H. Colegio Militar, lunes 17 de diciembre de 2018....
Señor presidente, doctora Sánchez Cordero, general secretario:
Gracias por recibirnos en estas instalaciones.
Almirante secretario, doctora Sheinbaum, doctor Gertz, al resto de los compañeros del presídium; y particularmente a todos ustedes, servidores públicos, civiles, militares y navales de las 32 entidades federativas.
Es un honor estar aquí, con ustedes, en este encuentro, convocado para trabajar juntos en el mejoramiento de la coordinación de todos aquellos que tenemos una responsabilidad en la materialización de los compromisos asumidos en el Plan Nacional de Paz y Seguridad.
En este encuentro esperamos, primero, alinear todos los esfuerzos en materia de seguridad para enfrentar óptimamente los enormes desafíos que tenemos en esta materia.
Segundo. Que cada uno de nosotros conozca con toda claridad el rol que le corresponde en este esfuerzo institucional para regresar la paz y la seguridad a nuestro país.
Tercero. Garantizar la adecuada coordinación entre las diversas instancias federales y estatales para impulsar el Plan Nacional de Paz y Seguridad en las entidades federativas y diversas regiones en las que hemos dividido el país para instrumentar este programa.
La consigna del presidente López Obrador es que trabajemos todos juntos para llegar a los 180 primeros días del gobierno con resultados perceptibles para la gente; que logremos, cuando menos, un punto de inflexión en los principales indicadores de inseguridad.
La tarea de garantizar la seguridad a los mexicanos es de una interdependencia sin precedentes. En esta etapa de emergencia que vive el país en materia de inseguridad, es una obligación política elemental promover el entendimiento, la voluntad y la identificación entre los tres niveles de gobierno para reducir la espiral de violencia criminal que azota al país.
Aquí ya no se trata ni del partido, ni del gobierno, sino del país. Debemos asegurar, particularmente, que los delegados y secretarios técnicos funcionen como apoyos y no como desafíos a las autoridades locales, estatales y municipales, porque mientras algunas autoridades se debaten en conflictos políticos, el crimen avanza invariablemente de manera organizada.
En las distintas coordinaciones, las decisiones se deberán tomar de manera conjunta y ser atendidas por el mando operativo de la coordinación que, como sabemos, recaerá bien en un militar o bien en un marino, dependiendo de la ubicación geográfica de la coordinación estatal.
El objetivo de tener un solo mando es, precisamente, que todo sea una operación coordinada, que ninguna fuerza de seguridad federal actúe por su lado.
En este esfuerzo de coordinación, hemos hablado con las y los señores gobernadores para que las propias fuerzas estatales, y algunas municipales, estén también subordinadas al único mando operativo federal en todas aquellas cuestiones que tengan que ver con la atención de las decisiones de la coordinación estatal.
En materia de seguridad, asumimos la responsabilidad en el peor escenario posible. No voy a dar aquí cifras, que ubican a nuestro país en uno de los más inseguros del mundo. No lo haré porque todos sabemos que el miedo, la pérdida de vidas, las desapariciones, el robo a casas-habitación y vehículos, los secuestros y la extorsión, entre muchos otros delitos, han lastimado profundamente por años el corazón de los mexicanos.
En un foro me decían que lo que existe en la comunidad es la metáfora de la ruleta rusa: a ver a qué hora nos toca.
Por eso, estamos aquí para trabajar juntos y coordinados, sobre todos aquellos temas que nos permitan atender el justo reclamo de la sociedad.
Entre los objetivos de esta reunión está alinear la estrategia de seguridad pública nacional, generar una total coordinación institucional entre los responsables de aplicarla, imponer orden en todos los cuerpos de seguridad federal para que actúen de manera coordinada y bajo un mando operativo único, esto referido al trabajo de estados y regiones.
Generar una sólida coordinación con cada estado y municipio, y, fundamentalmente, para capacitarlos en el tema de la Guardia Nacional, instrumento imprescindible para estar en posibilidades de regresar a soldados y marinos a sus tareas constitucionales, y garantizar a la ciudadanía condiciones adecuadas de paz y tranquilidad.
Regresar la tropa a sus cuarteles, ese es el objetivo de contar con una Guardia Nacional, integrada en sus orígenes por policías militares y policías navales, y elementos de la Policía Federal.
Ahora, abordaré algunas cuestiones específicas.
Hay en este momento una crisis de datos, pero trabajamos ya en una plataforma tecnológica para garantizar un servicio de información sobre incidencia criminal, a la que se tendrá acceso por cada parte de cada una de las mesas, acceso controlado.
Cada coordinación estará en posibilidades de recibir en tiempo real la información indispensable sobre la incidencia criminal de su competencia, a través de Plataforma México, para una más adecuada toma de decisiones. En las mesas de trabajo se les dará información detallada al respecto.
A los secretarios técnicos corresponde, primeramente, fungir como enlace de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana con las mesas estatales y regionales de seguridad y con los delegados estatales, con los que habrán de llevar una estrecha y armoniosa relación; apoyar a las y los gobernadores en los asuntos referentes a las coordinaciones estatal y regionales; llevar el seguimiento de los acuerdos y resoluciones generados en las mesas; proporcionar informes a la secretaría, que contribuyan a la mejor toma de decisiones a nivel nacional, y contribuir en la ejecución, seguimiento y evaluación de los planes, programas y estrategias en sus respectivas coordinaciones.
