Los sacerdotes tienen que “convivir” con los narcotraficantes, pero eso no quiere decir que “seamos cómplices o que estamos coludidos con ellos”, afirmó el obispo de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa Salvador Rangel Mendoza.
La madrugada del pasado lunes y tras haber acudido a una fiesta dos sacerdotes fueron asesinados con armas de fueho a manos de hombres armados en Taxco de Alarcón...
En una entrevista con la periodista Denise Maerker en su programa Atando Cabos de grupo Fórmula, reconoció que en el municipio de Mezcala, donde el sacerdote predicaba hay dos minas y por tanto hay narcotraficantes, “el padre tenía que pasar esos caminos para predicar, forzosamente tiene que ser amigos de ellos, como muchos otros sacerdotes”.
Recordó que la labor como Iglesia es llevarse con todos, no convertirse en enemigos y que el llamado que les hacen es a que “procuren no asesinar, no levantar gente”.
Germaín Muñiz, quien aparece en una fotografía con hombres armados, dijo el obispo que “esos encapuchados son de las guardias comunitarias”.
También que en muchas zonas de Guerrero la gente vive en paz cuando hay un grupo de policías comunitarios, y que el problema se da cuando ocurre una disputa entre dos o tres grupos.
“Esos grupos han desplazado a la autoridad y se han convertido en una autoridad”, aseveró.
Asimismo, Rangel Mendoza reiteró la critica que hiciera a la Fiscalía General del Estado, en el sentido de vincular a los sacerdotes con grupos delictivos, la rapidez en que dio a conocer dicha versión, cuando apenas pasaron unas horas del ataque armado.
“Tan pronto armaron eso y bajaron esas hipótesis que para mí, son falsas”, sostuvo.
Insistió que los párrocos fueron a una fiesta en Juliantla, Taxco, por el Día de la Candelaria, y porque ambos eran fanáticos de la música y cantautores, aunque no descartó la posibilidad de que fueran a divertirse.
Le dijo a la periodista que incluso el gobernador Héctor Astudillo Flores estaba muy molesto con él por su declaración respecto al asesinato y que para “limar asperezas” tendrán una reunión la próxima semana, junto al arzobispo de Acapulco Leopoldo González González, por lo cual “tenemos que unir fuerzas, desde la federación, el estado” para pacificar a la entidad.
Asimismo pidió al gobierno federal “voltear más la vista a Guerrero” ya que si el gobierno federal pusiera más atención en el estado “las cosas se pueden ir solucionando”.
La madrugada del pasado lunes y tras haber acudido a una fiesta dos sacerdotes fueron asesinados con armas de fueho a manos de hombres armados en Taxco de Alarcón...
En una entrevista con la periodista Denise Maerker en su programa Atando Cabos de grupo Fórmula, reconoció que en el municipio de Mezcala, donde el sacerdote predicaba hay dos minas y por tanto hay narcotraficantes, “el padre tenía que pasar esos caminos para predicar, forzosamente tiene que ser amigos de ellos, como muchos otros sacerdotes”.
Recordó que la labor como Iglesia es llevarse con todos, no convertirse en enemigos y que el llamado que les hacen es a que “procuren no asesinar, no levantar gente”.
Germaín Muñiz, quien aparece en una fotografía con hombres armados, dijo el obispo que “esos encapuchados son de las guardias comunitarias”.
También que en muchas zonas de Guerrero la gente vive en paz cuando hay un grupo de policías comunitarios, y que el problema se da cuando ocurre una disputa entre dos o tres grupos.
“Esos grupos han desplazado a la autoridad y se han convertido en una autoridad”, aseveró.
Asimismo, Rangel Mendoza reiteró la critica que hiciera a la Fiscalía General del Estado, en el sentido de vincular a los sacerdotes con grupos delictivos, la rapidez en que dio a conocer dicha versión, cuando apenas pasaron unas horas del ataque armado.
“Tan pronto armaron eso y bajaron esas hipótesis que para mí, son falsas”, sostuvo.
Insistió que los párrocos fueron a una fiesta en Juliantla, Taxco, por el Día de la Candelaria, y porque ambos eran fanáticos de la música y cantautores, aunque no descartó la posibilidad de que fueran a divertirse.
Le dijo a la periodista que incluso el gobernador Héctor Astudillo Flores estaba muy molesto con él por su declaración respecto al asesinato y que para “limar asperezas” tendrán una reunión la próxima semana, junto al arzobispo de Acapulco Leopoldo González González, por lo cual “tenemos que unir fuerzas, desde la federación, el estado” para pacificar a la entidad.
Asimismo pidió al gobierno federal “voltear más la vista a Guerrero” ya que si el gobierno federal pusiera más atención en el estado “las cosas se pueden ir solucionando”.
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