!….no podemos remar en contra de nosotros mismos….“Whitman
Empuja Hacienda visita polémica, dice Reforma…
“ El encargado de traer a Trump al País fue el Secretario de Hacienda, Luis Videgaray, confirmaron diversas fuentes a REFORMA.
De hecho, Videgaray fue el encargado de recibir a Trump en el hangar presidencial….“
La decisión de invitar a Trump se tomó el miércoles de la semana pasada, luego de que el Presidente Enrique Peña Nieto sostuvo una reunión con el titular de Hacienda en Los Pinos, justo un par de días después de las revisiones de las calificadoras Standard & Poor's y Moody's.
Para Andrés Rozental, Embajador Eminente de México, la visita fue una grave falla en materia de política exterior..."Fue una idea de alguien, yo no sé de quién, y se hizo con una rapidez inusitada, sin planear, sin consensar", comentó.
Los ex Embajadores de México en Washington Miguel Basáñez y Arturo Sarukhan lamentaron vía Twitter la decisión de invitar al republicano.
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Las columnas políticas, hoy 2 de septiembre de 2016..
Bajo Reserva El Universal
Trump y la renuncia de la canciller
Con motivo de la entrega del 4to Informe de Gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, distintos grupos sociales realizaron movilizaciones y manifestaciones a las afueras de la Cámara de Diputados. A pesar de que las autoridades locales y federales esperaban la participación de los grupos denominados anarquistas, no hubo disturbios ni actos vandálicos. Nos comentan que el elemento a destacar fue la aparición de expresiones de repudio al candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump. Claro, hubo otros temas en la agenda: la necesidad de que los legisladores atiendan la iniciativa de los matrimonios igualitarios, la reforma educativa y los derechos humanos. Sin embargo, llamó la atención la presencia del fantasma del gringo en San Lázaro.
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TEMPLO MAYOR/ Reforma
LOS EFECTOS del miércoles negro -¿o será güero?- de Enrique Peña Nieto se siguen sintiendo al interior del equipo presidencial, dadas las Trumpadas entre sus colaboradores.
DEL LADO de la Cancillería hay un sentimiento de traición -así lo califican- pues aseguran que Claudia Ruiz Massieu fue marginada de las negociaciones y la operación para la visita de Donald Trump. Anoche mismo, inclusive, corrió la versión de que había presentado su renuncia.
DENTRO de la propia oficina presidencial, se quejan de que a su jefe prácticamente lo llevaron a una emboscada, pues no se cuidaron los detalles mínimos de organización y protocolo. Y eso se debe, dicen, a que la reunión se dio pensando en la economía y no en la diplomacia.
Y AL FINAL sigue sin saberse quién fue, realmente, el responsable del desastre.
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Será?/24 Horas
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Será?/24 Horas
¿Será?
Visita anunciada
El lunes pasado, en el marco de la reunión plenaria de los senadores del PRI, la canciller Claudia Ruiz permaneció con ellos por más de dos horas, a pesar de que su intervención estaba programada para una hora, y en el orden del día le seguía la procuradora Arely Gómez, quien tuvo que esperar en un salón alterno. Todo esto ocurrió en medio del anuncio de la visita de Donald Trump a México. La reunión fue cerrada, y hasta se pidió la salida de las personas que no eran legisladores. No obstante las características del encuentro, nadie ha querido decir qué tema trataron. ¿Será que ya veían venir la tormenta Donald Trump?
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Lenguas Viperinas/LSR
HILLARY CLINTON es hoy la persona más importante en el gobierno federal. Nos aseguran que desde la oficina del Presidente Enrique Peña Nieto se le ordenó a la Canciller Claudia Ruiz Massieu traer, casi que "a como dé lugar" a la candidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos y con ello contener las críticas y los señalamientos en torno a la reunión del mandatario mexicano con Donald Trump. De la cancillería sabemos que el equipo de Clinton pidió tiempo para analizar la invitación y que para nada se recibió una respuesta expedita como sí fue de parte del candidato republicano.
MIGUEL BARBOSA, coordinador del PRD en el Senado de la República, impulsa un extrañamiento de parte del Congreso al Ejecutivo Federal por la invitación y posterior reunión del Presidente Enrique Peña Nieto con el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump. En un hecho que no tiene precedente, un Poder de la Unión analiza un extrañamiento al Poder Ejecutivo y para ello se cabildea un acuerdo con el PAN y los partidos minoritarios, aunque el PRI y el PVEM siguen siendo mayoría.
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Trump y la crisis del gabinete/ Raymundo Riva Palacio
Estrictamente Personal
El Financiero,
La visita de Donald Trump a México causó la crisis política más profunda que ha tenido el presidente Enrique Peña Nieto. Su gabinete se partió por la invitación, y tres secretarios de Estado se enfrentaron. Por un lado, Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación, quien insistió al presidente que cancelara el encuentro, y se ofreció como el chivo expiatorio del desaire de último minuto, y la canciller Claudia Ruiz Massieu quien, al ser excluida del proceso, presentó su renuncia, sin que se la aceptaran. Por el otro, el arquitecto de la reunión, Luis Videgaray, secretario de Hacienda, quien convenció al presidente de que o se acercaban a Trump o el 8 de noviembre, si ganaba la elección, sería la catástrofe económica para México. El presidente, de principio a fin, respaldó a Videgaray.
