27 ago 2008

Policía militarizada

¿Policía militarizada?/Jorge Chabat, analista político e investigador del CIDE
Publicado en El Universal (www.eluniversal.com.mx), 27 de agosto de 2008;
Hace un par de días, EL UNIVERSAL (reportaje de Jorge Alejandro Medellín) dio a conocer la existencia de un proyecto elaborado por un grupo de militares de alto rango en el que se plantea una reestructuración de los cuerpos policiacos con medidas de control interno y disciplina de tipo militar, a fin de que el Ejército pueda dejar de combatir directamente al narcotráfico y regresar a sus cuarteles.
En este proyecto se proponen algunas medidas polémicas, como la aplicación de pena de muerte a los policías que cometan delitos graves.
Esta propuesta merece ser estudiada con detalle, pues plantea una vía para regresar a los militares a sus funciones originales, en lo cual hay un consenso generalizado en el país, pero al mismo tiempo abre una puerta para que se mantenga una de las mayores cualidades del Ejército, la disciplina, aunque sin la participación directa del Ejército.
Desde luego, esta propuesta tiene pros y contras. El punto más discutible es, sin duda, la aplicación de la pena de muerte, aunque ésta sea para delitos muy graves. En el mundo occidental cada vez existe más consenso de que este castigo no disuade a las personas de cometer actos criminales y que viola un derecho humano fundamental: la vida. Y la verdad se ve muy difícil que este punto pueda eventualmente ser aprobado por el Congreso, después de que la pena de muerte fue eliminada en la Constitución.
Sin embargo, la idea de tener más controles en los cuerpos policiacos, mediante el establecimiento de medidas disciplinarias de tipo militar, no suena tan descabellada. Una de las características del Ejército mexicano por la que éste ha sido utilizado en el combate al narco es precisamente ésa: hay mayores mecanismos de control de la corrupción, aunque ésta no ha desaparecido ni desaparecerá.
Pero, a diferencia de lo que ocurre hoy con las policías del país, los ingresos de los militares son conocidos por todos y no hay posibilidad de que, de manera lícita, tengan más ingresos. Si un soldado con un sueldo bajo aparece de la noche a la mañana con una casa en Bosques de las Lomas y un Ferrari, es obvio que está recibiendo dinero ilícito. Así de simple.
También hay un control muy estricto de las actividades que realizan: en dónde están y a dónde van. Existe, al mismo tiempo, un mayor apoyo institucional en caso de enfermedad o incapacitación, lo cual genera un esprit de corps, un sentido de pertenencia a la institución, que no existe en la gran mayoría de las corporaciones policiacas mexicanas.
Desde luego que esta propuesta necesita ser analizada con mayor detalle. Sin embargo, en medio de la terrible crisis de seguridad por la que atraviesa el país, quizá la idea de tener policías con mayores controles sea parte de la solución y la única forma de que el Ejército regrese a sus cuarteles.
La solución tal vez esté no en “policializar” a los militares, como hasta ahora ha venido ocurriendo, sino en militarizar a la policía. En todo caso, habrá que discutirlo.
jorge.chabat@cide.edu

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