Mientras los periodistas en México son asesinados, el presidente ataca a los medios
The Washington Post/Editorial
México está experimentando uno de los períodos más letales para los periodistas, con cinco asesinatos en lo que va del año. Pero en lugar de abordar estos peligros, el presidente Andrés Manuel López Obrador dedicó gran parte de su conferencia matutina habitual del viernes 11 a atacar a una de las figuras mediáticas más destacadas del país, Carlos Loret de Mola.
Loret de Mola es columnista de Post Opinión, la sección de opinión en español de The Washington Post, y un nombre muy conocido en México por su trabajo para medios impresos, radio y televisión. El periodista, crítico asiduo del gobierno, recientemente publicó una investigación sobre el hijo de López Obrador, cuyo estilo de vida aparentemente lujoso contrasta dramáticamente con la personalidad pública humilde que promueve el presidente mexicano.
El viernes, en un descarado intento de desacreditar e intimidar, López Obrador presentó una diapositiva que pretendía mostrar los ingresos de Loret de Mola en 2021. Afirmó que eran “15 veces” más que el salario del presidente, aunque Loret de Mola dice que los montos presentados eran falsos y que no ha trabajado para al menos una de las organizaciones mencionadas desde 2019. Compartir públicamente la información financiera confidencial de un ciudadano es un abuso de poder sin precedentes. López Obrador también ha amenazado con pedir a las autoridades fiscales que confirmen esta información, lo que violaría las leyes de privacidad de México.
López Obrador reiteró los ataques el lunes 14 y calificó de “golpeadores, mercenarios, vendidos” a quienes publican artículos críticos. El incidente marca un nuevo golpe a su tensa relación con los medios. A menudo se ha quejado del periodismo crítico hacia su gobierno, llamándose a sí mismo “el presidente más atacado en los últimos 100 años”. Su diatriba más reciente solo envalentona a quienes atacan a los periodistas en medio de una oleada de violencia contra reporteros y denunciantes, la mayoría de los cuales no son tan conocidos como Loret de Mola.
Apenas unas horas antes de la conferencia matutina, el reportero Heber López Vásquez fue asesinado a tiros frente a su casa en Oaxaca. Lourdes Maldonado López, quien en 2019 le dijo a López Obrador que temía por su vida, fue asesinada a tiros en un automóvil en Tijuana el mes pasado. En enero también fueron asesinados el reportero José Luis Gamboa, el fotoperiodista Margarito Martínez y el camarógrafo Roberto Toledo.
Incluso antes de este año, México era uno de los países más peligrosos del mundo para los periodistas, con al menos siete asesinados en 2021 y 15 actualmente reportados como desaparecidos. La mayoría de los ataques a los trabajadores de los medios provienen de las autoridades municipales y el crimen organizado, según datos del gobierno. La administración de López Obrador ha ampliado el plan de protección de la prensa, pero los grupos de derechos humanos y los periodistas dicen que los delincuentes siguen cometiendo actos de violencia con impunidad.
La escalada de violencia es una mancha en el historial democrático de México. El año pasado, la administración del presidente estadounidense, Joe Biden, se comprometió a “proteger y promover medios de comunicación libres, independientes y diversos en todo el mundo”. Debería también condenar los ataques a los periodistas mexicanos y hacer un llamado a nuestros aliados democráticos para que apoyen a la prensa libre. Si no lo hacen, los regímenes deshonestos y los delincuentes seguirán actuando como si tuvieran vía libre para silenciar las voces independientes.
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El Presidente tomó nota en la mañanera de hoy..
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