La historia de la visita de Trump a México fue descrita por dos altos funcionarios del gobierno y por fuentes diplomáticas en Washington. Revela los pormenores de la decisión más transcendental que ha tomado Peña Nieto en la relación bilateral con Estados Unidos, que ha dañado su relación con el presidente Barack Obama y con la candidata demócrata Hillary Clinton –los detalles serán abordados en textos futuros–, con probables consecuencias. Al mismo tiempo, sacan a la luz el poder de Videgaray y la ruptura violenta que se dio en el gabinete.
Esa carta de tres páginas señalaba que la cancillería mexicana establecería contacto con su equipo de campaña. Las cartas fueron enviadas al embajador de México en Washington, Carlos Sada, quien ese mismo día, a través de emisarios diplomáticos, las entregó en los cuarteles generales de las campañas. De acuerdo con un funcionario, fue un mero trámite. La reunión con Trump ya estaba acordada, y sólo faltaban los detalles de la logística. En la víspera de esa iniciativa, sin saber que todo estaba caminando a espaldas del gabinete, Ruiz Massieu opinó que la invitación a Trump sería contraproducente. La ignoraron. El gobierno de Estados Unidos no sabía tampoco nada, y hasta el fin de semana, según fuentes diplomáticas, la embajadora en México, Roberta Jacobson, recibió una notificación del Servicio Secreto solicitando información de seguridad ante una “próxima visita” de una persona de “alto perfil”. Hasta el martes, Jacobson tuvo la confirmación de que Trump llegaría a México al día siguiente.
Ruiz Massieu, quien había estado en Milwaukee en una de las reuniones que ha venido sosteniendo para hablar sobre las relaciones bilaterales, había estado colocando mensajes en su cuenta de Twitter que eran totalmente antiTrump. No sabía, hasta que lo publicó el portal de The Washington Post esa noche, que la visita de Trump era un hecho. Indignada por la forma como en un tema de su competencia había sido relegada, fue a ver al presidente esa noche y renunció. Peña Nieto no se la aceptó. Osorio Chong también vio al presidente y le dijo que cancelara la invitación. Ruiz Massieu se lo había dicho antes a Videgaray, quien le dijo que era imposible. La canciller respondió que sería más barato, políticamente para el presidente, el desaire que recibir a Trump. El secretario de Gobernación fue más allá. Según los funcionarios, le ofreció al presidente que le echara la culpa de la cancelación y que lo despidiera. Su renuncia sobre la mesa para facilitar esa salida al presidente, también fue desechada.
Twitter: @rivapa
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Cuatro causas de la irritación (y Trump)/ Pablo Hiriart
Cuatro causas de la irritación (y Trump)/ Pablo Hiriart
Uso De Razón
El Financiero,
Haga lo que haga el presidente Peña Nieto se va a encontrar con una barrera de rechazo, derivada de la irritación social que se expresa en una bajísima aceptación a su forma de gobernar.
Lo trágico es que un presidente bien intencionado, con un potencial de carisma formidable (como lo fue en el Estado de México), que emprendió reformas históricas, hoy no cuente con el respaldo de la mayoría de la población.
Haga lo que haga va a ser vapuleado porque existe irritación ciudadana, en parte orquestada por un grupo político con amplia destreza en redes sociales, y también por omisiones y errores en la forma de gobernar.
1.- No se ha castigado la corrupción de funcionarios y gobernadores cuya ostentosa riqueza conocemos todos gracias a los medios de comunicación. ¿Por qué esta administración no ha procedido contra los que de manera evidente y probada se enriquecieron como sultanes a la sombra de un cargo público? Lo que queda es un amargo sedimento de impunidad e impotencia ante los abusos del poder.
2.- La economía no ha funcionado, aunque se vendan más coches. El crecimiento es mediocre, la desigualdad abismal (el ingreso promedio del decil más alto es 19.8 veces superior al de decil más bajo). Los salarios de los nuevos empleos son raquíticos. Existe la percepción de que los concursos de obra pública los ganan siempre los mismos. La deuda, un problema que nos habíamos sacudido, hoy hace encender focos de alerta y se encuentra “en el límite de lo tolerable” (Banco de México). Bien, hay deuda, pero no ha servido para detonar crecimiento económico. A dos años de que concluya la presente administración, el Programa Nacional de Infraestructura tiene un avance de apenas 28 por ciento, según publicó ayer EL FINANCIERO (pág. 18). ¿Dónde está el dinero de la deuda? ¿En gasto corriente?
3.- El Estado de derecho ha brillado por su ausencia. Cualquiera que se ampare en una pancarta política puede arruinarle el comercio o el trabajo a otro. O quemar autobuses, edificios, sabotear el transporte de bienes, tomar carreteras, dejar sin clases a millones de niños, parar trenes con insumos para la industria exportadora. La ley, como desde hace tiempo, sólo se aplica a los débiles y a los que se dejan. Y si a estas alturas del sexenio quisieran frenar el vandalismo de la CNTE, la opinión pública se pondría del lado de los violentos porque el gobierno no tiene respaldo social. La delincuencia sigue, y donde más duele: en el pesero, en la calle, en las casas de las zonas pobres. Los gobiernos estatales –salvo raras excepciones– no avanzan en mejorar sus policías y el hampa hace de las suyas contra la gente de escasos recursos. Hay una profunda irritación por los atropellos a los derechos humanos, en hechos muy mal explicados por el gobierno federal: Iguala, Tanhuato, Nochixtlán.
