Columna Juegos de Poder/Leo ZuckermannPublicado en Excelsior, 26/03/2008;
¿La otra Alternativa?
El desastre en el PRD ha eclipsado otro desastre: el del partido Alternativa Socialdemócrata (PAS). El domingo se llevará a cabo la sesión de su Asamblea nacional para elegir a su dirigente nacional. Ls dos candidatos son Alberto Begné, quien quiere reelegirse, y la excadidata presidencial Patricia Mercado. Desafortunadamente como en el PRD la competencia ya se descarriló.
He entrevistado a Begné y a Mercado separadamente. Los dos me parecen políticos elocuentes y bienintencionados. Ambos pretenden construir una opción de izquierda distinta. Sin embargo, tienen una diferencia de fondo. Begné está en favor de crecer el partido haciendo alianzas electorales. Siguiendo esta línea estratégica, el partido se ha unido a otras fuerzas en elecciones locales. En Michoacán, por ejemplo, apoyaron la candidatura del perredista Leonel Godoy a la gubernatura del estado. En Veracruz, en los comicios municipales, se unieron al PRI. La idea de Begné es ir fortaleciendo las estructuras locales del partido.
Mercado, por su parte, considera que el PAS debe mantener una identidad propia. Dice que esto es lo que su electorado espera. Que si Alternativa se une a otros partidos perderá su sello, su razón de ser, y los votantes ya no verán razón por la que votar por ellos. De ahí que haya criticado mucho la decisión de Begné de aliarse con el PRI en Veracruz.
Ambos argumentos tienen méritos. La discusión no es sencilla de resolver. En el fondo, el PAS está discutiendo cómo mantener su registro y crecer. El tema es particularmente importante rumbo a las próximas elecciones federales intermedias de 2009 donde el partido tendrá que conseguir dos por ciento de la votación nacional para sobrevivir. Sin embargo, a diferencia de 2006, no tendrá una candidatura presidencial que asegure este porcentaje. De ahí la discusión de si el PAS debe o no aliarse electoralmente con otros partidos.
Begné considera que Mercado es una idealista que quiere manejar al partido como si fuera una organización no gubernamental. Y Mercado piensa que Begné es un pragmático que está dispuesto a vender el partido con tal de sobrevivir. Las críticas de ambos candidatos serían normales en una lucha partidista civilizada. Pero la disputa ya se salió de los parámetros de la civilidad.
El domingo pasado se llevó a cabo la asamblea del PAS en el Distrito Federal donde se votaría a los delegados de la capital que participarán en la Asamblea Nacional (los delegados de las 32 entidades federativas elegirán al presidente del partido). Cuenta Andrés Lajous, quien apoya a Mercado, que un grupo de porros llegó a esta reunión a reventarla cuando se llevaba a cabo el conteo de los delegados. Aventaron objetos y trataron de golpear a los seguidores de Mercado quienes tuvieron que abandonar el lugar. El grupo de Begné continuó con la sesión y decidieron impedir que el otro grupo envíe delegados a la Asamblea Nacional. De esta forma, Mercado no podrá asistir como delegada y competir por la presidencia del partido. Resulta absurdo que saquen de esta manera, a la mala, a la candidata.
El grupo de Mercado ya recurrió al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para impugnar las asambleas de seis estados y la del Distrito Federal que temporalmente la deja fuera de la competencia. La elección del PAS ya se judicializó. Los ánimos están muy caldeados. La lucha partidista ha rebasado lo que es normal en una democracia. Parece ser el sello actual de las izquierdas mexicanas: el no poder procesar civilizadamente sus diferencias. Por desgracia, Alternativa está demostrando que no es ninguna alternativa al PRD.
Mercado, por su parte, considera que el PAS debe mantener una identidad propia. Dice que esto es lo que su electorado espera. Que si Alternativa se une a otros partidos perderá su sello, su razón de ser, y los votantes ya no verán razón por la que votar por ellos. De ahí que haya criticado mucho la decisión de Begné de aliarse con el PRI en Veracruz.
Ambos argumentos tienen méritos. La discusión no es sencilla de resolver. En el fondo, el PAS está discutiendo cómo mantener su registro y crecer. El tema es particularmente importante rumbo a las próximas elecciones federales intermedias de 2009 donde el partido tendrá que conseguir dos por ciento de la votación nacional para sobrevivir. Sin embargo, a diferencia de 2006, no tendrá una candidatura presidencial que asegure este porcentaje. De ahí la discusión de si el PAS debe o no aliarse electoralmente con otros partidos.
Begné considera que Mercado es una idealista que quiere manejar al partido como si fuera una organización no gubernamental. Y Mercado piensa que Begné es un pragmático que está dispuesto a vender el partido con tal de sobrevivir. Las críticas de ambos candidatos serían normales en una lucha partidista civilizada. Pero la disputa ya se salió de los parámetros de la civilidad.
El domingo pasado se llevó a cabo la asamblea del PAS en el Distrito Federal donde se votaría a los delegados de la capital que participarán en la Asamblea Nacional (los delegados de las 32 entidades federativas elegirán al presidente del partido). Cuenta Andrés Lajous, quien apoya a Mercado, que un grupo de porros llegó a esta reunión a reventarla cuando se llevaba a cabo el conteo de los delegados. Aventaron objetos y trataron de golpear a los seguidores de Mercado quienes tuvieron que abandonar el lugar. El grupo de Begné continuó con la sesión y decidieron impedir que el otro grupo envíe delegados a la Asamblea Nacional. De esta forma, Mercado no podrá asistir como delegada y competir por la presidencia del partido. Resulta absurdo que saquen de esta manera, a la mala, a la candidata.
El grupo de Mercado ya recurrió al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para impugnar las asambleas de seis estados y la del Distrito Federal que temporalmente la deja fuera de la competencia. La elección del PAS ya se judicializó. Los ánimos están muy caldeados. La lucha partidista ha rebasado lo que es normal en una democracia. Parece ser el sello actual de las izquierdas mexicanas: el no poder procesar civilizadamente sus diferencias. Por desgracia, Alternativa está demostrando que no es ninguna alternativa al PRD.
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