“Los terroristas que atacaron a Estados Unidos el 11 de septiembre tenían como objetivo a una nación pero hirieron al mundo entero”....Kofi Annan
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El 11-S, 17 años después…/Fred Alvarez
“Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos…Pablo Neruda ...
La mañana de este martes 11 de septiembre se conmemora el 17 aniversario de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en el National September 11 Memorial Plaza, en el sur de Manhattan de Nueva York; el himno de EU será interpretado en el más profundo silencio.
Justo a las 8:46 horas se guardará un intenso minuto de silencio en memoria de las casi 3 mil víctimas; para recordar el momento exacto del impacto del primer avión contra la Torre Norte del World Trade Center, seguido por una melodía interpretada por una banda de gaiteros.
Inmediatamente y como ocurre desde el primer aniversario familiares de las victimas leerán os nombres de las 2 mil 983 personas fallecidas de los 4 atentados perpetrados con aviones secuestrados -dos contra las torres, otro contra el Pentágono y uno más que se estrelló cuando se dirigía hacia Washington-, así como de los seis muertos en el atentado contra el WTC de 1993.
Recuerdan dónde se encontraban cuando oyeron -y seguramente vieron en vivo- la noticia de que el World Trade Center de Nueva York estaba siendo atacado?
Seguro que se acordarán ¡Eso nunca –nunca-, se nos olvidará!
Yo estaba en casa a punto de salir a un desayuno. Era un martes soleado. En ese momento recibí una llamada telefónica de mi amigo Abel Alcántara quien entre asustado y en broma me pedía opinión de los estaba sucediendo en estos momentos en EU: “¿Cómo ves la guerra?, me preguntó.
La neta que no le entendí, no sabía de qué me hablaba. Las noticias en los impresos eran letra muerta; no estaba tan de moda la internet como hoy; no había redes sociales, esas vinieron después. De inmediato encendí el televisor, y prácticamente ¡quede mudo sorprendido, aturdido, confuso asombrado de lo que veían mis ojos!
Minutos antes, cerca de las 8:45 de la mañana de aquel martes 11 de septiembre uando los habitantes de la Ciudad de Nueva York escucharon una explosión.
No se le dio mayor importancia, ya que no fue una explosión tan fuerte sino una demasiado común en una ciudad donde los trabajos de construcción son una constante. Algunos hicieron bromas nerviosas y continuaron sus labores; sin embargo, minutos después se escucharon el ulular de sirenas; la noticia ya estaba en todos los medios, sobretodo en la TV que anunciaba que un avión de American Airlines se había estrellado contra una de las torres gemelas de Nueva York.
Minutos más tarde -9: 30 horas - el vicepresidente Dick Cheney apareció en TV y todos pudimos ver en vivo y a todo color cuando un segundo avión explotaba contra las Torres Gemelas de NY.
¡No lo podíamos creer! Pero era cierto. ¡La realidad superaba la ficción!
Nos enteramos por los medios que minutos después otro aparato, cargado de explosivos, se dirigía a la Casa Blanca: empero, el Presidente George W Busch no estaba en Washington DC. Se encontraba en La Florida y acababa de subir al Air Force One. Por otro lado, el vicepresidente Cheney era trasladado de inmediato a un bunker–El Centro de Operaciones de Emergencia de la Presidencia-, una instalación subterránea reforzada, hasta el punto de poder soportar la sobrepresión propia de una detonación nuclear. Mientras se dirigía hacia allá, Cheney fue informado de que otro aparato, cargado de explosivos, se dirigía a la Casa Blanca. En el acto, el vicepresidente llamó al presidente instándole a que por ningún motivo regresara a Washington.
Parecía que veíamos un filme hollywoodense tan de moda hoy. (La película de esta semana es Ataque a La Casa Blanca y ahí se relata una historia de ficción, donde se menciona el “bunker” antinuclear).
Al Presidente Bush se le informó que seis aviones comerciales más estaban fuera de control y que eran –obviamente- potenciales misiles. Uno se habría estrellado supuestamente en Kentucky (luego se sabría que no era cierto) y otro – el vuelo de United 93- cayó sobre unos campos de Pensilvania, cerca de Shanksville, tras perder el control en cabina como consecuencia del enfrentamiento de los pasajeros y tripulantes con el comando terrorista.
Debemos precisar que esta versión -la del United 93- no es aceptada por muchos investigadores y familiares de las víctimas. Ellos aseguran que el avión fue derrumbado por la fuerza aérea norteamericana antes de que cumpliera con su objetivo. (Pero esa es otra historia que hay que escudriñar despacio).
