27 ago 2008

Jorge, insiste con lo de la Policía Nacional

Sí a la Policía Nacional/Jorge G. Castañeda
Publicado en Reforma (www.reforma.com), 27 de noviembre de 2008;
No estoy seguro que 75 prioridades equivalgan a un compromiso o que una lista de 75 compromisos permita jerarquizar. Ante el drama de muchas familias, y el nacional de la inseguridad, la violencia y el narco (que no son necesariamente lo mismo), algunos hemos venido insistiendo en una sola prioridad: crear una Policía Nacional única que sustituya las cerca de 2 mil 500 agencias policiacas municipales y las 32 estatales. De acuerdo con los datos de Enfoque del domingo pasado, en México existen hoy aproximadamente 20 mil 353 policías federales (ex PFP y AFI) y 152 mil 27 municipales y 203 mil 474 efectivos estatales. Suprimir las policías municipales y estatales y reemplazarlas con una Policía Nacional única; suprimir los 32 códigos penales estatales y reemplazarlos con un Código Penal único; sustituir la multiplicidad de armas, uniformes, equipos de comunicación, academias, divisiones de asuntos internos, y "espíritus de cuerpos" por uno solo sería un compromiso quizás más interesante que los 75 que se han asumido. Ahora bien, esto lo hemos dicho hasta la saciedad y han surgido repetidamente diversas objeciones. Quisiera responder a cuatro de ellas.
La primera, esgrimida por gente de buena fe y que sabe mucho del tema, es que los gobernadores no permitirán ser despojados de sus policías. Los gobernadores no sé; pero el de Veracruz, Fidel Herrera, declaró en Reforma: "crear una policía nacional que actúe de manera coordinada y bajo un mando único... que implicaría la desaparición de las policías locales, que se unificarían bajo un mando coordinado... La creación de esta instancia hace indispensable la redacción y aplicación de un código penal que permita que este cuerpo policiaco tenga una línea de acción única y no diferenciada por entidad federativa...". No es lo propuesto, pero demuestra algo que de cualquier modo se puede inferir: hay gobernadores que querrían y otros que no. Pero la idea de que ningún gobernador aceptaría perder a su policía no parece cierta.Segunda: equivale a permitir la abdicación por los gobernadores de su responsabilidad federativa. Esta objeción es incompatible con la primera, pero sobre todo difícilmente se puede abdicar de lo que no se hace. Más que atender el llamado de Martí (si no pueden que se vayan) habría que pensar: si no pueden, no estorben. En México hay algunas cosas que funcionan menos peor que otras. No es que la PFP y la AFI, construidas a lo largo de 10 y 7 años respectivamente, sean impolutas e infalibles; pero son menos malas que las policías estatales o municipales.
Tercera: una Policía Nacional y un código nacional únicos rompen el pacto federal. No es cierto, existen muchas instituciones nacionales en México desde la Sedena hasta el Banxico pasando por el INEGI y las diversas comisiones nacionales: derechos humanos, bancaria y de valores, etcétera. Todo se puede hacer queriendo hacerlo y creyendo que es deseable hacerlo; el pacto federal mexicano no son las tablas de la ley, como se ha demostrado a lo largo de los años a través de la creación de instituciones como las mencionadas. La última objeción es que México es un país mucho más diverso que otros como Chile, que cuenta con una Policía Nacional (como los Carabineros). Quizás el contraste con Chile parezca válido; pero con España, cuyo Cuerpo Nacional de Policía es dependiente del Ministerio del Interior -cuya misión consiste en todo el territorio nacional en proteger el libre ejercicio de los derechos y libertades y garantizar la seguridad ciudadana, desde 1986 unifica a la policía nacional y a la guardia civil, y se encarga de todas la tareas policiacas salvo las tareas de tránsito a nivel municipal-, difícilmente alguien podría argumentar que la península, donde cohabitan catalanes, vascos, gallegos, es más compleja que México. Evidentemente lo mismo se puede decir a propósito de Colombia, cuya Policía Nacional es un cuerpo armado permanente de naturaleza civil, a cargo de la nación, dependiendo del Ministerio de Defensa. Su jefe es el Presidente e incluye comandancias de región, de departamentos y metropolitanas. Los varones mayores de 18 años pueden cumplir el servicio militar obligatorio en el Ejército o en la Policía Nacional.
Por su geografía casi indomable, por la complejidad de los problemas que han enfrentado a lo largo del último medio siglo, por la deficiencia de su infraestructura es mucho más fácil instalar una policía regional o provincial en Colombia que en México. Sólo que no funciona. En cambio la policía que hoy dirige el general Naranjo Trujillo sí funciona. Los hechos hablan.

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