Un hombre ingresó con sigilo a la capilla de la Catedral Metropolitana de Managua y lanzó un artefacto explosivo que, en pocos minutos, incendió la imagen del cristo crucificado y todo a su alrededor:
La Arquidiócesis de Managua calificó el ataque como “un acto de sacrilegio y profanación”.
Este ataque a un templo católico no ha sido un hecho aislado en Nicaragua. Desde 2018, cuando estallaron las protestas contra el Gobierno de Daniel Ortega, los religiosos han denunciado los constantes actos de violencia contra templos y sacerdotes, críticos a las violaciones a los derechos humanos a manos de la Administración sandinista.
La quema de la capilla de la Sangre de Cristo registrada este viernes en Managua es la tercera profanación sufrida por templos católicos en las últimas dos semanas.De acuerdo con los testigos del incidente de este viernes, el hombre que ingresó a la capilla lanzó una especie de bomba molotov sobre las 11 de la mañana. Menos de dos horas después, la vicepresidenta Rosario Murillo aseguró que “lamentablemente se combustionó la estructura por la presencia de velas que coloca la feligresía”. Sin embargo, la también primera dama prometió un peritaje. Empero, el cardenal Leopoldo Brenes contradijo a Murillo y aseguró que en la capilla no había cortinas y que el incendio fue provocado por una gran explosión y no una vela. “Este fue un acto planificado. Un acto de terrorismo”, dijo Brenes.
Aunque no está claro si el móvil del ataque es político, el sacerdote Edwin Román, uno de los más hostigados y difamados por la policía y el Gobierno, dijo al periódico EL PAÍS que “el sandinismo persigue a la Iglesia desde los ochenta”. “Son ataques que se avivaron en 2018, habían aminorado, pero en las últimas dos semanas vemos varias capillas profanadas. Atacan la imagen de la Sangre de Cristo, que es algo muy sensible. Es como una cruzada. Hace un año, en el acto del 19 de julio, Daniel Ortega llamó golpista a los obispos y sacerdotes”, criticó Román, quien preside la iglesia de San Miguel de Masaya, un templo que fue refugio de los ciudadanos que se volcaron contra el Gobierno de Ortega en 2018.
Las iglesias dirigidas por sacerdotes críticos a la gestión gubernamental han sido el flanco de ataques de simpatizantes sandinistas o en otras ocasiones de la policía, cuyos agentes antimotines rodean los templos cuando los sacerdotes dan homilías en las que condenan la represión política y abogan por el respeto a los derechos humanos en Nicaragua.
El pasado mes de junio, el Departamento de Estado norteamericana emitió el informe Libertad Religiosa Internacional capítulo Nicaragua 2019, y destacó que el Gobierno de Ortega y Murillo ha mantenido “una retórica de odio contra la Iglesia católica”. Según el informe de Washington, el régimen sandinista “incita el acoso, intimidación y ataques físicos contra el clero católico, los fieles y los lugares de culto”.
El informe de libertad religiosa remarcó que en 2019 el presidente Ortega declaró que “los obispos no apoyaban al pueblo en contra de las sanciones internacionales y otras agresiones”. “Los sumos sacerdotes siempre están pidiendo que se crucifique a Nicaragua y con esos sumos sacerdotes están los cobardes, los traidores a su país, que se arrodillan para pedir que se crucifique a Nicaragua”, aseguró el mandatario.
La socióloga y experta en seguridad Elvira Cuadra sostuvo que el ataque a la catedral es una muestra de que la crisis sanitaria y humana por la pandemia de la covid-19 “se está comiendo al Gobierno de los Ortega-Murillo”. “Son actos desesperados, pero calculados, actos de violencia que están promoviendo desde hace varios días. Esto, para desviar la atención de los puntos rojos de emergencia sanitaria que se niegan a atender, como el de los nicaragüenses varados en las fronteras y el imparable contagio.
¿Cómo fue?
En un comunicado del 31 de julio, la Arquidiócesis de Managua informó que una persona no identificada ingresó a las 11 horas a la Capilla de la Sangre de Cristo y lanzó una bomba que incendió y destruyó parte de su infraestructura.
Según el diario local La Prensa, testigos dijeron que el sujeto ingresó a la capilla encapuchado y con un objeto en la mano, y dijo lo siguiente: “Vengo a la Sangre de Cristo”. Otra testigo llamada Alba Ramírez “afirmó que el hombre que lanzó la bomba es conocido” y que “sospechan que fue un encargo planeado”.
Se trata de “un acto de profanación totalmente condenable, por lo que debemos permanecer en constante oración para derrotar a las fuerzas malignas”, expresó la Arquidiócesis.
En la capilla se ubica el Santísimo en su sagrario, y la consagrada y venerada imagen de la Sangre de Cristo, de casi 400 años de antigüedad y ante la cual San Juan Pablo II se arrodilló en su segunda visita a la ciudad en febrero de 1996.
Según la página de Facebook de la Catedral de Managua, el sagrario, la cúpula y parte del templo fueron destruidos y dañados. La cruz, aunque dañada, permaneció erguida en su lugar.
El cardenal Leopoldo Brenes, dijo que “este fue un acto planificado, planificado con mucha calma”. “Esto fue un acto de terrorismo”, denunció.
No es así.
“Hoy con profundo dolor, con lágrimas en los ojos damos esta triste noticia. Han atacado, han quemado a Cristo presente en la Eucaristía, en el Sagrario, donde amorosísimo espera a sus hijos, y que ha recibido de nosotros los hombres ingratitudes, desamor”, señaló la Catedral en un video publicado en Facebook.
