de bautizo dice que fue un 16
de noviembre de 1895, y no en 1987; hijo del periodista y poeta Alberto Leduc y de Amalia López, tuvo
cuatro hermanos y cinco más del matrimonio de su padre con Enedina Montaño.
Renato
se casó formalmente tres veces; la primera en los años veinte, con Altagracia
Gómez con quien tuvo tres hijo: Renato, Alicia y Héctor; después concretó un
matrimonio “convenido” con Leonora Carrington que sólo duro unos meses; y en 1948 se matrimonió con Amalia Romero, a
la que le decía de cariño “Mona“, de esa
relación nació Patricia.
Hubo
un matrimonio que pudo haberse concretado, pero Renato desdeñó a la “novia“,
que era la mismísima María Félix, de
la que fue su gran amigo, además de padrino en dos de sus matrimonios. Se ha
dicho que doña le propuso
matrimonio, y él le contestó: “No María, yo no seré tu padrote”.
Leduc fue
una persona que vivió prácticamente todos los grandes cambios del siglo XX; de
entrada algunos episodios de la Revolución Mexicana, durante la cual trabajó
como telegrafista, oficio que aprendió de adolescente, para sobrevivir y apoyar
a su madre y hermanos ya que de muy joven perdió a padre. Saliendo de la
escuela lo mandaron a trabajar con el jefe de la División del Norte, el
mismísimo general Pancho Villa. Gracias a ello conoció en aquel tiempo –sin
saberlo sino hasta años después-, -al periodista, activista, y poeta comunista John Reed, célebre por su testimonio de
la Revolución Rusa Diez días que estremecieron
el mundo y autor de México Insurgente.
El gringo Reed era entonces el corresponsal del
Metropolitan Magazine.
Gracias
a ese oficio pudo estudiar también la preparatoria e inscribirse en la carrera
de leyes en la antigua Escuela Nacional de Jurisprudencia de la UNAM. En ese
lugar tuvo de compañeros a personas que más adelante tendría grandes puestos
públicos, entre ellos dos serían presidente de México: Miguel Alemán Valdez y
Adolfo López Mateos. Muchos tendrían altos cargos.
Y
justo es en ese momento de los años 20 y 30 que escribe gran parte de su obra
poética.
Se
dice que algunas de sus 100 poemas los hizo quizá como un acto de rebeldía,
traía la vena poética de su padre. Y por andar de bohemio dejo la escuela.
Eso
sí Leduc tuvo la fortuna que uno de sus amigos funcionario de la oficina de
Hacienda lo mandara becado a París. Le dijo Roberto López, “sé que usted le
tiene sin cuidado la carrera de abogado. Pero usted es un bohemio y le servirá mucho un viejecito a París”. Y esa “beca” que
era originalmente por seis meses se prolongó durante ocho años. Todo ese tiempo
– ¡sabia virtud!-Renato lo aprovechó para vivir la vida como quiso y aprovechó
para perfeccionar su estilo literario, entablando amistad con varios escritores
y pintores surrealistas como Benjamín Péret, André Bretón, Paul Éluard, Joan
Miró, Pablo Picasso, Salvador Dalí y Marcel Duchamp, entre otros.
A
través de Picasso conoce a la pintora surrealista Leonora Carrington y
convienen un matrimonio para salvarle la vida. Juntos viajan a Nueva York; de
ahí a la ciudad de México de los años cuarenta, pocos meses después se divorcian
y siempre mantienen una buena amistad.
Antes
de morir, la pintora dijo, quizás en broma, en una entrevista que el gran amor
de su vida había sido Renato. En otra
parte, confiesa: “No tuve ningún amor más que él.”
Empero,
fue un matrimonio convenido que sirvió para ayudarla a salir de Europa.
A trabajar
De
regreso a México Leduc tuvo varios trabajo uno de ellos fue como supervisor
cinematográfico en la Secretaría de Gobernación, e incluso participó en
política; en 1964 fue candidato al Senado de la República, junto a David Alfaro
Siqueiros, por el Frente Electoral del Pueblo, que encabezaba Ramón Danzós
Palomino.
¡Sin
embargo, su principal oficio que le permitió vivir fue el de periodista! “El
periodista
político
es el historiador de lo inmediato“, decía.
El
periodismo fue el oficio que le dio de comer, así trabajó en casi todos los
medios de la época con muy variadas columnas, entre las que destacan: Tics, en Excélsior (1943-1945); En cinco minutos, en Esto (1946-1960); Banqueta, primero en el vespertino Últimas Noticias (1955 –1965) y
después en Excélsior (1981-1984); Semana
inglesa, en la revista Siempre! (1951-1985); Capicúa, en Ovaciones (1980-1986).
También
escribió crónicas taurinas: En los toros,
Toros ayer y hoy, Sustos y revolcones,
Dominguitos cornudos, Puntadas taurinas y El redondel, éstas últimas en El
Sol de México.
