6 mar 2021

Vallas en Palacio Nacional “no es porque tengamos miedo”

 Vallas en Palacio Nacional “no es porque tengamos miedo”, sino porque hay mucha provocación e infiltrados: AMLO

“No es porque tengamos miedo, sino porque hay mucha provocación, gente que se infiltra”, dijo en su gira por Maxcanú, Yucatán.


“Que no se confunda, no es miedo. Es distinto el miedo a la cobardía. Yo puedo tener miedo pero no soy cobarde”, dijo AMLO. “Entonces, no es por eso que se están poniendo esas bardas para proteger al Palacio Nacional, es para que no haya provocación”, añadió.

Acusa que infiltrados podrían causar destrozos en Palacio Nacional

Y el brocero dice que son un “muro de paz”

A través de Twitter, Jesús Ramírez, dijo que las vallas que fueron colocadas en las inmediaciones de Palacio Nacional son un “muro de paz” y que su propósito es evitar la confrontación durante la marcha del 8M.

El pdte. @lopezobrador_ da garantías a las manifestaciones del 8M. El cerco de Palacio Nacional es para proteger y no para reprimir; para cuidar el patrimonio de todos los mexicanos y evitar la confrontación. Es un muro de paz que garantiza la libertad y protege de provocaciones

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Las columnas políticas hoy, a sábado 6 de marzo de 2020

BAJO RESERVA/El Universal

Se pusieron a defender las vallas de Palacio Nacional

Muy curiosa fue la reacción, ayer, de los defensores asiduos de la 4T ante el amurallamiento de Palacio Nacional. La decisión gubernamental de levantar enormes vallas para impedir el paso de mujeres el próximo 8 de marzo al recinto donde habita el presidente Andrés Manuel López Obrador, levantó indignación entre usuarios de redes sociales.

Pero no faltaron las voces oficialistas quienes, en el afán de combatir a los críticos, se fueron al extremo de ¡defender las vallas! “¿Por qué nunca las feministas se acercaron a Palacio Nacional cuando era protegido por el EMP?, Porque les daban garrote, ¡ahora que tienen un gobierno de puertas abiertas quieren violentar al que les dio voz!” Dijo un hombre.

Otro hombre dijo indignado: “Hoy algunos descubrieron las vallas como si nunca se hubieran puesto... por ejemplo, el gobierno de EPN nació en 2012 con vallas en San Lázaro, el Zócalo y Palacio Nacional”. Así, pasamos de la defensa de las estatuas, a la defensa de las vallas.

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DOBLE FONDO (Juan Pablo Becerra-Acosta M. / 

EL Universal

El miedo de AMLO y su muro antifeminista en Palacio Nacional

¿Qué país canalla es este donde hay un pequeño ejército de 33 mil 822 violadores, abusadores sexuales, acosadores y hostigadores sexuales?.

¿Por qué habrán levantado semejante muro frente a Palacio Nacional?  ¿No que en este gobierno no serían igual que los otros, los de la mafia del poder que se alejaban de la realidad, los que no entendían que no entendían?

¿Quién lo ordenó?  El Presidente. O al menos lo consintió, porque una fortaleza así, debajo de su balcón, es imposible que sea erigida sin su aval.   

Entonces, ¿por qué habrán amurallado de esa manera al Presidente? ¿Tienen pavor sus consejeros y sus productores? ¿Tiene miedo él mismo de la furia femenina que podría desatarse a partir de este lunes 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer?

Pero, ¿por qué? No veo ninguna razón para tanto temor. ¿O acaso durante las últimas semanas Andrés Manuel López Obrador ha defendido hasta la ignominia a un presunto violador, sin tomarse la molestia de al menos escuchar a la víctima más reciente de Félix Salgado Macedonio (la más reciente de que se tenga conocimiento)?

Ah, pues ha de ser eso. Se trata de una joven mujer, de nombre reservado como J, que fue fue violada, golpeada y amenazada en repetidas ocasiones durante 2016 por el hoy candidato a gobernador de Morena, según consta en la denuncia que ella presentó ante la Fiscalía de Guerrero, y a la cual tuve acceso.

