Emma Coronel sale de prisión este miércoles 13, pero no tendrá libertad absoluta, deberá seguir ciertas reglas impuestas, una de ellas, la de residir únicamente en una vivienda autorizada y encontrar trabajo, donde deberá laborar 30 horas a la semana como mínimo, según las 13 reglas del documento judicial.
Coronel fue sentenciada a tres años de prisión y cuatro años de libertad supervisada en noviembre de 2021 por cargos de tráfico de drogas y lavado de dinero; hace unas semanas, en junio se declaró culpable de los cargos y recibió crédito por el tiempo ya cumplido.
La Oficina Federal de Prisiones (OBP) le confirmó la fecha prevista para que salga de prisión. Y añadió: “Por razones de privacidad y seguridad, no damos detalles sobre planes de liberación específicos”.
Según el localizador de internos de la OBP se encuentra actualmente en un centro de Gestión de Reingreso Residencial en Long Beach, California.
Ella aceptó toda la responsabilidad y le rogó al juez que considere a sus gemelas, entonces de 9 años, que se verían obligadas a crecer sin sus padres.
Los fiscales habían pedido 48 meses de prisión, nueve meses por debajo del mínimo de las pautas de sentencia, cinco años de libertad supervisada y el decomiso de US$ 1,5 millones, después de considerar varios factores, incluido que consideran que su papel en la conspiración es mínimo y en apoyo de su esposo, que la eximió de responsabilidad rápidamente después de su arresto, ahorrándole tiempo y recursos al gobierno en las audiencias en la preparación del juicio, y que no tiene antecedentes penales previos.
El juez fue por debajo de la recomendación hecha por los fiscales, ya que consideró no solo esos factores, sino también que ella conoció a Guzmán cuando era menor de edad, de 17 años, y se casó con él a los 18.
Al final de la audiencia de condena, el juez del caso le dijo: "Buena suerte. Espero que críe a sus gemelas en un entorno diferente al que ha experimentado hasta hoy. Buena suerte".
Tiene derecho a la reinserción.
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“Una joya”, el segundo bastón de mando que recibió Claudia Sheinbaum
Para transferir este liderazgo, de manera simbólica, Andrés Manuel López Obrador le entregó a Sheinbaum Pardo un bastón de mando...pero no fue el único que recibió tras ganar las cinco encuestas que se levantaron para medir a todos los aspirantes a suceder al Presidente de la República.
Un par de días después de esto, la jefa de Gobierno con licencia de la Ciudad de México convocó en el World Trade Center a su estructura que la apoyó durante las 10 semanas que duró el proceso partidista para agradecerle. Antes de terminar esta reunión privada, sus operadores quisieron refrendarle a Claudia Sheinbaum, también de manera simbólica y también con un bastón, el mando para lo que viene después.
“Le estamos refrendando el mando, el apoyo, claro está, sin desconocer el gran liderazgo de nuestro Presidente de la República", destaca el diputado federal por Tlaxcala, Steve Del Razo, quien le entregó este bastón, a título personal, “respetando las tradiciones y la cultura de su entidad, incluso el mando de la gobernadora Lorena Cuéllar”.
Este otro bastón realmente es una joya -cuenta el legislador de Morena-, hecho de madera de ayacahuite, una especie de pino, tallado completamente a mano. Cada piso de este bastón de mando representa cada uno de los cuatro señoríos del entonces reino de Tlaxcala: Tepeticpac, Ocotelulco, Quiahuixtlán, y Tizatlán, en cuyos talleres de esta comunidad fue hecho.
No se trata de cualquier bastón por la historia que representa: en la parte de enfrente tiene el escudo nacional y atrás el de Tlaxcala, pues simboliza los 500 años del encuentro entre "dos culturas", "dos mundos": los españoles y los tlaxcaltecas. (Nota de José Antonio Belmont/ Milenio).
