26 ago 2016

Los rumores de cambios en el gabinete.., despues, dice #EPN..

Las columnas políticas, hoy, 26 de Agosto de 2016
 Lenguas Viperinas/LSR
ENRIQUE PEÑA Nieto, presidente de México, despejó dudas respecto a posibles cambios en su gabinete. De esta forma se esfuma la idea de que previo a su Cuarto Informe de Gobierno se conocerían los nuevos rostros de su equipo. Ayer, el propio Mandatario dijo que los cambios en su equipo de trabajo no obedecen necesariamente a la llegada de un informe, y que por ahora está solo concentrado en la reunión que tendrá con jóvenes de todo el país ante quienes ofrecerá un debate, dicen, amplio y sin censura. Nos aseguran que Peña Nieto sí tiene cambios en la puerta, pero él mismo no ha dicho cuándo los ejecutará.
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FRENTES POLÍTICOS/Excelsior
I.Cuarto Informe. Enrique Peña Nieto, presidente de México, presentará su Cuarto Informe de Gobierno con la intención de que su mensaje llegue a todos los ciudadanos, especialmente a la juventud. En estos días, diversas versiones hablaban de un profundo cambio en su administración, como una sacudida a su equipo. Pero no. Señaló que, de concretarse algo así, sería en otro momento. Lo que sí modificó fue el formato de su mensaje, debido a su interés por lograr un mayor acercamiento con las nuevas generaciones, y que versará en cinco ejes: México con educación de calidad, México Próspero, México Incluyente, México en paz y México con responsabilidad global. Lo bueno también cuenta.
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 Confidencial/El Financiero
 Cambios en el gabinete, en el aire
 Ante los ires y venires, que desde hace semanas corren por los pasillos de la política, para el presidente Peña, los movimientos en el gabinete “pueden ocurrir en cualquier momento, cuando se estime necesario”. De acuerdo con el mandatario, quien habló en corto con los reporteros que lo acompañaron ayer a la gira a Tepic, cada vez que hay un Informe, siempre se habla de los cambios, pero no necesariamente ocurren. A saber.
 Meade se puso la del Verde
 El titular de Sedesol, José Antonio Meade, no dio importancia a las versiones de probables cambios en el gabinete del presidente Enrique Peña Nieto, y hasta recomendó que “en estas épocas revueltas y confusas de rumores, lo mejor es no darles aliento”. Y se puso el chaleco del PVEM para convivir con sus legisladores federales.
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TRASCENDIÓ// Milenio.
Que muy satisfecho se vio ayer al líder de la CNC, el senador priista Manuel Cota, en la inauguración del congreso que esa organización tuvo en Nayarit y que presidió Enrique Peña Nieto.
Al acto acudieron, entre otros, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong; la titular de la Sedatu, Rosario Robles; el coordinador de los senadores priistas, Emilo Gamboa; Roberto Ramírez de la Parra, de Conagua; los gobernadores de Sonora, Durango, Jalisco, Chihuahua y Colima, y los electos de Hidalgo y Zacatecas.
En Nayarit, el próximo año se renovará la gubernatura y el líder cenecista, anfitrión del acto, es uno de los que más se menciona como posible candidato del PRI.
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Ajustes en el gabinete/ Raymundo Riva Palacio
Estrictamente Personal
El Financiero
El miércoles por la tarde, las redacciones de los medios de comunicación vivieron un frenesí. Tres listas distintas –con pocas coincidencias– comenzaron a circular con lo que, adelantaban algunos, serían los ajustes en el gabinete del presidente Enrique Peña Nieto, que se darían a conocer este viernes. Los principales funcionarios de comunicación del gobierno se pasaron la tarde desmintiendo las versiones, llenas de especulación, que tomaron fuerza por la verosimilitud de lo anunciado. “No hay nada de eso”, dijo un secretario de Estado cuando fue consultado. “Habrá cambios, pero lejos están de ser los que aparecen en las listas”. ¿Habrá realmente ajustes? Rozones, la columna política del periódico La Razón, donde se difunde lo que piensa y quiere decir la parte más ilustrada del gabinete, transmitió su mensaje el jueves: habrá cambios y se harán públicos el 2 de septiembre, en vísperas de que el Presidente parta a China a la reunión del G-20.
