12 feb 2018

El tema de los refugiados musulmanes Rohinyás de nuevo..

“La presencia de Dios hoy también se llama rohinyá...papa Francisco..

La mañana del este 12 de febrero, el papa Francisco recibió en audiencia, en el Palacio Apostólico, a la Primera Ministra de la República Popular de Bangladés, la señora Sheikh Hasina, quien sucesivamente se reunió con el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, acompañado por Mons. Antoine Camilleri, Subsecretario de Relaciones con los Estados. 
Según informó la oficina de prensa de la Santa Sede, durante las conversaciones, desarrolladas en una atmósfera de cordialidad, se recordaron las buenas relaciones bilaterales, así como la satisfacción por el reciente Viaje Apostólico del Santo Padre a este país  y por la calurosa participación en el evento por parte de la población, incluidos muchos no católicos. 

Asimismo, se habló de la contribución que desarrolla la Iglesia en el país, especialmente en el campo educativo, y del esfuerzo del Estado por promover la coexistencia pacífica entre las diversas comunidades religiosas, en defensa de las minorías y de los refugiados, expresando aprecio por la acogida de los Rohinyá y manifestando el deseo de una solución justa y duradera para su drama.
Recordemos que el papa viajó a Bangladesh hace un par de meses en una visita que también incluyó a la vecina Myanmar, país mayoritariamente budista, de donde han sido expulsados los musulmanes Rohinyá, a quienes se les despojó de sus derechos y ciudadanía a pesar de su presencia secular en el país. Muchos de ellos encontraron refugio en Bangladesh, de mayoría musulmana.
En su viaje a Banlgadesh, Bergoglio se encontró con un grupo de refugiados Rohinyá, a los que pidió perdón por la indiferencia del mundo ante el drama de su situación.
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Véase: 
El peligroso viaje del Papa Francisco a Myanmar/ Fred Alvarez Palafox
La Silla Rota, 30/11/2017
Para su visita Myanmar, al Papa le pidieron prudencia, que por ningún motivo usará el vocablo rohinyá... ¿Por qué?1
En el servicio religioso del domingo 27 de agosto, Bergoglio se manifestó solidariamente a favor de los ataques que recibió días antes la minoría musulmana rohinyá en Myanmar, pidió entonces el líder religioso que se respeten sus derechos humanos. Y es que por esos días 1000 musulmanes de esta etnia que huyeron de la violencia en el estado de Rakhine, fueron detenidos en la frontera con Bangladesh.
Hubo 89 muertos por los enfrentamientos según informó el ejército de Myanmar, de los cuales 77 eran insurgentes rohinyá y 12 pertenecen a las fuerzas del orden, que según la ONU habrían cometido diversas violaciones a los derechos humanos en las ofensivas contra la minoría religiosa que iniciaron el año pasado.
Luego del rezo del Ángelus de aquel domingo en la Plaza de San Pedro, el papa dijo alzando la voz:
"Han llegado tristes noticias sobre la persecución de la minoría religiosa de nuestros hermanos rohinyá. Quisiera expresar toda mi cercanía a ellos y todos nosotros pedimos al Señor que los salve y que suscite hombres y mujeres de buena voluntad en su ayuda, que se les dé a ellos sus plenos derechos. Rezamos también por los hermanos rohingya
Eso no gustó en Myanmar
 No era la primera vez que el papa expresara su preocupación por los miembros de esta minoría religiosa. 
Apenas meses atrás, la Santa Sede había establecido relaciones diplomáticas con ese país asiático.
El papa sabía a donde se dirigía, él sabe lo que hace y no tiene miedo, pero es un hombre prudente, sabe de diplomacia.
Con ese antecedente inició uno de los viajes pastorales más difíciles de su pontificado, el número 21; concluirá el próximo sábado en Bangladesh.
El avión A 330 de Alitalia aterrizó a las 13:30 horas del lunes en el Aeropuerto Internacional de Rangún, el viaje desde Roma fue largo, casi 10 horas.