4.- Y finalmente la arrogancia de los servidores públicos creó una distancia sideral entre el gobierno y los ciudadanos. Esa arrogancia los hizo traer a México al personaje más odiado por los mexicanos, Donald Trump, para reunirse con el presidente de menor aprobación desde que se hacen encuestas. Ningunearon a los intelectuales, académicos, comunicadores, artistas, porque creyeron que no necesitaban a nadie en el proyecto modernizador. Desestimaron a los aliados indispensables en el campo de la cultura. Renunciaron a la tarea de convencer, de sumar, de debatir. Se bastaban solos. Solos están hoy, a dos años de entregar el poder.
Twitter: @PabloHiriart
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Columna ARSENAL/ Francisco Garfias
Excelsior
El lenguaje que ya les conocemos.
El cotidiano español El País lo sintetizó de la siguiente manera: “Donald Trump pisó la tierra que más ha insultado”.
Días después, en el Itinerario Político del 29 de abril, probamos que detrás de la CNTE y del vandalismo desestabilizador contra el gobierno de Peña estaban AMLO y su partido en construcción, Morena.
Al tiempo.
¿Qué beneficio dejó, entonces, la visita de Donald Trump? Prácticamente ninguno, por ende, las autoridades mexicanas tienen que actuar ante un desaire diplomático y político a una invitación realizada de buena fe. Y tiene que existir un deslinde con Trump y lo que él representa. Si el presidente Peña, realmente, piensa que las propuestas de Trump son un peligro para México, una vez realizado el gesto de invitarlo, luego del desaire, lo que corresponde es combatir esas propuestas. Donald Trump no aceptó la mano que se le tendió y hay que actuar en consecuencia.
Algunas voces califican a Peña de torpe, insensible, pequeño y cosas peores. Otras han subido de tono y usan la palabra traición, para sostener una crítica. Alejandro González Iñárritu, por ejemplo, dijo, en un artículo en El País, que el mandatario mexicano "...entregó lo poco que quedaba ya de dignidad... la invitación de Enrique Peña Nieto a Donald Trump es una traición... es avalar y oficializar a quien nos ha insultado, escupido y amenazado por más de un año ante el mundo entero".
Increíble que el gobierno mexicano no haya sabido que después del encuentro con Peña, el candidato Trump volaría a Arizona para presentar los detalles de su cuestionado programa migratorio. Trump se dio tiempo de devolver el tuit a Peña con un mensaje que habrá ruborizado al mexicano. "No lo saben todavía pero pagarán 100 por ciento del muro". Vino después el decálogo de su plan migratorio, con el que pretende lo imposible: hacer que vuelvan a México no solo los 11 millones de indocumentados, sino los hijos nacidos allá, aun y cuando tengan nacionalidad estadounidense. El plan de Trump pretende establecer una prueba de control ideológico -así como se lee- a los inmigrantes, controles extremos a los extranjeros para enfrentar el terrorismo y la ampliación de sistemas electrónicos para corroborar el estatus legal de los trabajadores y desde luego, el muro entre México y Estados Unidos que, para rubor de Peña, volvió a decir: "pagará México al 100 por ciento aunque ...ellos aún no lo saben".
Excelsior
“Encabronamiento colectivo…”
Al rojo vivo se puso la sesión del Congreso General convocada en San Lázaro para recibir el IV Informe de Gobierno del presidente Peña.
Hasta la oposición que otrora firmó el Pacto por México y avaló las reformas estructurales que no acaban de cuajar, se puso muy crítica frente al gobierno, su partido y el Presidente de la República.
Rentabilidad electoral obliga.
Hubo jaloneos, manotazos, reclamos, interrupciones. El moreno Roberto Guzmán Jacobo llegó al extremo de la provocación al azotar contra el piso una especie de piñata con la figura de Enrique Peña.
Gasolinazos, Tanhuato, Nochixtlán, devaluación, corrupción, deuda publica, ausencia de crecimiento, Duartes, Borges, Medinas y, para acabarla de amolar, la invitación a Trump.
Municiones no les faltaron a los opositores del tricolor.
Los morenos de Andrés nos recordaron sus maneras de hacer política parlamentaria: gritaron, chiflaron, vociferaron, ocuparon la parte baja de la tribuna.
Desplegaron mantas que preguntaban: ¿Y la dignidad…EPN? O reclamaban: “¡Fuera Trump de México!”.
El circo en San Lázaro era apenas un destello de lo que el diputado independiente Manuel Clouthier atinadamente calificó de “encabronamiento colectivo”.
Fueron las loas del diputado del Verde Jesús Sesma al Presidente de la República, las que desataron el herradero en el salón de sesiones del Palacio Legislativo.
Llegó a calificar de “histórica” la gestión de Peña Nieto. “Hizo realidad las grandes reformas que permitieron a México enfrentar el siglo XXI en materia económica, de seguridad y educación”, dijo.
Los ataques al Presidente eran respondidos con sonoros ¡Peña! ¡Peña! que coreaban los desgañitados priistas. Hubo incluso un conato de bronca cuando Sesma terminó su intervención.
Morenos y amarillos ignoraron, una y otra vez, los llamados al respeto que reiteradamente hacía el presidente de la mesa, Javier Bolaños. Pero el diputado del PAN hablaba al aire. Nadie lo pelaba. Le faltó energía.
