La ignorancia deliberada en el caso Ayotzinapa/Jorge Fernández Menéndez
Razones
Excelsior, 23 de junio de 2023
El nuevo episodio de la investigación de los hechos ocurridos en Iguala el 26 de septiembre de 2014, donde fueron secuestrados y finalmente asesinados 43 jóvenes de la normal de Ayotzinapa, sigue la senda marcada por la fiscalía especial del caso: construir culpables con un discurso político e ideológico y no tratar de establecer la verdad sobre lo ocurrido aquella noche. Toda la averiguación se reduce a los testimonios de los sicarios, asesinos confesos de los jóvenes muchos de ellos, en contra de militares sin prueba alguna que lo sustente. Lo terrible es que los sicarios, los verdaderos victimarios, están libres o absueltos de cargos por ese crimen, mientras que personajes que nada tienen que ver con él, están en la cárcel. Y, peor aún, siguen las detenciones con declaraciones de testigos protegidos, en realidad, sicarios, que por quinta o sexta vez recuerdan algo nuevo, casualmente, siempre abonando al discurso que en cada momento necesita la fiscalía especial.Hemos dicho muchas veces que, entre las pruebas que la fiscalía especial ha, inexplicablemente, desechado, están las intercepciones de mensajes de los teléfonos celulares de los líderes de Guerreros Unidos en Iguala y en Chicago, realizadas por la DEA. Esta agencia estaba averiguando sobre las operaciones de ese cártel en Chicago y tenía interceptados los teléfonos de sus líderes y a ellos se comunicaban los operadores en Guerrero. En esas intercepciones se relata, casi minuto a minuto, lo que está sucediendo en Iguala aquella noche e, incluso, quiénes son los responsables. En nuestro libro La noche de Iguala (Cal y Arena, 2018) publicamos las grabaciones de la DEA de esa misma noche del 26 de septiembre de 2014 y días posteriores. Cintas que, paradójicamente, la fiscalía del caso ignora en forma sistemática, quizá porque no le gustan las conclusiones que se derivan de ellas, porque los hechos, los tozudos y necios hechos, no se doblegan tan fácilmente. El 26 de septiembre de 2014, en Iguala, los jóvenes de Ayotzinapa fueron secuestrados por policías municipales y entregados por éstos a sicarios del Cártel Guerreros Unidos, así lo demuestran las llamadas interceptadas por la DEA, oficina Chicago, entre miembros de Guerreros Unidos, éstas son sólo una parte de esas intercepciones (transcripción textual):
K krees k paasoo entonces- 9/27/2014 17:09
Adán Zenén Casarrubias, El Tomatito (Silver) - 4710788 – 2A0AA879_TIII
Quieren arraigar. Alos munis- 9/27/2014 17:09
José Ángel Casarrubias, El Mochomo – 4710788 – 2A0AA879_TIII
Nipedooo– 9/27/2014 17:10
Adán Zenén Casarrubias, El Tomatito (Silver) - 4710789 – 2A0AA879_TIII
Ahorita les vamos a echar todo el pedo a el y a la gendarmeria y al gobierno del estado – 9/27/2014 17:14
Los testimonios de todos los sicarios involucrados (casi todos ya liberados) coinciden plenamente con las grabaciones de la DEA.
El asesinato de los jóvenes de Ayotzinapa es uno de los eventos más crueles que hemos sufrido, consecuencia de años de violencia del narcotráfico, que ha generado decenas de miles de víctimas. Fue consecuencia de la corrupción, la violencia y la impunidad con que actúan las fuerzas del crimen organizado y de su complicidad, en este caso, con autoridades municipales y estatales. Construir la coartada de un crimen político sólo alimentará “días negros, del cisma, del ojo por ojo” de los “hombres exaltados, no necesariamente buenos”, de los que en sus memorias habla Bob Dylan.
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