Por otro lado, el avión comercial 757 que había despegado del aeropuerto Dulles -AA 77- “hizo un 360” (lo que quiere decir que cambió de dirección desde la Casa Blanca) y a las 9: 45 horas se estrelló contra el Pentágono. Se sabe que murió mucha gente, empero casi nadie habla de ese tema. Está medio prohibido. Por cierto, esto es muy debatido hasta el momento, debido a que los daños causados son muy pequeños como para tratarse de un avión de tan magnas dimensiones. Además no hubo restos del supuesto avión y mucho menos un video que muestre claramente un avión golpeado el Pentágono. Por otro lado, según declaraciones de gente del gobierno norteamericano, se tenía la orden de derribar cualquier avión que volará por dicha zona y eso nunca ocurrió.
Regresemos a Nueva york.
Eran justo las 9:40 horas cuando la fachada norte de la torre sur, justamente abajo del piso que expulsaba flamas anaranjadas. Un ser humano salió volando en el aire. Esas imágenes están en nuestra memoria.
Minutos después, -a las 9:55 horas- la primera de las torres gemelas comenzó a colapsarse. Se escucharon crujidos, ruidos secos, pequeñas explosiones, y entonces las paredes se pandearon hacia afuera y vino el sonido.
Por cierto, el dramatismo que destilaron las televisoras convirtió a las películas Hollywoodenses de ciencia ficción.
Y las imágenes de la caída de las torres gemelas fueron trasmitidas una y otra vez hasta despertar un terror generalizado.
¡A todo mundo se nos helo la sangre!
Fue una larga mañana de terror y coraje, y la fecha entró en la historia de la infamia.
Desde entonces las cosas cambiaron.
Las libertades fueron restringidas. La gente ha vivido con el terror, con muchas restricciones.
La Biométrica se desarrolló intensamente, los lectores de iris, los bancos de voces se incrementaron.
El terror puro y duro escaló a nivel mundial. Los agresores ya no fueron alienígenas desalmados, sino nuestros semejantes que conviven frente a nosotros compartiendo el mismo planeta. Como dice Gil Calvo ahora no hay héroes de Hollywood que puedan salvarnos, ni pompa solemne mayestática de la Casa Blanca que pueda rearmar la moral recuperando la dignidad, sino sólo un ingente caos absurdo, digno de la pluma de Shakespeare: un cuento mediático narrado por un idiota, lleno de ruido y de furia, que carece por completo de significado.
¿Cuántos murieron el 11-S?
Las cifras oficiales hablan de 2, 973 personas y más de 6, 000 heridos. Y no sabemos de cuantos más; se saben de centenas de desaparecidos. Y es que la mayoría de difuntos eran trabajadores; hombres y mujeres de todas las creencias religiosas y de más de sesenta naciones, incluyendo compatriotas. Muchos mexicanos.
Esa mañana cuando las torres se derrumbaron, una negra nube de polvo, humo y desastre cubrió una gran parte de Nueva York; mucho tiempo la ciudad olió a polvo, humo y tragedia.
Nadie duda que los ataques del 11-s fueron un crimen contra la humanidad.
Como dijo Kofi Annan “Los terroristas que atacaron a Estados Unidos el 11 de septiembre tenían como objetivo a una nación pero hirieron al mundo entero”
Los ataques terroristas de aquel martes 11 de septiembre no sólo mataron personas; también mataron ideas.
El mundo cambio. Ya nos es el mismo. Como dice el poeta chileno Pablo Neruda.: “Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos…
Nos infundieron miedo, sobretodo para recortar las libertades civiles, que como sociedad global habíamos alcanzado.
El 11-S nos dejó un aumento de la sensación de riesgo. De repente el peligro está en todas partes, es el vecino, el Gobierno...
La sociedad es más miedosa tras el 11-S. Y las organizaciones de inteligencia crecieron, con grandes recurso disponibles para acabar con el fantasma de terrorismo. Pero, lástima. Algunas han hecho el ridículo como la NSA recientemente que se abocó a “colgar” a Enrique Peña Nieto, para saber quiénes integrarían su gabinete. De risa.
Diez años después el principal autor de los atentados era difunto.
La desaparición física del líder de Al Qaeda, responsable de los atentados del 11-S, fue recibida con euforia, pero también con cautela ante el temor de que una campaña de atentados como venganza. En efecto, Bin Laden murió a manos de un comando de élite de EU y fue anunciada por televisión por el Presidente Barack Obama. Pero "La guerra contra Al Qaeda y su sindicato del terror no ha terminado", advirtió entonces –en 2011- la jefa de la diplomacia estadounidense, Hillary Clinton. (hay un filme donde se relata todo). Para muchos –sobretodo familiares de las víctimas- en EU el deceso del terrorista fue una venganza consumada.