 Los cambios en un gabinete no son de contentillo, o no deben ser realizados de esa manera. Peña Nieto, quien dice en privado que no es afecto a ellos, ha sido muy consistente en estos tres años y medio de su administración. Unos fueron por desgaste –el procurador general y el secretario de Educación y la de Salud–. Otros tenían distinto mensaje: José Antonio Meade en Desarrollo Social, para componer el desastre que dejó Rosario Robles, quien más por cariño que por eficiente –las críticas contra ella en el gabinete económico van al alza–, fue enviada a Sedatu, donde su titular viajó a la Cámara de Diputados; la salida de José Antonio Meade de la cancillería sirvió de promoción para la secretaria de Turismo, Claudia Ruiz Massieu, quien dejó abierto el cargo para la incorporación al gabinete de Enrique de la Madrid. A Educación llegó Aurelio Nuño, una carta del Presidente para 2018, al igual que José Calzada en Agricultura, y a Salud llevó a José Narro, un político experimentado colocado en la reserva estratégica.
 Aquellos cambios fueron por la necesidad del refresco de mediados de sexenio, y para que algunos de sus colaboradores, Nuño en particular, empezaran a caminar solos para ver cuánto les crecían las alas. En esta ocasión, sin embargo, la lógica de los eventuales cambios en el gabinete se inscriben en lo que hizo Peña Nieto como gobernador en el Estado de México, cuando se acercaban las elecciones intermedias, y realizó los ajustes en su equipo más cercano con fines meramente electorales. Movió a sus piezas para operar la maquinaria política y ubicarlas en puestos de elección popular, que sirvieran de plataforma para futuras promociones y para que lo ayudaran en la construcción de su candidatura presidencial.
 El Presidente se encuentra en una situación similar a la que vivió en 2009 en Toluca, pero en condiciones diferentes. Hace seis años era un gobernador exitoso en el estado y con gran prestigio y popularidad en el país, que empezaba a manejar la profecía autorrealizable de que sería presidente. Es decir, los cambios los hizo desde una posición de fuerza, que ahora no tiene. Las elecciones federales del año pasado y las de 12 gubernaturas en junio, ratificaron que los niveles de desaprobación presidencial y las molestias nacionales que arrastra desde 2013 por los efectos de las reformas fiscal, hacendaria y energética, se contaran entre los principales factores de la derrota del PRI. No tiene aquella fuerza ni las condiciones son favorables para cualquier candidato presidencial que pudiera presentar el PRI hoy en día. En la mayor parte de las encuestas, donde el PRI sale en los dos primeros lugares como partido, su candidato se desploma al tercer sitio cuando se dan los careos con Margarita Zavala y Andrés Manuel López Obrador. Lo que están diciendo las encuestas será tomado en cuenta, sin lugar a dudas, por Peña Nieto. Cómo procesará los ajustes, no se sabe.
 Un recurso muy utilizado en regímenes parlamentarios, y empleado en el gobierno de la Ciudad de México por Miguel Ángel Mancera, es solicitar la renuncia a todo el gabinete y darse un espacio donde crea incertidumbre entre su equipo para decidir a quién se la acepta, a quién ratifica o a quién mueve de puesto. Hay que señalar que este tipo de acciones, que suelen darle márgenes de operación al líder que las realiza y lo fortalecen, no van con el estilo de Peña Nieto, a quien tampoco le gusta dar esos golpes de timón. Sería una innovación en él, que no podría ser descartada a priori. Lo importante, empero, no sería tanto el método que emplee, sino si, en efecto, está claro que los cambios para preparar la pista de despegue de una candidatura presidencial de continuidad, están lo suficientemente maduros.
 Si el cómo es importante, el porqué es lo más relevante en este caso. ¿Hará Peña Nieto los ajustes en su gabinete? Sólo tendría sentido que hiciera esos cambios si lo que define es con quiénes va a jugar la candidatura presidencial y cuál será el equipo de primera línea que los apoye. Esto quiere decir que su decisión debe tener una dirección estratégica, y se le acaba el tiempo. Hay un desgaste en el gabinete por la indefinición y la incertidumbre, que está causando estragos y paralización. Peña Nieto tiene que definir sus cartas para 2018, cuya candidatura la tendrá que procesar el PRI dentro de unos 14 o 15 meses. O sea, el tiempo de descarte y definición ha llegado.