La que se salió del guión fue la diputada Sylvana Beltrones, hija de Manlio. Al posesionar al PRI no se metió en honduras. Evitó provocar al pleno. Defendió la Reforma Educativa e hizo múltiples alusiones a la equidad de género.
Los diputados se dijeron verdades y sus verdades. “¡Alcahuetes del gobierno!, gritó a verdes y tricolores el senador del PRD Fernando Mayans Canabal. El senador del PAN Fernando Herrera fue portavoz de la inconformidad de los empresarios frente a la tibieza del gobierno con la CNTE.
Ya al final, la serenidad volvió al recinto.
No hay la menor duda de que el saludo de mano a Trump le costó muy caro al presidente Enrique Peña Nieto, señaló ayer el periódico francés Le Monde.
Y es que la visita sorpresa de Trump a México provocó un huracán de reacciones hostiles hacia el anfitrión del candidato republicano a la Presidencia de Estados Unidos.
Una aplastante mayoría de mexicanos, incluidos reconocidos intelectuales, no le perdonan al Presidente de México haber invitado al hombre que hizo del insulto a los connacionales uno de sus principales ejes de campaña.
El magnate vino por una foto que lo ayuda a parecer más presidenciable. No regresó a Estados Unidos sensibilizado frente al tema de los migrantes. Tampoco lo convenció Peña de lo inútil que resultaría construir un muro.
Mucho menos de renunciar a su idea de deportar a 11 millones de indocumentados, congelar las remesas o de ponerle en la madre al TLC.
Ni siquiera se disculpó por haber calificado a los migrantes mexicanos de “criminales y violadores”.
Horas después de su breve visita a la Ciudad de México le dio una bofetada al anfitrión que lo trajo al país. Estrechó su mano, lo metió a su casa y le dio un trato de jefe de Estado.
Ya es de todos sabido que mientras aquí declaró que en el diálogo con Peña se había abordado el tema del muro, pero no quién lo financiaría, en Arizona reiteró que México “todavía no sabe que lo pagará al 100 por ciento”.
Peña Nieto se vio obligado a desmentirlo más tarde. “Al inicio de la conversación con Donald Trump dejé claro que México no pagará por el muro”, escribió el Presidente mexicano en su cuenta de Twitter.
Para Peña fue un fracaso la visita, para Trump, un aliviane, y para los mexicanos, un agravio.
En Durango se perfila una bronca fuerte por la deuda que el gobernador saliente del PRI, Jorge Herrera Caldera, le va a heredar a su sucesor del PAN-PRD, José Rosas Aispuro.
La tesorera del estado dice que anda en seis mil 400 millones de pesos. El gobernador la ubica en diez mil millones. Pero el exvocero presidencial de Fox, Rodolfo Elizondo Torres, la cifró en 14 mil millones de pesos.
En lo inmediato hay tres mil millones a pagar a proveedores. Herrera le deja a su sucesor una deuda de mil 200 millones que heredó de Ismael Hernández Deras.
“El Güero Rosas Aispuro es muy medido. No confronta. Herrera lo trae pegado, pero no le entrega la información que necesita”, se queja el también secretario de Turismo.
Según él, cada duranguense debe ocho mil pesos. Esta cantidad es comparable con lo que deben individualmente los habitantes de Chihuahua. “Pero hasta ahora no hay pedo”, protesta.
Elizondo asegura que cuando Rosas Aispuro llegue a Palacio de Gobierno van a llover auditorías a los funcionarios salientes, incluido el actual gobernador. “Nadie se va a escapar”, nos dijo.
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Columma ITINERARIO POLÍTICO/Ricardo Alemán
Milenio
Madrear a Peña Nieto; ¡el deporte nacional!
En el informativo Despierta con Loret, dijimos que desde hace años existe una campaña de desprestigio contra Enrique Peña Nieto.
La orquestan los mismos que intentaron demoler los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón y que luego de un ataque sistémico de odio, engaños y mentiras consiguieron que Peña Nieto llegue al cuarto Informe con los niveles más bajos de aceptación ciudadana.
El “pecado” de argumentar a partir de hechos probados, valió que la “Legión de Idiotas” y el lópezobradorismo, soltaran la babeante jauría.
Y para probar nuestro dicho, las pruebas.
El jueves 25 de abril de 2013, titulamos así el Itinerario Político: “¡Quieren un muerto”! Documentamos que con el pretexto de la defensa de la educación, la CNTE y sus filiales —como la Ceteg—, habían iniciado una campaña desestabilizadora en Oaxaca, Guerrero, Chiapas y Michoacán —además de Ciudad de México—, mediante vandalismo, saqueo, toma de casetas y secuestro de camiones.
Dijimos: “Las manos perversas que están detrás de ese intento de desestabilización buscan un muerto que se convierta en estandarte contra ‘la represión del gobierno de Enrique Peña Nieto’, y que dé sentido a un nuevo movimiento social político y electoral, capaz de sobrevivir hasta julio de 2018.
“¿Y para qué un muerto? Porque un muerto sería la mejor bandera para ‘legitimar’ una lucha social, política y electoral, capaz de competir contra el hasta hoy exitoso gobierno de Peña Nieto”.
Cuando documentamos la campaña contra Peña Nieto, aún no se producía el crimen de los 43 de Ayotzinapa —que ocurrió entre la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre—, y tampoco aparecía el escándalo de la casa blanca, detonado el 9 de noviembre de 2014.