El Cardenal Charles Maung Bo, líder de la minoría católica y arzobispo de Rangún, subió las escaleras del avión para saludar al papa y acompañarle en su entrada al país asiático y sobre todo aconsejarle (de nuevo), que por ningún motivo usara el vocablo rohinyá:
Porque es una palabra muy cuestionada y no es aceptada ni por los militares, ni por el gobierno ni por el pueblo de ese país
Eso sí, visiblemente emocionado, el purpurado se arrodilló ante el obispo de Roma y le besó el anillo del pescador, como debe ser.
El papa fue recibido por autoridades civiles del país, encabezadas por el Ministro Delegado del Presidente de la República y religiosas, entre ellos 20 obispos de la Iglesia en Myanmar. 
En la pista de aterrizaje le esperaba también un grupo de niños vestidos con trajes tradicionales que entonaban cánticos y agitaban banderas del Vaticano y del país asiático; un grupo de religiosas entregó al pontífice un ramo de rosas. 
En las afueras de la terminal aérea había un fuerte dispositivo de seguridad.
Pero a diferencia de otras veces, ahora no hubo recibimientos espectaculares, tampoco las habituales masas de fieles se apostaron a un lado y otro de la carretera esperando ver al papa, como ha sucedido en otros países, como México.
Y es que Myanmar es un país de 52 millones de habitantes y de mayoría budista, existen muchas minorías étnicas pero sólo 135 son reconocidas oficialmente; viven solo 650 mil católicos, apenas el 1% de la población.
Myanmar es un país con una débil democracia donde el poder real sigue siendo el ejército aliado con "monjes budistas radicales", y estos son perseguidores de los rohinyá, minoría étnico-religiosa musulmana -1.2 millones- del estado birmano de Rakhine, quienes son discriminados y perseguidos desde hace décadas; hoy más de medio millón de ellos se han visto obligados a abandonar sus casas para encontrar refugio en Bangladesh. 
La crisis de los rohinyá tiene un evidente trasfondo político, económico y religioso en un país encajonado entre China e India, donde el Budismo es prácticamente una religión de Estado defendida por el Ejército. 
La Ley de Ciudadanía de 1982 priva a los rohinyá de nacionalidad; otras normas les han convertido en indocumentados, además tienen limitada su libertad de movimientos o incluso sus derechos reproductivos. 
Amenazas al Papa
Francisco fue recibido con amenazas por el grupo de monjes budistas radicales, asociación conocida como Ma Ba Tha c1uyo portavoz Tawparka, advirtió que habría "una respuesta" si el papa defendiera la causa de los rohinyá.
El monje budista vinculado a los militares que amenazó al papa es Ashin Wirathu. Este personaje que se hace llamar el Bin Laden de Myanmar se ha ganado muchas criticas  por sus diatribas contra los musulmanes -a los que llegó a equiparar con "perros"- o sus insultos hacia la enviada especial de la ONU para Birmania, Yanghee Lee, a la que tachó de "prostituta".
En ese sentido, lo primero que hizo el papa Francisco al llegar a Myanmar fue cambiar la agenda.
Al llegar a Rangún debía abordar otro avión1 y viajar a la nueva capital, Naypyidaw, para encontrarse con la líderes políticos del país, la ministra de Asuntos Exteriores San Suu Kyi, y al presidente de la República, empero decidió que su primera actividad pública pasara para un día después, debido a que estaba previsto que el papa descansara en Rangún, para recuperarse del largo viaje.
Por razones que no manifestaron, se concretó una reunión con el jefe de las fuerzas armadas de Myanmar, general Min Aung Hlaing, quien es acusado de organizar la campaña de limpieza étnica contra los rohinyá.
El encuentro fue breve, pero significativo -16 minutos-, ya que puso de relieve el papel que todavía juegan los militares en la precaria transición democrática del país.
Según el vocero del papa, Greg Burke, había sido una breve "visita de cortesía" con intercambio de regalos, pero en realidad Francisco dio comienzo a una verdadera mediación, poniendo de relieve "la gran responsabilidad de las autoridades del país en este momento de transición".
