Mi amigo el columnista sinaloense, César Velázquez Robles, más conocido como El Coruco, escribe hoy sobre el tema en su columna Politeiia que difunde en las redes sociales, sobre todo en Sinaloa..
Dice César que le dio mucha pena escuchar en la mañanera de pasado viernes imitar los balidos de borrego, al c. Presidente de la República.
Confieso que a mi también como lo comente el viernes.
Precisa Cesar, que el presidente puede emprenderla contra sus adversarios, lanzarles admoniciones, insultarlos, denigrarlos, humillarlos, acusarlos hasta de lo que se van a morir. se vale..., ya nos acostumbramos a escucharlo, es más, no hay mañanera sin esas acusaciones...
"Tiene el poder para eso y más. Podría hasta decirse que el poder lo está enloqueciendo- agrega César-, o que los tropiezos, uno tras otro, que viene experimentando en los últimos tiempos, lo ha puesto de tan mal genio, tan irascible, que no le importa perder el porte, descomponer la figura, para insistir en sus diatribas contra las oposiciones sobre el tema de la revocación de mandato.
Y no sólo la revocación de mandato amigo Coruco, hoy Raymundo Riva Palacio dice que el Presidente habría insultado al fiscal Alejandro Gertz Manero por el asunto de los hechos lamentables del Rest Hunan, donde gracias a Lourdes Mendoza pudimos comprobar que el señor Emilio Lozoya estaba cenando feliz pato laqueado, y bebiendo buenos vino cuando debería estar en resguardo por la FGR, por ser un testigo colaborador, en un asunto que le generó altas expectativas a la cuatroté..
Dice Raymundo que Gertz fue regañado, maltratado e incluso, trascendió, insultado por el presidente...
"El fiscal general, que por lo trascendido escuchó los insultos y las malas palabras de un Presidente empapado en cólera..., escribe.. Recomiendo su columna Estrictamente Personal de hoy en El Financiero.
Regreso a lo del imitar a un borrego...
Es cierto que no es la primera vez que lo hace el presidente en las mañaneras, pero las primeras veces no se vio tan mal...
Lo hizo en octubre de 2019, con balidos dirigidos a a militantes de morena, a propósito de asambleas distritales donde se aseguraba había manipulación de votos...
Y otra vez que no recordamos...
Empero en la mañanera del pasado viernes se vio mal, me lo ha comentado los mismos integrantes de la cuatroté.
Quizá por ello, Armando Fuentes Aguirre más conocido como Catón, el columnista más leído en el país le dedicó hoy tres libres, dice:
"Un borrego hizo una tontería. Luego dijo una necedad. Después declaró una majadería. En seguida cometió una barbaridad. Alguien le preguntó con asombro al tal borrego: "¿Qué haces?". Contestó él: "Estoy imitando a López Obrador"... FIN..."
Muy duro..
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Punto Crítico Sinaloa Digi Tv
ZONA POLITEiA/César Velázquez Robles
Los balidos presidenciales
El presidente López Obrador va de mal en peor. Sentí pena ajena este viernes al escucharlo en su homilía imitar los balidos de borrego. Es verdad que puede emprenderla contra sus adversarios, lanzarles admoniciones, insultarlos, denigrarlos, humillarlos, acusarlos hasta de lo que se van a morir. Tiene el poder para eso y más. Podría hasta decirse que el poder lo está enloqueciendo, o que los tropiezos, uno tras otro, que viene experimentando en los últimos tiempos, lo ha puesto de tan mal genio, tan irascible, que no le importa perder el porte, descomponer la figura, para insistir en sus diatribas contra las oposiciones sobre el tema de la revocación de mandato. Es cierto que no es la primera vez que lo hace, pero la polarización, el encono, la falta absoluta de respeto a quienes no piensan como él, empieza a hacer irrespirable el clima político del país. Decía que ya lo hizo. Ocurrió en octubre de 2019, aunque los balidos se referían a militantes de morena, a propósito de asambleas distritales donde se aseguraba había manipulación de votos. Esta fue su expresión: “Aceptando sin conceder porque no tengo elementos para juzgar, ni debería meterme, pero es importante la reflexión de fondo, ya no hay ciudadanos imaginarios, ya no hay borregos: ¿a dónde van? beeeeee; ¿por quién votar? beeee. Ya no hay eso. Un aplauso por la politización que hay en nuestro pueblo ya que es en lo más hemos avanzado. Si no fuese así, yo estaría en el suelo”.
La mañanera del pasado viernes transcurría de acuerdo con el script archisabido. Fustigaba a la oposición por lo que considera su rechazo a la revocación de mandato, e insistía en que aunque no participe el 40 por ciento del listado nominal de electores –para que el eventual resultado tenga carácter vinculatorio--, si la mayoría vota porque se vaya, sin ningún problema lo hará. Es que, ¿saben?, es demócrata, y la voluntad del pueblo es la voluntad de dios. De ahí que sea “increíble, surrealista, que los conservadores no quieran la consulta”. Hasta ahí su perorata habría estado bien, pero ya encarrerado, apuntó –para desdoro de la tan maltratada investidura presidencial--: “Y van a salir que el paso siguiente es: no participamos y llamamos a no votar, que nadie participe porque creen que los ciudadanos son borregos y van a decir beeeee, beeee”.
A dos años del culiacanazo
El 17 de octubre de 2019, el terror se apoderó de Culiacán. El Estado –aquí sí, no el gobierno— mostró su incapacidad para garantizar a la población su seguridad física, que es una de sus responsabilidades fundamentales. Fue enfrentado con la fuerza de las armas por poderes ilegales que le disputaron por unas horas el monopolio legítimo de la violencia. Más de una decena de puntos de la ciudad fueron bloqueados por grupos armados en el propósito de lograr la liberación de un detenido, Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín Guzmán Loera. Lograron su propósito; el presidente, y así lo reconoció tiempo después, ordenó que se le pusiera en libertad, para evitar un derramamiento de sangre. Fue una derrota en toda la línea para el Estado mexicano; pero también fue derrotada la sociedad en su conjunto, que quedó desprotegida, indefensa, frente a la violencia. Las heridas que el hecho dejó en nuestra convivencia no se cierran fácilmente.
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