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Abandonan estados a víctimas de violencia; en 17, ninguna ayuda: Milenio
Más de la mitad de los estados han abandonado a quienes sufrieron delitos y violaciones a sus derechos humanos, pues no han sido asistidas por su Comisiones Estatales de Atención a Víctimas; 17 comisiones locales no han brindado una sola medida de ayuda inmediata...En tanto, 26 reportaron que no han dado protección a quienes se encuentran en situaciones de riesgo, como mujeres, adultos mayores, personas en situación de discapacidad o migrantes.
En cuanto al acompañamiento jurídico, en 20 estados no se ha brindado a las víctimas.
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Estrictamente Personal
La kriptonita de Ebrard/Raymundo Riva Palacio
EL FINANCIERO, septiembre 13, 2023 |
Hace un buen tiempo, un expresidente que conocía bien a Marcelo Ebrard decía que era un político de gran inteligencia pero que tenía un problema: siempre debía tener alguien que le dijera qué hacer. Ese alguien fue durante varias décadas Manuel Camacho, que desde que invitó a trabajar con él en el gobierno a su alumno del Colegio de México, fue su mentor y guía. Camacho era un político muy inteligente que veía la vida pública de forma estratégica, como cuando en 2011 le dijo que cediera la candidatura presidencial a Andrés Manuel López Obrador para evitar una ruptura en la izquierda. Cuando murió, Ebrard se quedó sin esa asidera.
Nadie remplazó a Camacho, aunque una persona que empezó a trabajar con Ebrard desde hace más de 20 años fue metiéndose en su núcleo de mayor confianza desde que fue secretaria del Medio Ambiente cuando su jefe era jefe de Gobierno de la Ciudad de México, y se ganó una lealtad que, sin saberlo y sin darse cuenta todavía, se ha convertido en kriptonita para sus aspiraciones de estar en la boleta presidencial del próximo año. Martha Delgado, que se le metió como la humedad y a quien no ha frenado en sus ambiciones políticas, se ha convertido en un lastre.
No es la responsable de haber perdido las encuestas para ser coordinador de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación, donde lo derrotó Claudia Sheinbaum, porque probablemente, aun sin las irregularidades en el proceso que ha denunciado, tampoco habría triunfado. Sheinbaum comenzó hace más de tres años a trabajar la candidatura, como delfín de López Obrador, mientras Ebrard se mantuvo quieto para evitar que se molestara el Presidente. Cuando llegó el momento de las definiciones, arrancó con un hándicap frente a Sheinbaum, que lo aventajaba en el ánimo popular.
Ebrard entró a la contienda por la candidatura presidencial convencido de que López Obrador se inclinaría por quien resultara mejor, ciego o ingenuo de las señales claras de que Sheinbaum era la favorita, sin importar los méritos. Delgado fue una de las cercanas que siempre le dio por su lado, creyente también de que sería no sólo candidato, sino presidente, y que ella, en 2030, se convertiría en la primera presidenta de México. Su ambición era mayor que la de Ebrard, que no quiso darse cuenta del daño que le causaba, pese a tener como antecedente inmediato su paso por la Secretaría de Relaciones Exteriores, donde Delgado fue subsecretaria de Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos.
En la Cancillería fue como un tornado que devastaba todo a su paso. Con recursos cuyo origen siempre despertaron sospecha, montó una estructura paralela de comunicación y logística, que utilizaba para violentar las estructuras y adelantarse con recursos ajenos a la secretaría, en el cumplimiento de instrucciones de Ebrard. No siempre se salió con la suya, pero con las veces que lo logró, fue suficiente. Su avasallamiento golpeó, no en lo personal, sino en su trabajo, a la subsecretaria del ramo, la respetada embajadora emérita Carmen Moreno Toscano, con cuya familia Ebrard tenía una relación de más de dos generaciones, entrometiéndose en asuntos que no eran de su competencia para agradar al canciller. De peor manera atropelló a Maximiliano Reyes, el subsecretario para Asuntos de América Latina y el Caribe, usurpando funciones que tampoco le correspondían.