Es decir, cuando denunciamos la campaña contra Peña, el Presidente mexicano estaba en los cuernos de la luna. Pero ya estaban a la vista las evidencias de que su gobierno era acosado. Y el muerto que, por años, buscaron AMLO y sus aliados de la CNTE, llegó el 19 de junio de 2016, en Nochixtlán —tres años después de que lo pronosticamos—, cuando la policía fue emboscada por la CNTE.
Luego de la tragedia de los 43 de Iguala, toda la claque lopista engañó a muchos ingenuos a los que hizo creer que se trató de un crimen de Estado y hasta endilgaron a Peña la responsabilidad. En el Itinerario Político del 28 de octubre, con documentos, audios y videos, mostramos que AMLO impuso a José Luis Abarca como candidato a la alcaldía de Iguala, y que el crimen lo habían cometido los Guerreros Unidos.
Poco después apareció el escándalo de la casa blanca, con su cauda de mentiras y difamaciones. El 23 de agosto de 2015 —“La casa blanca, la ley les vale madre”—, demostramos que legalmente no había responsabilidad del Presidente —y menos conflicto de interés—, por una razón elemental: la citada casa no era de su propiedad. El estatus legal era “un contrato de promesa de compra-venta” que, para cualquier conocedor, legalmente no supone propiedad.
Las mentiras siguieron en Tlatlaya, en donde también con pruebas demostramos —12 de noviembre de 2014; “Tlatlaya, la injusticia”—, que un montaje periodístico inventó una supuesta ejecución para desprestigiar al gobierno de Peña. Jueces civiles —no militares— echaron abajo la mentira y exoneraron a militares presuntos culpables de ejecutar a criminales.
El 26 de agosto, en un texto memorable de etcétera —“El plagio de Jenaro Villamil”—, el periodista Marco Levario demostró la patraña y engaño que por años sostuvieron AMLO y su claque, con el cuento de que Televisa impuso a Peña en Los Pinos.
Y apenas en tres entregas del Itinerario Político —12, 15 y 16 de agosto— demostramos las mentiras del diario The Guardian —difundidas el 9 de agosto—, sobre la supuesta ilegalidad de un departamento de la esposa del Presidente en Miami.
Esas y muchas otras mentiras para desacreditar a Peña Nieto confirman la campaña que no ven solo los ciegos, sordos y… la legión de idiotas. ¿Así o más claro?
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VIDEGARAY, EL ARTÍFICE DEL ENCUENTRO PEÑA-TRUMP/Carlos Loret de Mola
El Universal,
El martes en la tarde, cuando el equipo de Donald Trump notificaba a Los Pinos los detalles de su visita a México del día siguiente, la canciller Claudia Ruiz Massieu se encontraba en Estados Unidos.
Pero no estaba en las oficinas de campaña del candidato republicano negociando los pormenores del evento. La secretaria de Relaciones Exteriores se encontraba en Milwaukee, inaugurando un consulado, a 3 mil kilómetros de Trump y su staff, que hacían proselitismo en el estado de Washington. Le cayó por sorpresa la noticia de que el magnate aceptaba la invitación. No lo supo ella, no lo supo el embajador Carlos Sada, no lo supo el subsecretario de América del Norte, Paulo Carreño.
Unas horas antes de hacerse oficial, tampoco lo sabía el vocero presidencial, Eduardo Sánchez, a pesar de que se trataba de un asunto que necesitaba sobre todo una estrategia de difusión que mitigara el rechazo popular.
No lo sabía el gabinete. Al grado que cuando se les notificó, entre algunos hubo desconcierto y entre otros franca desaprobación. Esto explica los rostros de luto que exhibieron en la primera fila de la conferencia de prensa.
La operación de la visita de Trump fue del secretario de Hacienda, Luis Videgaray. Y se coordinó directamente con su jefe, el presidente Enrique Peña Nieto.
De él fue la idea de hacerlo y de él fue la idea de hacerlo ya. Todo esto me lo relataron muchas fuentes muy bien informadas.
Por las declaraciones que han hecho desde el gobierno federal, da la impresión de que su cálculo fue que con el costo político que pagó el presidente Peña Nieto con esa visita, compró un “seguro anti-Trump”.
Esta es su lógica: en este momento, el mayor riesgo estratégico para México es que Trump llegue a la presidencia de Estados Unidos, así que hay que tender un puente, acercarse, y que el daño, si sucede, sea menor. En el gobierno dicen que están orgullosos del resultado: presumen que el magnate ya no habló de deportar a 11 millones de personas, sino a 6, que ya no planteó congelar las remesas ni cancelar el TLC, y que del muro ya supo oficialmente —se lo habría dicho el presidente Peña en privado— que México no lo pagará; y que ahora los dos candidatos gringos pelean por ver quién es más amigo de México. Si fuera el caso, ni esto pudieron posicionar en una estrategia de comunicación catastrófica. Hasta el equipo de Hillary defendió más a Peña que sus propios secretarios. El presidente lució tímido primero y solo, muy solo después.
¿Un seguro anti-Trump? Quizá el seguro más caro e incierto del mundo.
Caro porque esta administración federal no muestra vasos comunicantes con sus gobernados: millones de familias mexicanas ven en Trump al monstruo que va a expulsar a sus hijos, hermanos, papás de Estados Unidos, que les dejarán de mandar el dinero con el que sobreviven, millones más a quienes ha ofendido con sus expresiones.