También
se dio tiempo para colaborar gratis en el órgano del Partido Comunista
Mexicano.
El
periodismo le llevó a ser presidente de la Asociación –después Unión- de
Periodistas Democráticos (1975-1977), la cual le otorgó el premio Francisco
Martínez de la Vega en el año 1976. En
1977 recibió el Premio Nacional de Periodismo.
Leduc
se llevaba muy bien con un gran grupo de jóvenes periodistas de izquierda como Jorge Meléndez, Humberto
Mussachio, Granados Chapas et al.
Además
de los toros, el alcohol y las mujeres, las letras fueron sus principal pasión.
Fue pulcro en su escritura, aunque hablaba y escribía con malas palabras..
Quizá aprendió ese lenguaje por juntarse y convivir con “clásicos y con los
telegrafistas, los soldados y los carniceros”. Decía que en “la vida uno debe
hacer lo que le venga en gana, porque toda frase que comienza con hubiera
habido, vale para una chingada…”.
Empero,
Leduc en el fondo quería reivindicar el lenguaje popular. Su riqueza, su
constante movimiento, decía, “le quita rigidez, solemnidad al lenguaje… Los
idiomas sólo se renuevan si están moviéndose constantemente.” Cuando uno
escribe con un lenguaje fino y rígido, estaba seguro, “nadie lo lee”.
Pero
el uso de las malas palabras tenían en el tlalpense un significado adicional
según Carlos Monsiváis: “Crear los anticuerpos para devastar su odio
predilecto: la cursilería”.
Quizás por eso escribió en El aula:
“El
maestro de griego nos decía: las palabras
macularon
su antigua pureza. Las palabras
fueron
antes más bellas… Las palabras…Leduc poeta.
Pero
más que periodista Leduc fue un poeta y un prosista, nadie duda. Aunque alguna
vez soñó con ser novelista quizá la bohemia y el arduo trabajo periodístico de lo
impidieron.
Debemos
decir que casi toda la obra poética de Leduc fue escrita entre los años 20 y 40.
Y nadie duda que su obra proviene de manera directa y trasparente del modernismo, quizá por la influencia de
su padre Alberto Leduc (1867-1908) quien fue un escritor modernista colaboraba
en la "Revista Moderna" dio a conocer su célebre cuento
"Fragatita". Cuando nació Renato era cuentista consolidado, murió
cuando Renato era un adolescente.
Renato
Leduc escribió en 1924, El aula, etc., uno de los mejores
libros de poesía de ese tiempo.
Dice
el narrador Enrique Serna que a juzgar por el título y el contenido de su
primer poemario Leduc, quizás, empezó a escribir poesía en el salón de clases,
en un acto de rebeldía contra la rutina escolar.
De
hecho él mismo no se tomaba en serio ni creía tener facultades de poeta..
Desde esa edad se autonombró "turiferario de la santísima trivialidad" y declaró que la poesía no era para él "madre ni amante sino tía".
Desde esa edad se autonombró "turiferario de la santísima trivialidad" y declaró que la poesía no era para él "madre ni amante sino tía".
Así
por accidente e de forma improvisada escribió muchos poemas pero se hizo famoso
–ya grande- por su soneto del tiempo –publicado en 1939- que afirmaba haber
escrito en la preparatoria cuando alguien le retó a hacer un soneto usando como
pie versal la palabra tiempo, palabra que no tiene consonante. Este poema Aquí se habla del tiempo perdido que, como
dice el dicho, los santos lo lloran fue musicalizado por Rubén Fuentes, con
un arreglo de Eduardo Magallanes y grabado a dúo con las voces únicas de Marco
Antonio Muñiz y José José:
“Sabia
virtud de conocer el tiempo;
a
tiempo amar y desatarse a tiempo;
como
dice el refrán: dar tiempo al tiempo...
que
de amor y dolor alivia el tiempo.
La
poesía de Leduc hoy en pleno siglo XXI ha sido poco estudiada, quizá por
tratarse, a decir de Octavio Paz en
una carta al entonces director del Fondo de Cultura Económica en México, Arnaldo Orfila, firmada el 3 de mayo de
1966, de “…un poeta que todos admiramos pero que tampoco forma parte del
movimiento contemporáneo“.. Leduc no fue adscrito por la crítica a ningún
grupo, lo que ha propiciado su aislamiento en el panorama de las letras
mexicanas.
Es
un pendiente con Renato..
Pero
gracias a la doctora Edith Negrín (Renato Leduc, Obra literaria... FCE, 2000) y
a otros que han rescatado poco a poco la
obra literaria del tlalpense. En la obra del Fondo se incluye todas las obras
literarias que el escritor publicó en libro y que también se incluyen los
poemas aparecidos en los años finales del escritor, o después de su muerte, así
como algunos artículos . El prólogo de la edición está a cargo Carlos Monsiváis.
