23 años sin Octavio Paz
Yo escribo, hablo contigo, hablo conmigo: Octavio Paz:
A las 22:35 horas del domingo 19 de abril de 1998, falleció a causa de un cáncer en los huesos en su casa de Francisco Sosa en Coyoacán, Ciudad de México, el poeta Octavio Paz, tenía 84 años de edad.
Entonces, Bellas Artes, fue enlutado con dos grandes lienzos negros y miles de personas acompañaron al féretro.
Un mexicano anónimo recitó poemas de Paz frente al magno edificio.
En la primera guardia de honor del velatorio formaron en los flancos del féretro el historiador Enrique Krauze, el filósofo Alejandro Rossi, el ensayista Teodoro González, el entonces director del INBA, Gerardo Estrada y el presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Rafael Tovar.
Paz antes de su matrimonio con Mari Jo, se casó con Elena Garro en 1937, con quien se fue a España ese año para apoyar la causa republicana. Procrearon una hija: Laura Helena. Se divorciaron en 1957.
En 1968 Garro se auto exilio del país a raíz del movimiento estudiantil y residió 20 años en España y Francia. Años después en 1993 regreso a México.
Garro, tenía en sus lectores preferidos a Homero, Aristófanes, Cervantes, Novalis, Ernst Junger, Shakespeare, Dante, Goethe, López Velarde, Vasconcelos, Alfonso Reyes, -¡ah! y la poesía de Octavio Paz...
Nuestro premio Nobel de Literatura 1999 fue descrito por su esposa Mari Jo al morir como un hombre nada convencional, ni machista, ni pedante, ni oportunista, ni prudente, ni fanfarrón, ni mentiroso; “más bien era colérico, divertido, legal, generoso, detestaba la mezquindad, era intransigente en la creación, riguroso consigo mismo y tolerante con los demás“.
Paz tuvo amigos –muy pocos- como Carlos Monsiváis, Alí Chumacero, Adolfo Bioy Casares, Silvina Enrique Creel, José Bianco, Emmanuel Carballo, Alfonso Reyes, Elena Poniatowska, Enrique Krauze, y Carlos Fuentes, entre otros. Y algunos no tan amigos, sobre todo de la vieja izquierda.
Algunos políticos le negaron hace años que su nombre se inscribiera con letras de oro en el Congreso, después corrigieron.
Días después de la muerte de Paz, Carlos Fuentes escribió un excelente texto que vale la pena leer completo, se publicó en el madrileño El País, Miércoles 13 mayo 1998; escribió entonces.
"No quisiera comenzar esta conferencia sin un homenaje al gran poeta y ensayista mexicano Octavio Paz. Su obra abarca y enriquece nuestro siglo cultural. También lo sobrevive. Un gran escritor como Paz es guardián y testigo, junto con sus lectores, de su propia inmortalidad».
Con estas palabras di inicio a mi plática en la Feria del Libro de Buenos Aires al conocer la noticia de la muerte de Paz. Pero anoche apenas, dos distinguidos amigos mexicanos con los que cenaba en Londres me dijeron: no basta. Tus palabras en Argentina recibieron escasa difusión en México. Escribe algo más sobre Octavio.
¿Algo más? No creo que un escritor mexicano haya escrito más que yo sobre Paz. Conferencias, prólogos, memorias, defensas públicas, discursos, ensayos. Durante treinta años estuve atento a la obra de Paz. Él me correspondió con ensayos sobre mis libros, prólogos y un hermoso poema. Añádase a esto mi correspondencia con Paz, que suma más de mil cartas intercambiadas a lo largo de tres décadas y que se encuentran depositadas en la biblioteca de una universidad norteamericana. Julio Ortega, el único que ha leído esta correspondencia en su integridad, la describe como «el conmovedor documento de una amistad». He dispuesto que las cartas cruzadas con Octavio queden selladas hasta cincuenta años después de mi propia muerte, cuando las intimidades, franquezas, desavenencias, querencias e insultos que inevitablemente salpican un canje de letras tan cotidiano e intenso no hieran a nadie y sólo fatiguen a los biógrafos.
