Después de dos años regresa el lavado de pies a internos
- De las 12 personas nueve fueron hombres y tres mujeres de diferentes edades y nacionalidades.
Sin haberlo publicitado, el papa Francisco celebró después de dos años de ausencia la Misa de la Cena del Señor,“in Coena Dominis”, principio del Tridúo Pascual, en la cárcel italiana de Civitavecchia, ubicada a unos 80 kilómetros al noroeste de Roma, en la provincia del Lacio, donde hay 530 internos, la mayoría mujeres.
Francisco llegó puntual la tarde del juees al lugar abordo del Fiat blanco 500 y fue recibido por la directora del penal Patrizia Bravelli quien estuvo acompañada la Ministra de Justicia italiana, Marta Cartabia.
Los internos reciben al Papa felices con gritos y aplausos, la ceremonia fue discreta, aunque podemos ver las pocas imagenes que se han difundido.
La oficina de la Santa Sede, informa en un breve comunicado que en su homilía espontánea el Papa reflexionó sobre el signo del lavado de los pies a los apóstoles y dijo que fue una “cosa extraña”, lo que hizo Jesús, porque “en aquel tiempo los pies los lavaban los esclavos a la entrada de la casa”.
Francisco les dijo que toda persona guarda por largo tiempo algo en el corazón, sin embargo, los animó: “Pero pidan perdón a Jesús”. “Solo quiere nuestra confianza de pedir perdón”, dijo el Papa y propuso esta “bella oración para el día de hoy: ‘Pero, Señor, perdóname. Buscaré servir a los demás, pero Tú sírveme con tu perdón’”.
La homilía terminó con una larga pausa de silencio, y después hubo aplausos..
Patrizia Bravelli, directora del penal expresó "Aquí hay una humanidad diversa y compleja en la que vemos muchas fragilidades", pero también habló de "reinicios" - reinserción-; Nuevas vidas, nuevas esperanzas, nuevas metas.
Al final, el líder religioso ingresó a una sala donde pudo saludar y conversar brevemente con unas cincuenta personas que representaron a los detenidos y agente penitenciarios.
Se postró a pesar de las dolencias en su rodilla.
Francisco nos volvió a sorprender ya que a pesar de su problemas de rodilla, se postró ante los internos para lavar y besar sus pies, en un gran gesto de humildad.
Para el papa jesuita esta tradición es una que lo marcará para la historia, es la sexta prisión que visita en Jueves Santo desde que asumió su pontificado; es el único Papa que ha convertido en una tradición oficiar la misa In coena domini de Jueves Santo con los más desfavorecidos, como enfermos, inmigrantes y muy especialmente con los presos.
La primera vez fue en 2013.
Era jueves 28 de marzo cuando el Papa llegó a bordo de un vehículo cerrado con placas del Vaticano al Instituto Penal para menores de Casa del Marmo donde fue recibido por una multitud. Entonces, el lugar fue blindado por los Carabinieri, la policía local y los servicios de protección civil; el cuerpo de seguridad de la Gendarmería vaticana y la guardia Suiza, fue discreto.
Y justo a las 17:30 horas de Roma, el papa celebró la Misa de la Cena del Señor., en total había unas “120 personas, la mayoría eran los jóvenes de la Casa Marmo.
No se permitió la entrada de cámaras de televisión, por respeto a la privacidad de los internos menores.
Y lo insólito. El papa argentino lavó los pies a 12 de los jóvenes reclusos, por cierto de diferentes nacionalidades y confesiones religiosas.
Entonces, algunas voces criticaron al papa jesuita debido a que le lavó y besó los pies a dos mujeres –una de ellas musulmana.
Con ello se convirtió en el primer pontífice que celebra la misa de la última cena en un centro penitenciario para menores, fuera de la solemnidad de la Basílica de San Juan de Letrán.
Como sabemos el rito del lavado de los pies busca recordar el momento en el que, según cuenta el Evangelio de San Juan, durante la última cena Jesús de Nazareth se arrodilló ante sus discípulos y les lavó los pies, en un signo de profunda humildad.
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