La carpeta de investigación, donde se documenta que en mayo de 2016 la mujer fue drogada y quedó inconsciente mientras era violada, fotografiada y grabada, presuntamente por el llamado “toro sin cerca”, existe desde el 2016, NO surgió este año electoral, como afirma —y por tanto miente— el Presidente.

Así que, pensándolo detenidamente, hacen bien en tener miedo López Obrador y los suyos. Hacen bien en aislarse en los silenciosos pasillos palaciegos. Y hacen bien, porque el enojo de las mujeres está más que justificado. Mire usted los datos más recientes disponibles en el Sistema Nacional de Seguridad Pública:

-En 2020, en plena pandemia, hubo 939 feminicidios en el país. En promedio, al menos dos sujetos asesinaron impunemente a dos mujeres mexicanas cada día (2.5). Por favor visualice: se trata de una mujer privada de la vida cada doce horas, una mujer que pudo haber sido su madre, su hermana, su hija, su nieta, su novia, su mejor amiga.        

-En 2020 hubo, además, 2,791 homicidios dolosos contra mujeres. Al menos siete mujeres asesinadas cada día (7.6), en promedio.

Entre feminicidios y asesinatos, se trató de diez mujeres muertas (10.1) violentamente cada jornada. ¡Diez! Cinco mujeres ultimadas cada doce horas, en promedio. Cinco mujeres arrancadas de la vida mientras usted trabaja cada día.

-El machismo y la misoginia no paran ahí: a manos de feminicidas en potencia, 57,496 mujeres fueron víctimas de lesiones dolosas el año pasado. Fueron 157 por día, al menos seis cada hora. 

-4,050 mujeres fueron víctimas de delitos de violencia de género en 2020, once por día. Guerrero ocupó el tercer lugar por cien mil habitantes. Y este año la violencia está peor: en enero hubo 291 casos, contra 209 de enero del 2020, un aumento del 39.2%.

-16,545 mujeres mexicanas fueron violadas en 2020. Es un espanto: 45 mujeres violadas sexualmente cada día. Y vaya usted a saber cuántos casos hubo realmente, porque en 2020 el 911 recibió 3,554 llamadas de emergencia por casos de violación, más 5,347 llamadas por abuso sexual, más 8,376 por acoso u hostigamiento sexual.  

¿Qué país canalla es este donde hay un pequeño ejército de 33 mil 822 violadores, abusadores sexuales, acosadores y hostigadores sexuales, y un presunto entre ellos es defendido cada día en Palacio Nacional?

¿Qué país? Un país macho en el que miles de mujeres tienen al enemigo en casa: el año pasado hubo 236 mil 562 llamadas de emergencia al 911 por violencia de pareja. Es monstruoso: 646 mujeres pidiendo protección por día, 26 por hora, al menos una mujer secuestrada en su hogar cada tres minutos.

Con razón el miedo y la muralla en Palacio Nacional. Y debería haber un muro en cada entidad y en cada municipio de este país, porque el Estado mexicano les ha fallado a las mujeres, les sigue fallando en protegerlas, o al menos, en hacerles justicia. Y la sociedad, en su conjunto, ni se diga: cómplice y omisa.

Una vergüenza todos. O cambia esto, o cambia esto…

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RETROVISOR//Ivonne Melgar /

 Excélsior

La valla en Palacio y Félix Salgado

Lo experimentado en 2020 fue un salto cultural que condensó el impulso transformador de diversas generaciones, causas y trincheras, convirtiendo al antes romantizado Día de la Mujer en una fecha para visibilizar la violencia normalizada.

El Estado mexicano no pudo, no supo, no quiso colocarse a la altura de la ola feminista que hace un año popularizó la demanda de “¡Ni una más! ¡Vivas nos queremos!”.

Ni la Fiscalía General de la República ni la Secretaría de Seguridad ni el gobierno federal ni los mandatarios estatales lograron construir respuestas para comenzar a revertir la impunidad señalada en las plazas del país.

Por el contrario, hoy la conversación electoral se encuentra literalmente impactada por la resistencia del poder a reconocer la legitimidad de ese reclamo.