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Columna SÓLOPARAINICIADOS/JUan Bustillos
Impacto,
Amarranavajas en el gabinete
Disparatado de rumor obliga a titular del Ejecutivo federal a tranquilizar a sus colaboradores
Entre las 22:00 y 22:30 horas de la noche del miércoles,  la paranoia se apoderó del gabinete presidencial, consecuencia de la ocurrencia genial de quien pergeñó un mensaje, en WhatsApp, en el sentido de que el Presidente Peña Nieto echaría a la calle a 2 de sus más importantes colaboradores y movería de un lugar a otro a media docena más.
La “noticia” enviaba a casita a Miguel Ángel Osorio Chong, pues su lugar sería ocupado por José Calzada, el ex gobernador de Querétaro y titular de Sagarpa; convertía  a Luis Videgaray en una especie de vicegobernador de Eruviel Ávila, ya que el Presidente lo enviaría a “operar” al Estado de México, y otorgaba medalla de oro olímpica a José Antonio Meade, dado que ocuparía, por segunda ocasión, la Secretaría de Hacienda, de tal suerte que añadiría un puesto más en el gabinete a los 4 que ya ha ocupado en apenas 5 años.
Lo disparatado del rumor obligó al Presidente Peña Nieto a  tranquilizar a sus colaboradores; ayer explicó que los cambios en el gabinete pueden ocurrir en cualquier momento y no sólo con motivo del informe anual del Ejecutivo.
Lo increíble del rumor (en realidad creíble, pues en México sólo los rumores son verdad) consiste en que fue recibido con alto grado de verosimilitud, incluso, por políticos experimentados e informadores avezados.
Hay una razón: En Los Pinos existe, por lo menos, un par de filtradores de información que difunde en letra impresa pormenores de reuniones del gabinete.
Ya es costumbre que los lectores asiduos de columnas políticas se enteren de lo que el Presidente habla con algún personaje, sin importar que lo hagan encerrados a piedra y lodo, entre 4 paredes, sin aparatos que graben las conversaciones.
En ocasiones hay quien se atreve a poner comillas a los diálogos para que el lector sepa que el corresponsal en Los Pinos no inventa, por más que en la mayoría de los casos, entre la información veraz, se introduce contrainteligencia para ocultar la fuente o, simplemente, para que el destinatario sepa que lo están viendo y escuchando.
Es un viejo juego político-periodístico que requiere de un “garganta profunda”, si bien hoy se sospecha de 2, aunque la versión oficial de Los Pinos es que aún no dan con él o con ellos, lo que, de ser cierto, es más preocupante.
Hoy, la situación es más grave, pues en materia de movimientos de sus colaboradores, el Presidente es de un hermetismo a prueba de todo, lo que implica que el filtrador ya es capaz de leerle la mente.
La certeza de que Peña  Nieto convive, por lo menos, con un espía que reporta con cierta periodicidad sus palabras, movimientos y pensamiento a periodistas afortunados que manejan con éxito la información privilegiada ocasionó que, la noche del miércoles, el rumor sobre la supuesta desgracia política de Videgaray y Osorio Chong cayera en terreno fértil.
Poco importó que para dar marco ascendieran a Ricardo Aguilar a secretario de Agricultura, a Arely Gómez a secretaria de la Función Pública y a Renato Sales a procurador general de la República.
Por lo pronto, el rumor ya vacunó a quienes supuestamente caerían en desgracia y desilusionó a los que se veían en una mejor posición, pero dejó al descubierto el viejo juego de amarrar navajas que mantiene ajenos de sus funciones a los miembros del gabinete.
Y es que todo mundo quiere cambios, aunque no muchos se atrevan a decirlo públicamente; en todo caso, el problema es que la cantera mexiquense ya se agotó y Peña Nieto no tiene mucho de dónde echar mano.
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