Renato
además de poeta, periodista, taurófilo, gran conversador fue, sobre todo, el
gran bohemio de México –el último, a
pesar suyo, dijo Monsiváis-. Aunque a Leduc al parecer le incomodaba – aunque estoy
convencido que le gustaba- que le dijeran “el último bohemio; ”yo no soy
bohemio sino de barril”, precisaba.
En
el libro Soy un hombre de pluma y me
llamo Renato /Fred Álvarez y Pepe Alcaraz, Coordinadores
Editorial:
Conaculta, Instituto Sinaloense de Cultura, 2014, 1000 ejemplares, 244 pags., se
recuerda y honra al hombre que en muchas ocasiones, en las cantinas disertó
sobre su pasión. En sus páginas se incluyen sus andanzas en voz de sus amigos,
ensayos sobre su obra, una entrevista, además de poemas y textos periodísticos,
hombre que pasó por su tiempo con la sabia virtud de conocerlo.
Gracias
a la intervención de algunos de sus amigos la delegación Tlalpan le puso su
nombre a una importante vialidad. Hay una nueva plaza que con su nombre, en
Insurgentes y Gómez Farías, en la colonia San Rafael en la Cuahutémoc.
El
libro fue presentado por primera vez en junio de 2013 en la cantina La Jalisciense,
Se invitaron a amigos y periodistas, Abel llevó el mezcal. Una parte de la primera edición se distribuyó en las librerías Educal, la otra entre amigos y clientes de la cantina. Esta edición se puede conseguir en las librerías Educal de Sinaloa.
Se invitaron a amigos y periodistas, Abel llevó el mezcal. Una parte de la primera edición se distribuyó en las librerías Educal, la otra entre amigos y clientes de la cantina. Esta edición se puede conseguir en las librerías Educal de Sinaloa.
El
libro se ha presentado en varios lugares y ferias del libro, como en la universidad
de Guanajuato, Hidalgo, Veracuzana y de Occidente, entre otras. En canal 11:
https://www.youtube.com/watch?v=ZEZDAw0czjQ
https://www.youtube.com/watch?v=ZEZDAw0czjQ
En Guanajuato:
El
libro se hizo de amigos y para los amigos, escriben vates y periodistas como
Musacchio, Meléndez, Falconi, Martré, Galicia, Castillo, Casamadrid, Gonzalez, López
Moreno y Quirarte. Hay una entrevista con Patricia, su hija, y una de Pancho
Liguori con Leduc.
La
obra está ilustrada con fotografías del Archivo Tomás Montero, y la portada es
un retrato de Renato Leduc pintado por Fernando Leal en 1930, Oleo / tela 89.5
x 58.5 cm. Pertenece a la colección Blastein de la UNAM.
En
ese retrato se vé a Leduc en un café, a los 33 años “un libro y una taza de
café, elementos con una perspectiva que recuerda a las naturalezas muertas de
Cézanne“.
Poema
que describe muy bien a Leduc:
“Entonces llegó ella, exactamente ella
luciendo
un estruendoso vestido carmesí.
Lujo
asiático —dije— pero está usted muy bella...
y
ella, naturalmente, me contestó que sí.
Si
usted me permitiera, yo le daría mi nombre;
soy un hombre
de pluma y me llamo Renato,
lo
de la pluma es subsidiario en el hombre
mas
tengo un porvenir color permanganato.
Ella
me dijo entonces una frase inefable
que
por razones obvias no quiero recordar;
permita
usted, por tanto, que de esto no le hable.
Pero
hay otras cuestiones acerca de las cuales
sin
desdoro ninguno podemos divagar:
La
Vida… el Comunismo… las partes genitales... Renato Leduc. (Breve glosa al Libro
de Buen Amor, 1939).
Muchas,
entre ellas El aula, etc. (1929) -; Unos
cuantos sonetos(1932); Los banquetes
(1932); Algunos poemas deliberadamente
románticos y un prólogo en cierto modo innecesario (1933); Poemas de Mar Caribe (1933); Prometeo (1933); Prometeo mal encadenado (1934); Breve
glosa del Libro de Buen Amor (1939); Versos
y poemas -están todos los libros anteriores más unos 14 poemas inéditos-
(1940); El corsario beige (novela de
1940); Poemas de París (1942); Fabulillas de animales, niños y espantos
(1957); Banqueta (1961); Catorce poemas burocráticos y un corrido
reaccionario, para solaz y esparcimiento de las clases económicamente débiles
(1962 ó 63): obra satírica en la que Leduc se mofa de conocidos políticos;
Prometeo sifilítico, la Odisea Euclidiana (de 1934, 1940 y 1968,
respectivamente). El famoso Prometeo sifilítico
se copió a máquina y en mimeógrafo por décadas.
Leduc
llegó a contar un centenar de ediciones clandestinas y sólo hasta 1979 conoció
una edición “normal”.
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