A pesar de la plataforma “3 de 3 contra la violencia”, que desde el INE y el Tribunal Electoral busca evitar que a las boletas del 6 de junio lleguen candidatos en falta con el sustento de sus hijos o con denuncias de acoso y agresiones sexuales, la impunidad sigue vigente porque los partidos políticos continúan fugándose, en los hechos, de sus compromisos retóricos.

Pero los reclamos también continuaron. Porque lo experimentado en 2020 fue un salto cultural que condensó durante 48 horas el impulso transformador de diversas generaciones, causas y trincheras, convirtiendo al antes romantizado Día de la Mujer en una fecha para visibilizar la violencia normalizada.

Y aunque muy pronto vendría el enfrenón de la pandemia, la exigencia escaló persistente cuando el encierro subrayó los males señalados: entre enero y diciembre hubo 220 mil denuncias que se convirtieron en carpetas de investigación por violencia familiar.

Porque la llamada “otra pandemia” subrayó heridas en una sociedad donde las nuevas generaciones han decidido romper el silencio en torno al abuso sexual y la violación, delitos que ocupan el 42 y el 38 por ciento de aquellos que se cometen contra las mujeres y llegan a ser registrados.

Sin embargo, la tensión entre la conciencia del acoso socialmente normalizado y la negativa a reconocer su agravamiento alcanzó, en mayo, al Presidente de la República, reacio a dar por válidas las escandalosas cifras de las llamadas de auxilio que, ahora lo sabemos, fueron 2 mil 529, en promedio, por violencia familiar y de pareja al día.

A partir de entonces, la ilusión de las mujeres de la autoproclamada Cuarta Transformación de que ésta también sería feminista se ha topado con pared, alcanzando su mayor descalabro esta semana cuando fue desoída la súplica de cancelar la postulación de Félix Salgado Macedonio al gobierno de Guerrero, ante las denuncias de acoso y violencia sexual.

Porque, como lo adelantamos aquí hace una semana, la resolución de la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia (CNHJ) de Morena tiene tintes de haber sido sólo una treta para ganar tiempo en la antesala del 8 de marzo y concretar, pasadas las movilizaciones, el relanzamiento de la controvertida candidatura mediante una segunda encuesta, cuya ventaja arrasadora permitiría avalar el discurso presidencial de que cuenta con el respaldo del pueblo.

Con la vela de la esperanza prendida, todavía ayer una decena de legisladoras y activistas difundió un video en el que le pedían a Salgado Macedonio bajarse de la contienda, ignorando deliberadamente la defensa que López Obrador ha hecho de él, llamándolo víctima de una campaña de desprestigio de la oposición.

Al no hacerse cargo de esa realidad política, las feministas de Morena quedaron atrapadas en la contradicción que implica exigir castigo a las violencias y someterse a la voluntad presidencial que las invisibiliza y que las instancias del partido hasta ahora acataron.

En su mensaje al candidato de Guerrero, las senadoras Malú Mícher, Antares Vázquez, Jesusa Rodríguez; las diputadas Lorena Villavicencio, Wendy Briseño, Vanesa del Castillo, Sandra Paola González y Rocío Villarauz, y la activista Estefanía Veloz alegaban que el feminismo y la 4T no deben confrontarse porque ambos movimientos son progresistas y persiguen lo mismo: igualdad y libertad.

¿Es posible esperar aún que Salgado Macedonio renuncie cuando su candidatura es la única registrada y el plazo para sustituirlo ya venció? En la espera de los resultados de la segunda encuesta, a presentarse el próximo martes, caben todas las especulaciones.

En tanto despejamos la duda, ayer se levantó en los alrededores de Palacio Nacional una valla para aislar las protestas que se esperan este lunes 8 de marzo.

¿Significa que el Presidente de la República ha decidido representar y encabezar las resistencias de una sociedad que se niega a reconocer el daño que las violencias machistas generan en hijas, esposas, hermanas, madres y amigas?

¿Es que el cambio que 33 millones de mexicanos le confiaron al gobernante más poderoso y querido de la historia moderna tiene un cerco metálico por respuesta?

Y mientras siga ahí, la valla será la confirmación material y simbólica de que el principal líder del México contemporáneo no quiere escuchar el grito de auxilio de las mujeres.

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