Incierto porque Trump no tiene palabra. Lo dicen quienes lo conocen, lo denuncian sus biógrafos, lo relatan los periodistas que lo siguen cotidianamente. Con alguien así, no hay arreglo posible.
En cualquier caso, en unos meses quedará claro. Vaya apuesta.
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Columna Razones/JORGE FERNÁNDEZ MENÉNDEZ
Excelsior
Y ahora hay que votar por Hillary
El episodio Trump será uno de los más recordados de esta administración. El diálogo y la negociación son partes consustanciales de cualquier estrategia política y en ese sentido no está mal que un mandatario de México, como se llame, se siente con un candidato a la Presidencia de Estados Unidos, aunque éste represente, como lo reconoció el propio presidente Peña, luego de escuchar el discurso de Donald Trump en Arizona, un peligro para México.
Muchos han dicho que no les gustó la visita de Trump a México, a mí tampoco. Incluso, la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México lo declaró persona non grata. El personaje es detestable, pero no es ni el único ni el primero de esa categoría que nos visita. En México hemos tenido como visitantes e invitados a más de un sátrapa y a personajes que no pueden generar el más mínimo entusiasmo democrático. Si dicen que en la política se deben tragar sapos, en la diplomacia mucho más. Así que, aunque no se comparta, se puede entender la necesidad de invitar a un tipo como Trump.
Ahora bien, el propio Trump le ha dado al gobierno mexicano el mejor argumento para distanciarse, definitivamente, de él. El candidato republicano, una vez más, mintió y lo hizo frente al propio Presidente de la República. No vino, como algunos creyeron, a mostrarse con un tenor más presidencial, vino a mentir. Cuando aseguró que habían hablado del muro, pero no de quién lo pagaría, mintió como lo señaló el presidente Peña, quien pecó de ser demasiado buen anfitrión al no corregir a Trump en la propia conferencia de prensa.
También, creo, como dijo Andrés Oppenheimer, que el presidente Peña perdió una buena oportunidad de hablarle a los estadunidenses, no a los mexicanos, en su intervención del miércoles, junto a Trump. Está muy bien que el presidente Peña pida respeto por los mexicanos y que diga que su responsabilidad es defenderlos en donde estén. Pero faltó decir que, precisamente, por ello, el señor Trump no puede calificar a los mexicanos de “violadores y criminales”, tengan o no papeles. Ésas son las palabras de la ofensa de Trump que han dejado marcado en los mexicanos y en la campaña estadunidense. Y frente a él habría que haberlo reiterado.
Alguien dirá que de esa forma se rompían los acuerdos que permitieron la reunión, pero la verdad es que el primero que rompió esos acuerdos fue Trump cuando mintió sobre el tema del muro y cuando saltando, también, los mismos, permitió preguntas de la prensa estadunidense en un evento donde se había explicitado que no las habría. Y faltaron reflejos para, entonces, permitir un par de preguntas de la prensa mexicana, a Peña y, sobre todo, a Trump que estoy seguro que no hubieran sido muy indulgentes.
Pero me parece mucho más grave lo que ocurrió después, en Phoenix, Arizona. En su discurso sobre migración el candidato Trump dijo todo lo contrario de lo que sostuvo en México, o mejor dicho, dijo lo que no dijo en nuestro país cinco horas antes. Volvió a reiterar que expulsará a 11 millones de migrantes, anunció un mecanismo de deportación directa de cualquier persona sin papeles que redundará en una ruptura de familias de dimensiones inconcebibles, reiteró el compromiso sobre la construcción del muro, incluso, se dio tiempo de burlarse de las autoridades de México cuando aseguró que el muro se construirá y que México lo pagará: “Ellos todavía no lo saben, dijo, pero lo pagarán”.
Pocas cosas son en este sentido más importantes para la diplomacia mexicana que un encuentro del presidente Peña con Hillary Clinton, porque, aceptando que la reunión que sostuvo con Donald Trump tenía como base la posibilidad de que éste fuera el próximo mandatario estadunidense, lo cierto es que las encuestas muestran que mientras las posibilidades de Trump de llegar a la Casa Blanca son de apenas 20 por ciento, las de Clinton son de 80 por ciento. Y creo que ante
Hillary, por la forma y el tiempo en que se dio la visita de Donald Trump, las autoridades mexicanas han quedado mal colocadas.
Debe haber una rectificación y un gesto político importante en ese sentido: si Clinton viene a México la recepción debe ser mucho más abierta y cálida, incluso, si no puede venir a México en una fecha muy próxima se debe acordar un encuentro con Peña en la frontera o en Estados Unidos. Porque apenas terminada la visita a México, Trump demostró en Arizona por qué política y diplomáticamente, hay que votar por Hillary Clinton.
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INDIGNIDAD Y OLVIDO/ Raúl Rodríguez Cortés
El Universal,
Donald Trump pisó el miércoles la capital del país al que más ha ofendido y de su boca no salió ni una sola disculpa, que era lo mínimo que se exigía del encuentro incomprensible, indigno e inútil para los intereses nacionales, que sostuvo en Los Pinos con Enrique Peña Nieto a invitación de nuestro Presidente.
Millones de mexicanos vimos entrar a nuestra casa a quien nos llama violadores y criminales. No sé si Peña Nieto le haya exigido en privado la satisfacción que jamás ofreció en público. Trump declaró, tras la visita relámpago, que habían hablado del muro fronterizo que promete levantar, pero que no abordaron el asunto de quién lo pagaría. El Presidente de México, dos horas y media después, vía Twitter, aseguró haber dejado muy claro que no será nuestro país el que lo pague, como pretende el millonario racista.