La reunión se produjo en la sede del arzobispado de la antigua capital, no se permitió la entrada de periodistas ni antes ni después del encuentro. ¿Por qué? Por razones obvias.
Pero el jefe del Ejército, molesto por la presión internacional que está recibiendo en la prensa por la visita papal, quiso fijar posición a la salida de la reunión, por lo que su oficina colgó un post en redes sociales en el que resumió, también a su manera, lo que el jefe del ejército le había dicho al papa: 
En Myanmar no hay discriminación religiosa en absoluto, de hecho hay libertad de religión. Y el objetivo de cada soldado es construir la paz en un país estable
Empero, las declaraciones del militar contradicen todos los señalamientos recabados por organizaciones internacionales así como por la ONU, que en marzo recogió todo un cúmulo de testimonios de las víctimas que hablaban de un "patrón sistemático de homicidios, torturas, violaciones e incendios provocados" por los militares y los grupos de nacionalistas que les apoyaron en la ofensiva que ha provocado el éxodo de 624 mil rohinyá a Bangladesh.
Es al general Aung Hlaing  a quien se se le achaca en última instancia la campaña de limpieza étnica apadrinada por sus subordinados religiosos contra los rohinyá.
Es una exageración decir que el número de bengalíes -el militar no usa la palabra prohibida- que han huido, es muy grande, llegó a escribir el jefe militar en su página de Facebook.
Debemos decir que la cita del papa con Min Aung Hlaing estaba prevista para el día 30, después de que se encontrara con el presidente del país, Htin Kyaw, y con la Premio Nobel Aung San Suu Kyi, sin que nadie haya explicado el cambio de agenda.
El tema entre el papa y el militar quizá fue no hablar de los rohinayá y el papa ha cumplido entre comillas, aunque haya lanzado un fuerte discurso el martes 28 pasado en Naypyidaw.
¿Qué dijo el papa en Centro Internacional de Convenciones de Myanmar?1
De entrada evitó mencionar a los rohinyá. 
En su importante discurso, el más esperado en Myanmar, instó a la reconciliación y al "respeto por cada grupo étnico e identidad", pero no mencionó específicamente a los rohinyás ni su difícil situación por la que atraviesan.
Su discurso sin duda complació a sus anfitriones, pero es evidente que abordó el tema de fondo, y eso es lo importante.
Francisco no dijo específicamente las denuncias de limpieza étnica ni usó la palabra prohibida por recomendación de sus asesores, pero dijo que la religión tiene un papel importante que desempeñar en la resolución de la crisis.
Faltó decir al papa la palabra prohibida pero la puesta en escena era suficientemente elocuente. 
A pesar de insinuar la crisis de los rohinyás a lo largo de su discurso, el papa reiteró el mensaje del Vaticano de que el objetivo principal de su visita era "rezar con la pequeña, pero ferviente comunidad católica de la nación, confirmarlos en su fe y alentarlos a que sus esfuerzos contribuyan al bien del país".
Estoy muy contento de que mi visita se realice tras el establecimiento de relaciones diplomáticas formales entre Myanmar y la Santa Sede. Quiero ver esta decisión como una señal del compromiso de la nación para continuar la cooperación constructiva dentro de la comunidad internacional, así como también para seguir esforzándose en renovar el tejido de la sociedad civil
En su discurso, invocó la Carta de los Derechos Humanos como fundamento de los esfuerzos de la comunidad internacional para promover la justicia, la paz y el desarrollo humano en todo el mundo y para resolver los conflictos ya no con el uso de la fuerza, sino a través del diálogo.
Con ello ello dio también un espaldarazo a Aung San Suu Kyi, denostado por la comunidad internacional por su aparente pasividad en el conflicto con los rohinyá.
Debemos precisar que el gobierno de Myanmar, pocos días antes de la llegada de Francisco, firmó un memorándum de acuerdo con el gobierno de Bangladesh para que vuelvan al estado de Rakhine cientos de miles de prófugos que huyeron después de la represalias del ejército, tras los ataques terroristas de agosto pasado.