Pero la peor relación en los altos mandos de la dependencia fue con Roberto Velasco, que inició el gobierno como director de Comunicación Social, pero a la salida de Jesús Seade de la Subsecretaría para Asuntos de América del Norte fue quien lo remplazó. Velasco realizó las mismas funciones de Seade pero como jefe de unidad, porque el Presidente quiso achicar la estructura orgánica de la Cancillería –como lo hizo también con otras dependencias–, por lo que Delgado siempre lo menospreció y se oponía a que estuviera en reuniones de subsecretarios, porque no tenía el mismo nivel. Pero así como golpeó al equipo político de Ebrard, Delgado maltrató a los diplomáticos de carrera, con quienes siempre antagonizó.
Ebrard la responsabilizó de hacer las negociaciones para la compra de las vacunas contra covid-19, que asumió como una cruzada personal y no como un trabajo que fue acompañado por la Secretaría de Relaciones Exteriores. Delgado pensaba que el mérito de haber conseguido las vacunas era de ella, no de Ebrard, y estaba muy resentida con López Obrador porque sentía que no le había dado ese reconocimiento que creía merecer. Esa molestia la llevó a hablar mal del Presidente en público, lo que debió haber llegado a oídos de Palacio Nacional.
Cuando Ebrard renunció para buscar la candidatura, Delgado permaneció por un tiempo en la Cancillería, y cuando finalmente se sumó al equipo de su jefe, se autodesignó como la coordinadora de la campaña. Nunca lo dijo abiertamente, pero sus acciones eran explícitas. La clave para identificar a Ebrard internamente era “M-1″, y ella se designó “M-2″. La campaña era horizontal, por lo que la responsabilidad de coordinación no existía. Poco le importó. Trasladó su equipo de comunicación, logística y redes sociales, que trabajaban para ella primero y después para Ebrard, y asumió funciones que provocaron tensiones y molestias internas.
Delgado continuó el maltrato que la había caracterizado en Relaciones Exteriores, y fue aplastando a los operadores políticos que habían trabajado al lado de Ebrard durante años, provocando que las instrucciones del precandidato fueran cumplidas, pero prácticamente a fuerzas. Las deserciones en el equipo que se han dado en estos últimos días no sólo son por la incertidumbre sobre el futuro, sino por la forma como ha sido la relación con Delgado.
La colaboradora de Ebrard lo tiene encerrado, y aunque el excanciller tiene una manera asambleísta para consultar decisiones, la influencia de Delgado en el último tramo de ésta ha sido enorme. Ella, como lo fue Ebrard en los primeros momentos de trabajar con Camacho, aleja a aliados y leales. En estos momentos es lo que menos necesita, cuando requiere de tropa para enfrentar a Morena, Sheinbaum y, finalmente, porque ahí terminará, López Obrador.
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Uso de Razón
En marcha, la destrucción de las Fuerzas Armadas/Pablo Hiriart
EL FINANCIERO, septiembre 13, 2023 |
Ante los ojos de quien quiera ver, el presidente López Obrador está destruyendo al Ejército mexicano.
¿No lo vemos? ¿O hacemos como que no vemos?
“Calamidad de los tiempos cuando los locos guían a los ciegos”, dice Shakespeare en El Rey Lear.
AMLO viene llegando de Chile, donde lamentó que el Ejército de ese país tomara el poder por la fuerza para ejercer una función que no es la suya, y aquí empodera a nuestras Fuerzas Armadas con una finalidad aviesa: pervertirlas.
Los militares, en México, en Chile y en el país que sea, están entrenados para la guerra y no para gobernar.
En el presupuesto se solicita un aumento de 132 por ciento para la Secretaría de la Defensa (mientras a Educación se asigna el menor presupuesto –en relación con el PIB– desde hace ocho años).