Por otra parte, quiero comentar que, dada la naturaleza, local o federal, de los problemas, decirles a ustedes que al ciudadano no le interesa la separación de responsabilidades entre federación, estados y municipios; tampoco le importa si los delitos que le afectan son del orden común o del orden federal, lo que el ciudadano demanda es que el gobierno en su conjunto le garantice su seguridad y la de su familia.
Esto nos obliga a enfrentar el reto de la inseguridad coordinadamente con las autoridades estatales y municipales, sin echarnos la bolita unos a otros. Sin repartir culpas, ni eludir responsabilidades sumaremos a las y los gobernadores de los estados, y a las y los presidentes municipales en un trabajo conjunto, coordinado, eficaz y permanente con el propósito de garantizar mejores condiciones de seguridad en todos los niveles con independencia del carácter federal, estatal o municipal de los delitos o faltas administrativas…
Orientaremos la seguridad hacia una efectividad real y sostenida, tanto en los delitos del fuero federal como del fuero común, más que hacia la efímera popularidad de un golpe espectacular.
Combatiremos con carácter prioritario aquellos rubros de la criminalidad que acumulan el mayor daño social, como robo a casas-habitación, asalto a transeúntes, robo de vehículos, secuestros, extorsión, etcétera, etcétera. Concentraremos en su combate los mayores recursos públicos disponibles.
En el otro extremo del fenómeno delictivo, la fuerza pública dará prioridad al combate de las expresiones más violentas del crimen organizado.
Finalmente, reproduciremos el modelo estatal de las policías municipales que cuentan con las capacidades y acrediten los requisitos para trabajar sobre la base de un modelo nacional de policía.
El combate al lavado de dinero será prioridad. Mediante el uso de la inteligencia financiera se combatirá al crimen organizado como un sistema económico, es decir, en su fortaleza económica.
Ya se ha derramado demasiada sangre combatiendo al narco en sus capacidades operativas. Nosotros concentraremos los esfuerzos en el dinero y en los bienes del narcotráfico.
No vamos a reaccionar ante los acontecimientos. Vamos a prevenir y a actuar para conducirlos. La inteligencia y los operativos de precisión serán la base de la eficacia policial por sobre el uso de la fuerza.
Hemos propuesto la creación de la Guardia Nacional. Su objetivo será optimizar el aprovechamiento de todos los recursos con los que cuenta el Estado mexicano en materia de seguridad. Sus integrantes serán preparados para una tarea civil, mediante una capacitación militar especial.
Será, como saben, una agrupación que estará bajo el mando directo del Poder Ejecutivo federal, pero estará adscrita a la Secretaría de la Defensa Nacional y el mando operativo recaerá en un militar.
Su misión será el mantenimiento del orden público y garantizar la seguridad de las y los mexicanos. Y, finalmente, a propósito de la Guardia Nacional deseo compartir con ustedes una reflexión.
No siempre los grandes cambios son comprendidos inmediatamente. De hecho, cambiar la lógica para interpretar los acontecimientos tomará más tiempo que el impulso a otros cambios.
Lamentablemente quienes critican la iniciativa de la Guardia Nacional, bajo el argumento de la supuesta militarización del país, pretenden convertir su preocupación en una irrefutable certeza.
Esa preocupación se debe mucho al merecido recelo histórico de la ciudadanía hacia los anteriores gobiernos por su hipocresía y falsedad. Ello se ha vuelto terreno fértil para la incredulidad hacia las decisiones del gobierno y para la construcción de escenarios hipotéticos. Pero nuestro gobierno no ha dado lugar, ni dará jamás, a ser merecedor de un recelo similar.
No somos iguales. Ahora existe una diferencia crucial. Nosotros no tenemos necesidad de engañar al país, ni a las y a los mexicanos.
Todos los argumentos hasta hoy esgrimidos pierden sentido en el contexto de un gobierno como el del presidente López Obrador. Repito, no somos iguales. No nos comparen con aquellos que para llegar al poder requirieron de iniciativas espectaculares para alcanzar la legitimidad que les negaron las urnas. Al presidente López Obrador lo respaldan y comprometen 30 millones de votos.
Tampoco nos comparen con quienes ofrecieron que la lucha contra el narco sería una etapa breve y gloriosa.
Ante un país cansado y sangrado por la violencia, la Guardia Nacional es una válvula de seguridad; es un instrumento que el gobierno necesita para dar respuesta a la crisis de inseguridad que hoy padecemos.
En todo caso, en la lucha contra el narco, el problema no fue el Ejército, sino el uso que se hizo de él por los mandos civiles. La guerra contra el narco, que desembocó en uno de los periodos más sangrientos y difíciles de nuestra historia, no representa el fracaso del Ejército, representa el fracaso de una estrategia para combatir la inseguridad, basada exclusivamente en el uso de la fuerza policial y militar.
Ahora, el cambio de estrategia es sustantivo. Conociendo las entrañas de la decisión, puedo decir con total convicción, que no se confirmará ninguno de los temores de los críticos de la iniciativa de la Guardia Nacional.
Puedo decir que todas sus hipótesis pesimistas se vendrán abajo muy pronto. Descarto, incluso, la posibilidad meramente teórica de que la militarización se dé en nuestro país.
Puedo decir todavía más. La Guardia Nacional será un modelo internacional como institución de seguridad pública.
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