La noche del miércoles, ya en Phoenix, Arizona, en un evento organizado por su equipo de campaña para hablar de su propuesta migratoria, Trump reiteró: el muro se construirá y los mexicanos no saben que tendrán que pagarlo al cien por ciento. ¿Será que ya quedaron que no hay bronca con el muro y que nosotros lo pagamos?
No podía ser más desastroso: Peña Nieto, sin obtener nada a cambio, le regaló al sicópata gringo un encuentro y una fotografía que lo legitimó como interlocutor, cuando las más elementales reglas diplomáticas establecen que un jefe de Estado sólo dialoga con otro jefe de Estado. Es tal la confusión y la torpeza que ya ni siquiera el gobierno respeta nuestro principio constitucional de no intervención, tan pisoteado por los anteriores dos gobiernos panistas en detrimento de nuestra soberanía, al involucrarse, inútilmente, en el proceso electoral de Estados Unidos.
¿Quién asesora a Peña Nieto? ¿Qué papel jugaron en esto su secretaria de Relaciones Exteriores, Claudia Ruiz Massieu y su embajador en Washington, Carlos Manuel Sada Solano?
Si en Los Pinos se pensó que era una genialidad de estadista reunirse con Trump, pero también con Hillary Clinton, según las invitaciones cursadas el viernes 27 de agosto, lo que en realidad se logró fue asestarle una puñalada por la espalda a la candidata demócrata que podría llegar a ser una mejor aliada de México en ese y otros temas relevantes de la relación. ¿Irá a venir Hillary después de esto? Y, si lo hace, ¿se cobrará el agravio?
Lo que se logró también fue que Peña Nieto se viera débil, precisamente cuando su aprobación en México apenas rebasa el veinte por ciento y cuando las inefables calificadoras, como Standar & Poor’s, se atreven a señalar que el crecimiento de México ha sido mediocre, no tanto por la implementación de las reformas que ellos mismos recomendaron, sino por la ingobernabilidad y la delincuencia.
¿Qué necesidad había de involucrarse en un tema, el migratorio, en el que los políticos de Estados Unidos, sean del partido que sean, siempre se opondrán a la legalización de esa mano de obra indocumentada?
Claro que los planteamientos sobre el tema hechos por Trump son desastrosos. Pero el de otros republicanos y el de los demócratas sólo cambia en el matiz.
Aquí le informaba el viernes pasado que durante los últimos dieciséis años han sido deportados de Estados Unidos tres y medio millones de compatriotas, casi uno cada hora. Eso ocurrió durante los gobiernos de William Clinton, George Bush y Barack Obama. Con este último, demócrata, se alcanzó en 2013 la cifra más alta de deportaciones, incluidas las de residentes permanentes expulsados hasta por infracciones de tránsito. Y Clinton, demócrata también, fue el que inició la construcción del muro.
La diferencia, pues, es de matices, y en medio están millones de mexicanos: tanto los que viven amagados cotidianamente por la deportación, como los que ya han sido devueltos y encuentran escasas oportunidades de empleo y un apoyo gubernamental cada vez más disminuido con los recortes presupuestales.
El “Programa de Repatriación Humana” implementado en el gobierno de Felipe Calderón, sólo destinó 41 pesos de apoyo para cada repatriado, según la estimación hecha por Inés Balaca en la tesis de posgrado que presentó ante el Colegio de la Frontera Norte.
En el gobierno de Peña Nieto el programa cambió de nombre: “Somos Mexicanos”. Enfrenta las mismas limitaciones presupuestales, pero cuenta con el plus de que a los repatriados se les da Seguro Popular por tres meses.
¡Qué desastre y qué tragedia!
@RaulRodriguezC
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La gran pifia/Carmen Aristegui F.
Reforma
En el peor momento de su mandato, el presidente de México cometió la más grande estupidez política que nadie hubiera imaginado. Peña Nieto quedó atrapado en una madeja absurda, ridícula y humillante de la que va a ser muy difícil, por no decir imposible, que salga. La agravante es que cayó en una trampa que se puso a sí mismo o que permitió que le pusieran sus asesores. ¿En qué momento Peña Nieto decidió tan tremendo despropósito? ¿Quién le recomendó meterse, así, en un callejón sin salida? ¿Acaso nadie en el gabinete lo alertó de que Donald Trump les comería el mandado de esa manera? ¿Nadie se tomó la molestia, por lo menos, de garantizar primero que la candidata Clinton vendría a México antes de invitar al personaje indeseado? ¿Quiénes y bajo qué criterios están tomando decisiones como ésta que no solo dañan a Peña sino que ponen a México en una posición ridícula y humillante frente al resto del mundo?
La sorpresiva invitación girada a los dos candidatos a la Presidencia de Estados Unidos, Hillary Clinton y Donald Trump, para reunirse con el presidente mexicano en la residencia oficial de Los Pinos, derivó en una grotesca escena que ha desatado una ola de indignación y burla en ambos lados de la frontera. La andanada de insultos y reclamos a Peña Nieto, especialmente en las redes, ha tomado dimensiones insospechadas. Intelectuales, líderes políticos, organizaciones y población en general, se han manifestado en las últimas horas de manera severa, no solo por la insólita decisión de invitar al candidato Trump a territorio mexicano, sino por la falta de carácter, tibieza y sumisión que mostró Peña ante un personaje que ha reiteradamente insultado y agredido a México llegando, incluso, a insinuar una declaración de guerra.