¿Qué país nos va a invadir, para darle al Ejército 243 mil 443 millones de pesos?
Ninguno.
A nuestro Ejército se le están dando más y más tareas de gobierno, en áreas donde hay dinero, mucho dinero, para corromperlo.
Subrayo el “nuestro Ejército”, porque es el único que reconoce la Constitución, y quienes hoy gobiernan estuvieron del lado del EZLN cuando ese grupo armado le declaró la guerra al Ejército Nacional Mexicano.
El Presidente los reúne en privado para decirle a los integrantes de nuestras Fuerzas Armadas que sean benevolentes con los ejércitos ilegales de los narcotraficantes. Y los llena de negocios.
De los recursos entregados, y las asignaciones de contratos que realizan las Fuerzas Armadas sin necesidad de concursar, nadie puede saber nada porque están sellados con la secrecía de “Seguridad Nacional”.
Nuestro compañero Aldo Munguía informó en estas páginas, desde el lunes, que el presupuesto solicitado para el Ejército consiste en 120 mil millones de pesos para que los ejerza en el Tren Maya, más 15 mil 172 millones para gastar en los aeropuertos que el gobierno le ha cedido, aparte de mil 500 millones para el aeropuerto Felipe Ángeles y una cantidad más para la aerolínea que se pretende crear.
López Obrador le entregó a las Fuerzas Armadas los aeropuertos de Nogales, Nuevo Laredo, Uruapan, AIFA, Tamuín, Ciudad Victoria, Puebla, Ixtepec, Palenque, Campeche, Chetumal, Tulum y Toluca.
Además les dieron el control de suministros de combustibles que realizaba Aeropuertos y Servicios Auxiliares, es decir la comercialización de turbosina en terminales aéreas que controla.
Les entregaron los puertos, las aduanas, los trenes Maya y el Transpeninsular. Más la construcción de las sucursales de los bancos del Bienestar, ductos de Pemex y el control y operación del espacio aéreo.
Con los votos de la coalición gobernante y del PRI en el Senado (salvo Claudia Ruiz Massieu y Beatriz Paredes), a propuesta del Presidente les entregaron la Guardia Nacional.
Falso resultó el argumento de AMLO en el sentido de que daba al Ejército la construcción del Tren Maya porque los militares sí cumplen, no como las empresas privadas.
El Tren Maya iba a costar 120 mil millones de pesos, y los cálculos de Hacienda ya lo ponen en 500 mil millones de pesos (entrevista de Rogelio Ramírez de la O con Joaquín López-Dóriga).
Y es falso que esas obras las construyan los militares.
El Ejército subcontrata a las empresas privadas que fueron desplazadas por la decisión del Presidente de entregar la obra a las Fuerzas Armadas.
Las subcontrataciones, sin licitar, se hacen con sobrecostos que llegan hasta 30 por ciento.
¿No es así? A ver: abran la información a los ciudadanos que con sus impuestos pagan los elefantes blancos utilizados para destruir a las Fuerzas Armadas.
El riesgo mayor de cederle al Ejército todo lo que AMLO le ha entregado es que se corrompa de la peor manera: con el narcotráfico.
Así ha ocurrido con excepciones, pero que se pueden generalizar.
Veamos la ruta del tráfico de drogas y es lo que el Presidente, con o sin intención, ha entregado a las Fuerzas Armadas:
La droga entra por los puertos que controlan.
Se puede mover por el espacio aéreo que controlan.
Se baja en los aeropuertos que controlan.
Se podrá ir del Golfo al Pacífico por el ferrocarril interoceánico que controlarán.
Se pasa por las aduanas que les entregaron.
Y los encargados de perseguir al narco también son ellos.
Tenemos ante nosotros, en marcha, la destrucción de nuestras Fuerzas Armadas.
Y no es obra de un osado agresor extranjero, sino de un extraño enemigo: su comandante supremo.
¿No lo vemos?
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