“Ha sido quemada esta preciosa imagen de la Sangre de Cristo que por casi 400 años ha acompañado al pueblo fiel de Managua, de Nicaragua. En momentos difíciles, en momentos de dolor, de llanto y luto, siempre acompañó a sus hijos”, agregó.
También pidieron a los fieles “que sigan unidos en oración para pedir perdón por todos los sacrilegios, los actos cometidos en odio a la fe”, por los que “persiguen a la iglesia, para que el Señor les alcance misericordia, les perdone y una sincera conversión”, y también “para que el señor fortalezca nuestra fe ¡Que viva la Sangre de Cristo! ¡Que viva!, ¡Cristo reina, Cristo impera por siempre!, Amén”.
Recientemente, se han producido otros ataques contra capillas en Nicaragua. El más reciente es el producido el 29 de julio, cuando desconocidos profanaron con “saña y odio” la capilla de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en el municipio de Nindirí, en Masaya.
Según informa el P. Jesús Silva, párroco de la capilla, los sujetos no solo robaron la custodia y el copón, sino que ultrajaron el sagrario, pisotearon las hostias, destruyeron imágenes y muebles e “hicieron sus necesidades fisiológicas sobre lo que pudieron”.
Similarmente, el 27 de julio, desconocidos arrastraron por el suelo el Sagrario de Jesús Sacramentado del Sagrario de la Capilla Nuestra Señora del Carmen, ubicada en la Parroquia Nuestro Señor de Veracruz, Masaya. El párroco, P. Pablo Villafranca, señaló que durante el ataque, destruyeron parte de los muebles y robaron bienes materiales.
La Catedral de Managua también sufrió un atentado el 20 de julio a manos de un conductor en estado de ebriedad, que irrumpió con una camioneta en el templo, destruyendo parte de su infraestructura. Según testigos de la Arquidiócesis, el conductor iba con dos niños a bordo y destruyó tres de sus portones.
¿Cómo fue?
En un comunicado del 31 de julio, la Arquidiócesis de Managua informó que una persona no identificada ingresó a las 11 horas a la Capilla de la Sangre de Cristo y lanzó una bomba que incendió y destruyó parte de su infraestructura.
Según el diario local La Prensa, testigos dijeron que el sujeto ingresó a la capilla encapuchado y con un objeto en la mano, y dijo lo siguiente: “Vengo a la Sangre de Cristo”. Otra testigo llamada Alba Ramírez “afirmó que el hombre que lanzó la bomba es conocido” y que “sospechan que fue un encargo planeado”.
Se trata de “un acto de profanación totalmente condenable, por lo que debemos permanecer en constante oración para derrotar a las fuerzas malignas”, expresó la Arquidiócesis.
En la capilla se ubica el Santísimo en su sagrario, y la consagrada y venerada imagen de la Sangre de Cristo, de casi 400 años de antigüedad y ante la cual San Juan Pablo II se arrodilló en su segunda visita a la ciudad en febrero de 1996.
Según la página de Facebook de la Catedral de Managua, el sagrario, la cúpula y parte del templo fueron destruidos y dañados. La cruz, aunque dañada, permaneció erguida en su lugar.
El cardenal Leopoldo Brenes, dijo que “este fue un acto planificado, planificado con mucha calma”. “Esto fue un acto de terrorismo”, denunció.
No es así.
“Hoy con profundo dolor, con lágrimas en los ojos damos esta triste noticia. Han atacado, han quemado a Cristo presente en la Eucaristía, en el Sagrario, donde amorosísimo espera a sus hijos, y que ha recibido de nosotros los hombres ingratitudes, desamor”, señaló la Catedral en un video publicado en Facebook.
“Ha sido quemada esta preciosa imagen de la Sangre de Cristo que por casi 400 años ha acompañado al pueblo fiel de Managua, de Nicaragua. En momentos difíciles, en momentos de dolor, de llanto y luto, siempre acompañó a sus hijos”, agregó.
También pidieron a los fieles “que sigan unidos en oración para pedir perdón por todos los sacrilegios, los actos cometidos en odio a la fe”, por los que “persiguen a la iglesia, para que el Señor les alcance misericordia, les perdone y una sincera conversión”, y también “para que el señor fortalezca nuestra fe ¡Que viva la Sangre de Cristo! ¡Que viva!, ¡Cristo reina, Cristo impera por siempre!, Amén”.
Recientemente, se han producido otros ataques contra capillas en Nicaragua. El más reciente es el producido el 29 de julio, cuando desconocidos profanaron con “saña y odio” la capilla de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en el municipio de Nindirí, en Masaya.
Según informa el P. Jesús Silva, párroco de la capilla, los sujetos no solo robaron la custodia y el copón, sino que ultrajaron el sagrario, pisotearon las hostias, destruyeron imágenes y muebles e “hicieron sus necesidades fisiológicas sobre lo que pudieron”.
Similarmente, el 27 de julio, desconocidos arrastraron por el suelo el Sagrario de Jesús Sacramentado del Sagrario de la Capilla Nuestra Señora del Carmen, ubicada en la Parroquia Nuestro Señor de Veracruz, Masaya. El párroco, P. Pablo Villafranca, señaló que durante el ataque, destruyeron parte de los muebles y robaron bienes materiales.
La Catedral de Managua también sufrió un atentado el 20 de julio a manos de un conductor en estado de ebriedad, que irrumpió con una camioneta en el templo, destruyendo parte de su infraestructura. Según testigos de la Arquidiócesis, el conductor iba con dos niños a bordo y destruyó tres de sus portones.
Información de El País...
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