Y agrega…”Conocí a Octavio en París, en abril de 1950, cuando yo tenía veintiún años y él treinta y cinco. Nos hicimos amigos inmediatamente…” El texto se puede leer completo en https://elpais.com/diario/1998/05/13/cultura/895010411_850215.html
En 1954 y gracias a la intervención de Octavio Paz, Luis Cernuda entró a trabajar como profesor en la UNAM, a la vez que como becario en El Colegio de México.
Paz fue el padrino y ayudo a Cernuda sin condición. Le solicitó a su amigo Alfonso Reyes, entonces presidente de El Colegio de México, que acogiera a su amigo madrileño, y le fue concedida una beca, de inmediato por 450 pesos mensuales –de entonces- y para justificarla lo consideró “investigador independiente”. Para mantener la beca, Cernuda propuso y el Colegio aceptó un estudio sobre poesía inglesa del siglo XIX.
Y cuatro años después en 1958, Alfonso Reyes decide por problemas de salud darle carácter honorario a su cargo de presidente del COLMEX y crear el puesto de director, para el que se escogió a Daniel Cosío Villegas.
A él se dirigió don Alfonso en diciembre de 1958 para “hacerle tres súplicas”, una de las cuales era sostenerle la beca a Luis Cernuda, “que vive muy pobremente” y “es cumplido en su trabajo”.
Cernuda ya había empezado también a escribir en la prensa mexicana, notablemente en las dos principales revistas de esa época: México en la Cultura y Universidad de México. Fruto destacado de su labor de estos años son dos libros de crítica literaria: Estudios sobre poesía española contemporánea (1957) y Pensamiento poético en la lírica inglesa (Siglo XIX) (1958).
Un año después murió Alfonso Reyes y en agosto de 1961 Daniel Cosío le canceló la beca al poeta español.
En una entrevista con Enrique Krauze le habla de ese asunto.
Discusión pública.
Al fallecer Cernuda, apareció en la Revista de la Universidad (julio de 1964) un artículo en el que Octavio Paz afirmaba del poeta español que “a la muerte de Reyes, el nuevo director (del Colmex) lo despidió sin mucha ceremonia”. Entonces Cosío Villegas, envió una carta de respuesta a Paz, la que apareció en el número de octubre de la misma publicación y tachaba de “falsa de toda falsedad la acusación” de que hubiera quitado el apoyo económico a Cernuda, pues argüía la existencia de una carta de éste en la que anunciaba que iría a Estados Unidos como profesor visitante de una universidad “que no nombra”, lo que motivó que le suspendieran la beca.
En el mismo número de Revista de la Universidad, Octavio Paz contestó con un texto fulminante: “Por lo visto Cernuda no fue despedido por El Colegio de México. Me alegra saberlo. Mis noticias eran otras y uno de mis informantes fue el mismo Cernuda. Como el poeta muerto era todo menos un mentiroso (y como tampoco lo es el señor Cosío Villegas) no hay más remedio que atribuir el incidente a un equívoco: Cernuda creyó que con frías y correctas maneras burocráticas, se le quería despedir y se alejó voluntariamente. La actitud del Director debe haber contribuido a esa impresión del poeta. No es un misterio que el señor Cosío Villegas, por afectación anglicista o inclinación natural, es un témpano en el trato con sus semejantes y que ha hecho de la impertinencia y el desdén, ya que no un estilo, un hábito. Cernuda tenía fama de susceptible; Cosío Villegas la tiene de intratable: todo se explica”.
Paz, dice Enríquez Perea, retiró ese texto de sus Obras completas. Quizá, porque de alguna manera lo que decía de Cosío Villegas era el autorretrato del Octavio Paz endiosado de sus últimos años. (Fuente: Revista Contralínea, Junio 2a quincena de 2007). El escritor Antonio Rivero Taravillo escribe también sobre el tema en Luis Cernuda. Años de exilio (1938-1963, Ed. Tusquets.