Se espera que Francisco se reúna con los musulmanes rohinyás que huyeron de sus hogares y sobreviven en campos de refugiados abarrotados cuando visite Bangladesh a fines de esta semana.
Algunas reacciones
Rechazar el uso de la palabra rohinyá fue efectivamente una victoria para quienes intentaban deslegitimar el término, dijo Penny Green, profesora de Derecho en la Universidad Queen Mary de Londres, que estudia el conflicto rohinyás.
Green dijo a la cadena CNN que la decisión es "una clara concesión al régimen de Myanmar y su portavoz cristiano, el cardenal Bo, quienes se han esforzado por eliminar la identidad rohinyás, no solo del país, sino también del léxico nacional".
En parte Green tiene razón, pero ante las circunstancias, Francisco optó por la mesura y evitar problemas, no había  necesidad de incomodar a sus anfitriones y herir sensibilidades; además es su deber proteger a la minoría católica.
Claro para algunos el papa habría quedado, sobretodo los grupos de derechos humanos quienes le habían solicitado una y otra vez utilizar el término "prohibido" y con ello respaldar a la minoría discriminada.
¿Quedaron decepcionados los rohinayá?
Francisco jugó con la prudencia, no quiso causar problemas y cumplió con su propósito, el tema de la discriminación y violación a los derechistas humanos está en los medios del mundo. 
Algunos rohinayás dijeron no estar decepcionados con el papa Francisco "sino avergonzados de quienes le han presionado para hacerlo". Obras son amores.
Además hay que esperar la reunión en Bangladesh de este fin de semana, allí se hablará abiertamente del tema.
El pasado 21 de noviembre el sacerdote jesuita Thomas Reese, columnista del National Catholic Reporter, había dicho que Francisco "no debía ir" a Birmania dado que en ese desplazamiento "se arriesga a poner en compromiso su autoridad moral o poner en peligro a los cristianos de ese país".
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El encuentro del papa con el general Min Aung Hlaing
Después de una semana de viaje pastoral en el que visitó Myanmar y Bangladesh, el papa Francisco regresó a Roma...
En la rueda de prensa hablo de la reunión ion que tuvo con el general en Hlaing Myanmar...
Recordemos que o primero que hizo el papa Francisco al llegar a Myanmar fue cambiar la agenda.
Por razones que no manifestaron, se concretó una reunión con el jefe de las fuerzas armadas de Myanmar, general Min Aung Hlaing, quien es acusado de organizar la campaña de limpieza étnica contra los rohinyá.
El encuentro fue breve, pero significativo -16 minutos-, ya que puso de relieve el papel que todavía juegan los militares en la precaria transición democrática del país.
Según el vocero del papa, Greg Burke, había sido una breve "visita de cortesía" con intercambio de regalos, pero en realidad Francisco dio comienzo a una verdadera mediación, poniendo de relieve "la gran responsabilidad de las autoridades del país en este momento de transición".
La reunión se produjo en la sede del arzobispado de la antigua capital, no se permitió la entrada de periodistas ni antes ni después del encuentro. ¿Por qué? Por razones obvias. Era una reunión privada..
Delia Gallagher (CNN): Santidad, no sé cuánto usted nos puede responder, pero tengo curiosidad de su encuentro con el General Hlaing, porque he aprendido mucho sobre esta situación estando aquí y he entendido que, aparte de Aung San Suu Kyi, está este militar que es muy importante en la crisis y que usted encontró personalmente: ¿Qué tipo de encuentro fue y cómo fue hablar con él?