¿El mundo es hoy más seguro?
Posdata 1
La realidad superó a la ficción.
El 11-S el territorio continental de EU fue por primera vez en su historia objeto de una agresión extranjera, se produjeron más muertos que en el bombardeo de Pearl Harbour. También fue atacado ese mismo día el Pentágono
Por primera vez desde el ataque de Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941, el territorio norteamericano había ido atacado con éxito, El único ataque sufrido antes por la Unión en territorio continental se registró en 1814 con motivo de la guerra anglo-estadounidense cuando las tropas inglesas tomaron Washington y quemaron la Casa Blanca en una guerra declarada entre dos Estados soberanos.
Y en cuanto al número de bajas en EU antes del 11-s había sido sangrienta batalla de Antietam (también conocida en la historiografía sudista como Batalla de Sharpsburg) del 17 de septiembre de 1862 cuando todas fuerzas confederadas, bajo el mando del general Robert E. Lee, se enfrentaron al Ejército Unionista del general McClellan: el resultado de la batalla, la más sangrienta de la guerra, fueron 23 mil bajas.
En Pearl Harbor le costó a nuestros vecinos la pérdida de 2 mil 450 soldados.
Posdata 2.
Recuerdo que después de los ataques me puse a leer sobre el tema, con la única idea de entender lo que había sucedido. Tenía tiempo. Se me grabó la frase del escritor chileno Jorge Edwards: “Lo asustador, al menos en esta etapa, es la endiablada dificultad para entender el asunto a fondo”.
Hice una compilación de textos que se publicaron en varios medios en español (entre otros en madrileño El País, en El Mundo, el Clarin, El Universal, Reforma, y varias revistas especializadas) que denomine: "Para entender el 11-S". Pensé en publicarlos con el objeto de compartirlos con los amigos y estudiosos del tema del terrorismo. Y es que cuando uno lanza una idea, gana muchas. El proyecto se quedó pendiente: lo iba a publicar la Cámara de Diputados en el segundo o tercer aniversario del 11-S.
Años después los materiales le sirvieron a mi hijo para hacer la tesis sobre el 11 de septiembre.
Recuerdo que inicie leyendo al profesor Daniel Bell, sociólogo de Harvard (ya difunto); concretamente el texto que recomiendo ampliamente El fundamentalismo islámico. ¿Cuán grave es la amenaza?”, publicado en español en Vuelta # 213, Agosto de 1994; a Bernard Lewis. especialista en la historia del Medio Oriente y autor de más de diez libros sobre el tema; a Samuel P. Huntington, entonces profesor de Ciencia de Gobierno de la Universidad de Eaton (ya difunto), a Anthony Giddens y a Ralf Dahrendorf.- ambos sucesores de Karl Popper en la dirección de la London School of Economics-, al liberal Francis Fukuyama. catedrático en la Johns Hopkins School y autor del libro El fin de la historia y el último hombre., aBarbara Probst Salomon, escritora y periodista estadounidense, autora de Arriving where we Started y The Beat of Life, a Norman Birnbaum.profesor emérito de la Universidad Georgetown, a Timothy Garton Ash, periodista y escritor británico, a Edward W. Said, ensayista palestino, profesor de literatura comparada en la Universidad de Columbia. (ya difunto) a Arthur Schlesinger historiador y exasesor del presidente Kennedy, aDavid Held, profesor de la London School of Economics, a Alain Touraine, sociólogo francés, director del Instituto de Estudios Superiores de París, a Jean Daniel director de semanario Le Nouvel Observateur, a Edward W. Luttwak, miembro directivo del Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos de Washington, a Anthony Lewis articulista de The New York Times, a Mijail Gorbachov. ex presidente soviético, a Fernando Reinares, catedrático de Ciencia Política en la Universidad de Burgos. Autor de Terrorismo y antiterrorismo, y Eduard W. Said, escrito palestino, profesor de literatura comparada en la Universidad de Columbia, entre muchos tantos.
Incluso leí –aunque no estuve de acuerdo con ella- a la periodista Oriana Fallaci que escribió – a petición del periódico italiano Corriere della Sera- 3 largos artículos sobre el tema: "La rabia y el orgullo, fueron publicados en El Mundo, en tres entregas .
(A Fallaci le toco como reportera cubrir los acontecimientos del 2 de octubre del 68 en México; comentó en un artículo que aquella matanza "en la que incluso a mí me hirió una bala, recogieron al menos 800 muertos....". Mmm. Exageró Fallaci...
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