¡Ese era Octavio Paz, amigo de sus amigos!
Paz el poeta:
No cabe duda que la poesía es engendro humano como también lo es el amor. La poesía como el amor requiere iluminación, inspiración y mucha imaginación. Dice Paz en La Llama Doble, que "el sexo es la raíz, el erotismo es el tallo, y el amor la flor. ¿Y el fruto? (pregunta, y responde) ¡Los frutos del amor son intangibles! Éste es uno de sus enigmas".
Paz publicó ese libro que trata sobre el amor en 1993, tres años después de que recibiera el Premio Nobel de Literatura, tenía casi 80 años cuando lo escribió.
Dice el escritor español Martín Garzo "No importa la edad ni las historias que se hayan vivido, el amor sigue a nuestro lado, siempre diferente y desconocido, con sus frutos intangibles y su cortejo de titiriteros. Nos enfrenta al misterio de la presencia de las cosas, un misterio muy superior a esos vanos enigmas que alimentan la intriga de los grandes best sellers."
En efecto, el amor se debe conformar- aunque nunca lo hace-con la vivencia del instante.
Dice Paz que "el tiempo del amor no es grande ni chico: es la percepción instantánea de todos los tiempos en uno solo, de todas las vidas en un instante. No nos libra de la muerte; pero nos hace verle la cara."
"El tiempo puede causar grandes estragos en el amor, sobre todo si se carece de imaginación, el amor puede volverse monótono y aburrido y morir paulatinamente. Además el paso del tiempo destruye la belleza física y si el amor sólo estaba basado en ella, desaparecerá junto con la atracción sensual...."
La solución de Paz ante estos peligros es el valor para seguir arriesgándose a la aventura temeraria de vivir, simplemente ¡Vivir ! ese instante
El amor no contiene menos riesgos que la vida…., ‘’El amor no busca nada más allá de sí mismo. Es una atracción por un alma y un cuerpo; no una idea: una persona."
Agrega "todos los amores son desdichados porque todos están hechos de tiempo, todos son el nudo frágil de dos criaturas temporales y que saben que van a morir; en todos los amores, aun en los más trágicos, hay un instante de dicha que no es exagerado llamar sobrehumana: es una victoria contra el tiempo, un vislumbrar el otro lado, ese allá que es un aquí, en donde nada cambia y todo lo que es realmente es."
En efecto, "La juventud es el tiempo del amor. Sin embargo, hay jóvenes viejos incapaces de amor, no por impotencia sexual sino por sequedad de alma; también hay viejos jóvenes enamorados: unos son ridículos, otros patéticos y otros más sublimes...,
Comparto estos fragmentos de Paz, tomadas de La Carta de Creencia, las cual he colocado discrecionalmente:
"Tal vez amar
es aprender a caminar
por este mundo.
Aprender a quedarnos quietos,
cómo el tilo y la encina de la fábula
Aprender a mirar….,
"Tú mirada es sembradora.
Plantó un árbol.
Yo habló
Porque tú meces los follajes....
"Amar es tener ojos en las yemas,
palpar el nudo en que se anudan
quietud y movimiento.
En el jardín de las caricias
corté la flor de sangre
para adornar tú pelo
la flor se volvió palabra.
La palabra arde en mi memoria..."
"La tarde se ha ido a pique,
lámparas y reflectores
perforan la noche.
Yo escribo:
hablo contigo:
hablo conmigo...
@#
Soy hombre: duro poco
y es enorme la noche.
Pero miro hacia arriba:
las estrellas escriben.
Sin entender comprendo:
también soy escritura
y en este mismo instante
alguien me deletrea..." Octavio Paz
Todo esto para invitar a leer o releer a Paz, hoy que se cumplen 23 años de difunto.
La foto es de Tomas Montero Torres.
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