Papa Francisco: Buena pregunta. Yo distinguiría entre dos encuentros, dos tipos de encuentro. El que he hecho para ir al encuentro de la gente, y el encuentro donde he recibido gente. Este general me pidió hablar y lo recibí, yo nunca cierro la puerta. Usted pide hablar, viene. Hablando no se pierde nada, siempre ganas. Fue una buena conversación, que no puedo decirla porque era privada, pero yo no he negociado la verdad. Pero lo hice de tal manera que él entendió un poco que un camino, como era en los malos tiempos, renovada hoy, no es viable. Fue un buen encuentro, civilizado e incluso allí llegó el mensaje
(....)
James Longman (ABC): Quisiera preguntar si ha escuchado sobre las críticas que ha recibido en estos días San Suu Kyi por haber hablado de los rohingya  
Papa Francisco: He escuchado todo aquello, escuché las críticas, también escuché la crítica de no haber ido a la provincia de Rachine. Hoy ella ha ido medio día, más o menos. Pero en Myanmar es difícil evaluar una crítica sin preguntar: ¿ha sido posible hacer esto?, o ¿cómo será posible hacer esto? No quiero decir que no fue un error ir o no ir. Pero en Myanmar la situación política, es una nación en crecimiento, políticamente en crecimiento, es una nación en transición, tiene tantos valores culturales en la historia, pero políticamente está en transición. Es por esto que las posibilidades deben también evaluarse desde esta óptica. En este momento de transición, ¿sería posible o no hacer esto o aquello?, y ver si fue un error o no fue posible. No solo para la señora consejera de estado, también para el presidente, los diputados, el parlamento. En Myanmar, siempre debemos hacer avanzar la construcción del país y ahí se hará, como dije al principio, dos pasos adelante, uno atrás, dos adelante, dos atrás. La historia nos enseña esto. No puedo responder de otro modo el poco conocimiento que tengo en su lugar. Yo no quisiera caer en lo que hacía un filósofo argentino que fue invitado a dar conferencias a países de Asia una semana, y cuando regresaba, escribía un libro sobre la realidad de ese país. Y esto es presuntuoso.
Phil Pullella (Reuters): El encuentro con el general estaba originalmente previsto para el jueves en la mañana, pero usted quería ver primero a San Suu Kyi. Cuando el general pidió verlo primero el día de la llegada, para usted fue como un “aquí mando yo, debe verme a mí primero”. ¿En ese momento usted ha sentido que querían manipularlo?
Papa Francisco: La solicitud fue hecha porque él debía viajar a China. En cualquier caso que sucedan estas cosas, si yo puedo cambiar la cita lo hago. Las intenciones no lo sé, pero a mí me interesaba el diálogo, un diálogo que ellos pidieron y ellos vinieron a mí. Mi visita no estaba prevista. Y creo que era lo más importante el diálogo que el supuesto que dice “aquí mandamos nosotros y somos los primeros”.
Phil Pullella (Reuters): Puedo preguntarle, usted ha dicho que no puede decir lo que se habló durante el encuentro privado, pero ¿puedo preguntarle si durante aquel encuentro se usó la palabra rohingya con el general?
¡Papa Francisco: Usé las palabras para llegar al mensaje y cuando he visto que el mensaje era aceptado he dicho lo que quería decir. “Intelligenti pauca” (Nota del Editor: proverbio en latín, se puede entender como: a buen entendedor, pocas palabras).
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Recordemos que el jefe del Ejército, molesto por la presión internacional que estaba recibiendo en la prensa por la visita papal, quiso fijar posición a la salida de la reunión co el papa por lo que su oficina colgó un post en redes sociales en el que resumió, también a su manera, lo que el jefe del ejército le había dicho al papa: 
En Myanmar no hay discriminación religiosa en absoluto, de hecho hay libertad de religión. Y el objetivo de cada soldado es construir la paz en un país estable
Empero, las declaraciones del militar contradicen todos los señalamientos recabados por organizaciones internacionales así como por la ONU, que en marzo recogió todo un cúmulo de testimonios de las víctimas que hablaban de un "patrón sistemático de homicidios, torturas, violaciones e incendios provocados" por los militares y los grupos de nacionalistas que les apoyaron en la ofensiva que ha provocado el éxodo de 624 mil rohinyá a Bangladesh.

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