Los intentos de disculpa que Peña Nieto articuló en su mensaje para congraciarse con su invitado resultaron vergonzosos. Indigno fue hacer pasar como "malos entendidos" los agravios y amenazas proferidos por Trump en contra de México; indigno fue, también, emitir un tuit "explicativo", para decir sobre el Muro lo que no se atrevió a decir frente a Trump durante la conferencia de prensa.
A la prensa internacional tampoco le pasó por alto un hecho de esta envergadura. Agudos y críticos como el NYT, pusieron el dedo en la llaga para referirse a la visita de Trump el miércoles de esta semana: "...no hubo fricción en la sesión de fotografía, lo que permitió al nominado republicano ensayar su calmada voz de adulto, así como evitar ofender a su base antiinmigrante y humillar a México, todo al mismo tiempo".
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¿Qué pasó con EPN?/Sergio Sarmiento
Reforma
"Les vamos a inundar las pinches pesadillas". Paco Ignacio Taibo II
¿Qué pasó con el Presidente al que todo le salía bien, el que sacó a México de la nota roja y lo llevó a las secciones de negocios en los medios internacionales, el que forjó el Mexican moment y recibió aplausos por sus reformas estructurales, el que la revista Time colocó en su portada con el titular Saving Mexico?
Enrique Peña Nieto llegó a la Presidencia de la República como un torbellino. Antes de rendir protesta ya había forjado un Pacto por México que unía en un programa de reformas al PRI, el PAN y el PRD, algo inusitado en un país en el que la oposición rechaza en automático las reformas de quienquiera que esté en el poder. El pacto permitió la realización de una docena de reformas, algunas quizá malas, particularmente la fiscal, pero otras positivas.
Desde un principio los enemigos ideológicos de Peña Nieto le tenían preparada una acogida, más que crítica, destructiva. El movimiento #YoSoy132 hostigaba las presentaciones de campaña. En un mitin el 18 de julio de 2012 en el Monumento a la Revolución Paco Ignacio Taibo II declaró: "Van a soñar con nosotros. Les vamos a inundar las pinches pesadillas. Y si acaso, en el remoto de los casos, llevan a Peña Nieto a la Presidencia, durante seis años les vamos a hacer imposible gobernar este país". El 1o. de diciembre grupos de choque que trataban de impedir la toma de protesta rodearon el Palacio Legislativo y atacaron durante horas las barreras policiales, incendiando y utilizando un camión como ariete contra la policía.
A pesar de todo, Peña Nieto empezó bien su sexenio. Si bien sólo había obtenido el 38 por ciento de la votación el 1o. de julio de 2012, para abril de 2013 alcanzaba una aprobación de 50 por ciento en la encuesta de Reforma contra una desaprobación de 30 por ciento. Eran los tiempos en que todo le salía bien. Por eso el cambio ha sido tan dramático. En agosto de 2016 su aprobación en la misma encuesta era de 23 por ciento frente a un rechazo de 74 por ciento.
El Presidente ha tratado de explicar la situación: "Nos inundan o nos quieren inundar con malas noticias, sin tomar en cuenta los avances alcanzados". Pero esto es normal para cualquier gobierno. Lo mismo les ocurría a Felipe Calderón y a Vicente Fox, pero los dos mantuvieron aprobaciones superiores al 50 por ciento. Es verdad que las redes sociales se extienden cada vez más, y son por naturaleza críticas y burlonas, pero esto no explica por sí solo el desplome de Peña Nieto.
A mi juicio la percepción de deshonestidad personal ha sido el principal problema. El escándalo de la "casa blanca", aunado a revelaciones o acusaciones posteriores, ha dañado de manera severa la imagen de Peña Nieto. Recordemos que un factor decisivo en el desplome de la popularidad de Carlos Salinas de Gortari, quien durante su Presidencia llegó a tener cifras superiores al 80 por ciento, fue la revelación, ya posterior a su gobierno, de las cuentas bancarias de su hermano Raúl en Suiza.
La caída en la aprobación presidencial es una realidad, pero a Peña Nieto le quedan todavía dos años de gobierno y no puede quedar paralizado. Las reformas estructurales no tienen apoyo político, porque se identifican con él, pero la mayoría son positivas y están empezando a rendir frutos. Los grupos que buscan hacerle imposible gobernar siguen estando ahí, pero los han sufrido todos los gobiernos. El Presidente necesita una buena estrategia para usar el poco capital político que le queda para mantener una marcha razonable de aquí al 1o. de diciembre de 2018.
DAÑO A SÍ MISMO
Muchas veces el daño se lo hace a sí mismo el Presidente. La visita de Donald Trump no sólo no aportó nada positivo, sino que se ha convertido en un nuevo golpe contra la imagen pública de Peña Nieto.
@SergioSarmiento
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La sabiduría de Catón/ Reforma.
DE POLÍTICA Y COSAS PEORES ..
"... También yo pediría la renuncia de Peña Nieto si no pensara que eso le acarrearía a México más mal que bien. Ciertamente cada día se vuelve más difícil soportar tantos errores, tantas fallas. Pero no falta mucho ya para el 2018. Entonces mostraremos con nuestro voto el repudio a un régimen cuyas torpezas, omisiones, ineptitudes e ilegalidades están haciendo tanto daño a la Nación... “
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